RESENAS AFRANIO COUTINHO, A literatura no Brasil. Editorial Sul Americana, S. A., Rio de Janeiro, Vol. I, t. i, 1956. 540 pp. Vol. II, I955- 394 PP. Sob a direcgo do professor e critico literario Afranio Coutinho, com a assistincia dos criticos literirios Eugenio Gomes e Barieto Filho, esta em elaboracgo uma revisao da literatura brasileira. Cerca de cincoenta colaboradores e especialistas foram encarregados dos diversos temas. A obra esti dividida em tres partes, a saber: I parte: introdu§co compreen- dendo o estudo dos temas de ordem geral; II parte: a literatura no Brasil segundo os v6rios estilos em que foi produzida: Renascenga e Barroco, Classicismo e Arcadismo, Romantismo, Realismo, Naturalismo, Parnasia- nismo, Simbolismo, Modernismo; III parte: capitulos s6bre temas isola- dos: a critica, o ensaismo, a orat6ria, as relag6es da literatura com a filo- sofia, com as id6is politicas e juridicas, com o jornalismo, com as artes, etc. Entre os colaboradores mais importantes salientam-se: Luis da Ca- mara Cascudo, Hern.ni Cidade, Clovis Monteiro, Otivio de Faria, Pere- grino Jinior, Andrade Muricy, Luis Delgado, Gilberto Freyre, Augusto Meier, Afonso Arinos de Melo Franco, Olivio Montenegro e outros. A literatura no Brasil representa, segundo o diretor, "mais uma tenta- tiva de reacgo contra o sociologismo, o naturalismo e o positivismo, e contra o historicismo, em nome dos valores est6ticos, em nome da critica intrin- seca ou est6tico-literaria, ou po6tica". No estagio atual tem crescido tanto o acervo de trabalhos publicados que a um s6 homem a tarefa de escrever uma hist6ria literaria se afigura insuperivel. Por isso decidiram numa obra coletiva. Apesar de que esta obra foi escrita por virios colaboradores hi, mesmo assim, uma unidade de planejamento. Mas esta submissao ne- cessiria ao conjunto nao diminui o valor de cada critico. O resultado 6 REVISTA IBEROAMERICANA uma colefio de excelentes artigos escritos por especialistas -uma colecgo que, ao mesmo tempo, nos fornece una admirivel hist6ria da literatura no Brasil. A literatura no Brasil 6, sem divida alguma, una obra impres- cindivel a t6da pessoa interessada na vida liternria brasileira. Valicsas sao as ilustrag6es que documentam os temas e os autores. Tamb6m de grande valor s.o as bibliografias incluidas. Dos volumes de que constar, a obra faltam o t. 2 do primeiro que tratar, do Romantismo, e o terceiro volume que abrangeri o Simbolismo, o Modernismo e as tendencias contemporineas. ALBERT R. LOPES Universidade de Novo Mixico ANGEL MARIA GARIBAY, Historia de la literatura nahuatl, Primera parte (etapa aut6noma: de c. i430 a 1521, Editorial Porruia, S. A., Av. de la Repiblica Argentina 15, M6xico, D. F., 1953). Obra fundamental es 6sta del padre Garibay que viene a proyectar luz meridiana sobre la literatura elaborada por los nahuas en los mo- mentos en que alcanzaron su apogeo en el Valle de M6xico. El libro inicia la "Biblioteca Porruia". Creemos que con este volumen -dicen los editores- se realiza una feliz conjunci6n; en el tema, de prioridad obvia y en las calidades del autor. Le conocen y aprecian muchos por su personalidad y por su talento; pero, no obstante, es grata y necesaria exigencia presentar su perfil biogrifico a mis numeroso piblico antes de hablar de su obra. Angel Ma. Garibay K., sacerdote cat61lico, ha de- dicado su actividad principalmente a sus ministerios. Despues del profe- sorado en el Seminario y de una vida de contacto con los indios durante su servicio parroquial, es hoy dia Can6nigo Te6logo del Cabildo de Gua- dalupe. Especialmente dado a las letras cl.sicas, ofreci6 a la luz piblica una versi6n de la Trilogia de Orestes, directamente hecha del griego y en versos castellanos. Por lo que toca a la directa exploraci6n de los monu- mentos literarios de la antigiiedad mexicana, ademis de este libro, que da suficiente idea de su trabajo, tiene mucho escrito sobre estos temas y principalmente versiones de todos los documentos de mayor importan- cia. Todo lo cual fue como la preparaci6n para esta obra, primer volu- men de la Biblioteca Porria. En la introducci6n de la obra el P. Garibay trata de la manera como 160 RE SENAS fue trasmitido por los nahuas su pensamiento a trav6s de las genera- ciones. Hubo ya una forma escrita, el c6dice, la alfabetizaci6n del idioma al pasar a los escritos castellanos. La lengua nihuatl era clara, concisa, capaz de miltiples sugestiones, ficilmente apta para la expre- si6n de las imigenes, afecta al "paralelismo" que da belleza al concepto, grave por su acento. El autor divide su estudio en dos etapas: i a Vida aut6noma de la mente nahuatl y 2. El trauma de la conquista espafiola en la mente ni.huatl. Inicia la primera con el sefiorio de Izcoatl, momento en que se des- truy6 la documentaci6n antigua para iniciar una nueva historiografia. El periodo se cierra en 1521. La segunda epoca de la literatura n.huatl se inicia en el mismo afio de la conquista y lo cierra el P. Garibay en 175o, afio en el que hace crisis la ensefianza del nihuatl. Sigue la introducci6n hablando de las fronteras de la expresi6n nahuatl y de las fronteras de la producci6n literaria y sus centros prin- cipales de realizaci6n: Tenoxtitlin, Texcoco, Cuauhtitln y lugares ve- cinos, Azcapotzalco, Tlacopan; despues Chalco y otros lugares mis ale- jados, Huexotzingo y Cholula. Se ocupa despues de los origenes lite- rarios, obscuros por insuficientemente explorados. Fueron los huastecos los iniciadores? JInfluyeron los otomies en la producci6n nahuatl? Pasa despues a estudiar las fuentes de su investigaci6n: anales, sagas heroicas, cantos 6picos, relatos y anecdotas. Ocupan lugar importante en este campo las cr6nicas de los misioneros y posteriormente los trabajos de los antrop6logos nacionales y extranjeros: Chavero, Orozco y Berra, Gar- cia Icazbalceta por un lado, Prescott, Brinton, Seler, Cornyn. Particu- larmente interesante es la n6mina de estas fuentes, con que cierra su introducci6n el autor, que ademis de dar valor documental a la obra, servirin para que futuros investigadores se adentren en el estudio de varios de los temas que admiten futura valoraci6n. Entrando ya al examen de la obra, que tiene que ser naturalmente somero, expresaremos que en diez densos y exhaustivos capitulos realiza el examen de los diversos aspectos de la literatura nahuatl. En el pri- mero se ocupa de generalidades de la poesia: el verso, la m6sica y la danza, y por tanto el ritmo, el paralelismo, las "palabras broches", las metiforas, el uso de ciertas particulas, que servian tal vez, para medir y modular el verso. Por iltimo nos da el P. Garibay los nombres que se daban a los poemas. "Poesia religiosa", "Poesia lirica", "Poemas Otomies", "Poesia 161 REVISTA IBEROAMERICANA 6pica", "Poesia dramtica", "La prosa en general", los "Discursos di- dicticos", la "Prosa hist6rica", la "Prosa imaginativa", constituyen los nueve capitulos restantes de esta monumental obra, cuya publicaci6n ha constituido uno de los acontecimientos literarios de mayor envergadura de los iltimos tiempos. La conclusi6n a que llega el autor al final de lo que l llama modestamente "una serie de capitulos monograficos sobre diversos temas" de la Historia de la Literatura nahuatl es muy sugestiva, a saber: "a pesar de la deficiente y precaria base de nuestros conocimien- tos, tenemos suficientes testimonios para juzgar del valor literario de la antigua producci6n en nahuatl. No es una cultura que se pueda poner sobre la griega, la romana o la indostinica; es un aspecto del pensa- miento humano suficientemente conservado y que, para nosotros, tiene valioso interns de dar lo que pensaron nuestros predecesores en este suelo mexicano. Tengamos o no sangre india, tenemos una herencia que nos toca a todos y de la que todos podemos gloriarnos". JULIO JIMENEZ RUEDA, Universidad Nacional Autdnoma de Mexico. CARLOS GARCiA PRADA, Poetas modernistas hispanoamericanos. Antolo- gia. Introduccidn, selecciones y notas criticas y bibliograficas, Edi- ciones Cultura Hispinica, Madrid, I956. 355 PP- El profesor de la Universidad de Washington, Dr. Carlos Garcia Prada, que fue meritisimo primer director de esta Revista Iberoamericana, acaba de publicar la antologia cuya referencia encabeza estas lineas. Comienza el libro con un breve ensayo en el que el Sr. Garcia Prada delinea primero el prop6sito de su publicaci6n: presentar con fines docentes quince poetas con los cuales puede comenzarse el estudio del modernismo hispanoamericano. Tritase pues de un libro de intenci6n pedag6gica, des- tinado a estudiantes y a otros lectores que se inicien en el conocimiento del modernismo. Con tal fin continuia Garcia Prada su pr61ogo dando su propia definici6n, ambientaci6n, caracterizaci6n e historia del modernismo. Estampa luego el compilador las selecciones de poesias de quince poetas, precedida cada una de su breve nota critica sobre el poeta antologizado y de la lista de sus principales obras. Son dichos poetas los siguientes: Gon- zalez Prada, Marti, Diaz Mir6n, Gutierrez N.jera, Casal, Silva, Dario, 162 RESENAS Nervo, Jaimes Freyre, Gonzalez Martinez, Valencia, Lugones, Herrera y Reissig, Chocano y Porfirio Barba Jacob. Termina el libro con una bi- bliografia seleccionada de obras que pueden permitir al estudiante conti- nuar el iniciado conocimiento de los escritores modernistas y el moder- nismo. El ensayo introductorio a que antes me referia es breve y sustancioso. Si este libro se usa, como seguramente ha de usarse, en clases de literatura hispanoamericana, dicho ensayo resulta aptisimo para que el maestro lo explique, lo comente y lo discuta parrafo por parrafo. Su misma nece- saria brevedad ha forzado indudablemente al Dr. Garcia Prada a ex- presarse en forma concisa, en frases epigramiticas, que tanto si se esti de acuerdo con su contenido como si no se esti de acuerdo, pueden ser excelente motivo de exegesis. Las tesis basicas de Garcia Prada son: 19, que el modernismo es una de las manifestaciones de una constante de la cultura occidental que desde el alejandrinismo va hasta el superrealismo pasando por la edad de plata latina, por el barroquismo, el romanticis- mo y el mismo modernismo, constante cultural que se opone a otra cons- tante, la del clasicismo; 29, que el modernismo es la expresi6n hispanoame- ricana de esa constante cultural resurgida simultineamente en varias litera- turas occidentales en el 6ltimo tercio del siglo xIx, literaturas que debido a esa simultaneidad del fen6meno pudieron inter-fertilizarse; y, 39, que precisamente por ser la expresi6n de una constante cultural, el modernis- mo-en lo que tiene de esencial- no esta liquidado. Estas tres tesis pueden dar ocasi6n al profesor para exposiciones y discusiones en pro y en contra en su clase, afiadiendo asi al goce est6tico de la lectura de las poesias contenidas en la antologia el interns intelectual de los temas de historia de la cultura y de la literatura que esas afirmaciones de Gar- cia Prada suscitan. Las notas del compilador que preceden a cada una de las selecciones de poesias son claras, adecuadas a su prop6sito docente, y est.n escritas tambien con la caracteristica elegancia de la pluma de su autor.1 Las 1 Una sola observaci6n respecto a dos de esas notas. En las pigs. 32 y 214 se afirma que Ricardo Jaimes Freyre en sus Leyes de la versificacidn castellacna (1912; 1919), present6 como suya, aduefiindose de ella, la teoria del verso.:que Manuel Gonzilez Prada habia explicado en las notas a Exdticas (1911). La pu- blicaci6n en libro de las Leyes data, en efecto, de 1912 con segunda edici6n en 1919; pero la primera publicaci6n de su teoria la habia hecho ya Jaimes Freyre en 1905 (afios antes, por lo tanto, de la aparici6n del citado libro de 1911 de GonzAlez Prada), en dos articulos: "La ley del ritmo", Revista de Letras y Ciencias Sociales, La Habana, Nim. 15, septiembre 1905, pigs. 177-193, y "Leyes de la 163 REVISTA IBEROAMERICANA selecciones muestran el mismo buen sentido pedag6gico -y alto nivel de valor estetico-- en la presentaci6n de las diversas facetas de la obra de ca- da autor y del conjunto de esa obra dentro del complejo modernista. En resumen, el profesor Garcia Prada proporciona con esta antologia un 6til instrumento de enseiianza a los maestros de literatura hispanoame- ricana, un eficaz y c6modo texto a los estudiantes de la materia, y, final- mente, una prueba mis de su experta docencia y de su fino gusto literario. Luis MONGUI6 Mills College CARLOS MAZZANTI, El sustituto, Ediciones Botella al Mar, Buenos Aires, 1954. 136 pp. Con El sustituto, el joven escritor argentino Carlos Mazzanti . (1926- ) ha logrado retratar al hombre angustioso de la 6poca actual. Como "Jesus agobiado por la incomprensi6n del pueblo que lo cruci- ficaba",1 el hombre pasa por la vida sin que nadie le comprenda: ni aun sus padres ni su esposa. El siente personalmente los dolores del mundo. "Creia experimentar cada uno de los dolores humanos, y cualquier perro desamparado en una esquina solitaria que encontraba cuando regresaba por las noches a su cuarto haciale revivir esos confusos tropeles de conoci- mientos donde se mezclaba la sangre, el polvo y las lIgrimas de todos los siglos".2 El sustituto es un libro intenso, escrito en un solo pirrafo, que surge totalmente del interior del protagonista. El contenido de la obra puede dividirse en cuatro planos: los movimientos del protagonista, que trans- curren, a excepci6n de las uiltimas piginas, en un solo dia; la preocupa- ci6n por su vecino que va a morir ahorcado a las nueve y media de la noche por haber asesinado a un viejo; los recuerdos de toda la vida del protagonista; la semi-conciencia del protagonista de ser represen- tante de toda la humanidad. versificaci6n castellana", ibid., Num. 16, octubre 1905, pigs. 287-307. Ver. Dorothy Clotelle Clarke, Una bibliografia de versificacion :espaola (Berkeley [University of California Publications in Modern Philology, Vol. 20, Ncm. 21, 1937), pag. 81. No parece, pues, justificada aquella afirmaci6n. 1 Carlos Mazzanti, El sustituto (Buenos Aires: Ediciones Botella al Mar, 1954), p. 119.- 2 Ibid., pp. 102-103. 164 R E s E A S Los movimientos del protagonista constituyen al principio el:plano menos significante del libro mas van acelerindose hasta culminar en un final heroico y glorioso, en el cual se reinen los cuatro pianos del libro. Una mafiana el protagonista se rasura, toma una taza de cafe, se viste y sale de su departamento. Baja la escalera, sale a la calle y se sienta en un banco en la plaza. A las once pasa por un jardin y luego entra en un caf6 donde pide una cerveza y toma una aspirina. A las cinco va a la bi- blioteca y lee todos los peri6dicos que l1evan datos sobre el crimen. En la calle otra vez, se encuentra con la esposa del reo. Alocado, le grita que ~1 mismo fue el asesino. Huye por las calles. Recoge todo su di- nero y se lo da a la lavandera. Entonces se dirige a la c.rcel y se en- trega a la autoridad. Algin tiempo despus lo llevan al cadalso y lo ahorcan. Desde el principio del libro, el protagonista piensa en la suerte de su vecino sentenciado a morir a las nueve y media de esa misma noche. El vecino no ha confesado el asesinato y por eso el protagonista lo cree ino- cente y quiere ayudarlo. Al bajar la escalera el protagonista recuerda que hace seis meses, la mafiana despues del crimen, habia encontrado alli una moneda de cincuenta centavos agujereada. Durante el dia sigue pen- sando en el crimen cuyas circunstancias recuerdan Crimen y Cartigo de Dostoyevsky. El viejo asesinado fue hallado con el crineo hundido y un martillo a su lado. Al leer el reportaje sobre el proceso, el protago- nista se convence de la inocencia del acusado. Este, en su defensa, dijo que habia bajado al departamento del viejo para recoger una moneda de cin- cuenta centavos agujereada. Su niiio la habia dejado colarse por una de las rajaduras del piso. Al entrar en el departamento del viejo, se aturdi6 al ver a este asesinado. En ese momento entr6 otro vecino y llam6 a los policias. El protagonista, convencido de la inocencia del acusado, ve la oportunidad de quitarse la mayor preocupaci6n de su vida: el nunca ha- ber hecho nada por nadie, y sustituye al vecino en el cadalso. Al realizar este acto heroico y glorioso -insisto en la palabra glorioso por su insinuaci6n religiosa- el protagonista da sentido a su vida. Durante el dia, poco a poco, van surgiendo los recuerdos de su existencia. De nifio vivia con sus padres en una casa entre el mar y un bosque de pinos. No tenia hermanos y andaba solo y desnudo por la playa, hablando con el viento y devolviendo los mariscos y las conchas al mar. Cuando tenia doce afios, muri6 su padre. Su madre alquil6 una habitaci6n en la ciudad y re- gresaban a la playa los fines de semana. Laura, una amiga que lo seguia por la playa, deja de aparecer un dia. La madre de la muchacha le informa 165 166 REVISTA IBEROAMERICANA que muri6 asfixiada en la ciudad. Sin embargo, cuando piensa en los horrores que sufri6 su amigo en una ciudad ocupada por los nazis, le parece poco importante la muerte de Laura. La madre del protagonista muri6 antes de que e1 cumpliera los diez y seis afios. Hace unos seis afios e1 se estableci6 en la ciudad. Recuerda a su amante Elena quien le visita en la circel despues de su confesi6n. Despues de unas alusiones muy va- gas en distintas partes del libro, acabamos por saber la historia de su es- posa M6nica en las 61timas quince piginas. Despues de casarse, fueron a vivir en la casa de la playa. M6nica, lo mismo que la madre del protago- nista, tiene que acostumbrarse a vivir sola mientras que este no puede dejar de comunicarse con la naturaleza. Ni el nacimiento de su hijo puede cambiarlo. Un dia mientras 1l vaga por la playa en medio de un huracin, M6nica se asusta, trata de huir con el niflo y los dos mueren en la tem- pestad. La vida y la muerte del protagonista tienen una trascendencia filos6- fica. Representan la vida y la muerte de la humanidad. El protagonista aspira a la libertad de todo, inclusive su alma. Le atormenta el recuerdo del barquito metido en la botella, el cual el queria devolver al mar tanto como habia devuelto los mariscos y las conchas. Por todo el libro se oyen variaciones del motivo "Cuando las estrellas comiencen a llorar... verbs, pequefio mio, que sus lIgrimas son gotas de rocio que regresan desde el tiempo hacia el mar". 