€f)e librarp Of tl)€ Uniutmv of iQottfi Carolina mi& book toajs pttzenttb Cl)e JRockefefler jfounDation .. UNIVERSITY OF N.C. AT CHAPEL HILL ■11111111 00014784897 This BOOK may be kept out TWO WEEKS ONLY, and is subject to a fine of FIVE CENTS a day thereafter. It was taken out on the day indicated below: Digitized by the Internet Archive in 2012 with funding from University of North Carolina at Chapel Hill http://archive.org/details/dosnovelassociolOOques ERNESTO QUESADA QU1LITO, por Carlos Marfa Ocantos. Parfs, 1890. 1 vol. en 8o,de 459 pag. LA BOLSA (Estudio social), por Julian Martel. Buenos Aires, 1891. 1vol. en 8o, de 311 pag. Imprenta , Litografia y Encnadernaeioii de Jacobo Peuser BUENOS AIRES Esquina San Martin y Cangallo ROSARIO 522-Calle San Martin 1892 LA PLATA Boulevardlndependencia esq. 53 524 The Uotary^ __ ERNESTO QUESADA DOS NOVELAS SOCIOLOGICAS QUILITO, por Carlos Maria Ocantos. Pan's, 1890. 1 vol. en So, de 459 pag\ LA BOLSA (Estudio social), por Julian Martel. Buenos Aires, 1891. 1 vol. en 8o, de 311 pag\ Liiiprenta, Lifcografia y Eucuadernacion de Jacobo Peuser BUENOS AIRES Equina San Martin y Cangallo LA PLATA Koulevard lndependencia esq. 53 ROSARIO 522 - Calle San Martin - 524 1892 ... cS Uiirary, (Jniv of North Uro/m. ADVERTENCIA Publicamos en voldmen el articulo de cri- tica literaria escrito por el Dr. Ernesto Que- sada con motivo de las novelas de los Sres. Carlos Maria Ocantos y Julian Martel. Dicho articulo vio primeramente la luz pu- blica en la Revista National y posterior- mente fue reproducido en el folletin del diario Tribicna, en el mes de Diciembre ultimo. Las dos novelas tratan una misma e interesantisima cuestion: el efecto produ- cido por la crisis en la vida social. <;Con que criterio debe juzgarse la crisis argen- na? — He ahi, a su vez, la cuestion que, con motivo de ambos libros, dilucida el articulo que hoy reproducimos. Hemos pedido al autor la autorizacion necesaria para imprimir dicho trabajo en forma de libro, creyendo asi contribuir a satisfacer los deseos que nos han sido manifestados, de poner aquel estudio al alcance de muchos que no son ni suscrito- res de la Revista National ni de Tribuna. Buenos Aires, Enero de 1892. El Editor. C£asi simultaneamente han aparecido dos novelas nacionales que parecen tener el mis- mo objetivo: en ellas la sociedad argentina es estudiada en la faz caracterfstica de la especulacion bursatil y de sus desastrosos efectos. Inspirados esos libros por un sano espfritu literario y por el evidente deseo de trazar una pintura veridica de nuestra socie- dad, observada con mas 6 menos exactitud cientifica en un momento dado, constituyen una manifestacion interesante de vida inte- lectual, y rozan tan atrayentes cuestiones sociologicas que bien merecen detener un poco la atencion del lector imparcial. Nos seduce, pues, el deseo de encararlas de dicho punto de vista, porque sea cual fuere su valor literario intrinsecamente con- siderado, 6 la importancia mas 6 menos gran- de de su parte analftica y descriptiva como fiel pintura social, es evidente que, en los tiempos posteriores, cuando algun curioso quiera disecar nuestra epoca y hallar la espli- cacion de muchos accidentes a la distancia dificiles de comprender, habra de recurrir, entre las fuentes de' informacion, agota- dos que sean los documentos propiamente dichos, y debilitada la tradicion oral, tantas veces insegura, — a hojear, lapiz en mano, nuestros periodicos y a consultar libros del caracter de las novelas que nos ocupan. Esa clase de libros, justamente, es la que sirve para que el historiador proyecte el rayo de luz queilumina "esa muchedumbre que la sombra ha cubierto y que parece haber des- cendido para siempre en las profundidades del olvido.' 1 Ellos son la base para escribir la monografia, que a su turno constituye el — 7 mejor instrumento de la historia, pues, como dijo Taine: "se la arroja en el pasado como se arroja en el mar una sonda, y se la retira cargada de especimenes autenticos y com- pletes: se conoce una epoca en veinte 6 treinta de esos sondajes — no hay mas que hacerlos bien e interpretarlos mejor." De ahi que sea interesante juzgar a la so- ciedad argentina al traves de ambas novelas, eminentemente subjetivas, tratando de consi- derar a aquella de un lejano punto de vista, lo que vale decir, abstrayendonos de las ideas mas 6 menos parciales que nos procura el hecho de estar mezclados a la epoca que han querido describir ambos libros. Es esto bien dificil, porque rara vez logra uno despojarse de las prevenciones contemporaneas; con razon exclamaba el critico frances: "oh! que agradable es leer a veces los antiguos. " Sin detenernos, con todo, en la parte pura- mente literaria de estos libros, la gravedad de las cuestiones que suscitan: una sociedad cosmopolita en periodo de transformacion, sacudida de raiz por la especulacion deserv frenada; los males de la plutocracia el anta- gonismo del capital y del trabajo; la usura y tantas otras cosas — todo ello es mas que suficiente para provocar las meditaciones de cualquier lector, por indiferente que sea. <;Con que criterio debe juzgarse a la sociabi- lidad argentina para comprender los efectos de esos sacudimientos, y esas plagas, comu- nes a todos los paises, pero de diferentes consecuencias en unosy otros? <;C6mo enca- ran los novelistas argentinos las multiples cuestiones trascendentales que rozan en sus libros? .... Dejemos, pues, vagar la pluma en las horas tranquilas de la noche, cuando ningun ruido de afuera perturba nuestra mente, cuan- do el silencio absoluto que reina por doquier permite olvidarnos un poco de lo que somos y del medio en que vivimos, para adoptar insensiblemente una especie de criterio obje- tivo al juzgar los libros cuya lectura aca- bamos de terminar. Yalganos, por ende, la buena intention que nos guia— y tratemos de engolfar nuestro espiritu en una atmosfera de ecuanimidad moral para hacer, con la breve- dad que un articulo de esta naturaleza com- porta, el analisis puramente objetivo del asunto. Xlos paises nuevos, como la Argentina, obedecen en las postrimerias de este siglo decimonono, a leyes historicas bastante defi- nidas por lo que respecta a su desenvolvi- miento como nacion y al desarrollo material del pais. Esas leyes son radicalmente di- versas de las que rigieron analogos periodos en los tiempos antiguos y hasta en los mo- dernos, por cuya razon los pensadores europeos que de dichos fenomenos