REV GEOGRAFIA.indb 201Revista de Geografía Norte Grande, 53: 201-203 (2012) Reseñas Fabián M. Jaksic, Pablo Camus y Sergio A. Castro. Ecología y Ciencias Naturales. Historia del conocimiento del patrimonio biológico de Chile Santiago de Chile: Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 2012. 228 p. Rodrigo Torres Cañete1 1 Magíster en Geografía y Geomática. Instituto de Geografía, Pontifi cia Universidad Católica de Chile (Chile). E-mail: rjtorres@uc.cl El estudio historiográfico de una cien- cia bien puede consistir en una exposición pormenorizada de sus logros, narrados en función de situaciones, personajes y anécdo- tas atractivos, que suelen adquirir tanta cele- bridad como el avance o descubrimiento al que se refi eren. Es por esta forma tradicional de hacer historia que resulta difícil disociar a Newton y la gravedad de las manzanas, o a Fleming y la penicilina del desorden de su la- boratorio. Tratada así, la ciencia es percibida como un acervo creciente de explicaciones comprobadas que ha sido enriquecido por los buenos investigadores, pero que ha sido obs- taculizado, en su crecimiento, por quienes son recordados como defensores de teorías o prácticas erradas. Se produce así una visión maniqueísta en que el descubridor se lleva los honores, frente a estudiosos incapaces de dar con la o las explicaciones correctas. Una obra clave en la historia de la ciencia planteó, sin embargo, que esta no se desa- rrolla a través de la progresiva acumulación de descubrimientos e inventos individuales, sino que a través de procesos complejos que deben ser entendidos a la luz de las posibili- dades de cada época y de las particularidades de cada comunidad de científi cos, entre otros componentes. En consecuencia, propugnó un cambio historiográfi co adecuado a esta nueva conceptualización: se debe dar cuenta de la integridad histórica de una ciencia en su pro- pio tiempo, en vez de buscar contribuciones sucesivas a un acervo creciente. Ello implica revisar las prácticas científi cas cotidianas, lo que de suyo las humaniza, intentando des- cifrar relaciones entre discípulos y maestros, diferencias de carácter, opinión e ideas, los contextos de avance técnico y las necesida- des sociales, entre muchas otras categorías que dan tanto valor al acierto como al error. El fl amante libro de Fabián Jaksic, zoólo- go; Pablo Camus, historiador, y Sergio Castro, botánico, se inserta en esta corriente renovada y presenta una historia de la ecología y de las ciencias naturales en Chile. No es una historia natural más, sino una narración de cómo esta se ha construido a partir de ciertas disciplinas. Es una metahistoria, elaborada con profundo respeto al trabajo constante desarrollado por investigadores e instituciones abnegados y apasionados de sus respectivos objetos de estudio, y que reciben, con este libro, un homenaje que por fi n trasciende el reducido circuito académico en que sus nombres son reconocidos y admirados, al articular sus con- tribuciones con procesos históricos mayores. Esta historia no comienza desde el princi- pio, sino que desde fuera. Con el objetivo de incorporar este estudio en un contexto global, en que se conectan las Ciencias Naturales en Chile con los desarrollos internacionales, la obra se inicia con una breve perspectiva histó- rica del naturalismo y de los avances teóricos más infl uyentes para la ecología en su doble signifi cación, como ciencia y como ideología. R E V I S T A D E G E O G R A F Í A N O R T E G R A N D E202 La revisión comienza en 1869, año en que es acuñado el concepto “ecología” por el biólo- go alemán Ernst Haeckel, y que signifi có su- perar las prácticas eminentemente descriptivas que habían caracterizado a los estudios sobre la naturaleza. Luego retrocede cronológica- mente a la propuesta taxonómica de Linneo y continúa con Kosmos de Von Humboldt, los estudios botánicos de la generación de Frederic Clements y Henry Allan Gleason, la Nueva Ecología orientada a las comunidades, la noción de ecosistema y su evolución desde Tansley a Lindeman, la Teoría del Nicho de George Evelyn Hutchinson, las perspectivas demográfi cas desde Volterra y Lotka, el con- cepto de biósfera, y el entendimiento de la Tierra como un ser vivo desde los tiempos mí- ticos hasta las formulaciones de James Hutton, en 1785, y de James Lovelock, con su hipóte- sis de Gaia. Desde una