3 De igual manera los hombres regresan a su padre despues de haber obrado bien. Asi Cristo, asi el sustituto. Los dos murie- ron por una humanidad que no los comprendia y los dos fueron consolados en sus 1ltimos momentos por una prostituta. Al lado de este concepto cristiano, se siente la coexistencia del materialismo que sefiala el mar como la cuna de la humanidad. Al captar con gran sensibilidad la angustia del hombre del siglo veinte, Carlos Mazzanti, con su primer libro, se ha colocado al lado de novelistas argentinos tan distinguidos como Manuel Gilvez (El mal metafisico) y Eduardo Mallea (Bahia de silencio, etc.). Datos autobiogrificos de Carlos Mazzanti: 4 "Como datos biogrificos le dir6 que naci en Buenos Aires, pero que la mayor parte de mi vida transcurri6 en la Patagonia, pues mi padre es 3 Ibid., pp. 75-76. 4 Carta dirigida al autor de esta resefia, fechada en Buenos Aires, 16 de sep- tiembre de 1955. RESE E AS agrimensor. Hemos recorrido gran parte de la zona cordillerana, sobre el limite con Chile efectuando la medici6n de tierras para entregarla a los po- bladores. Me parece dificil que yo pueda liberar jamis mi obra de ese paisaje grandioso y de la deplorable miseria en que viven la inmensa mayo- ria de sus pobladores aut6ctonos o descendientes en forma directa o indi- recta de los indigenas que antafio poseian todas esas magnificas tierras. Puedo decirle que he recorrido una buena parte de los bosques templados de la cordillera a lomo de caballo ayudando a mi padre. Naci en el afio de mil novecientos veintiseis y mis estudios no han pasado de los secundarios. Actualmente poseo un pequefio taller de marcos para cuadros aqui, en Bue- nos Aires. Eso es todo lo que puedo decirle respecto a mi vida. En cuanto a mi obra, ya le he manifestado mas arriba que El sustituto es mi primera novela. Tengo escritas, ademis, tres obras de teatro: La comisidn de men- suras, La piel oscura y Paralaje 66, ninguna de las cuales ha sido publicada o representada. Poseo algunos cuentos, una novela terminada, El emisa- rio, y otras tres en preparaci6n; Al final de la calle, La casa en el bosque, y Sobre la misma tierra. De estas tres, Sobre la misma tierra transcurre en la Patagonia y La casa en el bosque, en un pueblo cercano a Buenos Aires. Al final de la calle, al igual que El sustituto, no tiene ubicaci6n ni en el tiempo ni en el espacio, aunque puede presumirse que transcurre en Eu- ropa, entre las tres filtimas guerras. Ha acertado Ud. en lo que se refiere a Kafka y Dostoyevski, pero no he leido a Joyce. Son tambien mis autores predilectos Faulkner y Jocelyn Brooke, el autor de El chivo emisario'". SEYMOUR MENTON Universidad de Kansas Cuentos de TomLs Carrasquilla "N~ufrago asombroso del siglo de oro' (Colecci6n popular de clasicos maiceros, IV), editado por B. A. Gu- ti&rrez. Medellin: Editorial Bedout, 1956. 510 pp. Desde hace mis de cuarenta afios Benigno A. Gutierrez consagra sus energias (infinitas parecen ser juzgando por el alcance de sus labores lite- rarias) a los valores culturales de su patria chica, Antioquia, "este terruiio, embotellado en los Andes y harto diverso en un todo al resto del pais". La substanciosa lista de sus publicaciones comprende vol6menes dedica- dso a los escritos de Juan de Dios Uribe ("el Indio") y de Antonio Jose Restrepo, asi como varias compilaciones folkl6ricas y populares que reu- nen las ma's insignes firmas de la literatura antioquefia. Tales titulos como 167 168 REVISTA IBEROAMERICANA Notas regionales, Antioquia tipica, Pro patria, De todo el maiz, Arrume folkidrico -De todo el maiz (Nueva edici6n notablemente aumentada), Gente maicera, Serie tipica colombiana, abarcando el periodo entre 1912 y 1952, proclaman elocuentemente el rumbo de su entusiasmo y de su pa- triotismo. En 1954, Guti&rrez inici6 su Colecci6n popular de clisicos maiceros con la edici6n de Cuentos y novelas de Francisco de P. Renddn, publica- da con motivo del primer centenario del natalicio del escritor antioquefio. Los tomos II y III de la misma serie salieron en 1955, consagrados a la obra del "ito" de Concordia, el escritor, orador y diplomatico Antonio Jos6 Restrepo. Ahora el cuarto volumen de los Clasicos maiceros acaba de salir de los talleres de la Editorial Bedout, Medellin. Revela el mismo esmero y el mismo carifio que los anteriores. Hermosamente empastado en piel roja, bien impreso, ilustrado y escrupulosamente corregido, el tomo con- tiene una selecci6n tipica de la prosa de Tomas Carrasquilla, ofrecida en orden cronol6gico. Est. por demis decir que tales compilaciones como 6sta, las que condensan la producci6n literaria de un autor, no pueden me- nos de ser subjetivas, incorporando ciertas obras y omitiendo otras. Me parece que, dejando aparte preferencias puramente personales, la selec- ci6n esti muy acertada. Benigno A. Gutierrez se propone presentar a Tomis Carrasquilla "cuentista", y los ejemplos que escoge para ilustrar su tesis confirman el entusiasmo de los juicios criticos que adornan el vo- lumen. Veinte y una obras tomadas de la entera carrera artistica del autor, cecsde 1890 hasta 1937, componen el libro. "Entrafias de nifio", "El padre Casaffis" (incorporado bajo el titulo original de "Luterito"), "Dimitas Arias" y "Salve, Regina", escritos todos durante la primera poca, tienen .ivs alcance que los demas y, por esto, son clasificados a veces de "nove- las cortas". Al lado de 6stas figuran diecisiete cuentos no menos caracte- r~sticos por los dones de estilo que exponen. He alli "Sim6n el mago" (fir- rmado con el seud6nimo de Carlos Malaquita), el inmortal cuento de Peral- ta, el monmovedor relato de Blanca, el cuento "poco antioquefio" que se titula "A la plata", "El rifle" (que tard6 tanto en aparecer), "La Mata" y otros. El sefior Guti&rrez basa su edici6n sobre las principes, apuntando en el indice el afio de la primera publicaci6n de cada uno de los cuentos y enumerando, al final del volumen, las obras publicadas por el autor. Incorpora los dibujos de Gabriel Montoya y de Horacio M.. Rodriguez R E S ENR A S que acompaiaron la primera publicaci6n de los cuentos respectivos, y afia- de algunos hechos por I. G6mez Jaramillo, Humberto Chaves y Horacio Longas. De entre las demis ilustraciones que realzan el tomo se destacan la partida eclesiastica (p. XXIII) que descubre la verdadera fecha del na- talicio del autor, la reproducci6n de una p6gina del manuscrito de La mar- quesa de Yolombd (p. 471) que revela su modo de escribir "borrando, componiendo y enmendando", asi como el inolvidable perfil de Carras- quilla visto por el doctor Filix Mexia A. con ojo de artista y con amor de familiar. Aparecieron los primeros productos de la pluma de Carrasquilla en El Casino Literario, La AMiscelinea, El Montanes y Alpha, revistas lite- rarias que florecian en Medellin durante las iltimas d6cadas del siglo pasado y la primera del actual. Las notas del compilador que utilizan, en parte, esas fuentes contemporneas, y, en parte, la correspondencia intima del autor, no s61o alumbran los principios literarios de Carras- quilla, aludiendo a la genesis de "Sim6n el mago", "En la diestra de Dios Padre", "A la plata" y "Entraiias de nifio", asi como al "doloroso alumbramiento" de "Blanca", sino que tambien le permiten al lector una ojeada de la fase formativa de la literatura antioquefia. Se han deslizado en la edici6n muy pocos errores y menos lagunas. En el indice (p. VI) figuran "Mineros" bajo el afio de 1934 y "El .prefacio de Francisco Vera"- bajo 1937. Segin mis apuntes bibliogri- ficos salieron los dos, por primera vez, en El Espectador de Medellin en 1914. El. indice (p. VI) apunta correctamente el afio que corresponde a la primera publicaci6n del cuento "El rifle", o sea 1915, pero la nota de la pagina 447 (nota tan generosa como inmerecida) sefiala el afio equivocado de 1913. Una importante nota del compilador se encuentra en las p.ginas 425-426 sin dato correspondiente en el indice, y los deli- ciosos apuntes "El viejo Carrasca" por Cano, Rend6n y Mexia no estin ubicados en la p.gina 425, sino al frente de la pagina 426. Al indice de las obras publicadas por el autor (p. 509) se debieran afiadir la edici6n Ligia Cruz, Rogelio (Dos novelas cortas), Bogota, Edi- ciones Colombia (I3), .926, la titulada Novelas (que contiene la auto- biografia, "Salve, Regina" y "Dimitas Arias"), Bogota, Editorial Minerva, -S. A., 1935, y, tal vez para aclarar la cronologia a los nimeros V y VI (p. 509) el afio de 1914. En la secci6n Post mortem (p. 510o) pudie- ran mencionarse al lado de las Obras compleas de 1952, las dos ediciones de La marquesa de Yolombd, publicadas en Buenos Aires por W. M. Jack- sn, Inc. en 1945 y 1946 respectivamente, con el pr6logo de Rafael Maya, 169 REVISTA IB EROAMERICANA asi como la edici6n de Entrafas de nifio; Salve, Regina, Bogota, Biblio- teca Popular de Cultura Colombiana, 1946. El hermoso libro de Gutirrez no s61o es un homenaje "al viejo Ca- rrasca" que anuncia dignamente el primer centenario de su natalicio en el mes de enero de 1958, sino tambien uno a Antioquia y a "la gran alma de Nuestra America". La cordial invitaci6n: "Compre, lea y regale li- bros nacionales" que se encuentra en la cubierta, no tardara en aceptarse, quedando todos los "libros nacionales" tan atractivos de forma y tan subs- tanciosos de fondo como la edici6n ilustrada de los Cuentos de Tomds Carrasquilla. KURT L. LEVY, University of Toronto Toronto, Ont., Canada DAVID VnIAs, Los anos despiadados, Edici6n Prensas Universitarias, Bue- nos Aires, 1956. El autor, que hace poco tiempo nos diera a conocer Cayd sobre su rostro, fuerte y vigorosa expresi6n de nuestra novelistica, hace entrega ahora de una nueva obra, Los anos despiadados. El mismo titulo va a in- dicarnos el desusado descubrimiento de un adolescente -protagonista sobre la ciudad, la cual presta marco al relato. Aqui vive un Buenos Aires aut6ntico, con sus barrios y lugares caracteristicos, con un vocabulario sim- ple y cotidiano, al cual hemos ya acostumbrado el oido, con la cita de nombres que significan o simbolizan solamente al portefio una trayectoria o un desarrollo ciudadano. Los personajes tienen por ello un decir fresco y que va cobrando autenticidad, a pesar de que el estilo a veces suele volverse confuso y pierde agilidad. Este enumerativo planteo, nos recuerda a Faulkner, por una parte, y siempre, lo cual podria reconfortar al autor, a otro novelista ejemplar y productor del medio ambiente, Roberto Arlt, quien dedic6 su obra a la descripci6n de nuestras barriadas, costumbres y personajes, con una verdadera pasi6n y esfuerzo. David Vifias vuelve a ese camino. Los anos despiadados muestra el proceso de un sector, una calle, una familia. Alli, los pintados gestos, el grotesco tratamiento, la sabiduria popular, el "despiadado" aprendizaje, vienen lentamente en busca de una soluci6n, el rechazo diriamos de esa existencia angustiada o bien la tolerancia, llamada a profetizarle una formaci6n cruel e insatis- fecha. Algunos dibujos de ambiente, "el guapo del barrio", fuente de 170 RESENAS anecdotas, la amistad con el hijo del portero, su madre y la hermana, tocan humanamente al adolescente que sufre una realidad social cruel, que el autor sabe presentar y que ha de producirle una permanencia entre los j6venes valores argentinos. HoRAcIo JORGE BECCO Buenos Aires DORA ISELLA RUSSELL, Oleaje. Pr6logo de Ventura Garcia Calder6n, Im- presora Uruguaya, S. A., Montevideo, 1949. 152 pp. Este libro de Dora Isella Russell, autora ya de Sonetos (1943), El canto irremediable (1946) y un ensayo sobre "Peer Gynt" (I944), es el testimonio po6tico de la desorientaci6n de la juventud actual en una epoca que le niega el cultivo del coraz6n y la obliga a vivir una ma- durez prematura. Dora Isella Russell ha nacido con la angustia moderna por patrimonio, y la nostalgia rom.ntica para castigo de su joven sensibilidad. Su adolescen- cia sentimental casi parece no haber existido, pues hoy mas que nunca es "breve" la "rosa" gongorina. La vida acelera tanto su ritmo que ya no se es- pera la muerte para morir. Se muere con cada hora ("tantos pasados van hacia su rio"), y uno a uno van cayendo los suefios, improvisados casi entre cataclismo y cataclismo; o mejor dicho, llegan casi en "cenizas", sin la esperanza de prolongar por unos instantes la ilusi6n humana. En el mundo de hoy, que s61o puede ofrecer "la triste seguridad de lo inmediato", re- gido por estas desconcertantes leyes de relatividad, hasta en el terreno psiquico, mas que nunca tambi6n y con mayor urgencia que antes "reclama" el ser humano sus "eternidades". Ya nada le pertenece al hombre. Todos van por la finica senda "de soledad y desencanto" que les queda, sin fe en el absoluto. Como poeta, Dora Isella Russell necesita "el suefio" y "la canci6n". Como mujer, le sigue fiel a Peer Gynt que supo crear un mundo de encanto y de fantasia. Si Ruben Dario se lamentaba en I905 de que ya no hubiera una "princesa que cantar", Dora Isella se lamenta hoy de la perdida, no ya s61o de la belleza estetica ("ya no hay cisnes, ni g6ndolas, ni liras") sino hasta de los sentimientos mas profundos del hombre, como lo es el de la naturaleza ("No existen ya... ni las montafias / ni las selvas ni el bosque..."). Los "Sonetos del encuentro" de la segunda parte del libro ponen de relieve la tendencia de su espiritu al equilibrio, a la belleza, a la gracia ele- gante, casi renacentista, de la expresi6n selectiva. Representan lo que es 171 172 REVISTA IBEROAMERICANA Dora Isella, lo que aspira a ser en su alma, y explican el sentido de los poe- mas de la primera parte, "Voz de Solveig", que, sin nombrarlo, hablan del destierro en que vive el poeta de hoy dentro de su propio ambiente y del todavia mayor destierro de la mujer en un mundo sin amor. El acento aut6ntico de Dora Isella Russell, la originalidad del pensa- miento, la transparencia y simplicidad de la expresi6n, la emoci6n conte- nida que encierran muchos versos, revelan a un gran poeta. HELENA PERCAS Grinnell College EL PAISAJE EN NUESTRA LITERATURA (A prop6sito del libro de Enrique Williams Alzaga, La pampa en la novela argentina, Buenos Aires, Estrada, 1955). Son numerosos los articulos y ensayos breves sobre el paisaje ar- gentino en general, asi como los analisis e interpretaciones restringidas, ya en raz6n de la zona geogrifica, ya del aspecto paisajistico consi- derado. Faltan libros organicos que afronten el fecundo tema desde el punto de vista estetico y en su relaci6n con la literatura. No me refiero por cierto a descripciones literarias, recuerdos de turistas o memorias de viajeros, cuya abundancia torrencial todos conocemos. Aludo al analisis del paisaje desde el punto de vista est&ico, a la clarificaci6n de su con- cepto y a la determinaci6n de los elementos que lo integran. Vinculando ese estudio con la literatura, esperamos el ensayo que explique estos ilti- mos en funci6n de los rasgos estilisticos que el analisis critico puede re- velar en las obras mis representativas de los diversos imbitos regionales argentinos. Este apasionante programa de investigaci6n puede aprovechar valio- sas contribuciones existentes. Algunas