se han ocupado y ocupan, obedecen en su mayoria a criterio en absoluto inaplicable al caso actual. Pero en la epoca contemporanea, „ 12 — vale decir, de un siglo a esta parte, el rnundo ha presenciado ya analogo fenomeno en los Estados Unidos de la America del Norte, y si bien la maravillosa evolucion politica, social y material de aquel pais, por tantos conceptos digno del estudio de los espiritus observadores, aun no ha terminado y no pueda por ello en rigor cientifico conside- rarse comprobadas las leyes que hasta ahora parecen gobernar su desarrollo, no lo es menos que dicha evolucion esta proxima a tocar a su fin, y que sin demasiada pre- suncion pueden darse por aceptadas algunas de las leyes historicas hasta hoy claramente definidas. En todo caso, no nos es dable adelantar al futuro, y para el objeto de este articulo creemos que sensiblemente pueden acatarse como bien establecidas las aludidas leyes. Los paises de enorme extension territorial y de tenue poblacion civilizada, abiertos de una manera inopinada al movimiento uni- versal, fueron puestos en contacto con las — 13 — viejas naciones, escasas detierra y pletoricas de habitantes. Por la ley natural de los niveles, el exceso de habitantes de las unas se precipito sin freno ni medida sobre el exceso de tierra de las otras. Para pobla- ciones acostumbradas a la rarefaccion de la vida por muchos siglos; a la carencia de la tierra, ansiada siempre con furor y jamas obtenida; a mil necesidades ficticias de existencias que, gracias a barreras tra- dicionales, solo permitian vegetar y no vivir, la tierra inmensa, gratis 6 casi gratis, fertil hasta lo fabuloso, con todos los halagos de la vida independiente y generosa, tenia que ejercer una fascinacion sobrehumana, ir- resistible, abrumadora, y devorar millones tras millones de seres, como el maelstrom im- placable absorbe a los navegantes quepene- tran en su radio de atraccion. De esos millo- nes de hombres lanzados de improviso a las fauces tamaiias abiertas del monstruo, una gran parte no tenia ni las condiciones morales ui las materiales para luchar en aquella — J4 — voragine dantesca, para aferrarse a un punto de apoyo cualquiera y conquistar asi su iugar entre la terrible turba sin cesar au- mentada por nuevas y nuevas oleadas lan- zadas desde la Eur.opa pletorica. Capas enteras de seres humanos han sido necesarias para que la tierra inculta haya paulatina- mente podido convertirse en propiedad de provecho en las manos de una minoria que, mas feliz porque era mas fuerte, demostro por su exito mismo estar mejor preparada que la mayoria para triunfar en la lucha sin cuartel por la existencia. Pocas veces el liigubre vce victis del guerrero antiguo ha sido repetido con mayor exactitud, pero la humanidad es implacable y sigue su ca- mino sin tener ni el tiempo siquiera de mirar a los que caen! Por primera vez en la historia, el mundo ha presenciado un fenomeno semejante. La misma hecatombe gigantesca de tantas exis- tencias oscuras, gastadas y vencidas en esa batalla sin piedad con la naturaleza, estaba — 15 — en armonia con el fruto codiciado de sus afanes; y, al sucumbir, mas de uno han diri- jido moribundos una ultima mirada de codicia y amor a la tierra, ya mitad dominada, y, como el gladiador antiguo, han dejado escapar su vida murmurando: Ave, terra, inorittiri te salutant! Todo en la America ha sido tallado en proporciones monumentales por nuestra amorosa madre la naturaleza: los rios son mares; las montaiias, colosos; sin lfmites las praderas, y en su superficie depositada esa maravillosa capa vegetal que, cual mitolo- gico manto de tierra negra, encierra en sus entranas la fertilidad asegurada de varios siglos por venir. El viejo mundo, con sus llanuras exhaus- tas, reanimadas penosamente con afrodisia- cos quimicos, con sus poeticos rios y sus montaiias seductoras, hace el efecto de un paisaje primorosamente pintado cuando se le contempla en parangon con el mundo americano, donde todo es grandioso, hasta — 16 — el mal mismo. Alia el aire necesario para la vida se encuentra rarificado y se mue- ven las generaciones como si existieran debajo de una colosal campana pneuma- tica; aqui, la atmosfera es oxigenada, sus horizontes no tienen limites, y se pierde en el azul etereo de lo que los poetas en su lenguaje pintoresco han dado en llamar la boveda celeste. Con medio ambiente tan radicalmente diferente, deben producirse resultados tam- bien radicalmente diversos, y esos resul- tados no podrian alcanzarse con el sesudo festina lente de los paises tradicionalmente organizados y donde todo esta clasificado con minuciosa precision, hasta los adelantos posibles del futuro; donde todo se cuenta y se descuenta; donde nada, por (nfimo que sea, escapa al calculo mas meticuloso y prudente. En los paises nuevos, invadidos por poblaciones acostumbradas a tan dis- tinto regimen, la vida, parodiando un dicho celebre, se hizo a saltos; y a fuerza de — 17 — empujones, de violencias, de injusticias tal vez, en la lucha desapiadada del hombre contra el hombre — <;y cuando, mas que en la California en su pen'odo del oro, p. e., fue mas homo hontini lupus) — fueron eli- minados sin remordimiento los mas debiles y quedaron solo los que, convertidos por el combate mismo en los mas fuertes, prin- cipiaron a organizar las cosas al estilo de lo que acababa de suceder. De ahi, en la curiosisima historia de los Estados Unidos, la existencia aventurera del pionneer, la lucha salvaje del squatter, y, operada la primera evolucion, la institucion democra- tica de ese jurado popular que falla segun la ley de Lynch, y la justicia rapida, sin piedad, para mantener el orden entre agru- paciones semejantes a las que presenta con orgullo aquella nacion, que es joya del continente americano. El europeo mismo al pisar su suelo se transforma, y encuentra en la inmensidad de sus praderas, todavi'a desiertas en parte, un estfmulo descono- 2 — 18 — cido que agiganta su espiritu, que imprime vigor a su cuerpo atrofiado casi por el atavismo de tantos siglos, y que, de un elemento numerado, clasificado y ponderado de la vieja patria, hace un ser energico, emprendedor, y audazmente independiente en su patria nueva. Nada mas interesante que esa faz del des- arrollo de los Estados Unidos. Hay en los libros de un escritor yankee de ori'gen y de nombre, si bien por una aberracion singular!