perspectiva teórica, los autores suscriben la periodización propuesta por Donald Worster, quien considera que con las bombas de Hiroshima y Nagasaki surge una “era ecológica”, pues, a partir de entonces, el ser humano adquiere conciencia de su potencial de acción planetaria y de la posibilidad técnica de la destrucción total. Sin embargo, la obra también se ocupa de los ecologismos, es decir, de las perspectivas polí- ticas de la ecología, en un lapso mayor: desde el radical ensayo Walden, escrito por Henry David Thoreau en 1854, en adelante, hasta llegar a las ideas del fi lósofo noruego Arne Naess sobre la deep ecology. A partir de este sintético pero bien provis- to marco teórico, se desarrolla una historia de las Ciencias Naturales en Chile que comien- za en la época de la Conquista. Los autores se ocupan de las pocas descripciones de la naturaleza que se conservan de los siglos XVI y XVII, y profundizan en la “Crónica y relación copiosa y verdadera de los Reinos de Chile”, terminada en 1558 por Gerónimo de Bibar. Dicha obra tiene una clara inspiración geográfi ca, y presenta valiosas descripciones del territorio, anotaciones biológicas y ob- servaciones relevantes sobre la morfología y distribución de varias especies vegetales. Enseguida se despliega un necesario recuento del aporte que distintos viajeros hicieron a la historia natural del país. Bien conocidas son las expediciones de personajes tan célebres como Feuillée, Graham, Pöeppig o Darwin, entre muchos otros, por lo que los autores se preocupan especialmente de sus descrip- ciones territoriales y de sus contribuciones taxonómicas. Quien recibe más atención en este apartado, y con justos motivos, es el más célebre naturalista que haya nacido en terri- torio chileno, el abate Juan Ignacio Molina (1740-1829), aunque, en realidad, no se trata de un análisis biográfi co convencional: más bien, la obra busca entender las percepciones que han tenido, sobre su fi gura, investigadores chilenos más recientes. Ello nos permite aqui- latar su infl uencia en el desarrollo local de las Ciencias Naturales, que pudo ser escasa debi- do a que Molina desarrolló su carrera acadé- mica y científi ca en Bolonia, Italia, a causa de la Pragmática Sanción de 1767 que expulsó a los jesuitas de América. Sin embargo, los bo- tánicos y zoólogos chilenos sí reconocen en Molina a un precursor, por medio de la valo- ración de su trabajo y del asombro frente a la innegable originalidad de sus planteamientos, que trascienden el naturalismo para insertarse en la vanguardia progresista de su época. El tercer capítulo se intitula “Inserción de la naturaleza nacional en el ordenamiento científi co global”, aunque se trata, en reali- dad, de cómo se institucionalizaron las Cien- cias Naturales en el joven Chile del siglo XIX. Comienza por retomar el ya aludido viaje de Darwin por Chile y, en lo que constituye una excepción para el texto, se expone este episodio a través de una historia muy apega- da a cánones tradicionales, en que el relato se construye a partir de las impresiones del propio naturalista, y no de las huellas que este dejó en sabios chilenos de generacio- nes posteriores. A continuación se analiza in extenso la contribución de Claudio Gay a la creación de un imaginario geográfi co nacio- nal. Además de explicar su gran infl uencia en la zoología y la botánica local, se plantea cómo el sabio francés incorporó la naturaleza y la sociedad chilena en circuitos culturales y científi cos de alcance mundial. Desde aquí en adelante se desarrollan los aportes más cruciales de la obra de Jaksic, Camus y Castro, pues muestra a personajes conocidos de la historia de la ciencia nacio- nal desde nuevas perspectivas, o arroja luz sobre investigadores cuya fama estaba relicta al reducido circuito académico y profesional de los naturalistas. 