obras cumbres de nuestras letras, como La cautiva, Facundo, Martin Fierro, Don Segundo Sombra, Zogoibi, han suscitado paginas interesantisimas desde este punto de vista. Por otra parte, ningn paisaje como la pampa ha inspirado a tantos escritores ar- gentinos y extranjeros, ansiosos de captar y expresar su fisonomia esencial y su poderosa sugesti6n. La abundancia de material, tanto descriptivo como exegetico, justi- fica su exposici6n ordenada, su selecci6n antol6gica y su examen critico. Es la dificil empresa que ha cumplido Enrique Williams Alzaga en su R E S E R AS reciente libro La pampa en la novela argentina. Se trata de una tesis universitaria que el autor present6 en 1949 para optar al titulo doctoral en nuestra Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En pirrafo intercalado en el actual Prefacio cuenta el autor que don Ricardo Rojas le habia sefialado como tema "El paisaje nativo en la literatura argentina" y esa sigue siendo sugerencia que mantiene su validez. Debemos agradecer a Williams Alzaga el serio avance que ha hecho en ese rumbo con su importante libro. E1 mismo ha considerado conveniente reducir aquel vasto programa en dos sentidos: circunscribirlo a la pampa y estudiarlo solamente en la novela. Este volumen, de 380 paginas, con- firma la amplitud del tema, que se despliega notablemente si lo conce- bimos proyectado a los demis paisajes caracteristicos del pais (por ejem- plo selva, puna, montafias y valles, lagos, mar) y los rastreamos en obras literarias de todos los g6neros. Aun demarcando el sector de "la pampa en la novela" resulta vas- tisimo. "No ha sido mi intenci6n -dice el autor- realizar una obra ex- haustiva. (Estimo, asi, innecesario disculparme de las omisiones)". Esta franca declaraci6n hace redundante, pues, el recuerdo de novelas no tra- tadas, aunque son ricas en material descriptivo de la pampa. El autor ha preferido elegir "obras y autores que signifiquen puntos de vista distintos, enfoques diversos del tema" (p. i6). Para lograr este objetivo, Williams Alzaga ha estructurado su trabajo dedicando las Ioo primeras piginas a temas introductorios, como la presentaci6n de la pampa geogrifica y su rastreo a trav6s de los viajeros extranjeros. Aborda el campo literario con un capitulo sobre La cautiva y Facundo, p6rticos por los cuales la pampa irrumpe en nuestras letras. El tema principal se desarrolla desde ei capitulo IV hasta el X, con inclusi6n de uno sobre narraciones de "fron- tera" (con las contribuciones tan valiosas de Mansilla y Zeballos) y otro muy justificado sobre Hudson. Por fin, el iltimo capitulo, de caricter complementario y tambien muy 6til como esquema panormrnico, se refiere a la pampa en el cuento. El criterio general adoptado es el hist6rico. Va presentando las obras a lo largo de 6pocas literariamente significativas, desde el romanticismo al modernismo, pasando por el aporte realista y naturalista. En cada caso, agrupa las novelas rurales separandolas de aquellas en que s61o acciden- talmente aparece la pampa. Es muy loable la seriedad con que el autor se ha documentado y la probidad con que ha cumplido su tarea, bien ardua por cierto. Analiza 173 174 REVISTA IBEROAMERICANA los pasajes atinentes de cada novela tratada, destacando los rasgos que se explican por el enfoque est6tico o las particulares condiciones del escritor. Sus observaciones suelen apoyarse en la transcripci6n adecuada, con lo cual el lector dispone de una verdadera antologia. Cualquier estudio futuro tendr, en este libro s61lido punto de par- tida. El autor cumple el objetivo que se propuso. No es mengua de este esfuerzo bien logrado el considerar que mantiene su vigencia la sugesti6n recordada de Ricardo Rojas. El tema del paisaje en la literatura justifica el aporte de nuevas investigaciones. La que comento lo encara a trav6s de periodos est6tico-literarios y nos ofrece un verdadero inventario del contenido de cada novela en relaci6n con el paisaje pampeano. Por mi parte creo que se podria abordar el asunto desde otros flancos. Dejo de lado la posibilidad de extender el campo de estudio a otros paisajes, tambien caracteristicos del pals. Aun con respecto a la pampa, se ve la posibilidad de profundizar en el analisis con penetraci6n esti- listica. Tomando un caso cualquiera, Zogoibi por ejemplo, he compro- bado de que manera prodigiosa se enriquece el paisaje, aparentemente esquemitico y mon6tono de la pampa, si a trav6s del estilo de Larreta vamos poniendo de relieve los integrantes sensoriales. No s61o las sensa- ciones visuales, con sus variedades luminidas y crom.ticas, sino los ma- tices de la luz, cambiante seguin se ofrezca al alba, en los crepusculos estremecidos de presagios o en las noches hondas; la luz como reveladora visual de las cosas y las cosas mismas dotadas de una interna vislumbre. Caben tambien las sensaciones kinestsicas, olfativas, termicas y desde luego las auditivas como refuerzo de la percepci6n del paisaje a travs de los ruidos del campo, de las voces y cantos de pijaros y animales y aun del silencio mismo, que por asociaci6n sinestesica puede sugerir el transcurso del tiempo o la idea de distancia. El entrecruzamiento de sen- saciones de diverso orden es otro magnifico recurso para captar y ex- presar los aspectos mis sutiles del paisaje, hasta llegar a la concepci6n de la realidad geogrifica con sentido trascendente y noci6n metafisica. Las posibilidades de buceo son innumerables y no pretendo ni si- quiera indicarlas. Aunque algunas veces Williams Alzaga recurre a este procedimiento de anlisis, queda en este sentido, tanto en extensi6n como en profundidad, mucho por hacer. La presentaci6n cronol6gica de las obras se explica por exigencias del enfoque hist6rico ya dicho; pero no cabe duda que el lector agrade- ceria, ademis, el agrupamiento temitico comparativo de los aspectos m6.s R E SE N AS caracteristicos del paisaje pampeano. Asi por ejemplo, la luz, el color, el cielo, el horizonte como perspectiva dominante, la vida vegetal y animal, la obra del hombre incorporada plisticamente a la realidad geo- gr.fica. El paisaje ofrece tambien momentos y aspectos inusitados, me- te6ricos o accidentales, como las tormentas, las inundaciones, las sequias, el incendio del campo, que por si solos enriquecen una antologia descrip- tiva. Estos y otros aspectos estin sefialados en el libro de Williams Alzaga, pero es menester recorrerlo integro para localizar los pasajes o referencias correspondientes. Las citas bibliogrificas de esta obra provocan a reparos t&cnicos en cuyos detalles no puedo entrar aqui. La Ndmina de ediciones utilizadas muestra deficiencias en los encabezamientos, en las notas tipogr.ficas y de paginaci6n; desconcierta al lector pues no guarda ningfin orden visible: ni alfab6tico, ni cronol6gico, ni temitico; las ediciones tenidas como base no son siempre las mis autorizadas ni definitivas. Las referencias a obras y articulos criticos incluidas en el texto o en notas se pierden por la falta de una n6mina general de autores citados. Por lo mismo que las novelas estudiadas representan una selecci6n, hubiera sido conveniente incluir en la n6mina obras no examinadas, pero que de pleno derecho pueden ampararse bajo los terminos del titulo, pues son novelas y se refieren a la pampa. El lector siente tambien la ausencia de una sintesis final que apro- veche el fruto de los anilisis. Si se tiene en cuenta que el libro fue ori- ginariamente una tesis, pareciera que falta precisamente una breve con- clusi6n que la exponga. Formulo estos reparos secundarios precisamente porque siento sincero respeto por la importante obra realizada y considero que por su docu- mentaci6n y probidad seri este libro indispensable fuente de consulta sobre el tema que trata. El lector no sale defraudado y por el contrario, al provecho de la lectura afiade el agrado de manejar un volumen de extraordinaria dignidad tipogrifica, enriquecido con fotografias e ilus- traciones documentales y sugeridoras. El autor y la casa editora pueden tener la satisfacci6n de haber realizado un importante aporte a la critica literaria en particular y a la cultura argentina en general. AUGUSTo RAIL CORTAZAR Universidad de Buenos Aires 175 REVISTA IBE:ROAMERICANA EUGENIO GOMES. Prata de Casa (Ensaios de Literatura Brasileira), A Noite, Rio de Janeiro, [1953], 181 pp. e particularmente feliz o titulo que o eminente ensaista deu a este novo livro. A maior parte dos seus estudos tinha versado sobre literaturas estrangeiras; este volume examina virios assuntos de literatura brasileira. Eis o que explica a "casa". E a "prata"? Esta foi escolhida pelo pr6prio autor; nao foi imposicio do acaso. Por isso 6 que s6 encontramos aqui prata de lei: Alvares de Azevedo, Castro Alves, Olavo Bilac, Machado de Assis, Raul Pomp6ia, Joaquim Nabuco entre outros. Com a modestia de todo intelectual s6ido, o sr. Eugenio Gomes teme que esta prata perca porventura o brilho e o valor entre as suas maos (p. 7). Quem lhe con- hece os livros anteriores passa adiante sem receio algum; e quem tomar contacto com o autor atrav6s deste, nao querert perder os seguintes. Pois a prata que ele trata com tanto carinho sai-lhe das maos com um novo lustre e novas qualidades ainda nao percebidas. O sr. Eugenio Gomes examina um aspecto s6 da obra de dado es- critor (o humorismo de Alvares de Azevedo, as imagens do movimento em Castro Alves, por exemplo), mas 6 tao profundo conhecedor da obra estudada que sente a faz sentior as repercussoes desse aspecto na producao total do autor; assim alguns dos estudos chegam a ser visoes integrais de um poeta atrav6s de certo elemento de sua feigao literaria. Nio se trata de aspectos ja estudados por outros e repisados nos manuais de hist6ria literaria; sao lados que, apesar de despercebidos pelos criticos, nao deixam por isso de ser caracteristicos. Nem todos os estudos sao desta natureza. Um traco notavel do livro 6 mesmo a variedade; a curiosidade do autor se manifesta em varios ra- mos e com admiravel virtuosidade. Pesquisador paciente, tira de versos atribuidos a Castro Alves, de um soneto esquecido de Bilac, de um inddito de Raul Pompeia, considera~6es gerais sobre a criacio dos respectivos es- critores. Sensibilidade aberta tanto ao prosaico como ao et6reo, leva-nos a passear pela Pasirgada dos poetas ("O mundo das sereias...") e pouco depois nos oferece um ensaio espirituoso sobre o trocadilho e as suas peripicias. Baiano que preza as tradic6es da sua terra, escreve notas sim- piticas sobre Xavier Marques e Artur de Sales. Conhecedor entusiasta da literatura inglesa, analisa de perto traducSes de Shakespeare para o por- tugues( de Machado de Assis para o inglis; aos olhos de um estrangeiro, pelo menos, esses comentarios constituem proveitosa li§;o de portugues. De prop6sito deixei para o fim dois autores de minha particular 176 RES E NAS afeicao, Machado de Assis e Joaquim Nabuco. Este forneee o assunto de breve mas substancioso ensaio sobre a papel da Inglaterra e dos ingleses na formacao de um espirito essencialmente frances. Aquele, ja dsde hi muitos anos longamente meditado, toma conta de sete ensaios. Saa todos sugestivos, especialmente o sobre a metafora em Machado de Assis, um dos raros estudos de valor sobre o estilo do grande artista. O que diz o sr. Eugrnio Gomes -ao lado de tantos outros, alias- das reag6es de Machado perante a natureza ("Machado de Assis em Friburgo") sofre, penso, ligeiras restrio6es em vista de um trecho de carta de Machado a Magalhaes de Azeredo citado a pagina 169 da quinta edicao (Rio de Janeiro: Jose Olympio, 1955) do Machado de Assis da sra. Lucia Miguel Pereira. Em um dos estudos machadianos o autor volta a um tema pre- dileto: as influencias estrangeiras que Machado assimilou. Em escritos anteriores ja tinha assinalado rastros de leituras inglesas e francesas (ver Influencias Inglesas em Machado de Assis [Bahia: Imp. Regina, 19393 e Espelho contra Espeiho [Sao Paulo: Instituto Progresso Editorial, I9491). Aqui e a vez de Voltaire, que teria influido, atraves de Candide, na con- cepcao da filosofia do Humanitismo e em outros aspectos das Memorias Postumas de Bras Cubas. Alusoes especificas provam que Machado con- heceu essa deliciosa satira; mas nao foi, penso, a unica fonte do Humani- tismo-como alias o reconhece o pr6prio sr. Eugenio Gomes (p. 93)- nem mesmo a principal. Com outros eu ja inclinava a ver nessa filosofia uma satira as desumanas teorias cientificas do fim do seculo XIX, e especialmente ao positivismo,1 quando um velho amigo encontrou entre seus papeis e me mandou um artigo de Joaquim Mattoso Camara Jr., "Quincas Borba e o Humanitismo", publicado no Boletim de Filologia (Rio de Janeiro), Ano II, fasciculo 7 (setembro de 1947), paginas 131- 138.2 0 autor aponta nao s6 o positivismo mas tambem conceitos de Schopenhauer e Nietzsche como possiveis componentes de uma filosofia que provocou a indignaca do humanista radical que foi Machado de Assis. Quanto aos estudos do sr. Eugenio Gomes sobre as influencias estrangeiras, permito-me, salvo o respeito devido a um dos poucos verdadeiros conhece- dores da obra de Machado, achar que o distinto ensaista exagera. Alias, 1 Ver, por exemplo, Raymundo Magalhaes Jinior, MAachado de Assis Descon- hecido (Rio de Janeiro: Civilizaao Brasileira, 1955), pp. 201-203; Ant6nio Noronha Santos, "Quincas Borba: o personagem", Correio da Manha (Rio de Janeiro), 26 de janeiro de 1947, 2.a secao, pp. 1, 2. 2 O artigo foi reproduzido quase textualmente no Diario de Noticias (Rio de Janeiro), 15 de marco de 1953, Suplemento literario, pp. 1, 4. 177 REVISTA IBEROAMERICANA alguns criticos brasileiros ja disseram a mesma coisa quando do apareci- mento das Influencias Inglesas em Machado de Assis. Ao lado de acertos incontrovertiveis o sr. Eugenio Gomes revelou o que nao passa, a meu ver, de interessantissimos paralelos; dai a influencia, ha um grande salto. Parece-me que proclamar influencia onde nao ha prova irrecusavel e en- fraquecer um argumento ji de si valido. Mas tudo e matiz em se tratando de Machado; ninguem pode ter a certeza de estar corn a razao, e eu nao exprimo senao uma opiniao pessoal. Sobre a questao muito delicada das influencias, ver um estudo do sr. Augusto Meyer, "0 delirio de Bris Cubas", publicado no Diario Carioca (Rio de Janeiro), em 22 de julho de 1951, 2. secao, paginas 3 e 8, e reimpresso na segunda edigao (Rio de Janeiro: Organiza6oes Simoes, 1952) do Machado de Assis do autor. E, alias, num estudo que aponta paralelos e nega influencias que o sr. Eugenio Gomes nos da toda a medida da sua capacidade de critico: "Adelino Magalhaes e a moderna literatura experimental". Confesso que antes de ler esta interpretacao nao conhecia nem o nome de Adelino Ma- galhaes; pois bem, o ensaio e prova cabal de que nenhum estudioso da literatura mundial contemporanea tem o direito de ignorar esse escritor que por certos aspectos antecipa a gigantes como James Joyce e Virginia Woolf. Espero ter mostrado que Prata de Casa e um livro sugestivo; leva a pensar. Nao me desculpo de discordar aqui e acola; tenho a certeza de que, para um escritor da estatura intelectual do sr. Eugenio Gomes, a ver- dadeira recompensa de seus esforcos reside nao na aceitacao cega de tudo quanto diz, e sim no estimulo que fornece aos seus leitores para pensarem por si. BENJAMIN M. WOODBRIDGE, JR. Universidade da California, Berkeley FRANCISCO MANRIQUE CABRERA, Historia de la Literatura Puertorriquena, New York, Las Americas Pub. Co., 1956, 384 pags. (I: Biblioteca Puertorriquefia). La publicaci6n de esta obra marca un jal6n importante en la cultura iberoamericana por tratarse de, la primera historia de la literatura puerto- rriquefia escrita hasta la fecha. Con ella se inicia la colecci6n de la Bi- blioteca Puertorriquena, bajo la direcci6n de Gaeteano Massa. El profesor Manrique Cabrera del Departamento de Estudios Hispa- 178 RESE AS nicos de la Universidad de Puerto Rico ha hecho un estudio met6dico de la evoluci6n de las letras de la isla borincana desde la 6poca colonial hasta el presente. Los movimientos mas significativos y las corrientes est6ticas predominantes aparecen descritos en relaci6n a la historia literaria del mundo hispinico, aportando Cabrera la interpretaci6n ajustada a la rea- lidad puertorriquefia. El par6ntesis folkl6rico y el capitulo sobre el modernismo superan otros aspectos de la obra, aunque en toda ella se aprecia el esfuerzo del escritor por interpretar y definir los hechos literarios en el devenir cul- tural de su patria ajustindose a un criterio objetivo. La lectura de la Historia de la Literatura Puertorriqueia confirma lo que siempre hemos creido: la injusticia cometida por los antologistas y los historiadores de la literatura iberoamericana, quienes s61o esporadica- mente