- sima manejo siempre el idioma aleman, pagi- nas profundamente conmovedoras y que di- latan los ojos del lector europeo,quenecesita reposarse y volver a repetir la lectura, por- que el criterio de su viejo continente es insuficiente para comprender y menos para justificar esa vida rudamente incipiente del rnundo americano. Merecen'a ser mas leido Sealsfield, y meditarse todo entero su famoso libro de Nathan; asi, aquella escena que hace erizar los cabellos, entre el sqttatter yankee acampado y establecido en la Luisiana fran- 19 cesa, y aquellos nobles europeos que, con la concesion hecha por el gobierno de la metropoli, penetran hasta las soledades don- de se encuentra el blockhaus del colono invasor. La vida misma de esa casta espe- cial del squatter palpita alii, con sus exage- raciones, sus defectos, sus horrores si se quiere, pero su marcada individualidad, su enerjia salvaje y ese conjunto admirable de condiciones que did a la larga a los Estados Unidos, no solo la Luisiana, sino Texas, el nuevo Mejico, y todos los territorios que, abandonados por sus duenos segun el dere- cho, eran invadidos por esosflwmieers esfor- zados que se consideraron sus duenos segun el hecho — triunfando este sobre aquel al an- dar de las cosas. Se trata, pues, de una civilizacion que pre- senta fenomenos distintos a los que registra la historia, y que se ha ido desenvolviendo segun leyes sui generis. La raza que se ha formado en esa lucha tiene, por ende, calidades de energia casi sal- — 20 — vaje: todo lo quiere grande, pronto, esplen- dido. El espectaculo que ofrece hoy aquel pueblo al viajero observador, confirma esas aseveraciones. Jamas el tiempo fue mas oro para el hombre; jamas considero este mas imposible la misma palabra imposible. Sus caudalosos rios se encuentran atrave- sados por puentes suspendidos, de una auda- cia y de una perfeccion asombrosa; sus cata- ratas colosales estan cenidas por puentes colgantes que parece increible haber podido concebir, maxime realizar; sus cadenas de montanas, con sus canones inmensos y sus abismos inconmensurables, estan cruzadas por puentes y vias ferreas que diriase se lan- zan en el vacio de un penon hasta el otro; sus lagos mismos recorridos por ferro-carriles que asemejan deslizarse sobre el agua; sus ciudades se incendian y se reedifican de la noche a la manana en escala mas inaudita- mente estupenda que las que hasta ahora pasaron por maravillas. El puente de Broo- klyn, el del Niagara, la via ferrea de las Mon- 21 tanas Rocallosas, la del lago Pontchartrin, eso y millones de otras mas — jque son al lado de aquella portentosa Oil City de Penn- sylvania, nacida como por encanto, en un abrir y cerrar de ojos, apenas resono el grito de jubilo del barretero que hizo saltar un chorro de naphta de sus rios subterraneos de petroleo; que son al lado de Chicago, de la que, con mas justicia que a la original, po- dria repetirse: Tu octava maravilla, maravillas A la.s pasadas siete maravilla^! Las tierras que hoy son desiertas, mahana estan abarrotadas de gente; donde solo ha- bfa pasto, en un santiamen brotan ciudades; y se construyen ferrocarriles en las direccio- nes mas fantasticas, dirigiendolos al desierto, en la seguridad de que los rieles de acero tienen la virtud magica de hacer, como nue- vo Decaulion, brotar habitantes del seno de las praderas solitarias! Un desierto casi yer- mo, como era California antes de 1848, se - 22 — convierte como por encanto en el mas feno- menal a la par que brutal hormiguero de gentes, al solo anuncio de sus minas de oro; y las fortunas mas colosales se fabrican y destruyen con una rapidez mareadora, lan- zando por todos los ambitos del mundo rios del aureo metal que iban a conmover hasta en sus rincones mas reconditos, a la gente pacifica y resignada de las viejas naciones de la Europa. Y, agotadas esas minas, vinie- ron otras, y sobre todas las minas, el cultivo de la tierra y ese fenomeno sorprendente de la transformacion siibita de las aldeas en ciu- dades y de los centros en metropolis, cor- riendo el oro a raudales, cambiandose de mano en mano las fortunas, surgiendo bar- rios enteros, palacios, maravillas, de donde nada existfa poco tiempo antes . . . Ah! California! California! Quien cantara las maravillas de San Francisco, de esa or- gullosa metropoli, reina del Pacifico, encan- to de los Estados Unidos, teatro soberbio donde luchan a brazo partido en presencia — 23 — de la cultura yankee, las dos viejas civiliza- ciones de la Europa y del Asia, de la raza blanca y de la raza amarilla! San Francisco, donde los terrenos que no vali'an un centavo al anochecer, se pagaban en pilas de oro al amanecer del dia siguiente; donde la es- peculacion territorial, atropellada por el im- pulso tremendo que le daban las cascadas de oro que vomitaban las minas, se lanzo en la mas vertiginosa de las farandolas que pue- de concebir la mente caprichosa del soriador mas audaz! Y entre unos que se arruinaban y otros que se enriquecian; y periodos en que la especulacion reinaba desenfrenada y otros en que dominaba la benefica reaccion, fue creciendo a saltos, de una manera mara- villosamente estupenda, aquella ciudad que es la imagen del pais mismo que aun hoy asombra al mundo. Que espectaculo gigan- tesco aquel! Los rios de oro lanzados en el vertigo de la especulacion mas caprichosa, de repente desenvolvian una actividad calen- turienta, y se levantaban barrios enteros di- - 24 — senandose los contornos de la emperatriz del Pacifico; y al poco artdar, fatigados del es- fuerzo hecho y de los resultados alcanzados, pareci'an detenerse para descansar y rehacer sus fuerzas, a fin de prepararse a recomenzar de nuevo la lucha con mas encarnizamiento que antes. Y en este flujo y reflujo del dine- ro, en esta marea creciente y decreciente de la especulacion, junto con la formacion de una ciudad colosal, quedaban en el campo de la lucha esparcidos los restos de los com- batientes, a la manera como martires del pro- greso, para que de su sangre surgieran nue- vos luchadores, y con ese formar y sucumbir de gentes y fortunas, producir el progreso de su pais, de su metropoli, para que jamas fuera mas cierto que el progreso de la patria se forma con las lagrimas y la sangre de va- rias generaciones de sus hijos! Los unos co- nocidos, oscuros los otros, todos en aquel pais singular han dado su vida por la patria, y como han querido ver a esta pronto gran- diosa, han pedido a la exageracion del pre- sente el descuento de la lentitud del porvenir; y a la manera como