key: cord-0883539-op3shdp6 authors: García, Irene Cifuentes; Molina, Carlos Ariza; Paillacho, Ignacio D Domínguez; Rodríguez, Ignacio González-Huebra; Pérez, Carlos Lanciego title: La pandemia COVID-19 y su repercusión en la unidad de radiología intervencionista: nuestra experiencia date: 2020-10-21 journal: Radiologia DOI: 10.1016/j.rx.2020.10.002 sha: a8a26c43e0834e5ff84d387bee74d47237c0596c doc_id: 883539 cord_uid: op3shdp6 This paper aims to describe our experience in an interventional radiology unit in a hospital in Spain that was severely affected by the COVID-19 pandemic. To this end, we did a prospective observational study of 20 consecutive patients with COVID-19 who underwent 21 interventional radiology procedures between March 13, 2020 and May 11, 2020. We describe the measures taken to reorganize the work and protective measures, as well as the repercussions of the situation on our unit’s overall activity and activity in different phases.The COVID-19 pandemic has represented a challenge in our daily work, but learning from our own experience and the recommendations of the Spanish radiological societies (SERVEI and SERAM) has enabled us to adapt successfully. Our activity dropped only 22% compared to the same period in 2019. J o u r n a l P r e -p r o o f La COVID-19, también conocida como síndrome respiratorio agudo grave por coronavirus 2 (SARS-CoV-2), surgió en Wuhan, China, a finales de 2019, y desde entonces se ha extendido con extremada rapidez a nivel mundial. Alcanzó el continente europeo en el mes de febrero, y algunos de los países más afectados fueron Italia y España, con diferente repercusión dependiendo de la comunidad autónoma, provincia y municipio 1 . Así, la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha se convirtió en la tercera más afectada de nuestro país, solo por detrás de Madrid y Cataluña, con 144 fallecidos por cada J o u r n a l P r e -p r o o f Las medidas de protección individual empleadas en el tratamiento de los pacientes con sospecha o confirmación de COVID-19 fueron el lavado de manos, el empleo de bata impermeable, doble par de guantes, gafas o pantalla protectora, gorro, mascarilla FFP2 (mascarilla quirúrgica por encima de la mascarilla FFP2) y calzas ( fig. 2 ). Todos los pacientes atendidos portaban mascarilla quirúrgica. Respecto al manejo del paciente con sospecha o confirmación de infección por COVID-19 en las salas de intervencionismo, en todos los procedimientos se llevó a cabo la preparación de la sala antes de la llegada del paciente, tanto del material necesario como la cobertura con plásticos del equipamiento (figs. 3 y 4). Además, cada miembro del equipo conocía de antemano cuál iba a ser su papel durante el procedimiento, de manera que solo el personal imprescindible (un radiólogo intervencionista, un enfermero y un técnico), y debidamente protegido, entraba en la sala y las puertas permanecían cerradas mientras se realizaba el procedimiento. Una vez terminado el procedimiento y para evitar contaminarse, el personal abandonaba la sala de intervención y se dirigía a una habitación adyacente donde se procedía a la retirada del equipo de protección, el cual se desechaba en cubos específicos de eliminación de residuos de riesgo biológico, y se realizaba el lavado de manos correspondiente. El paciente era trasladado de nuevo a su lugar de origen, sin periodo de vigilancia en la sala de recuperación, con el fin de minimizar el tiempo de exposición. Finalmente, se llevaba a cabo la limpieza del angiógrafo y la eliminación del material empleado, colocando los instrumentos no desechables en solución antiséptica-esporicida Adaspor ® antes de su esterilización. Además, y siempre que el volumen de pacientes lo permitiera, se estableció un periodo de tiempo prudencial (2 horas) que asegurase el intercambio de aire, hasta que el personal de limpieza, adecuadamente protegido, procediera a la desinfección de la sala. De acuerdo con la evolución de la infección por coronavirus en nuestro país y bajo la orientación de la OMS y del Ministerio de Sanidad, las estrategias de reorganización de los procedimientos intervencionistas en nuestro hospital se dividieron en dos fases bien diferenciadas. Una primera fase o de contingencia (Fase 1), que se extendió desde el 13 de marzo, día previo a la constitución del estado de alarma por el Gobierno central, hasta el 27 de abril incluido, y en la que se llevó a cabo una serie de modificaciones estructurales y se redujo la actividad asistencial a la mínima imprescindible (actividad urgente, preferente y oncológica), para Page 5 of 15 J o u r n a l P r e -p r o o f conseguir el máximo nivel de control y prevención de transmisión de la enfermedad. Y una segunda fase o de desescalada (Fase 2), que comenzó el día 28 de abril y en la cual nos encontrábamos en el momento del envío del trabajo, en la que se observaba una dinámica descendente en el número de nuevos infectados tanto a nivel nacional como local, con relajación de las medidas de confinamiento por parte del Gobierno. Esto permitió ir incorporando de nuevo la rutina habitual y la realización de un mayor número de procedimientos electivos. El primer paciente diagnosticado en Castilla-La Mancha se comunicó en Guadalajara el día 1 de marzo, y los dos primeros casos en Toledo se registraron el 3 de marzo. En los siguientes días y hasta el 15 de marzo se acumularon 401 casos en la comunidad autónoma, de los cuales 162 estaban hospitalizados, 19 de ellos en camas de la unidad de cuidados intensivos (UCI), había 10 fallecidos y tan solo 12 altas. Respecto a Toledo, de los 98 casos diagnosticados, 5 estaban de alta o curados y había 2 fallecidos 1 . No se tienen más datos desglosados por provincias. Desde la primera semana de esta fase, se fueron acumulando casos de forma masiva, los pacientes afectados llenaron las