recuerdan la existencia de Puerto Rico. Un poeta de la calidad de Jose Gautier Benitez, un ensayista de la talla de Brau o de Hostos, y li- ricos contempordneos de la talla de Llorens Torres, Virgilio Divila o Ribera Chevremont bien merecen figurar junto a sus pares en las letras del Nuevo Mundo. En el cuento, el teatro, la novela y el ensayo del si- glo xx, Puerto Rico tiene igualmente escritores de primer orden. Al recoger el fruto de sus investigaciones en esta obra y al dar a co- nocer el desarrollo del quehacer literario en la vida de Puerto Rico, el profesor Manrique Cabrera facilita el estudio futuro de autores y temas puertorriquefios, ademAs de dar fe de la existencia de una fructifera y valiosa actividad creadora en Puerto Rico que data del pasado y se inten- sifica con el correr de los afios, llegando a su plena madurez estdtica en la 6poca contemporanea. MARIA TERESA BABIN New York University FRANCISCO ROMERO: Alejandro Korn. Fildsofo de la libertad. Colecci6n Radar, Editorial Reconstruir, Buenos Aires, 1956. Korn muri6 el 9 de octubre de 1936. Recuerdo el dia de fria pri- mavera en La Plata, la suspensi6n de las clases en la Facultad de Huma- nidades y la grave figura de Coriolano Alberini, a contraluz, en la puerta de la sala de profesores, esperando, con el sombrero puesto, el momento de ir a la casa del gran hombre, "el hombre del cual podemos decir con raz6n 179 180 RE VISTA IBEROAMERICANA que, entre todos los de su tiempo que nos fue dado conocer, era el mejor, el mas sabio y el mas justo", como dijo Plat6n acerca de S6crates, y Ro- mero repite como acapite de su libro mas reciente sobre Korn. Romero se ha ocupado de Korn muchas veces. Aun en vida del fil6- sofo habia publicado un articulo en Nosotros, que debi6 aparecer trunco, pues Korn le pidi6 que lo suspendiera cuando se enter6 de que Romero lo, estaba escribiendo. Despus de la muerte de Korn, Romero ha escrito en diversas ocasiones sobre el maestro y ha hablado de 61 quiza mas ain. En el otofio de 1937, probablemente en abril, muy poco despues que Eu- genio Pucciarelli me lo presentara en la Facultad de Humanidades, a la salida de una de sus clases, Romero me invit6 a acompafiarlo hasta la casa de Korn, donde se reunian los amigos que habian fundado la "Sociedad de Amigos de Alejandro Korn", a la cual me incorporaba. Esa noche estaban presentes los duefios de casa: Guillermo Korn y Emmy Neddermann; ami- gos platenses, como los universales Pedro Henriquez Urefia y Arnaldo Or- fila Reynal; los abogados Enrique Galli, Julio Ratti, Ernesto Malmierca Sanchez y Juan Manuel Villarreal; los profesores de Filosofia Segundo Tri, Eugenio Pucciarelli y Anibal Sanchez Reulet; el profesor de Historia Luiz Aznar y el profesor Angel Vasallo, que, si no me equivoco, venia de Buenos Aires para hacer oposiciones a la catedra de Etica. QuizA habia otras personas a quienes ahora no tengo presentes. A casi todos ellos, y a muchos otros, los encontre en afios siguientes en la Universidad Popular Alejandro Korn o en la Facultad de Humanidades, al cumplirse aniver- sarios de su muerte. Hablaban Henriquez Urefia, Alfonso Reyes y, nue- vamente, Romero. Dos meses despues de la muerte de Korn, la Universidad de La Plata resolvia publicar las obras completa de su ex-profesor, y encargaba la tarea a tres de sus amigos inmediatos: Romero, Pucciarelli y Sanchez Reulet. A principios de 1938 apareci6 el primer tomo con un extenso pr61ogo de Francisco Romero, en el que, aparte de unos pocos datos biogrAficos, bos- queja la personalidad moral de Korn. Este trabajo fue reimpreso en el libro Alejandro Korn, por Francisco Romero, Angel Vasallo y Luis Aznar (Losada, Buenos Aires, 1940), y ahora aparece impreso por tercera vez, como la contribuci6n mas extensa al volumen titulado Alejandro Korn, fildsofo de la libertad, que, ademas, contiene tres opfisculos: "El testa- mento de un fil6sofo" (Los Apuntes filoscficos), que se habia publicado como apendice del volumen Alejandro Korn; "Tiempo y destiempo de Alejandro Korn", articulo de 1942 reimpreso anteriormente en Filosofia de ayer y de hoy (Argos, Buenos Aires, X947) y "Alejandro Korn en la RESEWAS vida y en la muerte", que, probablemente, reproduce un texto ya publi- cado, pero que no recordamos haber visto con anterioridad. En todos los ensayos de Romero acerca de Alejandro Korn encon- tramosel mismo tono de calida admiraci6n por su maestro y amigo. En ellos se destaca mucho mas la personalidad moral de Korn que su obra como pensador y como docente, aunque se nos dice m.s de una vez que en ambas su importancia ha sido muy grande. La exaltaci6n que Romero hace de los valores morales de Korn corresponde muy bien a su con- cepto de persona, tal como lo ha expresado en otros libros, siguiendo las ensefianzas de Max Scheler y Nicolai Hartmann. Pero no se encuentra todavia en estas piginas sobre Korn una biografia completa o siquiera un bosquejo equilibrado de los diversos aspectos de su rica personalidad. Es una pena que Korn, tan capaz de dialogo brillante, no haya tenido cerca un Boswell.* Romero lo sabe y no deja de advertirnos al final de esta nueva recopilaci6n que s610o debe tomarse como "anotaci6n de algunos rasgos suyos, pues su figura presenta muchas vertientes que aqui han sido omitidas". Sin embargo, en el mismo libro de Romero se encuentran sefialadas dos lineas que me parecen fundamentales para una comprensi6n adecuada de la vida espiritual de Korn. Por una parte, sus condicionamientos so- ciales, desde sus origenes familiares, su vida profesional y su status eco- n6mico en una 6poca relativamente respetuosa de los valores intelectua- les, si se la compara con la que le sigue y nos envuelve. "La familiaridad sefiorial de don Alejandro, su continente amable y majestuoso, sus diva- gaciones ante el grupo cordial circundado por los libros de su biblioteca, la marcha lenta con los amigos... estaban muy en su punto en su casa de la calle 6o y a lo largo de la calle 7, y no lo hubieran estado tanto en un departamento portefio ni entre el apresurado anonimato callejero de Buenos Aires. En La Plata se constituyeron los grupos que animaba y consolidaba Korn, aunque participaban tambien de ellos gente de Buenos Aires (pigs. 41-42". La historia de estos grupos intelectuales de La Plata esta por hacerse, pero ella seri necesaria para comprender la vida y la obra de Alejandro Korn. Por otra parte, su vocaci6n metafisico-religiosa, que tambien ha- .sido sefialada por Romero cuando, dice, despubs de indicar su gusto por las * Lo mas parecido que nos queda son los testimonios de Angel Poncio Fe- rrando en el pequefio volumen Alejandro Korn (en colaboraci6n con Ana Maria R. de Aznar y Maria de Villarino, UPAK, La Plata, 1942). 181 REVIS TA IBEROAMERICA NA ciencias positivas: "Pero no era s61lo un hombre de hechos. No podia serlo el lector asiduo de Plotino y del maestro Eckart, el consumado co- nocedor de la mistica de todos los paises y de todos los tiempos... Y acaso su humorismo no era sino la versi6n profana y cotidiana de una inconfe- sada metafisica, de una visi6n de lo trascendente que mantenia relegada a los estratos mas hondos de su conciencia" (pig. 19). Eugenio Puccia- relli, en un articulo sobre Korn, expresa que "afirmando de un modo absoluto -extrafia paradoja- la relatividad del conocimiento, s61o queda una salida para la exigencia metafisica que el hombre no puede reprimir: la inmersi6n mistica en lo absoluto". Y afiade: "Korn, a quien eran fa- miliares los textos de Plotino, Eckart, Silesio, Santa Teresa y San Juan de la Cruz, poseia la disposici6n feliz para comprender la experiencia mistica, a la que asignaba valor como fuente de revelaci6n de lo absoluto. En sus iltimos afios prepar6 lecturas y orden6 experiencias y meditaciones con la esperanza de ahondar ese problema. La vida no le dio tiempo, y en su obra es facil advertir una ausencia, que, de haber sido realizada, nos habria dado el fruto mejor sazonado de su huerto". (Congreso; Interna- cional de Filosofia. Annais. Instituto Brasileiro de Filosofia, So Paulo, 1956, tomo III, pags. 1,144-I,x45.) Pero, en realidad, hay en las obras de Korn mas de una referencia al saber absoluto, y entre sus poemas en alemin hay uno que dice: "Was ich getriumt, ward mir beschieden, / Was ich ersehnt, ich habs erreicht / Und fessellos, in reinem Frieden, / Hebt sich die Seele frei und leicht." (Lo que sofii me fue otorgado, / obtuve al fin lo que anhelaba; / y sin cadenas, en clara paz. / libre y ligera se alza mi alma.) La cuarta y filtima cuarteta reza asi: "Num m6gen dumpf die Jahre schleichen. / Vom alten Joche neu beschwert, / Ich trag des Gliickes heilig Zeichen, / Ich bleib im Kapfe unversehrt." (Ya pueden seguir, bajo el viejo / yugo los afios su caravana. / Yo, con el signo de la dicha, / Me yergo, ileso, en la batalla.) Estos versos, de 1893, se encuentran en la pagina 12 del vo- lumen de Poemas, de Alejandro Korn, publicados con traducci6n espafiola de Ernesto Palacio por el Instituto de Estudios Germinicos de la Uni- versidad de Buenos Aires en 1942. Seria muy deseable que el mismo Romero nos diera mas recuerdos de Korn, aunque no se ocupara sino de aquellos aspectos que se revelaron en el dialogo. Pero el lector tiene el derecho de ser informado por el autor si el nuevo titulo que se publica contiene material nuevo o reimpre- siones. Esta vez Romero no nos dice nada acerca de los lugares y fechas donde los trabajos recopilados vieron la luz por primera vez. Y ya que 182 RESE N AS al trabajo mis extenso siguen los opisculos mencionados, el impresor hu- biera hecho bien en poner un indice a este simpatico volumen. JUAN ADOLFO VAZQUEZ Universidad de Cdrdoba, Argentina FRED P. ELLISON, Brazil's New Novel, University of California Press, Berkeley and Los Angeles, 1954, I9I pp., $3.75. No pref.cio, o autor declara que 6ste trabalho lhe foi sugerido por uma votacao literaria de 194I, na qual i80 escritores brasileiros esclo- lheram os dez maiores romancistas do seu pais. Os quatro romancistas contemporneos que conseguiram a decisao foram, nesta ordem, Graci- liano Ramos, Jose Lins do Rego, Jorge Amado e Rachel de Queiroz, todos da regiao do Brasil chamada "o Nordeste" -- que abrange os Estados da Bahia, Sergipe, Alagoas, Pernambuco, Parahyba, Rio Grande do Norte, Ceari e as ireas costeiras de Piauhy e Maranhao. O Nordeste 6 terra de contrastes golpeantes -o litoral tr6pico e ameno, com a sua cultura agricola, antigamente o centro da produc.o da cana de acucar- e o sertao do interior, exposto a secas trigicas, quando morre o gado e corre em fuga o faminto povo para outras partes do pais, s6 voltando talvez anos depois, quando chegam as chuvas torrenciais que fazem renascer o sertao esbraseado. Alem dos fatores geogrificos e econ6micos que a distinguem, esta regiao nordestina, desde os seus pri- meiros dias, encontra-se tamb6n num remoinho de correntes sociol6gicas particulares, cujos efeitos sao necessariamente refletidos nas obras dos quatro romancistas que estuda o professor Ellison no seu livro. Para compreender e avaliar os temas e os personagens duma regiao peculiar, 6 preciso conhecer o ambiente hist6rico, politico, econ6mico e social que se respira nestas obras. No seu primeiro capitulo, realiza isto o professor Ellison com grande sucesso. O leitor, ao termini-lo, esti esplandidamente preparado para a analise pormenorizada da materia literiria. Clara e s6lidamente explica o autor o que 6 o Nordeste, usando como base os trabalhos dos eminentes escritores brasileiros que se tmrn preocupado com esta regiao. Destila para n6s as conclus6es principais das obras de Gilberto Freyre sobre a civilizacao e tradicges dos senhores de engenho -a convivencia dos brancos e pretos na casa-grande e senzala, os resultados da mesticagem. Sublinha o professor Ellison a importicia 183 184 REVISTA IBEROAMERICANA de Os Sertees de Euclydes da Cunha, essa obra de objetividade cientifica que agitou o Brasil inteiro com as suas descri§6es da miseria e ignorancia dos sertanejos e f-lo consciente dum problema que havia de trazer re- formas sociais e fomentar um espirito de auto-critica que sem duvida inspirou a criasco dos romances nordestinos. Outra influencia mais recente, do ano 1928, foi o romance A Bagaceira de Jose Americo de Almeida, hist6ria de retirantes que sofrem sob a autoridade tirinica do engenho onde trabalham -uma sintese da vida do sertao e do litoral. Sao discutidas as varias rebelioes militares da segunda d6cada deste seculo contra o gov&rno e a famosa marcha de Luis Carlos Prestes e os seus I500 homens, que por dois anos tratavam de levar a revolucao poli- tica e social ao povo atrasado do interior. Com a revolucao de 1930, apodera-se Getilio Vargas do pais e faz-se ditador. Estabelece o Depar- tamento de Imprensa e Propaganda que censura revistas, jornais e livros e , especialmente feroz contra o que se chama "literatura proletiria". Entre outros escritores, Graciliano Ramos, Jorge Amado e Rachel de Queiroz deixam de publicar. Os liberais que continuam a escrever aban- donam temas sociais com inteno6es politicas e substituem tramas psico- 16gicas. A Semana de Arte Moderna, celebrada em Sao Paulp no ano de 1922, que tinha como prop6sito original a renovacao da misica, pintura e es- cultura na vida artistica brasileira, chegou tamb6m a transformar a lite- ratura e encaminh-l1a pelas sendas j a assinaladas pelos vanguardistas eu- ropeus. Os poetas comecaram a luta, despedacando os velhos moldes simbolistas para empreender temas brasileiros e canti-los no vernaculo do seu pais. Os romancistas, sem demorar demais, ligaram-se as filas dos poetas para ocupar-se com os povos, as regi6es, a psicologia e os pro- blemas sociais do Brasil, e, estre tSda a producao modernista, acha o professor Ellison que a forca predominante liter.ria era o romance do Nordeste porque os escritores dessa terra, por convicc6es sociais prvias e experiencia pessoal no seu meio cultural, eram os mais capacitados. Nos capitulos seguintes, o proffesor Ellison se entrega ao estudo minucioso de cada um dos quatro escritores nordestinos. Desenha os temas principais dos romances,.. d relvo aos acontecimentos na vida dos autores que constituem a base essencial da suas invenc6es ficticias, exp5e com sagaz criterio as faltas e as primazias das suas obras e examina corn cuidado e objetividade as opini6es dos criticos brasileiros e norteameri- canos que tam julgado a literatura e a cultura do Nordeste. Desenrolou o vasto panorama sociol6gico desde regi.o Jos6 Lins do RESEW AS Rego com seus -inco romances do ciclo da cana de acucar. Apareceram um por ano, entre 1932 e i936, atraindo a atencao de todo o pais para a velha civilizacio dos senhores de engenho que ia desaparecendo sob a agencia de novos impulsos econ6micos e sociais. Nestes romances deu vida Lins do Rego a tres figuras inolvidiveis -o coronel Jos6 Paulino, prototipo do altivo latifundiario patriarcal, seu neto Carlos de Mello, melanc61lico, achacoso, inapto para administrar o engenho decadente, e o moleque Ricardo, membro da classe baixa desgracada. E nao 6 menos perito o autor na caracterizaiao das numerosas pessoas secundirias, tao importantes como as principais para integrar o quadro dos romances. O professor Ellison aponta como defeito na obra de Lins do Rego sua pritica de narrar con excessiva repetigao o estado mental dos perso- nagens, em vez de usar mais diilogo que teria a vantagem de introduzir variedades e deixar que os individuos mesmos se revelem. Mas os cri- ticos brasileiros preferem disculpar isto como toque artistico do romancista, herdado dos profissionais recitadores orais que tinha ouvido na sua meni- nice em Parahyba. Outra imperfeiao 6 a pressa com que escreve Lins do Rego e a ausencia de revisao se faz sentir. Tamb6m, em virios roman- ces posteriores aos do ciclo da cana de acucar, onde o autor se afasta da terra oriunda e das lembrancas autobiograficas, ha claras evidencias de debilidades e incerteza na construcao e desenvolvimento das obras. E possivel, afirma o professor Ellison, que outros escritores nordes- tinos contemporaneos superem Lins do Rego em ticnica estilistica e arte literria, mas 6le fica sem rival como interprete da sua regiao -na sua esplendida evocacao fisica do mundo do engenho, dentro do qual fervil- ham as paixoes daquela sociedades singular de brancos e pretos, de sonho- res e descendentes de escravos, na sua compreensao do ambiente e na sua simpatia humana por todos os seres que se agitam nas intensas comple- xidades daquela organizacao social. Dos quatro escritores nordestinos, o melhor conhecido no estrangeiro 6 Jorge Amado. Os seus romances se acham traduzidos em vinte e quatro idiomas. Esta fama, segundo o professor Ellison, 6 devida talvez mais a natureza esquerdista e revolucionaria dos seus livros que a qualidades lite- rarias. Havendo sido escritos os mais violentos nos anos de crise econ6- mica mundial e de grandes agita§6es politicas, quando pareceu a muitos que a peleja entre o Comunismo e o Fascismo ia acabar forcosamente no triunfo do partido dos obreiros, foi natural que este autor propagandista chamasse a atencao e entusiasmo de leitores radicais do Brasil e das outras nacoes. 