un conductor de tren que busca solo llegar a su destine en un tiempo exajeradamente breve, llena y rellena las cal- deras de la maquina y la lanza a todo vapor precipitando si cabe una carrera tan vertigi- nosa, asi los habitantes de los Estados Uni- dos han querido vivir al vapor, a la electri- cidad, realizar en un dia la obra de arios, veneer a la naturaleza , domar el tiempo. Pero esto no se hace sin cruentos sacrificios y no en balde es ley natural que toda accion trae consigo unareaccion: 3 los empujes vio- lentos de un periodo, han sucedido las crisis terribles de otro. En esa lucha han sucumbido muchos, pero el pais en definitiva ha ganado. — La historia solo glorificara el resultado. Durante su corta historia, ya que apenas alcanza a un siglo, los Estados Unidos han ofrecido repetidas veces semejante espec- taculo, pero al mismo tiempo que eso su- cedia, en sus centros populosos sus Bolsas eran hervideros de gentes que, distribuidas — 26 — en trusts, en rings, en corners, en especula- dores aislados, pesan las probabilidades de progreso en lodos los puntos del territorio, el mayor valor que ello traera como con- secuencia, y tratan de adivinar el futuro por medio de combinaciones financieras au- daces, adelantandose a calcular el valor de las cosas para mas en adelante. En ello predomina sin duda el elemento del juego, pero contrarestado por la habilidad del que sabe descontar las probabilidades, y con audacia genial arriesgar de subito montanas. de rubio metal, salvo a despefiarse desde lo alto si los calculos salen fallidos. Ese grupo de individuos que manejan caudales como se remueve la arena con anchas palas, forman una verdadera excrescencia morbida de aquella civilization anormal, y domina- dos, fascinados por la propia audacia, au- mentan y aumentan las fortunas, beyond all the dreams of avarice, para usar la ener- gica expresion yankee, esclavos de la ma- xima tiranica, de que " el que nada arriesga — 21 — nada gana", caracterizando asi a toda la nacion, convertida en una fragua de riquezas. Verdad es que muchos caen, pero tambien es cierto que la caida de los unos es la subi- da de los otros y que con ello siempre sigue ganando el pai's transformandose sin cesar, sin cesar cubriendose de vias ferreas, de ciu- dades, de industrias, y de obras grandiosas. Los que sucumben se resignan, pero no se desalientan; tienen la conciencia de que son hombres, en la elevada acepcion de la pala- bra, y de que al caer en tierra, al contacto de esta, renovandose el clasico mito de An- teo, recuperan vigor nuevo, mayor quiza que el que antes los animara, y tornan incansables, con reforzados brios a la lucha, a recomen- zar otra vez la tarea, renovando de la mito- logfa la fabula de Sisifo, eternamente verda- dera. De ahf que en los Estados Unidos, donde la vida es milicia que solo cesa con la muerte, el arruinado de hoy sea el acaudalado de mafiana, y que su vida sea verdaderamente real and earnest 3 como la canto su poeta — 28 — favorito en su inmortal Salmo de la vida. Tal es el caracter de la sociabilidad ame- ricana; tal el desenvolvimiemto logico de los paises nuevos en la epoca presente. Pues bien, la Republica Argentina ha co- menzado ya a recorrer esa via; se encuen- tra lanzada con empuje en esa direccion. Esta recien en los comienzos y puede de- cirse que esta en visperas de renovar la marcha ascendente de su hermana del Norte. No cabe la minima duda de que, dada la analogia de antecedentes y de circunstaneias, han de reproducirse igualmente analogos fe- nomenos, y que ellos, como es natural, han de ser regidos por identicas leyes. No pueden ocultarse los inconvenientes que acarrea semejante estado de cosas, pero hay que tomar la vida tal cual es y no tal cual cada uno la deseara. Lo que a nosotros se refiere debe, pues, estudiarse con criterio americano y aplicando este, quiza desapa- recera gran parte del desaliento que invade a muchos. Estos, formado en su inmensa — 29 — mayoria al calor de una cultura casi exclusi- vamente europea, se encuentran azorados ante hechos que parecen desastrosos y sin remedio a la vez, creyendo encontrarse en visperas de algun nuevo aiio mil, tan solo porque se sufren las consecuencias de una crisis, naturalisima reaccion de un periodo de exagerado empuje. Por estas reacciones han pasado mas de una vez los Estados Unidos; identicos males han sufrido. Estudiese, pues, la manera como alii se resolvio la cuestion y demos gracias a. la Providencia que nos ahorra el tener que ensayar medios teoricos a la ventura: tan solo tenemos que aplicar lo que la esperiencia nos ensena, y sacar de la historia de nuestra hermana del Norte los datos necesarios no solo para salvar de nuestros malos pasos, sino lo que es mas importante aiin, para evi- tarlos en lo futuro. Toda la dificultad consiste en comparar bien y en aplicar mejor. Es, pues, cuestion de buena voluntad. II ipuizA no pueda decirse que esa compara- cion es exacta en todas sus faces. u Compa- racion no es razon", reza el adagio antiguo; y menos lo es cuando se descartan factores que la modifican muy senaladamente. Para que pueda aplicarse a la Argentina el criterio que se desprende del pasado en Es- tados Unidos, es preciso que las particulari- dades de nuestro pais no sean tales que has- ten a anular la identidad de los rasgos generales y comunes. Tomaremos empeiio en tratar de examinar brevemente este as- pecto de la cuestion. — 32 — Si asistia razon al clasico britanico que dijo: "los sucesos venideros proyectan su sombra de antemano," coming events cast their shadow before, tendrfamos descubierto a nuestros ojos un pedazo del porvenir en siendonos posible aplicar, sin variarla en nada en nuestro caso, la filosofia del pasado norte-americano. Si asi fuera, deber serfa de los hombres pru- dentes y practicos mirarse un poco en este espejo. Conocido el mal y sus causas; descu- bierto el remedio; la tarea consistira en po- ner manos a la obra con energia y perseve- rancia. Se lucha con mayor valentia cuando se tiene la certidumbre de obtener el triunfo a la larga. De ahi, pues, que convenga alejar en lo posible toda causa de error. ,;En quemedida es, por lo tanto, aplicable a la Argentina el criterio yankee? <;En que grados lo modifi- can nuestras peculiaridades? Fuera de duda es que nuestro inmenso — 33 — territorio, mayor que el de varias naciones europeas juntas, esta escasisimamente po- blado. Por razones historicas que no es me- nester