urgencias, donde se produjo una tasa de ingresos del 36% (lo normal es no llegar al 12%), se agilizaron las altas de pacientes no-covid y el hospital se fue transformado en un monográfico de pacientes con COVID-19; se duplicaron y hasta triplicaron las camas de UCI-críticos, y se decidió trabajar en red entre los 17 hospitales del servicio de salud de la región. El día 19 de marzo había en Toledo 195 pacientes ingresados, 14 en UCI, 20 habían fallecido y solo 14 altas, pero el verdadero termómetro de la situación se produjo al llegar al pico de la pandemia, el día 1 de abril, donde el hospital tenía 600 camas ocupadas con pacientes con COVID-19 (el 80% de su capacidad), los puestos de UCI se habían triplicado hasta 76 camas, y se tuvieron que abrir más camas en UCI de otros hospitales de la ciudad (Hospital Provincial y Hospital Nacional de Parapléjicos) y transformar las unidades de reanimación postoperatoria y poscirugía cardíaca en unidades de críticos. Se ampliaron hasta 120 camas de hospitalización en esos dos centros antes mencionados y los profesionales trabajaron conjuntamente; por un lado, intensivistas y anestesistas en las unidades de críticos, y por otro, internistas, geriatras, neumólogos, cardiólogos y médicos de otras especialidades clínicas en la planta de hospitalización. También se reorganizó la urgencia, con una gran presión sobre los urgenciólogos, sobre todo para el triaje de enfermos. A fecha de 28 de abril, permanecían 228 pacientes hospitalizados en nuestro centro y concentrados en tres plantas. Existían camas UCI libres con módulos de pacientes no-covid, y se habían recuperado las unidades de reanimación posquirúrgicas. Respecto a los datos provinciales: se habían dado de alta 1522 casos, pero seguía habiendo 4492 infectados, con 291 casos nuevos diarios, y habiendo fallecido 580 pacientes. Así, la magnitud de la pandemia en estas dos fases puede quedar representada, a modo de fotografía, y con datos oficiales y públicos de nuestro servicio de salud 1 , en dos instantes. Por un lado, el 1 de abril del 2020, que representa el día con mayor número de pacientes con COVID-19 hospitalizados en un contexto de sobrecarga asistencial máxima, y por otro, el día 28 de abril del 2020, que constituye un punto de inflexión a partir del cual el número de pacientes infectados e ingresados por COVID-19 descendió de forma continuada gracias a las medidas de contención establecidas las semanas previas. Se ha realizado un estudio observacional prospectivo de los casos consecutivos de pacientes con infección por COVID-19 confirmada, que han sido atendidos en nuestro servicio de RI durante el estado de pandemia, desde el 13 de marzo al 11 de mayo. Para ello se ha recopilado una serie de datos que se han considerado relevantes, como los datos demográficos (sexo, edad), fecha de intervención, motivo de petición y urgencia de esta, y como variables, las de éxito técnico y clínico del procedimiento. Se ha efectuado un seguimiento de los pacientes hasta la fecha de envío del trabajo. Se ha considerado éxito técnico un buen control final del procedimiento intervencionista realizado, y éxito clínico la mejoría sintomática del paciente. Todos los pacientes han firmado el correspondiente consentimiento informado y se ha obtenido la aprobación del comité ético del centro (CEIC). Los procedimientos realizados se presentan en la figura 5. Durante el estado de alarma y hasta el momento de la publicación de este artículo se han llevado a cabo un total de 398 procedimientos intervencionistas en 397 pacientes, de los cuales 21 se han realizado en pacientes con COVID-19, 10 durante la primera fase y 11 más durante la segunda fase, habiéndose realizado finalmente 9 procedimientos de forma programada y 12 procedimientos urgentes. El tipo de procedimiento realizado en cada uno de los pacientes queda recogido en la tabla 1. También se presentan, a modo de gráfico, los resultados comparativos globales de actividad con respecto al mismo periodo del año 2019, en estas dos fases, diferenciando procedimientos urgentes de programados ( fig. 6 ). La pandemia ocasionada por el coronavirus ha afectado de manera significativa a la Comunidad Autónoma de Catilla La Mancha, que ha sido una de las áreas con mayor incidencia Tabla 1 Figura 1 Esquema de la organización del área de RI en dos circuitos independientes. Equipo de radiología intervencionista (radiólogo, enfermero y técnico) equipados con las medidas de protección. Sala de angiografía preparada, con cobertura plástica del equipo, antes de la llegada del paciente. Concepción del estudio: ICG, CLP Diseño del estudio: ICG, CLP Análisis e interpretación de los datos: ICG, CLP Búsqueda bibliográfica: ICG Redacción del trabajo: ICG, CLP Revisión crítica del manuscrito con aportaciones intelectualmente relevantes Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses How to Handle a COVID-19 Patient in the Angiographic Suite Old Threat, New Enemy: Is Your Interventional Radiology Service Ready for the Coronavirus Disease Interventional Radiology Procedures for COVID-19 Patients: How we Do it COVID-19: What should Interventional Radiologist know and What can they do? Prevención del control de infecciones durante la atención sanitaria a casos presuntos o confirmados de COVID-19 Radiología Vascular Intervencionista (RVI) durante el brote de coronavirus (COVID-19) La radiología desde la infección COVID-19 Checklist for preparing your IR service for COVID-19 Contribution of Interventional Radiology to the Manegement of COVID-19 patient Preparing IR for COVID-19: The Singapore Experience Gestión de las salas de procedimientos invasivos cardiológicos durante el brote de coronavirus COVID-19 Interventional radiology and COVID-19: evidence-based measures to limit transmission Coronavirus y radiología. Consideraciones sobre la crisis