185 186 REVIS TA BEROAMERICANA Quase todos os romances de Jorge Amado baseam-se numa critica enraivecida das instituic6es sociais e politicas que prevaleciam na regiao baiana--sejam nas fazendas de cacau com o seu proletariado rural ou na cidade da Bahia, comrn o proletariado das fibricas e do mar. Para Amado s.o inteiramente bons os grevistas, os pobres -especialmente os negros-, os operarios militantes duma revolug marxista, tamb6m os seus simpatizadores de classes mais altas e abastecidas. Nao omite os crimi- nosos da categoria dos benignos, porque les resultam dum injusto sistema social. Completamente maus para Amado sao os explotadores dos pobres -os fazendeiros, os feitores, os capitalistas, a igreja e finalmente a po- licia e o :exercito, obedientes aos ricos. Estas prevenc6es ideol6gicas perjudicam perceptivelmente a maioria dos romances de Jorge Amado. Nao dao lugar para caracterizac6es sutis, nao permitem um estudo equinime de situaq6es e pessoas. Ele tem que pregar a revolu§ao a brados -insinu.-la nao basta. Todavia, nasceu Ama- do com talento de romancista. Os seus personagens, ainda que sejam estere6tipos, tem forca, tem vida. Interresam-nos, porque sao homens e mulheres de aqio e energia. A sua linguagem verdadeira, robusta, exatamente como fala o povo. A criticada frecii ncia de palavras obscenas provem deste realismo, nao indica nada' de prop6sitos pornogrificos. O lirismo e a imaginacao de Jorge Amado ficam a suas qualidades salientes. A sua prosa canta, simples e poderosa, como os velhos bardos, sobretudo nas suas descri§6es de elementos folcl6ricos -as macumbas, as supersti6es, as po6ticas tradic6es do mar. Eu concordo absolutamente com o professor Ellison quando assevera que ao considerar a producao total de Jorge Amado, pensamos numa sucessio de epis6dios, dos quais alguns sao pequenas obras-primas. Graciliano Ramos, que morreu em 1953, 6 entre os quatro roman- cistas do Nordeste o escritor mais consciente e polido, possivelmente por- que dispunha duma cultura literaria muito mais ampla que 6les. Nos seus livros percebem-se particularmente influencias de Dostoevski, Balzac e Eca de Queiroz. Nascido nos soalheiros do imenso sertio e passados la os seus anos formativos, foi esta terra, que tao bem conhecia Ramos, que the proporcionou o ambiente, os temas e os personagens para seus escritos mais notaveis, ainda que flagelasse tamb6m em outros os homens e as instituicoes do litoral. Preocupam-no as press6es da sociedade nordestino s6bre a alma e o carAter das pessoas que estio condenados a viver neste meio de miseria econ6mica e de desmoralizac.o espiritual. Ramos nao se presta a solu- RESE 1AS cionar 6stes problemas. E misantropo demais, 6 pessimista. O homen, para 6le, nunca pode gozar da felicidade. Nos seus romances a justica 6 iksoria. Sempre se extravia, sempre falha. T6da a sua critica dos males da sociedades e implicita; nao se descobre nada de propaganda politica direta. Segredo n.o 6 que Ramos foi partidirio ardente do movimento revolucionario e ha quem encontre dificil reconciliar a filosofia inuma- nitaria des seus livros com as suas crengas radicais, mas aclara o professor Ellison que, alum dos seus enraizadas dividas intimas pelo diz respeito a melhoramentos, foi Graciliano Ramos artista literAria demais para inserir serm6es doutrinarias nas suas obras. Graciliano Ramos 6 o mestre do romance psicol6gico. Revela e ex- plora o agitadissimo mundo mental dentro do qual sofrem os seus ator- mentados protagonistas. O brilhante emprego do mon6logo interior em dois niveis de acao para entretecer as recordac6es, pensamentos e terrores do passado e do presente, dando a tudo a qualidade de sonho ou delirio, 6 a sua contribuic;o especial ao romance brasileiro. E o seu estilo s6brio, esmerado e refinado, em perfeita harmonia com o assunto, os personagens e o lugar, alcanca uma forma artistica de beleza parnasiana. Com Rachel de Queiroz, filha do sertio, alarga-se o horizonte do romance nordestino. Entra nele o estudo penetrante da psicologia feminina e da posik;o da mulher naquela sociedade t.o restringida, dominada pelos homens que guardam para si todos os privil6gios, e na qual a mulher tem representado o papel tradicional de ente submisso e inferior. Nas obras de Rachel, a mulher, seja noiva casta numa procissao faminta de retiran- tes da seca, seja prostituta numa aldeia, seja esp6sa dum caixeiro numa cidade, seja colegiala num convento, protesta e rebela contra as convenc6es que lhe tiram o direito de desempenhar livremente a sua personalidade e que a sujeitam a escravidao sexual. A autora nio suaviza as desgradaveis realidades da vida total do Nordeste, nem o sofrimento humano que 6 conseqiincia fatal desse am- biente. Mas ela nao acusa chiadamente; a sua protesta social se patentea nas hist6rias convincentes dos seus personagens. Sabe pintar as profundas emo6bes de amor, de aflilgo, e de desesperanca com sinceridade e com- paixio. Nunca se serve das falsas cores de sentimentalidade. A mao de artista de Raquel de Queiroz 6 certa, 6 segura; para realizar o efeito dese- jado escolhe matizes, omite detalhes. Possuida ela dum senso dramatico, os seus romances escapam A monotonia e a sua mestria dos muitos ritmos da fala popular veste a sua prosa flexivel de variedade. Entre as 34 obras dos quatro romancistas do Nordeste examinadas 187 188 REVISTA I EROA MERICANA e analisadas pelo professor Ellison, estas sao as que considera de mais merito literario e significacao social: de Jose Lins do Rego, Menino de En- genho (1932), Doidinho (x933), Bangue (1934), O Moleque Ricardo (1935), Usina (1936), Pedra Bonita (1939) e Fogo Morto (1944); de Jorge Amado, Jubiab (1935), Mar Morto (1936), Terras do Sem Fim (1943), e Sao Jorge dos Ilhdus (1944); de Graciliano Ramos, Sao Bernar- do (I934), Ang istia (1936), e Vidas Secas (1938); de Rachel de Queiroz, 0 quinze (1930), Joau Miguel (1932) e As Tres Marias ( I 939). No seu capitulo final, o professor Ellison sintetiza as caracteristicas principais desta ficcao nordestina -a importancia sociol6gica da luta en- tre o homem e o ambiente, a critica aguda da sociedade, a nova atitude humanitiria e a grande simpatia pelos parias e oprimidos. Todos n6s que apreciamos a literatura brasileira contemporanea havemos de ficar agradeci- dos ao professor Ellison pelo seu estudo substancioso -bem pensado, bem escrito e excelentemente documentado. LEO KIRSCHENBAUM Universidade da California Los Angeles HECTOR RAUIL ALMANZA Brecha en la roca. Colecci6n Ahuizote. Obre- g6n, S. A., Mexico, 1955. El tema es lo mas interesante de la presente novela de H&ctor Raul Almanza. Tratase de las dificiles experiencias que han de sufrir los obreros petroleros en busca de su libertad econ6mica, arrancando antes sus garantias que como seres humanos les corresponden, de manos de las empresas extranjeras. La culminaci6n de tantos intentos por mejorar la situaci6n, como todos sabemos, es la expropiaci6n petrolera decretada por el gobierno del Presidente Lizaro Cardenas, el 18 de marzo de 1938. El asunto, a mas de tener un interes nacional en si mismo, profundiza oe el problema desde sus origenes, a raiz de la Revoluci6n de 1910, cuando las compafias extranjeras aprovechan las anormalidades por las que atraviesa el pais para hacerse de las tierras convenientes y emprender la explotaci6n del petr6leo para su unico beneficio. Como centro o nucleo de esta historia aparece la de la familia de Antonio G6mez, cuya muerte y la de sus hijos mayores a manos de cri- rninales a sueldo de las compaiias extranjeras por arrebatarles la tierra, R E S E.i..A S deja en completo abandono a dofia Teresa, que fuera mujer de G6mez, y a su pequefio hijo Arturo, quienes, huyendo de sus recuerdos, se refugian en Ebano, San Luis Potosi,. a rehacer su vida destrozada apro- vechando el menguado patrimonio que logr6 salvarse del desastre. La to- talidad de la obra se desarrolla en el Ebano, centro petrolero potosino muy adecuado para mostrar la vida de los obreros, su miseria, abandono, deso- rientaci6n, atropellos a que son sometidos constantemente, y, por fin, el aprovechamiento de su sordo rencor contra las empresas, encauzado, des- pues de vencer muchos obsticulos, en especial el de los obreros "ven- didos", hacia la uni6n de esfuerzos para llegar al bien colectivo, no s61o de los trabajadores de este:lugar sino el de toda la industria petrolera de la Repiblica, al lograr la formaci6n de un sindicato inico, el STPRM. Aunque la novela busca la expresi6n de una clase social, en este caso la obrera, y conduce al lector por todos los caminos que puedan ex- plicarle una situaci6n o el por que de detalles mediatos o inmediatos, y aun cuando el vasto material empuja a la continuaci6n del relato antes que a su consideraci6n, destaca una figura que por su situaci6n y simbolismo debe entenderse como personaje principal: dofia Teresa, la madre. Por su inter- x enci6n directa o por su solo recuerdo o presencia, las escenas se dig- nifican y ennoblecen. Astuta, audaz, inflexible, comprensiva o tierna, esta en el primer plano cuando se trata de hacer un sacrificio o de prestar luna ayuda. El puesto de comidas que regentea le sirve de tribuna y le da oportunidad para ejercer su positiva influencia en la vida del pueblo, tan afligido siempre por la miseria y la injusticia. Esta mujer, recuerda por ms de una circunstancia a Pelagia Nilovna V1asof, herencia de la novela de Maximo Gorki, La madre. Ambas sirven con entusiasmo a una causa colectiva de caracteres semejantes, exponen sus vidas en misiones dificiles de propaganda buscando las conexiones de elementos claves; evitan actos de crueldad infitil; su edad y modestia las hace pasar inadvertidas para los contrarios, pero consiguen, en cambio, el aprecio cordial de los directores de los movimientos obreros. Su intervenci6n en los asuntos amorosos de sus hijos se reduce a discreta comprensi6n y, sobre todo, el sentimiento material que las anima no limita sus beneficios a sus hijos, abarca a todo aquCl que est. caido, que es d6bil, que necesita ayuda. Los otros personajes, con ser muchos o quizi por ello, estan al servicio de una idea, de una tesis, y destacan mas o menos en alguno de los tres grupos que el autor ha querido presentar: los norteamericanos di- rigentes de las empresas petroleras, los obreros y--diriamos--, los trai- dores, espias o guardias blancas al servicio de los patrones. 189 R E V I S T A IB E ROM A M ME RI C A NA Bien se ve que la novela lieva una finalidad y para conseguirla, el autor se vale de artificios un tanto convencionales. Para demostrar, por ejemplo, cuin nociva e injusta es la explotaci6n de los obreros mexicanos por parte de las empresas extranjeras y cuan dura e inhumana es la vida del trabajador, colmara de equivocaciones y vicios a unos para exaltar las virtudes de los otros. Es decir, encontraremos a los buenos oponiendose a los malos en contrastes continuos. En alguna parte, hacia el final del libro, se usa el paralelismo simb61lico recogiendo dos de los temas prin- cipales: el nacimiento de un niiio y el nacimiento de una industria me- xicana. Procedimiento este, poco itil, cuando la fuerza de los asuntos, en lugar de sumarse, se resta. Pero, no hay en Brecha en la roca, general- mente, alardes tcnicos y es evidente que se ha atendido al mensaje antes que a la forma. Los capitulos se encadenan con la 16gica natural de la cronologia y se cifien a la historia en las 380 p.ginas de verdadero conte- vido que forman el libro. Algunos fragmentos emotivos y humanos marcan una tregua en la acci6n y nos ofrecen el entusiasmo sano y fresco de un hombre que cree en la generosidad de la tierra y se acerca a ella con amo- rosa esperanza. Brecha en la roca pertenece al grupo de las novelas interesantes que deben leerse para conocer uno de los problemas mis intensos de nuestra economia nacional en todos sus pasos por conquistar una libertad dificil de alcanzar. Almanza es un hombre que tiene fe y muestra, lo mismo aqui que en sus otras obras: Huelga blanca y Candelaria de los pates, c6mo, a pesar de una realidad poco risuefia, se imponen, lenta pero seguramente, el sentido de responsabilidad, la aspiraci6n hacia algo mejor y la conciencia de unidad. MARfA DEL CARMEN MILLAN Universidad Nacional Autdnoma de Mxico Luis MARIO LozzIA, Domingo sin fzitbol, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1956. La trama simple de una barriada portefia que por circunstancias comu- nes, queda sin el partido de fitbol caracteristico, dan origen a Luis Mario Lozzia para descubrirnos una emotiva y autentica realidad nacional. Quizi la primera soluci6n de esta novela se desprenda del ambiente, pues alli, en ese pequefio mundillo que sin darse cuenta se entrega a las alternativas 190 R E S E AS de un torneo deportivo, hemos de atrapar algunos personajes especificos e imborrables. Luego, una tarde de liuvia, cierra para las criaturas del libro su evasi6n. La cancha cerrada obliga a proyectar otros planes, y el cambio desconocido sirve para organizar la trama novelistica. Buenos Aires aguarda entonces con frialdad el destino que fabrica un autor. Lozzia sabe predisponer de esta tarde, sin fallas documentales ni falsas pinturas, con una expresiva fidelidad narrativa. Anteriormente habia publicado un libro de cuentos, Estas noches que em piezan, donde se revelaba como justificado escritor y cuentista, teniendo siempre a la ciudad sembrada en sus manos. Ahora, no puede decirse que la proyecci6n no tuvo exito. Al encontrar a los personajes vemos como todos ellos deben por prefijado azar unificarse con ese domingo sin f6tbol. Asi, el jugador y su padre, el cronista deportivo y su mujer, el duefio de la cantina con su familia, las hijas, la tia y su amante, s6lo reflejan estados equilibrados del destino. Surgen entre ellos, una muchacha y su hermana, nifia ain, hijas del canti- nero, para quienes en aquel dia total adquieren conciencia de un mundo cercano y palpable, dando dentro de una descripci6n descarnada la en- trega fisica de la adolescente, y proyectando la realidad algo incierta de la relaci6n humana, en la segunda. Seguro como novelista, sabe apreciar la sencillez del medio ambiente y con una limpieza literaria sin recargos coloristas, ha cumplido en forma singular mostrindonos con gran autenticidad local, una empresa de crea- ci6n plena y valedera. HORACIO JORGE BECCO Buenos Aires MAHFUD MASSIS, Elegia bajo la tierra, Ediciones Pol6micas, Santiago, 1955. La publicaci6n mis reciente del poeta chileno Mahfud Massis es su volumen Elegia bajo la tierra, poema en veintisiete partes, con pr6logo del autor. El leitmotiv de esta poesia, como dice el mismo Massis, es la muerte, pero no la muerte en su calidad de acontecimiento, de hecho final, sino una muerte que es a veces indistinguible de la vida. Como a conti- nuaci6n indica el poeta, en su obra encontrarA el lector muertos que pa- recen vivos y vivos que tienen a veces el rostro de los espectros". En efecto, el poeta se sitia en la confluencia de la vida y la muerte, lugar de interpenetraci6n de dos mundos. Por esta area limitada se mue- 191 RE VISTA IBEROA MERICANA ve sin salir nunca .de su circulo subterraneo de oscuridad finebre. En su trayectoria horizontal se encuentra con angeles y antepasados que legan a su nivel desde arriba o desde abajo, segin el caso. El poeta ni asciende ni desciende a la manera dantesca en el mundo de ultratumba, y su poema, mas que escatologia, es una simbiosis de vida y muerte. Massis no canta a 6sta ni la glorifica, porque no concibe una muerte que se distin- ga netamente de la vida. Tampoco hay en su poema una vida despues de la muerte. Si actian en 61 los muertos, esto no es sino una indica- ci6n mas de la continuidad vida-muerte. A trav6s de los veintisiete fragmentos del poema se desarrollan varios temas que establecen claramente la posici6n del poeta. Primero, Massis se define a si mismo como un paria, un primitivo que esti fuera de lugar en la sociedad contemporinea: "Yo era el Hombre de Java de la fa- milia". Sin embargo, le es imposible cambiar sin "enviar al mercado mi alma". A continuaci6n se identifica con un perro, simbolo doble aqui del proscrito y de la muerte. En su calidad de perro errante cava en la tierra y exhuma "cabezas, fragmentos de antepasados, una lengua cadavrica, morada por el tiempo, que alcanza s61o a susurrar imaldito!" Asi introduce en su poesia el tema de los antepasados arabes que le fascinan y que significan en su poesia la maldici6n, la condena ab utero. Condena doble para Massis, poeta e hijo de inmigrantes y por esto doble- mente desarraigado. Mis fuertes que 61 son los antepasados, "maliciosos y dulces, Agiles y contumaces, celebrando los ritos de la muerte en veloces danzas a caballo". Le muerden la cabeza, "mi cabeza de pobre americano, porque en mi hundida frente de pastor s61o anid6 la muerte y el cuervo desplumado de la belleza". En estas lineas encontramos sintetizada la posici6n de Massis, atacado por la fuerza ancestral, a la vez americano y pastor (Arabe). Tambi6n se debe notar este pijaro que no es ya el cisne modernista ni el buho de la sabiduria, sino el cuervo, simbolo de la muerte. Hasta en el cuervo se ve la confluencia de vida y muerte: el pa- jaro ha perdido sus plumas de color finebre y muestra la carne desnuda. Entonces el poeta les pide a los antepasados que le den su poder y su "es- tructura vegetal contra el destino, a mi, sofiador extenuado, defensor de de- rechos indtiles, vendedor de sudarios y bolsas de colores". La muerte, que Massis simboliza por medio del perro ya mencionado, tambi6n aparece en forma de toro; pero el toro, como el cuervo, ha perdido su tradicional color negro. Aparte de esto, la muerte vuelve siempre a manifestarse en el vocabulario del poeta, como se ha visto en las lineas ya citadas. 