recordar aqui, en los ochenta anos de vida de nacion que llevamos, los primeros diez fueron absorbidos por la guerra de la independencia y los treinta subsiguientes en la anarquia, mientras que de los cuarenta de vida especialmente constitucional que restan, otros diez fueron empleados en la cruenta guerra del Paraguay. En una palabra, puede decirse que hacen recien diez anos que goza- mos de paz exterior e interior, aunque esta ultima este periodicamente interrumpida por revoluciones decenales, por manera que la corriente inmigratoria que habia comenzado a establecerse, desviada mas de una vez, vuelve a reanudarse, pero todavia no ha en- trado a formar esa corriente permanente y de aumento constante como se observo en Estados Unidos. De ahf una primera peculia- ridad. Otra proviene de que cuando dicho fenomeno se produjo en aquel pais, la cor- 3 — 34 — riente fue completa, sin ser solicitada a la vez por otros puntos de atraccion, mientras que en el caso nuestro nos han hecho concur- rencia los mismos Estados Unidos, parte del resto de America, la Australia, y hoy dia, por especiali'simas razones, el Africa, princi- palmente su extremidad austral. Estos dos hechos han traido como conse- cuencia que no viniendo Integra ni continua- damente la corriente inmigratoria a nuestras playas, se haya producido una seleccion entre sus elementos componentes, ya como razas, ya como individuos, seleccion quedesgracia- damente no ha sido, en sus lineas generales, favorable a la repiiblica. Por otra parte, cuando los Estados Unidos principiaron a recibir la corriente fecundante dela inmigracion, contaban ya con un nucleo de poblacion importante por su numero, por su caracter y por sus riquezas. De ahi que, como el pelicano, se alimentaran de su pro- pio seno, y buscaran y encontraran los ele- mentos y los capitales necesarios a su desen- — 35 — volvimiento dentro de si mismos. Por el contrario, la Argentina en igual momento tenia poblacion escasa, fatigada de guerras y discordias y verdaderamente pobre: fue pues necesario importar del Viejo Mundo los capi- tales y elementos indispensables. De esta peculiaridad que trajo por consecuencia que no teniendo los Estados Unidos deuda exte- rior se hayan desenvuelto con sus propios elementos, y que careciendo de estos la Re- piiblica le haya sido menester endeudarse y ser la presa de mercaderes y judfos, fluyen consecuencias importantes, pues se introduce en nuestro desarrollo social un elemento per- turbador, que no se dejo sentir en la America del Norte. Hay, pues, entre nosotros importacion de gentes y de capitales, Este segundo factor modifica bastante el aspecto de las cosas. Es asunto constante que en los paises vie- jos tiende a bajar siempre la tasa del interes, porque dentro de los rodajes de su vida mi- nuciosamente regimentada, los capitales no — 36 — tienen sino una colocacion cada vez mas restringida y a tipos reducidos. Por el contrario, estando el interes en rela- cion directa del riesgo, en los paises nuevos donde los vuelcos son siibitos y donde, por las razones que hemos visto en el anterior paragrafo, las cosas se transforman con rapi- dez estrema y asi se hacen y deshacen las fortunas, el dinero fue atraido fatalmente y afluyo a nosotros bajo todas las formas imaginables. ;Recordais la famosa Tentaa'on de San Antonio delTeniers? Menos fuerte que aquel santo varon, no supimos resistir a la seduc- cion del oro, y en forma de emprestitos mas 6 menos onerosos, de hipotecas, de presta- mos y mil otros aspectos, nos vimos de su- bito inundados, aguijoneados, empujados por aquella masa aurea que, como rio de lava candente, poco a poco nos fue precipitando de abismo en abismo hasta desviarse. A la razon natural que explica estos perio- dos de fiebre aguda en los paises nuevos, — 37 — uniose este elemento perturbador. Pero su accion no escapa tampoco a las leyes de aquellos fenomenos en Norte America, por la marcada analogi'a entre esa inundacion de oro extranjero y aquellas minas californianas al parecer inagotables. De ahf que Buenos Aires en su evolucion actual presente pun- tos singulares de contacto con las vicisitudes de San Francisco. Por supuesto que estas comparaciones son siempre en escala relativa. En 1858 ya San Francisco era una popu- losayesplendidaciudad. Sus minas principia- ban a agotarse: se comprueba el hecho y . . . Pero dejemos hablar a un testigo ocular: "Cualquiera hubiera podido creer que Cali- fornia habia concluido. Desde el 20 de Abril hasta el 9 de Agosto partieron 23,428 habi- tantes; los demas, maldiciendo la fortuna adversa, trataban de venderlo todo para se- guirlos. En San Francisco reinaba el panico, consideraban arruinada la ciudad; el cetro del Pacifico iba a pasar a manos de Victoria — 38 — City, metropoli de la colonia inglesa. En tres meses el valor de la propiedad bajo 80 °/ ; una de ellas, Blythes Gore, entre las calles Market y Greary, por la que se ofrecio en 1886, 7.500,000 francos, que el propietario no acepto, no encontraba comprador por 150,000 francos. Negociantes, banqueros, abogados, tomaban sus medidas para trans- portar sus casas de comercio, sus fondos y sus escritorios a Victoria... A fines del ario ya no quedaba ni huellas del excitement; el precio de los terrenos era muy superior al de la tasacion anterior, pero gran niimero de propiedades habian cambiado de manos y la fortuna favorecia, una vez mas, a aquellos cuya fe en el porvenir habia permanecido firme." Convengamos que, a pesar de nues • tras jeremiadas de la hora presente, no ne- mos alcanzado aun a gozar del original exci- tement de la orgullosa Frisco: tal vez mas adelante nos suene la hora! Por otra parte, si no supimos resistir a la tentacion del oro que por todas partes se — 39 — nos ofreci'a, tampoco los Estados Unidos en sus diversos periodos han mostrado ma- yor cotdura. Nuestra epoca de 1890, finan- cieramente hablando, presenta muchas analo- gias con la yankee de 1844, cuando los mas fuertes Estados estuvieron al borde de la bancarrota. 