203FABIÁN M. JAKSIC, PABLO CAMUS Y SERGIO A. CASTRO. ECOLOGÍA Y CIENCIAS NATURALES. HISTORIA DEL CONOCIMIENTO DEL PATRIMONIO BIOLÓGICO DE CHILE Las bases de la práctica formal de las Ciencias Naturales en Chile se asocian al nombre de Rodulfo Amando Philippi (1808- 1904), quien llegó a Chile a fines del año 1851, y a su hijo Federico. La variada docu- mentación reunida sobre estos personajes no solo permite retratar a los grandes investiga- dores, sino que también a sujetos ideológica- mente orientados y con una gran capacidad de gestionar, incluso más allá de lo institu- cional, las capacidades y financiamientos que son inherentes al desarrollo científi co. En torno a estos sabios se articuló una notable generación de investigadores y docentes tam- bién extranjeros, quienes serían los responsa- bles de educar a quienes conformarían, por primera vez, una comunidad científi ca autén- ticamente nacional. Entre ellos se destacaron Philibert Germain (1827-1913), entomólogo francés; Friedrich Johow (1841-1910) y Karl Reiche (1860-1929), botánicos alemanes; Edwyn Charles Reed (1841-1910), entomó- logo británico, y el prolífi co zoólogo francés Fernand Lataste (1847-1934), quien lideró la fundación de la Société Scientifi que du Chili, en 1891. Con ellos, se amplió enormemente el conocimiento taxonómico y metodológico de sus respectivas disciplinas. Estos profesio- nales realizaron su labor al amparo de una visión política que fomentó la investigación de la naturaleza y la enseñanza de las Cien- cias Naturales en los colegios, por lo que pudieron conformar sociedades, revistas científi cas, museos y cátedras universitarias sobre naturalismo en las principales ciudades de Chile. De todo ello se brindan numerosos antecedentes, que permiten recrear la visión y las prácticas de este grupo de vanguardia. Un tratamiento similar se da a la primera generación de naturalistas chilenos, articu- lada como una comunidad científi ca y que supo consolidar la institucionalidad heredada de los precursores extranjeros. Destacan aquí los nombres de Enrique Ernesto Gigoux, Gui- llermo Mann, Gualterio Looser, Carlos Muñoz Pizarro, Parmenio Yáñez y Nibaldo Bahamon- de. Una mención especial merece Carlos Por- ter, fundador en 1897 de la Revista Chilena de Historia Natural, quien es destacado como el científi co chileno más reconocido de fi nes del siglo XIX y principios del XX. La historia que se confi gura en este apartado es detallis- ta, bien documentada y logra retratar cómo las diferentes ramas del naturalismo eclosio- naron durante este período, adquiriendo soli- dez en su práctica y divulgación disciplinaria. En su quinto capítulo, los autores concen- tran sus esfuerzos en la evolución de las Cien- cias Ecológicas en Chile, cuyo gran impulsor fue el profesor italiano Francesco di Castri, quien instaló la ecología científi ca moderna en el país. Esta sección del texto se articula en torno a dos ejes narrativos. El primero explica cómo esta disciplina se propagó a través de las distintas universidades y centros de estudio durante la segunda mitad del siglo XX, y cómo fue encauzada a través de distintas plataformas institucionales y fi nancieras. El segundo consi- dera a la ecología, o mejor dicho al ecologis- mo, en su dimensión política, y corresponde a una breve historia de personajes, sucesos, enti- dades y confl ictos ambientales documentados para la centuria anterior, y que han preocupa- do a los naturalistas contemporáneos. El libro cierra con un anexo sobre la his- toria de la Ecología en Chile preparado por el profesor Jaime Péfaur, quien junto a Ernst Ha- jek es uno de los más destacados discípulos de Francesco di Castri. En su primera parte com- plementa el relato del capítulo precedente con una visión proyectada desde los procesos ocu- rridos al interior de la Universidad de Chile. Muchos de los aspectos aquí tratados redundan sobre temas que ya habían sido abordados, pero el carácter vivencial de los testimonios valida su inclusión. En la segunda parte de este anexo, Péfaur realiza una narración autobio- gráfi ca respecto a su propia evolución como ecólogo, y lo hace en primera persona. De esta manera, se superponen tres escalas para explicar un mismo proceso: la de una historia general de la disciplina en Chile, la de una perspectiva institucional y la de una experien- cia individual. El libro que presentan los profesores Jak- sic, Camus y Castro logra su propósito de reunir una cantidad relevante de noticias e informaciones históricas sobre las Ciencias Ecológicas en Chile, y consigue elaborar una propuesta historiográfi ca potencialmente re- plicable en otros casos de evolución discipli- naria. Son muchos los personajes, episodios e instituciones que son debidamente puestos en valor a lo largo del texto, que complemen- ta la buena calidad de su investigación con valiosas fotografías e ilustraciones, y con un relato ameno y bien estructurado.