19.2 RE SE AS En esta atm6sfera de muerte y de condena ancestral el poeta se ve pequefio y perdidot consciente ademas de la contingencia de toda su acci6n vital. Si bien dice a veces: "Soy un toro con el pecho de jade", o Ilega a ser un angel para los sapos, la identificaci6n en general es entre el yo y un perro, o se compara con "un pequefio dios celeste y pilido" de ojos de perro, o con un pequeio salvaje, un enano, un moscard6n. Hasta en el amor la muerte causa en Massis un sentimiento de inferioridad, de contingencia: Gladiadora en el lecho nupcial, las hienas vienen a comer de tu carne amorosa en la noche... Sobre tu vientre caen aves de pico rojo, y la boca que balbuce6 la frase perdida y querida tiembla bajo el diente fino de los roedores. Ah, c6mo amarte con mi transitoriedad, con mi pobre medula de gusano, si la eternidad esti raida, y el porvenir ondula como una culebra en la resina funeral. El amor aqui no es un esfuerzo para escaparse de la muerte. Representa en la poesia de Massis quizis lo mis vital; pero hasta en este aspecto mis vivo de la vida, este presente la muerte, el deslizarse continuo de un estado hacia el otro, el confluir, en efecto, de los dos mundos de vida y muerte, el cual Massis acepta francamente, aun cuando limite sus posibilidades de actuar en la vida. La muerte que de esta manera, junto con el poder de los antepasados, domina la poesia de Massis, no es en su obra un problema. Es mis bien un hecho que surge en la conciencia del poeta de varios incidentes que entre si no tienen conexi6n necesaria: la contemplaci6n de la propia muerte, la muerte de un ser querido, un paseo por la ciudad, el amor. El hecho de que el poeta est6 consciente de la presencia de la muerte en cada incidente le permite evocar el simbolismo de los acontecimientos y reinterpretarlos, recrearlos para formar un todo podtico. S61o dos veces parece rebelarse Massis activamente. En una ocasi6n exclama: Maestro en lenguas feroces, no siempre me contengo, acuso a mis antecesores, juzgo, olvido, asesino, invito a la extenuaci6n, s61o tengo el veneno de mis palabras iOh, lama mia! iCufnta justificaci6n para vivir! Pero en seguida aparece la inevitable muerte y arrastra el alma del poeta. 193 RE V I S TA IB ER OA M ERICAN A Otra vez en una reminiscencia del sueiio de Jacob, el poeta dormido derriba a un angel y su alma herida asciende cantando. El lenguaje de Elegia bajo la tierra esti cuidadosamente trabajado. No hay palabra que no lleve su carga emocional, no hay frase que no est6 llena de sugerencias simb61licas y metaf6ricas. N6tese por ejemplo la fuerza emotiva de las lineas siguientes: y una pavana de costumbres estoicas caia del naranjo Puedes tocar mi rostro, su lejana mariposa de hueso muertos planetas de hueso de mi contextura [dientes]. Nuestros cuernos chocan contra el 6nix sombrio, y nos amamos. Estoy muerto, pero me crece la barba. Encontramos tambien lo que en otros poetas llamariamos juegos de pa- labras, aunque en Massis nada tiene aspecto de juego: Si entrara al cementerio en la noche, entre el oxidado aroma del oxiacanto Como una flor sobre la negra caja estis en mi coraz6n, y te ciernes, entre ciervos de oro, desciendes al olivar obscuro Leyendo a Massis, se nota sobre todo que la suya es una poesia que no admite los limites de lo tradicional y lo trillado, pero que tampoco siente la necesidad de abrirse camino por medio del exceso. Las imigenes de Mas- sis pueden ser osadisimas; pero al mismo tiempo se caracterizan por su gran sobriedad. Es la sobriedad de un poeta que sabe encontrar la expre- si6n justa para el concepto que expresa y rechazar siempre lo innecesario. Massis es un poeta fuerte, duro, pero un poeta que opera ya en completa libertad. No tiene que derrumbar idolos. S61o crea poesia. Esta poesia, tan avanzada en cuanto a la forma, es a la vez clasica en su utilizaci6n de experiencias personalisimas para el desarrollo de un tema universal. Es una poesia que es imposible leer sin compartir la emoci6n del poeta y sin sentir en su fuerza, su enfoque original de lo eterno, la obra de una per- sonalidad poderosa y segura de si. La misma lucidez que caracteriza la poesia de Mahfud Massis se ve tambi6n en el pr6logo que acompafia al poema. Bajo el titulo sugestivo y polemico de "Palabras en el muro", contiene una cantidad de auto- 194 RES E AS an.lisis de gran perspicacia, evidenciando la clara conciencia que tiene el poeta de sus procedimientos. Sin embargo, se encuentran tambien palabras como 6stas: Ciertamente, si el poeta reparara en esas tristes merluzas [los criticos], estaria perdido. Por tal raz6n, pongo un muro de asbestos entre ellas y mi poesia, grandes piedras refractarias entre su cerebro pardo y mi conducta como individuo... En las paginas que siguen, elaboro una experiencia po6tica en que el regimen de las visiones satisface mi necesidad de ex- presi6n, y ello me basta... En consecuencia, no arguyo ni explico nada: s61o trato de levantar mi grito en medio de la noche. En estas lineas hallamos tres ideas en demasia comunes -y muy discu- tibles- en nuestros tiempos: que el artista crea s6lo para expresarse, que por lo tanto su creaci6n es puramente personal, y que como consecuencia nadie tiene el derecho de criticar la obra de arte. La noci6n de la crea- cion artistica por el solo motivo de la expresi6n, amenaza ahora asumir todas las caracteristicas de un mito, como lo hizo en el siglo pasado "la inspiraci6n". Claro es que la critica puede ser estiipida y que nadie puede vedarle al artista el derecho de expresarse de la manera que mas le guste. Pero abandonando la mitologia poetica que sobre la creaci6n artistica se ha construido, y volviendo a los hechos, tendremos que reconocer que con contadas excepciones los artistas no crean solamente para expresarse, sino tambien para comunicarse con un piiblico, por restringido que sea. Parece demasiado obvio, y sin embargo se olvida a menudo, que al artista que publica su obra no se expresa ya in vacuo, sino que trata de expresarse a alguien, es decir, de comunicarse. En el momento de creaci6n, la obra podr ser una expresi6n pura y nadie tendri derecho de criticarla, como tambi6n nadie la conoceri. Pero en el momento de comunicarse, de pu- blicar deliberadamente su obra, el artista entrega a su publico el derecho de leer o verla y tambien el derecho de criticarla en sentido favorable o adverso. No pasa, por lo tanto, de ser pueril la actitud de exhibirse y luego de negarles a los espectadores la capacidad intelectual de formar un juicio, por tonto que sea, sobre la exhibici6n. Es por esto que tales sen- timientos nos extraian en un autor tan poco pueril como lo es Mahfud Massis, sobre todo cuando tiene la ocurrencia rara de publicar al final de su libro toda una antologia de juicios criticos (favorables) sobre sus obras anteriores. Sin embargo y a pesar de la poca estimaci6n en que tiene 195 196 R E V I STA IBEROAM ERICANA Massis a los criticos, el lector tendri que agradecerle la publicaci6n de un volumen de poesia fuerte, libre, y de una trascendencia sugestiva. JOHN H. R. POLT University of California, Berkeley MANUEL DE CASTRO, El padre Samuel, Ediciones Pauta, 24 ed., Monte- video, 195, 194 pigs. Entre los pocos autores en el campo de la literatura novelesca del Uruguay que han alcanzado notoria fama en este pais apenas descuellan otros nombres que los de Carlos Reyles y Javier de Viana. Puede extra- fiar al lector, por eso, saber que hay otros escritores y otras novelas que merecen atenci6n. Una de ellas, que consideraremos brevemente aqui, ha ganado fama considerable, a lo menos dentro de su propio pais; publi- cada en 1937, al afio siguiente fue premiada por el Ministerio de Edu- caci6n y la nueva edici6n aparecida en el afio i951 da ain m~s prueba de la popularidad que sigue disfrutando. Conviene decir que en la his- toria de la novela uruguaya, El padre Samuel gozar, de una preeminencia segura. El padre Samuel es Ia segunda novela que ha salido de la pluma de Manuel de Castro, autor contemporaneo nacido en 1896. Como ha pa- sado en la carrera de otros muchos escritores de Sud America, las primeras obras de Manuel de Castro fueron escritas en forma po6tica. La primera novela, Historia de un pequeio funcionario, vio la luz en 1930 y poco despubs al autor le fue otorgado el Premio Centenario. A pesar de su escasa producci6n, esta le revela como autor de fina sensibilidad y posee- dor de un claro y penetrante entendimiento del coraz6n humano. La historia politica en ambos margenes del Rio de la Plata ha sido tal que en tiempos pasados el Uruguay ha dado asilo a los desterrados de la Argentina y tambi6n ha enviado a sus propios sibditos en exilio forzoso a la margen meridional del rio fronterizo. Pero el termino region rioplatense ignora las fronteras nacionales, y hace dificil, por lo tanto, la exacta localizaci6n de un autor en una sola de las dos repiblicas ribere- fias. Tenido por uruguayo, ciudadano del pais en donde reside y trabaja, Manuel de Castro naci6, sin embargo, en Rosario, Argentina.' Luisa Luisi 1 Barbagelata, Hugo David, La novela y el cuento en Hispanoamirica, Mon- tevideo, 1947, p. 149. RESENAS le designa compatriota suyo en su excelente articulo, The literature of Uruguay in the year of its Constitutional Centenary 2 y Alberto Zum Felde le concede una posici6n prominente en sus libros sobre la literatura del Uruguay. 3 Cuando El padre Samuel sali6 de las prensas, el autor anunci6 la publicaci6n de otras tres obras, El garrote magico (Cuentos), Gabriel, buscavidas (Novela picaresca) y Cantos del. Retorno (Poesia), de las cuales s61o el tomo de poesia ha llegado a mi conocimiento. El titulo completo de la obra de Castro es el Padre Samuel (su vida sacra y profana evocada por un llamado su sobrino) Novela picaresca americana, y mas adelante en la nota, -Esta obra fue escrita bajo la ad- vocacidn del Presbitero don Manuel de Castro y Cobas, oriundo de Noya y ordenado en Santiago de Compostela el 30 de marzo de 1885. (Titulo Servitii Ecclesiaet indulto apostdlico) y fallecido en Montevideo el 2 de junio de 1908. Gustd el vino de la tierra y comic el pan de los Angeles. Llaman nuestra atenci6n la coincidencia de la patria chica y de la iglesia del ordenamiento asi como de la localidad y la fecha del fallecimiento de ambos el personaje real y el ficticio, aunque no pueda saberse a ciencia cierta hasta qu6 punto haya podido servir el Presbitero de modelo para el Padre Samuel. En cuanto a la calidad picaresca, designada en el sub- titulo, cabe algo de duda. El sentimiento con que queda el lector de El padre Samuel es mas bien el de haber conocido en el protagonista a una buena persona, intensamente humana y dibujada con sensible linea por un autor hibil e inteligente. Alberto Zum Felde caracteriza la novela como sigue: "Su novela (El padre Samuel) puede colocarse, en cierto modo y hasta cierto punto, dentro del g6nero de la novela picaresca espa- fiola, por primera vez abordado en nuestros paises americanos, y con buen 6xito; y no porque campee en su novela nitngin picaro, sino por el sentido de ironia sabrosa con que la vida parece encarada". 4 Se podria afiadir que la ironia misma cae siempre dentro de los limites del buen gusto, no faltando por eso situaciones risibles que frisan en lo picaro. El primer intento del autor, sin embargo, parece haber sido crear un perso- naje de came y hueso, una persona fuerte y debil a la vez, noble pero impresionable. Y asi lo hizo. 2 Luisi, Luisa, The literature of Uruguay in the year of its Constitutional Centenary, Bulletin of the Pan American Union, vol. 64, pp. 655-695. 3 Zum Felde, Alberto, La literatura del Uruguay, Buenos Aires, 1939, p. 66. -, Proceso intelectual del Uruguay y critica de su literatura, Montevideo, 1941, p. 558. 4 Zum Felde, Alberto, Proceso intelectual del Uruguay y critica de su litera- tura, Montevideo, 1941, p. 558. 197 REVISTA I B E R O A M E R IC ANA La delineaci6n de El padre Samuel es bastante sencilla. La acci6n empieza en Rosario, Argentina. Gabriel, el narrador de la historia, tiene nueve afios cuando contempla a su madre muerta. Su padre, despu6s de asegurar al hijito que su madre se ha ido al cielo y alli le espera, se dis- pone para emprender un viaje largo dejando a Gabriel en casa de un matrimonio, amigos oriundos de Galicia. Sollozando el ninio se despide de su padre que promete volver por el. Pasados unos meses, le dicen a Gabriel que ahora es hu6rfano de padre y el nifio solitario se siente tras- pasado de tristeza y de confusi6n. Con el tiempo un rayo de luz penetra su noche. Desde Chile, un tio suyo, sacerdote, sabiendo el estado lasti- tnoso del huerfano manda una carta en que ofrece cuidar y educar a Gabriel con tal que se reina con 1l. Los preparativos se hacen y Gabriel, acompafiado de Villalonga, el muletero principal, que es tambien amigo del tio Samuel en Chile, se pone en marcha. En el camino, Villalonga se muestra locuaz. Pinta al padre Samuel como var6n guapo y alegre que en su juventud tenia entusiasmadas a cuantas muchachas le conocie- ron. Antes de llegar a Concepci6n, Gabriel ya se ha formado una idea algo concreta de c6mo sera su tio, pero no esti preparado para el encuen- tro que sigue. En el and6n ve acercarse a un hombre distinguido en quien reconoce a su padre por la forma de hablar. Desde ese momento se establece entre ellos una relaci6n como entre padre e hijo que se con- servara a lo largo de la novela; para el piblico, Gabriel es sobrino; para esos raros momentos preciosos cuando los dos se hallan en conversaci6n intima, es el hijo amado. La juventud pasada del padre Samuel se desenvuelve o por confi- dencias hechas en conversaci6n con Gabriel o por conversaciones entre Samuel y viejos amigos, escuchadas de paso por el nifio. De joven, no estaba Samuel de talante para ser sacerdote, muy al contrario, pero ce- diendo al anhelo de una madre ciega, el hijo inimo acab6 por servir de cura en Corufia, en la querida "tierruca" en donde naci6. Trasladado a Ambrica sirvi6 en una parroquia en Montevideo. De visita en Galicia, Samuel sinti6 un amor humano tan profundo que juzg6 justificado "colgar la sotana", casarse con Soledad y volver con ella a America. Pa- saron diez afios idilicos. Soledad, moribunda, pidi6 a Samuel la promesa de volver a la iglesia y despues de pasar 61 un afio piadoso y penitente, le recibieron otra vez en el oficio sacerdotal. El amor por el padre y la admiraci6n hacia el sacerdote tienen su influencia sobre el nifio. "-No tienes pasta para ello", replica Samuel a la petici6n de Gabriel de seguir estudios teol6gicos, pero un cambio 198 RE S E AS de localidad geogrifica trae otros cambios. En Victoria, en el sur de Chile, el hijo, ayudando al padre en la misa comete errores ridiculos, y presencia la muerte trigica de su querida amiguita, Blanca. El padre Samuel suefia con volver a Galicia. En la "tierruca" de su madre debe educarse el hijo, y Samuel emprende el viaje a Montevideo por barco adonde lega en plena gloria de la primavera. La casa de ami- gos gallegos es suya y alli se congregan los compatriotas, entretenidos en forma brillante por Samuel que cuenta an6cdotas, canta y se rie con todos. Solo, con el amo de la casa y su esposa, Samuel les abre el coraz6n calmando sus sospechas y revelindoles la verdadera identidad de Gabriel. Un