20 anos despues, nueva carrera insensata para endeudarse hasta el alma; 15 anos despues, otra vez la fiebre reinaconmas furor que nunca. Y sin embargo, no habian faltado voces serenas que, juzgando la lo- cura de 1844, llamaran la atencion hacia el porvenir. Asi, un estadista famoso, Curtis, despues de estudiar en 1844 la enfermedad que aca- baba de reinar y que habia dejado al pais entero en una postracion estrema, dijo con profunda justiciar "Hemos sido ligeros, pero en una epoca en que la ligereza era epidemica; hemos sido imprevisores , pero en tiempos en que la prudencia era generalmente considerada un poco mas que timidez estrecha; nuestra falta — 40 — fue grande, pero fue muy general, y era una falta en la que el acreedor tenia tanta parte como el deudor. Fue ligero e imprevisor el contraer tantos emprestitos, pero mas ligero e imprevisor fue el concedernoslos, pues que en esos casos los prestamistas tienen tan buenos medios de conocer la solidez de las garantias del credito, como los mismos soli- citantes." I Aprovecharon los Estados Unidos de tan dura leccion? Ya lo hemos dicho: el ata- que de fiebre se ha repetido con la regulari- dad del chucho. Asf, en el reciente censo de 1890 por primera vez se ha practicado la investigacion de las deudas piiblicas y pri- vadas; de los resultados conocidos, escoja- mos al acaso uno, las municipalidades, 6 sea, los centros mas sensatos, mas conservadores del pais. Pues bien, en 1870 las municipalida- des debian 271 millones de dollars, con una poblacion de 8 millones de habitantes, es decir, a razon de 7 dollars por cabeza; 7 anos despues, en 1877. esas mismas munici- — 41 — palidades habfan aumentado su deuda hasta 684 millones, siendo asi que su poblacion urbana solo habia acrecido de 3 millones, lo que representaba 13 dollars por cabeza; i. c. en 7 afios habia duplicado la deuda por ca- beza!, . . Se ve, pues, que no es solo la Argentina el pais de las locuras, y que el ataque de fiebre que acaba de sufrir, no es sin prece- dentes en el mundo. En cada acceso de esa fiebre periodica en Estados Unidos,;se considero acaso perdida la Nacion? <;Fue el pais juzgado en el ex- tranjero como sin remedio ni salvacion? I Se atrevieron las otras naciones a tratarlo como leproso y a rechazarlo de su lado? . . No seria correcto cerrar este paragrafo sin rozar siquiera otra peculiaridad de la Ar- gentina, que desgraciadamente la diferencia tambien de los Estados Unidos. Sin dar a aquel pais — la clasica patria del humbug y de los lobbies parlamentarios: y con eso basta para caracterizarlo en ese sentido, — 42 patente limpia en materia de correccion y honradez administrativa, no hay duda que en ese ramo nos falta aim mucho que andar para que la comparacion general no sufra de esta otra peculiaridad. Pero, dejemos que condense la opinion ge- neral algun observador imparcial que haya estudiado analoga situacion en otras partes del mundo. Asf, un distinguido estadista ingles que muy poco se ha ocupado de la Argentina pero si mucho de la Australia, sobre todo de la Nueva Zelandia, donde residio varios anos, estudiando recientemente — en el numero de Setiembre de la Nineteenth Century — la si- tuacion actual del continente australiano, ha dicho: "Sostengo que en el caso de todos los pai- ses que han hipotecado su porvenir a los ca- pitalistas ingleses, la cuestion no es tan solo de sus "ilimitados recursos naturales." Casi no hay estados, por lo menos en el Nuevo Mundo, que no pudieran hacer figurar, con — 43 — perfectisima verdad, en el Haber de su ba- lance un total representative de sus riquezas naturales que hiciera desaparecer facilmente el importe de todo suDebe. Pero ese balance serfa sin valor positivo. Porque es preciso no olvidar la cuestion del desarrollo de esas riquezas, de su explotacion, las cuestiones de administracion y direccion, de la clase de hombres a la cabeza de la cosa pu- blica, de su caracter, de su capacidad, su buena fe, y su habilidad para adivinar lo que es mejor y mas prudente para el pais que gobiernan, y de los medios para realizarlo. Tomese como ejemplo el Egipto. ^Que es lo que ha levantado el credito egipcio? No es por cierto grandes descubrimientos de metales preciosos, ni la eterna repeticion de "riquezas naturales ilimitadas ,, — sino una ad- ministracion sana, prudente y honesta.' 1 En seguida, refiriendose al tremendo krach que siguio a la bancarrota de Nueva Zelan- dia, agrega: " Es cierto que hubo reaccion. Yo me encontre alii en 1 887-1 890 y vi pues- — 44 — tos abolidos, sueldos disminuidos y todos los signos exteriores de una reduccion de gastos. Vi tambien a gente sana despachada, y a gente dudosa retenida en sus puestos y a toda una administracion descorazonada y desorganizada. Pero no vi esfuerzo serio para abolir la corrupcion, el peculado, el derroche y la extravagancia de la epoca an- terior. Estas continuaron floreciendo como en los dias de inflacion. La poblacion por ende se encuentra des'moralizada y no tiene el coraje de contemplar cara a cara la terri- ble realidad de su situacion. " (iPueden aplicarse estas palabras a la Ar- gentina? {Hay en ellas alguna enserianza que conviene no despreciar?. . . Por otra parte, es preciso ser justos y reconocer que la actual situacion de la Re- piiblica Argentina, no es acreedora a las hipocritas manifestaciones del cant fariseico de los prestamistas ingleses. Estamos con vencidos de que serequiere en estos momen- tos solemnes para nuestro pais decir la — 45 — verdad, tan solo la verdad; no se nos ocul- tan los gravisimos males sociales, poh'ticos y economicos que agobian hoy a la patria; mas aun, tenemos la franqueza delamentar que no tengan mayor participacion en la cosa publica estadistas del temple de aquel recto ministro argentino que en pleno parlamento decia: — "es necesario decir la verdad, aunque sea amar- ga y pueda contrariar las aspiraciones del mo- mento; la verdad, que no dana nunca en los pueblos libres, y que, por el contrario, po- dria haber cobardfa en ocultarla 6 atenuarla." Pero, cuando se exajera de una manera descarada 6 se cierra los ojos a las causas fatales y generates que producen una situa- cion, para darse el esteril placer de tratar a una nacion de la manera mas necia — <:y que otra cosa ha hecho el ingles Th. Child en su reciente obra: The Spanish American Repu- blics) — es preciso levantar la voz con viril energi'a contra semejante abuso y poner las cosas en su verdadero lugar. Reconozcamos nuestros errores, pero rechacemos los humi- — 46 — llantes conceptos con que se quiere caracte- rizar a esta crisis ante el raundo, como si solo hubiera podido producirla un pueblo corrompido, degradado e insensato. Aparte de que esta crisis en la Argentina es debida en mucho a la ley de desarrollo que rige en I05 paises nuevos, como lo com- prueba el pasado de los Estados Unidos — ;que otra cosa ha sucedido en Australia, donde