mal de coraz6n le aflige y la condici6n es agravada por noticias de Espafia. La madre de Soledad escribe para advertirle que fuera mejor no volver. "Arrepentido al fin de esas sus andanzas por tierras de Ame- rica" el buen padre Samuel fallece. Otra vez el nifio se halla solo. Resulta obvio que El padre Samuel no puede considerarse como no- vela picaresca de la misma manera que consideramos el Lazarillo o el Buscdn. Hay en la obra de Castro una ternura y tono lirico que nos hace pensar en el fondo po6tico del autor. Del cariiio por parte de Samuel hacia su hijo hay muchos ejemplos. Vueltos al Uruguay desde Chile, el padre disimula su enfermedad y sus dudas de llegar vivo a Galicia, ani- mando a Gabriel, -"Non te afligas, rapacifio. Llegaremos a Galicia con el florecer de los almendros. Ten por cierto que las mismas estrellas que guiaban a Carlomagno nos conducirdn hasta la tierra de su santa madre". Falta un picaro en el libro pero verdad es que hay incidentes narrados por un nifio inocente e ingenuo que colman lo c6mico. La primera prueba de Gabriel como monacillo trae confusi6n completa y dice: -"Pretendi ioh infeliz! levantar el extremo de la casulla antes del debido tiempo, pero la voz del padre Samuel me hizo volver en mi, en tanto-mi rostro se puso al rojo vivo. -Mejor seria que levantaras la cola a los perros- dijome por lo bajo y echindome una mirada fulminante". El conflicto en las novelas picarescas espafiolas se origina entre el picaro y una sociedad que le desdefia por su ociosidad y que a la vez 61 mira desdefioso. Conflicto hay en la vida del padre Samuel pero surge del intento de suprimir un espiritu entusiasta y alegre entre los limites algo estrechos del regimien pastoral. Bien sabia el padre lo que decia cuando contest6 la petici6n de Gabriel con "No tienes pasta para ello". El conflicto se declar6 en rebeli6n abierta durante los afios de su matri- monio y cuando, despubs, volvi6 a ponerse la sotana ya tenia como con- suelo el fruto de esos afios. Aun en Victoria, el puro gozo de vivir le hizo pasar de los limites de la circunspecci6n. En unos juegos inocentes, 199 REV I S T A I BEROAMERICANA el padre Samuel sorprende a Gabriel besando a Blanca, su compafiera, en los labios. Esa noche Samuel invita a Gabriel a confesarse y siguen unas preguntas. "- Quien te enseii6 a besar asi? -Las palomas, tio. -Las palomas? Sabes que tiene crispa tu confesi6n? ,De modo que las palomas te ensefiaron a besar? -Si, tio, -afirm6 azoradisimo. -Sin embargo, tengo para mi que las palomas no se cogen de la cintura para besarse. Tu sabes algo mas. Acaso alli en C6rdoba, en casa de Palacios... -No, no, tio; es la primera vez que beso a una nifia. -~Nunca viste besar a una pareja de enamorados? Enmudeci de nuevo. Todo se con- fundia en mi mente, pareci6me que aquella confesi6n no terminaba nunca. Ante el apremio de la pregunta, me arm6 de valor y dije con toda la ver- dad: -Si, tio, he visto. Una mafiana observ6 que besabas a Isabel; quise hacer lo mismo y Dios me castig6. Perd6name... -exclam6 en tono de contrici6n. El padre Samuel dio un salto sobre la silla y frunci6 e! cefio: ... Al fin me dijo: -Si asi, como ti dices, hijo mio, no me queda mas remedio que absolverte y sin latines... Lev~ntate y sigue jugando con Blanca. Eso si: ten cuidado y no des en imitar demasiado a las palomas". Zum Felde le llama "el buen cura espafiol, de recia contextura y noble fondo, pero no muy severo en sus disciplinas...".5 Por medio de Samuel y sus amigos esparcidos por el Uruguay, Chile y la Argentina, sabemos lo que es la nostalgia por Galicia, la "tierruca" amada. Nunca cesa de llamar a sus hijos. En America el gallego busca amigos entre otros gallegos y sus entretenimientos son las canciones y reminiscencias de su tierra. Manuel de Castro, narrador y creador de personajes, nos permite comprender lo que es el alma de un hombre. A pesar de unos detalles t&cnicos, por ejemplo el uso por el narrador de la primera persona del singular, claramente El padre Samuel rebasa los limites del genero pica- resco y queda como documento humano que merece larga vida y el interes del lector inteligente. MARGARET M. RAMOS Dickinson College, Pa. RALPH E. WARNER, Bibliografia de Ignacio Manuel Altamirano, Impren- ta Universitaria, M6xico, 1955, 218 pp. Ralph E. Warner, ampliamente conocido por su colaboraci6n en la Bibliografia de la Poesia Mexicana (Harvard University Press, Cambridge, 5 ibid., p. 558. 200 RESENAS _ 1934) y por su valioso estudio Historia de la Novela Mexicana en el Si- glo XIX (Robredo, Mexico, 1953), es, sin duda, uno de los estudiosos mns capacitados para la tarea que da sus frutos en este libro, instrumento indispensable no s61o para el conocimiento de uno de los mas polifac&- ticos autores del siglo pasado en M6xico, sino tambien para la total comprensi6n de un periodo orientador y decisivo en el desarrollo de las letras patrias. Como especialista en Altamirano, Warner cuenta en su haber una tesis doctoral (The Life and WIorks of Ignacio Manuel Altamirano, Uni- versity of California, 1936) que, tal vez por permanecer inedita, no aparece en el presente libro entre los estudios sobre la vida y las obras de Altamirano, cuyas fichas integran la segunda parte de esta Bibliogra- fia; el pr6logo y recopilaci6n de Paisajes y Leyendas (Tradiciones y Cos- tumbres de Mexico, Segunda Serie) (Robredo, M6xico, 1949) aparte de otras contribuciones al estudio de este autor, estos si incluidos en la secci6n correspondiente. Esta obra viene a completar la magnifica labor de Rafael Heliodoro Valle en el Homenaje a Ignacio M. Altamirano (Imprenta Universitaria, M6xico, 1935) y en la Bibliografia de Manuel Ignacio Altamirano (D. A. P. P., M6xico, 1939) y la del propio compilador Warner, "Bibliografia de las obras de Ignacio Manuel Altamirano", en Revista Iberoamericana, vol. III, niim. 6 (mayo 1941), pp. 465-512. En la "Introducci6n" Warner apunta el metodo que sigue en la or- denaci6n de su acerbo bibliografico, repartiendolo en las siguientes sec- ciones tradicionales: I. Colecciones de generos varios. II. Poesia. III. No- vela y novela corta. IV. Paisajes y Leyendas. V. Critica literaria. Biblio- grafia, Biografia, Cr6nicas y revistas. VI. Pr6logos, cartas-pr61ogos, in- troducciones, etc. VII. Discursos. VIII. Cartas. IX. Articulos varios. X. Traducciones y adaptaciones, secciones que constituyen la primera parte de la obra, estando la segunda, como ya se dijo, dedicada a los escritos sobre Altamirano. Se incluye tambien un itil indice de personas. Con visi6n discernidora Warner ha omitido numerosas entradas que figuraban en las bibliografias previas, explicando en la misma "intro- ducci6n" la raz6n de su procedimiento. Son de especial interns algunas de las notas explicativas que el compilador afiade a ciertas fichas. A pesar de algunas erratas, son de alabarse la atractiva presentaci6n tipogr- fica y la esmerada edici6n de esta obra. MANUEL DE EZCURDIA University of California, Berkeley 201 202 REVISTA IBEROAMERICANA ROBERT G. MEAD, JR., Breve historia del ensayo hispanoamericano, M6- xico, Ediciones de Andrea, 1956, 143 pp. La Breve historia del ensayo hispanoamericano, de Robert G. Mead, Jr., la tercera de la serie de resimenes hist6rico-criticos que viene publi- cando la Libreria Studium de la capital mexicana, nos merece una acogida muy calurosa a todos los que profesamos un amor entrafiable a las letras hispanoamericanas, seamos estudiosos o curiosos, profesores o estudiantes. A los estudiosos porque este pequefio libro, tan denso como lo es breve, es en realidad una especie de diario de navegaci6n que documenta el rumbo seguido por el pensamiento en Hispanoambrica, desde el descu- brimiento hasta nuestros dias, siendo asi tanto por su tema como por su contenido una manifestaci6n mis de que la America de habla espaiiola ha llegado a la madurez intelectual; a los curiosos porque les ofrece la ocasi6n de hacer una excursi6n doblemente provechosa, puesto que es amena, por entre los mojones ensayisticos colocados por algunos de los pensadores ms recios que haya producido Hispanoamerica; a los pro- fesores porque puede que les sefiale nuevos derroteros hacia una mejor comprensi6n, mediante las bibliografias criticas generales e individuales, de nuestros ensayistas mis destacados; y a los estudiantes porque les suministra la indispensable orientaci6n hist6rico-critica, sugiriendoles a la vez selectas lecturas representativas y conduciendoles a las principales fuentes bibliograficas de la critica que se ha publicado respecto a cada ensayista comentado. Todo esto lo ha logrado admirablemente el autor y, en realidad, es algo mis de lo que, con modestia, dice haberse pro- puesto, pues habia pretendido ocuparse particularmente de las necesida- des de los profesores y de los estudiantes a fin de ofrecerles un libro lo mis itil posible que les sirviera de guia y que les ayudara a ponerse en condiciones de ahondar en un g6nero poco estudiado y cuyo signifi- cado est6tico y cultural, por consiguiente, todavia sigue desconocido en gran parte. La organizaci6n del libro es la siguiente: en los ocho capitulos de que consta se trata del ensayo como genero literario (I), de la prosa de la Colonia y de la Emancipaci6n (II), de los grandes precursores (III), de los primeros ensayistas (IV), de la generaci6n de i88o (V), del ensayo durante el modernismo (VI), durante el posmodernismo (VII) y del ensayo de hoy (VIII), llegando en este iltimo a los ensayistas nacidos por el afio de 1900. Ademas, se presentan una bibliografia general y el igualmente indispensable indice onomistico. Los escritores a quienes RESE1NAS el autor considera como los mis importantes van sefialados con dos as- teriscos, las lecturas sugeridas de igual importancia, con uno. Las lectu- ras asi indicadas el autor proyecta reunirlas en antologia como comple- mento de la Historia del ensayo. Sumamente interesantes son las piginas que el autor dedica al en- sayo como genero literario. Alli pasa revista a la historia antigua y mo- derna del desarrollo de la clase de escritos que hoy dia denominamos ensayos. Traza su desenvolvimiento desde la antigiiedad clisica hasta nuestros dias, para lo cual sefiala a los autores que mas se han destacado a lo largo de los siglos en los paises diferentes. Respecto a Espafia, des- pues de indicar la importancia de Feij6o como precursor caracterizado del g6nero, hace hincapie en la poca atenci6n prestada a esta clase de prosa hasta fines del siglo pasado, epoca en que aparecieron figuras tan nobles como Giner de los Rios y Joaquin Costa; estos habian de influir de un modo profundo sobre los conocidisimos ensayistas de la generaci6n del 98, de la misma manera que estos filtimos a su vez habian de ins- pirar y servir de modelo a los ensayistas espafioles que les siguieron. Es curioso notar, como lo ha observado muy atinadamente el profesor Mead, que la palabra "ensayo", en el sentido de describir un g6nero literario, no logr6 plena aceptaci6n en Espafia hasta despues de x900. Ademis del aspecto hist6rico del tema, se plantea en este capitulo el problema dificilisimo de los generos literarios y de si hay un g6nero ensayistico susceptible de definirse. Partiendo de la base de que la literatura, proteica por un lado y una manifestaci6n de intuici6n pura por otro, es incontenible dentro de marcos fijos y arbitrarios, se afirma que a los g6neros literarios les falta un sentido de realidad y de valor inherente. El autor cree que las clasificaciones tienen, por lo menos, al- guna utilidad, porque en seguida empieza a analizar lo que se considera como ensayo y se propone ofrecer una definici6n. Principiando con la ms corriente y amplia, le poda unas ramas y presenta otra mas literaria, aunque todavia bastante difundida, para legar a la intrinsecamente lite- raria que ha formulado Enrique Anderson Imbert, a quien cita al res- pecto para dar remate a su discusi6n del ensayo como g6nero literario. No todos los 55 escritores estudiados concuerdan con la descripci6n alu- dida, la cual hace hincapie en los aspectos literarios y de alto valor est- tico del ensayo. No debe extrafiar a nadie que la mitad de ellos, quizis, no alcance el alto nivel artistico que exige. Mead lo sabe y lo deja explicito. Hace historia y esta tarea supone, sobre todo, la organizaci6n y ordenaci6n de los datos interesantes al desarrollo del genero, lo mismo 203 204 REvIsTA IBEROAMERICANA que del fondo sobre el cual actian los maestros del ensayo de las iltimas d&cadas. Asi, ha incluido a no pocos escritores que, importantes para el desenvolvimiento del genero ensayistico en America, han permanecido en las regiones limitrofes del ensayo propiamente dicho. La actitud es sanisima y el resultado es feliz, produciendo un cuadro rico en detalles y matices de las valiosas aportaciones a la madurez del genero que han hecho en su pro infatigables trabajadores de la pluma. Para cuando el autor piense en una segunda edici6n -que ojala sea pronto, pues seguramente la primera se agotari en breve- aprovecha- mos para sefialarle dos defectillos que nos han llamado la atenci6n: el c'lebre predicador padre Vieira no era brasilefio, sino portugues, si bien es verdad que pas6 gran parte de su vida en el Brasil colonial (pAg. 22), y las Obras de Sarmiento no suman 57 volimenes, sino 52 (pag. 33). Tambi6n, y con el mismo prop6sito, queremos participarle algunas ob- servaciones que se nos impusieron mientras leiamos su libro. Como es de esperar en cuanto a manuales hist6rico-criticos, no todos los lectores estarin contentos con los autores elegidos para integrar el libro; es inevi- table. Unos se preguntarin por qu6 se ha dedicado todo un capitulo a los prosistas del periodo colonial, puesto que en Espafia apenas habia asomo del ensayo en la forma en que lo comprendemos hoy, y mucho menos en Hispanoamrica. A otros les extrafiara que se haya incluido a cierto escritor o que se haya dejado de mencionar a otro. A nosotros, por ejemplo, nos parece imprescindible la inclusi6n de Francisco Bilbao en la n6mina de los precursores hispanoamericanos del ensayo, no s61o por sus escritos de caricter ensayistico, sino tambien por su vinculaci6n con el desarrollo de las ideas filos6ficas en America y por haberse ocupado de temas que con los afios les habrian de interesar hondamente a algunos de nuestros pensadores modernos mas caracterizados. Tampoco les agradara a todos, quizis, cada detalle de los analisis hist6rico-criticos que se han hecho de las corrientes literarias y de los escritores tratados. Sin entrar en pormenores, sefialaremos los sitios en donde, a nuestro juicio, el autor podria haber robustecido sus interpre- tciones. En las introducciones a los capitulos III ("Los grandes precur- sores") y IV ("Los primeros ensayistas") no quedarian mal cuatro pala- bras relativas a la importancia de las diversas filosofias (principalmente las humanitarias y las positivistas) que estaban en pugna a principios del siglo xix, las cuales han dejado sus huellas indeleblemente impresas en la vida de occidente desde aquellos tiempos. En las piginas que dedica al modernismo (Cap. VI) habria resultado mas equilibrado el analisis RESENAS si se hubiera prestado mis atenci6n a la gran deuda del modernismo al romanticismo, siendo aqu6l en el fondo mas bien una liberaci6n y una superaci6n del estado de inimo romintico. Tambi6n, si bien nos damos cuenta de las limitaciones de espacio que se le impusieron al autor, no deja de extrafiarnos un poco que no se haya vinculado de alguna manera el desarrollo del pensamiento de fines del siglo xx y principios del actual y, por consiguiente, el del ensayo, su instrumento de expresi6n por excelencia, con los prosistas de la genera- ci6n espafiola de 1898. Poniendo a un lado las influencias, es inne- gable, a niuestro parecer, que nuestros autores y los espaiioles de aque- lla epoca arrostraban no pocos temas parecidos y que los m6viles y la actitud frente a la vida de ambos grupos eran demasiado semejantes para que se les pasara por encima sin mentarlos. Ademas, consta que a partir del modernismo, y desde ambos lados del Atlintico, se empez6 a reparar y a estrechar los lazos, en especial los culturales, no s61o entre los paises hispanoamericanos, sino tambien con Espaia, lazos que habian permanecido o rotos del todo o muy mellados desde la epoca de las gue- rras de la independencia. A la casa editora, tambien, cuatro palabras. De gran provecho hu- biera sido la utilizaci6n de alguna clase de tipo especial para asi distin- guir y poner aparte las paginas en las que se encuentra el comentario principal respecto a cada escritor; de esta manera el lector curioso no se veria en la necesidad de hojear tantas piginas para hallar lo medular. Tambien, el indice de materias habria sido mas itil si tuviera una lista completa de los autores comentados, ordenados por capitulos, para que asi el lector se formase de un vistazo una idea global de la trayectoria que lleva el libro. No obstante los reparos que acabamos de indicar (ninguno de los cuales disminuye el alto valor intrinsico de la Breve historia del ensayo hispanoamericano), la selecci6n de los autores tratados, asi como las des- cripciones hist6rico-criticas de los mismos y de las corrientes literarias, son excelentes y Ilenan por completo los requisitos de un manual de esta indole. El profesor Mead ha obrado con buen tino y con rigurosa hon- radez e imparcialidad frente a problemas de an.lisis y de sintesis no siempre f ciles de resolver. El resultado es un libro sumamente fitil y provechoso. CLAUDE L. HULET Washington University, St. Louis, Missouri. 205 RE VIS TA IBEROA MERICANA RODRIGO M. F. DE ANDRADE, As artes plAsticas no Brasil. Emp. Grif. Ouvidor, Rio de Janeiro, 1952. 296 pp. Esti a venda o primeiro dos tres volumes que constituir.o um estudo s6bre a evolucgo das artes pl6sticas no Brasil. Sob a dire. o de Rodrigo Melo Franco de Andrade, vinte-e-cinco especialistas trabalham na ela- boracgo desta obra gigantesca. O primeiro volume estuda a evolucgo das artes plisticas no Brasil desde as primeiras manifestac6es arqueol6gicas (por Frederico Barata) e da arte indigena (por Gastio Cruls). Seguem capitulos s6bre as artes populares (por Cecilia Meireles), os antecedentes portugueses e ex6ticos (por Reynaldo dos Santos), mobiliario (por J. Wasth Rodrigues), ourivesaria (por Jose e Gizella Valladares), e o 1lti- mo capitulo, louga e porcelana (por Francisco Marques dos Santos). Cada capitulo termina corn uma bibliografia das obras mais importantes que tratam de cada assunto. Este primeiro volume e de grande formato, enriquecido por nume- rosas e excelentes ilustracges. Os volumes que devem aparecer incluirao capitulos s6bre a pintura, a escultura e a arquitetura no Brasil desde o periodo colonial ate hoje. E, realmente, uma obra monumental -um gran- de servico prestado a cultura brasileira. ALBERT R. LOPES Universidade de Novo MAxico STANLEY T. WILLIAMS, The Spanish Background of American Literature. Yale University Press, New Haven, 1955, 2 vols., xxvii + 433 Y viii + 441 pp. $Io.oo. Segfn observa la Enciclopedia Universal Ilustrada (Barcelona, I925), los Estados Unidos de Norteambrica han tomado la delantera en el cam- po del hispanismo literario: "En el desarrollo de este articulo ["Hispanis- mo", t. XXVII, p. 17671 se sigue el orden marcado por la importancia que la tendencia misma tiene en los varios paises. Se da, pues, la pre- ferencia a los Estados Unidos, siguiendo luego Francia, Alemania, Ingla- terra, Italia, etc." Y son algunos estudiosos norteamericanos los que han logrado acabar con la leyenda de la crueldad espafiola en el nuevo mun- do: "Una pujante, fecunda y reivindicadora hispanofilia hase desarrollado en la gran Repiblica norteamericana. Tratase no s6lo de la exaltaci6n de nuestras glorias literarias, sino de la reivindicaci6n de nuestra historia, es- pecialmente en lo que concierne al descubrimiento, conquista, colonizaci6n 206 R E S E AS 2 y civilizaci6n de America. No solamente se estudia y admira nuestro idio- ma y literatura, se traducen sus principales producciones y se realizan tra- bajos de investigaci6n de las letras espafiolas, sino que tambien sacan a luz de los archivos los documentos que hablan la verdad acerca de la actuaci6n de Espafia en America y se destruye la famosa leyenda negra que nuestros enemigos y envidiosos habian forjado." Sin embargo, salvo la obra de Miguel Romera-Navarro, un esfuerzo inicial titulado El Hispanismo en Norteamrica (917), algunas alusiones de Van Wyck Brooks en sus famosas historias de la literatura norteame- ricana, unas tesis doctorales ineditas y varios articulos, los criticos esta- dounidenses, atraidos por el prestigio de otras culturas europeas, no han visto bien el constante interes que en nuestro pais se ha sentido por el mundo hispanico. Ahora, con los dos grandes tomos de The Spanish Background of American Literature (1955), esta laguna se ha llenado casi completamente, gracias a Stanley T. Williams, profesor de Literatura Norteamericana en la Universidad de Yale y celebre autoridad sobre Wash- ington Irving. Asombrosa es la extensi6n de este campo de especializaci6n y ca6ticas las innumerables ramificaciones. No obstante, con su libro met6dicamente dividido en cuatro partes, con 260 piginas de notas, indices y documen- taci6n esmerada, Williams ensaya comprender todo y nos ofrece un ver- dadero compendio de esta inmensa cantidad de materia. Estudia el pe- riodo entero, es decir, desde el siglo diecisiete hasta ahora; incluye no s61o las influencias peninsulares, sino tambien las de igual o mayor importan- cia, las hispanoamericanas y las del suroeste hispanizado de los Estados Unidos; ademis de los escritores de novelas, dramas y poesia, trata tam- bien de los otros que, en su opini6n, constituyeron las fuentes principales de inspiraci6n en los siglos diecinueve y veinte: los autores de literatura de viajes, los periodistas, los creadores de historias "rom6nticas" de Espafia, un genero muy en boga durante el siglo pasado, los modificadores de la "leyenda negra" y los maestros, traductores y criticos. Sin limitarse a la literatura, pasa al campo de los pintores, miisicos, escultores y arqui- tectos que tambien han vuelto hacia lo espaiol. Sin duda, lo muy significativo de este analisis es el reexamen, en estilo biogrifico, del mas conocido contingente de hispanistas: Washington Ir- ving y William Hickling Prescott, historiadores "rominticos" de Espafia; George Ticknor, historiador de la literatura castellana; Henry Wadsworth Longfellow y William Cullen Bryant, traductores y poetas inspirados por temas hispinicos; James Russell Lowell, poeta y maestro del castellano; 207 REVISTA IBEROAME RICAN A Francis Bret Harte, cuentista de la California hispanizada, y William Dean Howells, critico de la novela realista espafiola. Tambien nos llama la atenci6n la interpretaci6n de Williams de las preocupaciones de los no- velistas del siglo veinte por Espafia: John Dos Passos, inspirado por la corriente del liberalismo de la Peninsula; Ernest Hemingway, estimulado por el drama de la sangre y la muerte en la plaza de toros; Gertrude Stein y su afinidad con la mente espafiola, y Willa Cather, conmovida por el mundo religioso y misionero del Estado de Nuevo Mexico. Se ve que este tremendo trabajo ha resultado de un verdadero amor por el tema, y quiz, del inters del autor, desde hace muchos afios, por Irving, en quien la inspiraci6n hisp6nica tuvo su 6xito mas brillante. El autor ha recogido todos los hilos de influencias para tejer un libro tan agradable y f cil de leer como esas historias "rominticas" de Espafia de las cuales nos habla. Indudablemente, ha introducido al mundo intelectual un nuevo campo de especializaci6n sumamente extenso y rico. FREDERICK S. STIMSON Northwestern University LA CULTURA Y LA LITERATURA IBEROAMERICANA. Memoria del Septimo Congreso del Instituto Internacional de Literatura Ibero- americanas. Berkeley, California, 1955. M6xico, Ediciones De An- drea, University of California Press, Berkeley and Los Angeles, 1957, 237 pigs. (Coleccion Studium, No. I6). El titulo de esta memoria fue el tema central del congreso reunido en Berkeley los dias 29, 30 y 31 de agosto de 1955, y su contenido es el texto de los trabajos leidos entonces; se han ordenado cronol6gicamente, "segin la fecha del aspecto del problema" tratado en ellos, dice Luis Mongui6, autor de la Advertencia preliminar, pp. 7-8, y presidente de la Comisi6n de Trabajos. El volumen lleva como pr61ogo una meditaci6n general sobre El tema de la cultura, pp. 9-i9, de Arturo Torres Rioseco, presidente del Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana .y del Septimo Congreso. Las piginas de Torres Rioseco, aunque referidas a la cultura en la America hispinica, plantean el problema de la libertad intelectual en todo el mundo moderno: "Una vez perdida la libertad, el artista o el pensador ya no tie- nen raz6n de ser" y "el profesor que transige se convierte en un ser las- timoso". 208 RE S E AS La Seccin hispanoamericana reine dieciseis trabajos y la brasilefa, cuatro. Es de notarse que seis de la primera se refieren en especial al mo- dernismo o a sus grandes figuras, y que s61o tres escritores contemporineos merecieron la atenci6n de los especialistas en literatura de lengua espafiola o brasilefia: Mario Monteforte Toledo, Marques Rebelo y Manuel Bandeira. El orden cronol6gico de la Seccidn hispanoamericana nos presenta en primer t&rmino El .espiritu sentencioso de Martin Fierro, pp. 21-32, segun Maria de Villarino; sea nuestro inico comentario la desaprobaci6n que daria Jorge Luis Borges a la cita mutilada de Calixto Oyuela, extraida de El "Martin Fierro" (Buenos Aires, Editorial Columba, 1953, p. 71), que la autora da sin fecha y sin paginaci6n. Enrique Anderson Imbert nos muestra La originalidad del "Tabari", pp. 35-55, reconociendo que "el tema no tiene importancia" y que "s61o comprendiendo su firme concep- ci6n cat61lica de la vida puede apreciarse el valor de Tabard". Tres nom- bres en Varona [Renan, Shakespeare y Nietzsche], pp. 57-67, por Jose Ferrer Canales. Kurt L. Levy ejemplifica Revuelta y tradicidn: Dos valores del mosaico cultural iberoamericano, pp. 69-79, con la figura de Juan de Dios Uribe, el Indio Uribe colombiano. Los seis estudios dedicados al periodo modernista vienen a conti- nuaci6n: El Mexico de Gutierrez Najera, pp. 81-88, de Julio Jimenez Rue- da, sugerente evocaci6n que completa al de Alfredo Maillefert, al frente de los Cuentos, crdnicas y ensayos, de Gutierrez Najera (M6xico, 1940). El arte literario en la poesia de Diaz Mirdn, pp. 89-105, de Fran- cisco Monterde, se public6, bajo el titulo de La estetica de Diaz Mirdn, en su poesia, en su Salvador Diaz Mirdn. Documentos. Estitica (M6xico, Ediciones Filosofia y Letras, 1956, pp. 37-80). Una posible rectificaci6n, la fecha de Al chorro del estanque..., ya fue hecha por el propio autor en su Diaz Mirdn. El hombre. La obra (Mexico, Ediciones De Andrea, 1956, p. 88). En El signo de la cultura en la poesia hispanoamericana, pp. 117-122, Bernardo Gicovate al proponer el elemento cultural como definitorio de "lo esencial de nuestra tradici6n po6tica", cita a Heredia, Bello, Alfonso Reyes, para concluir asi: "El significado del modernismo entonces es, m.s que nada, la vuelta a nuestra tradici6n de cultura". George D. Schade estudia La mitologia clcisica en la poesia modernista hispano- americana, pp. 123-29. Edmundo Garcia-Gir6n considera El modernismo como evasidn cultural, pp. 131-137. Y Donald F. Fogelquist insiste sobre El caraicter hispanico del modernismo, pp. 139-I45. (Esta lista no es sim- plemente enumerativa; los tiempos verbales, a su modo, valorizan los ilti- mos trabajos). 209 REVISTA IBER.OAMERICAN A Max Henriquez Urefia (Urefi en la firma; Urena en el indice) ofrece un panorama sint6tico de las Influencias francesas en la novela de la Ame- rica hispanica, pp. o107-I6, desde las traducciones de Jacobo de Villa- urrutia (1792) y de fray Servando (iSoi) hasta La sangre hambrienta (1950), de Enrique Labrador Ruiz. Igual panorama de las letras brasile- fias nos da Erico Verissimo en su ensayo O novo descobrimento do Brasil, pp. 231-236. El resto de los trabajos son monografias sobre autores relacionados con el tema de la cultura o la vida: David Bary, con informaciones de pri- mera mano, escribe sobre Vicente Huidobro, agente viajero de la poesia, pp. 147-153; Hugo Rodriguez Alcala, en Sentido y alcance de las compa- raciones en "Don Segundo Sombra'", pp. 155-63, ve a Giiiraldes utilizando los elementos de la pampa para enriquecer la realidad; Alfredo Roggiano estudia La idea de la cultura en Baldomiero. Sanin Cano, pp. 164-173, par- tiendo de los propios textos del maestro desaparecido, y llega a la conclu- si6n de que fue "un espiritualista con ribetes neokantianos, un tanto sedu- cido por Nietzsche, sin duda, pero mas cerca de la escuela inglesa de Bradley y Royce; Augusto Tamayo Vargas puntualiza las relaciones entre Maritegui y la cultura peruana, pp. 175-182; Gustavo Correa hace un detenido estudio de La novela indianista de Mario Monteforte Toledo y el problema de una cultura integral en Guatemala, pp. I8 3-95; Jack H. Parker en Manuel Antonio de Almeida, Balzac brasileiro, pp. I97-203, compara las Memrias de um sargento de milicias con pasajes de Eugenie Grandet (1834) y Pere Goriot (1834-1835); Leo Kirschenbaum se ocupa detalladamente de Marques Rebelo e a vida carioca, pp. 205-215; y Gerald M. Moser traza la imagen de O Brasil do poeta Manuel Bandeira, pp. 217- 229, con abundantes transcripciones y referencias bibliogrificas. Imposible en breves lineas describir y valorar acertadamente los tra- bajos del apretado volumen que constituye esta memoria; estamos de acuerdo con Luis Mongui6 al afirmar que "hay en este libro trabajos, que en las mismas premisas o en las conclusiones, parecen divergir de otros aqui tambien impresos; todos ellos, sin embargo, asedian igualmente con inteligencia y con amor una cultura que por su complejidad de origen y de desarrollo admite en su estudio diversas hip6tesis de trabajo y diversos caminos de entrada. Mis investigaciones, mas descripciones, mas inter- pretaciones, mas evaluaciones como stas son precisamente la via que nos ha de llevar paso a paso al coraz6n de la historia de la cultura literaria iberoamericana". Una observaci6n, que por cierto no invalida el merito de estos tra- 210 k EsE A S bajos, de investigaci6n en su mayor parte, es la referente a la calidad del espafiol en que estan redactados. Es visible el decoro lingiiistico de los profesores de la America hispinica que viven en ella y el esfuerzo de los norteamericanos que escriben en una lengua que no es la suya; no asi el de los latinos que viven en los Estados Unidos, quizi pensando en ingles: propensidad 'propensity' por propensidn (Garcia-Gir6n), o han olvidado que los apellidos ya no se pluralizan: "los Martis y los Darios" (Gicovate), por ejemplo. ERNESTO MEJiA SANCHEZ El Colegio de Mexico LuIs LEAL, Breve historia del cuento mexicano, Manuales Studium, 2; Ediciones De Andrea, M6xico, 1956, I66 pp. El pequefio volumen de Luis Leal es una guia valiosa para quien se interese en el tema. Utilisimo como recuento de las distintas manifesta- ciones del g6nero desde los tiempos prehispinicos hasta nuestros dias, como indicador bibliogrifico y consejero de lecturas, resulta a veces poco homogeneo y original. El prurito de encasillar en rigurosos grupos a los diversos autores y de reducir a una ficha minima -aunque no siempre completa- la presentaci6n de cada uno, la tendencia a echar mano de opiniones ajenas, disminuyen en ciertos momentos los meritos de la obra. Por ejemplo, no vemos con demasiada claridad por que Juan Jose Arreola (pp. 13-x32) figura, sin mis, entre los escritores expresionistas, cuando su producci6n sobrepasa ese limite; no convence tampoco la inclusi6n ro- tunda de Juan Rulfo (pp. 141-142) entre los continuadores del realismo, sin que por lo menos se advierta que el suyo es un realismo muy parti- cular. Pero como el autor reconoce en la Introducci6n (p. 9) que "la clasificaci6n... es hasta cierto punto arbitraria" y no del todo "precisa", preferimos no insistir en el asunto. El af~n de sintesis lleva muchas veces a Luis Leal a conceder espacio equivalente a autores de muy distinta cate- goria: Alfonso Reyes, maestro consagrado, merece apenas unas lineas mis que Emmanuel Carballo, escritor principiante que nada ha publicado en materia de cuentos despubs de Gran estorbo la esperanza (pp. 90-91 y 147). Por otra parte, nos hubiera gustado conocer mejor las opiniones del autor, pues por lo general prefiere recurrir a juicios de otros, no siempre lo suficientemente equilibrados por la edad y el rigor critico para servir de apoyo a un libro serio. 211 212 R E V I S T A IB E R O A M E R I C A N A Como Luis Leal se propone completar su obra, le recordamos que al mencionar a Arreola ha omitido su primer libro (Varia invencidn, Tezon- tie, 1949), publicado hoy junto con Confabulario en la serie Letras mexi- canas del Fondo de Cultura Econ6mica y le indicamos que falta en la bi- bliografia de Juan Rulfo el estudio mis importante que se haya escrito sobre Cl: el articulo de Carlos Blanco Aguinaga aparecido en la Revista Mexicana de Literatura, nuim. I, 1955. Todas las observaciones que hemos hecho no invalidan en modo al- guno el mcrito informativo del libro que, volvemos a repetir, es una guia de extrema utilidad. EMMA SUSANA SPERATTI PIrERO El Colegio de Mdxico,