la poblacion es exclusivamente in- glesa, vale decir, dotada de ese sin fin de cualidades posibles e imposibles que los financistas (y mas aun los que no lo son) de la Gran Bretaiia atribuyen a sus compatrio- tas, linica grey elegida del Setior? Pues bien, en Australia elderroche ha sido mayor; el despilfarro ha asumido caracteres que asustan ; y el desparpajo para enga- riar a los credulos judios del Stock Ex- change ha ultrapasado los limites posibles; la contabilidad publica de los Estados Aus tralianos es tan caotica que hace figurar es- plendidos superavits , suprimiendo deficits — 47 — enormes y viniendo asi a constituir la enga- riifa mas impudentemente colosal! No pode- mos entrar aqui al detalle del asunto, pero las revclaciones de Mr. Fairfield y la reciente polemica sostenida en la prensa inglesa por Mr. Fortescue y Mr. Willoughby demuestran que alii las cosas ban andado (y andan) peor aun que en el Plata. Y eso que mientras nuestra deuda esterna excede apenas de 25 millones de libras, la de Australia ha pasado ya de 185 millones y se aumenta anualmente en 5 millones mas, por termino medio. Los ferro-carriles no dan ni siquiera para pagar los intereses del capital en ellos empleado. Durante el periodo 1887-1890 los gastos pu- blicos y privados fueron extravagantes; la flebre reinante era increible, y prestamistas y solicitantes jugaban a la pelota con millones y millones de esterlinas, hipotecando el por- venir hasta la quinta genet acion! Y es tan desesperada esa situacion que un pode- roso partido politico australiano agita con exito extraordinario la cuestion de la eman- — 48 — cipacion respecto de Inglaterra, envolvien- do en la palabra u emancipacion''elconcepto " repudiacion de la deuda" — ,;Por que han de ser los australianos — decia recientemente un famoso estadista de aquel continente — los eternos eselavos del capitalista britanico? ... Y la masa del publico ingles, en presencia de semejante enormidad, calla — porque se trata de ingleses! Sin embargo, la Australia como pais nuevo ha obedecido tan solo a la misma ley que hemos visto guiar el desarrollo de los Esta- dos Unidos y que se cumple implacable en estos momentos en la Argentina. Que se mida, pues, a todos con la misma vara. Los financistas ingleses no han puesto el grito en el cielo ante semejante estado de cosas y han considerado la situacion de la Australia con un criterio bien distinto del que emplean con nosotros. Nada es bastante para fustigar a la Argentina, el pais del gaucho banking, y a sus hombres: y cuando un escritor inde- pendiente como Mr, Fortescue se permitio 49 decir la verdad acerca de la Australia, que to lie se levanto en la prensa inglesa! — insu- lares y coloniales gritaron indignados trai- cion! traiciou! ' y se precipitaron como un hombre contra el que asi osaba tocar al cant britanico. Volvamos a repetirlo: es preciso ser jus- tos, nada mas que justos. Ill ^ociabilidades semejantes poco lugar de- jan al tranquilo cultivo de las letras. La in- teligencia misma, cuando se la pone a con- tribucion, se derrama en los mil canales del diarismo porque necesita hablar directamen- te a las masas, y no tiene tiempo para em- plearlo en la elaboracion de libros que sabe no encontraran lectores, porque la mayorfa de las gentes carece tambien del tiempo ne- cesario para la lectura reposada. Por eso en los Estados Unidos, a la par del portentoso desarrollo material, ha sido mas lento el desenvolvimiento intelectual, y - 52 — recien ahora que su evolucion historica toca a su fin y todo tiende alii a normalizarse, principia a sacrificarse en los altares de Mi- nerva. Ciertamente ha habido honrosas ex- cepciones, pero estas, por su mismo caracter de tales, no hacen sino confirmar la regla. Quelejos estamos delclasico ideal! Sain- te Beuve decia refiriendose a esto mismo: "Feliz aquel que pueda todavia cultivar las letras a la manera de nuestros padres, en el retiro 6 en un seguropasar, haciendo su par- te a los negocios y a los fastidios inevitables, pero reservandose la otra para repetir con el poeta: rus, quando te aspiciam) " Oh campana, cuando gozare nuevamente de ti? " Y alii, en la paz, en el silencio,madurar algu- nos bellos frutos preferidos, resumiendo en el libro predilecto y que no se rehace ya, los tesoros de su imaginacion y de su cora- zon, 6, como Montaigne, eljugo mas esquisito de sus lecturas 6 de sus estudios!" Ay de nos- otros! Esaliteratura asi concebida, flor y per- fume del alma, dificilmente se concilia con la 53 existencia de lucha sin tregua, ardorosa, que no da hora de descanso, ni permite retirada. La vida americana, asi considerada, es cruel para los delicados que sienten horror por este eterno trenzamiento del hombrecon el hombre, pero el que tenga 6 quiera conti- nuar en ella, forzosamente debe someterse a. las condiciones del medio en que se desen- vuelve. De lo contrario sera como la debil yerba arrojada en medio de un torrente im- petuoso: las aguas la arrollaran, la desharan y desaparecera sin dejar ni la huella siquiera de su paso transitorio. Solo los afortunados de la vida, aquellos que voluntariamente pueden prescindir de lo que les rodea, y a quienes la casualidad permite disponer de los recursos suficientes para abstraerse y hacer aquf una vida silen- ciosa como podn'an hacerlo en Paris 6 Pe- kin, son los unices que haran excepcion a la regla. Esos viven en una atmosfera tran- quila, "donde imperan fuertes y soberanas la autoridad y la tradicion cientificas, y es — 54 — licito entonces a quien piensa y estudia, ve- lar a la lampara solitaria, sin cuidado y preo- cupacion de lo exterior, fijos los ojos en aquellos serenos templos de la antigua sabi- duria que cantaba Lucrecio: Edita doctrina sapienlum iem-pla serena!" No hay que estranar que esos sean los menos y aun quiza que su presencia pase desapercibida y sin dar a las letras de su patria los frutos que debieran. £Gana 6 pierde con ello la cultura nacio- nal? Contestareraos con un profundo pensa- dor moderno: "Sentencielo quien pueda: yo solo dire que es hazana casi imposible torcer su propia naturaleza, y resignarse a las escondidas y modestas caricias de la inves- tigation erudita y de la depuracion historica, cuando estimulan a un tiempo el acicate de la comun alabanza, el noble ardor de echar su apellido y convocar gente para las bata- llas de su tiempo, el niimen avasallador de la propia elocuencia, y quiza el generoso 55 temor de pasar por egoista y esceptico, es- cudrinando y discutiendo lo antiguo, mientras la tormenta de estos dias brama a sus puertas." Nada debe, pues, asombrarnos que las manifestaciones intelectuales sean relativa- mente escasas entre nosotros. Las letras de la epoca contemporanea, en otras partes del mundo, abren el camino al bienestar y a la fortuna, sea por el periodismo, por el teatro 6 por la libreria: en los paises nuevos, solo lo hacen por el periodismo, y aun asi mismo en determinadas circunstancias y bajo la es- tricta condicion de ponerse al diapason de la generalidad. Durante las epocas de lucha ardorosa, son mas escasas aun si cabe esas manifesta- ciones literarias, porque todos se sienten atraidos por el clarin de la batalla y carecen de la musa suficiente para detenerse a con- templar y a escribir. Pero en los periodos de reaccion, sobre todo en los primeros momen- tos de la natural lasitud que provoca al cesar — 56 un esfuerzo demasiado prolongado, suele producirse alguno que otro hecho aislado que conviene recover a supaso, siquierapara que de ello quede la debida constancia. Tal ha sucedido con las dos novelas que, conpocos meses de diferencia, han publicado los Sres. Carlos M. Ocantos y Julian Martel. El libro del primero, titulado Quiliio, ha sido escrito y publicado en Europa, donde aquel residi'a en el caracter de secretario de la legacion argentina en Espana; el otro, La Bolsa, fue primeramente dado a luz en el folletin de La Nation. Ambos han tornado por objetivo de sus estudios, describir la Bolsa y la fiebre de especulaciones bursati- les que entre nosotros reino del 87 al 89, tratando de analizar sus resultados desastro- sos. El tema ha sido mirado de diverso punto de vista y trata de una cuestion palpitante. Todos, de cerca 6 de lejos, por intervencion propia 6 de oidas, conocemos en su conjunto y con mas 6 menos detalles la epoca alii des- crita. — 57 — La sociedad argentina tuvo en aquel en- tonces un caracter definido y tfpico. <;Presen- tan estos libros una pintura exacta de aquel estado de cosas? ,;Podran en un futuro mas 6 menos lejano servir como documento lite- rario fidedigno para que por sus paginas se juzgue a la sociedad del pais en aquella epoca? <;No sera acaso esta clase de libros tachada de manifiesta parcialidad y tendra por ende que prescindir de ella en definitiva la Histo- ria? Por el contrario, la pasion misma que los ha inspirado y que por ejemplo en este caso les hace recargar los tintes en algunos detalles: viz, en lo que a los hombres de go- bierno se refiere - punto que escapa al obje- tivo de este articulo, - les comunica cierta palpitacion de vida que los recomendara como documentos para el futuro historiador. Porque es sabido, para usar las palabras de un notable cn'tico, "que la historia clasica es grande, bella e interesante, no por lo que los retoricos dicen, sino por todo lo contrario; — 58 — no porque el historiador sea imparcial, sino, al reves, por su parcialidad manifiesta; no porque le sean indiferentes las personas, sino al contrario, porque se enamora de unas, y aborrece de muerte a otras, comunicando al que lee este amor y este odio; no porque la historia sea en sus manos la maestra de la vida y el oraculo de los tiempos, sino porque es un pufial y una tea vengadora; no porque abarque mucho y pese desinteresadamente la verdad, sino porque abarca poco y des- cubre solo algunos aspectos de la vida, en- carnizandose en ellos con fruicion artistica. " Hay que tener en cuenta el medio ambien- te en que ambos novelistas se desenvuelven. Cuestion tan importante solo de paso puede aqui ser mencionada. El senor Martel en una frase pinta el rasgo prominente: " Alii donde el dinero abunda, rara vez el patriotismo existe. Ademas de eso, el cosmopolitismo, que tan grandes pro- porciones va tomando entre nosotros, hasta el punto de que ya no sabemos lo que so- 59 mos, si franceses 6 esparioles, 6 italianos, 6 ingleses, nos trae, junto con el engrandeci- miento material, el indiferentismo politico, porque el extranjero que viene a nuestra tierra, naturalicese 6 no, maldito lo que le importa que estemos bien 6 mal goberna- dos. Haya dinero, prospere su industria, este bien remunerado su trabajo, y el se rie de lo demas. Ahora bien, lo-peor del caso es que nos ha contagiado este culpable egoismo im- portado. " Tiempo pasara sin duda antes que la civi- lizacion del continente americano se paran- gone con la del europeo. En los mismos Es- tados Unidos donde, a estar a la opinion de sus criticos mas acerbos, ha sido satisfacto- riamente solucionado el problema politico y el de organizacion social, ya que alii funciona en general de una manera admirable su sis- tema constitucional y que la poblacion es tambien en general homogenea y sin distin- cion de clases — falta aun mucho para que el problema humano, el que caracteriza a la ci- _ 60 — vilizacion misma, este en vias de resolverse. Arnold, estudiando dicho pais despues de haberlo recorrido , dice con suma justiciar " No se hable tan solo de la magnitud de la industria y del comerdo; del beneficio de las instituciones, de la libertad y de la igualdad; del grande y creciente niimero de iglesias y escuelas, bibliotecas y periodicos; digase si esa civilizacion — que es el nombre generico que se da a todo ese desarrollo, — si dicha civilizacion es interesante. " El notable cri- tico ingles entra en seguida a examinar mi- nuciosamente si lo que hoy se llama civili- zacion yankee " es interesante." El resultado de su estudio es desconsolador: falta a dicha civilizacion la distincion y la belleza, condi- ciones que forman la esencia misma de lo interesante, y que son las dos cualidades unicas que en la historia universal hacen so- brenadar la cultura de ciertos pueblos, con- virtiendo a algunos en cuasi-modelos, como al griego, por el grado de relativa perfec- cion que alii alcanzaron aquellas cualidades. — 61 — No es posible seguir aquf en detalle tan importante demostracion, pero ^si tal es la situacion de los Estados Unidos, nuestro mo- delo relativo, del cual aun nos encontramos tan lejos, cuyo desenvolvimiento anterior es- tamos recien imitando, - que se podria decir al respecto en la Argentina?. . . Tratemos, pues, de separar en lo posible, siguiendo el precepto del Estagirita, lo uni- versal de lo relativo, 6 sea la parte general de lo que es claramente particular; de modo que estas novelas nos permitan echar una mirada a las cuestiones de interes comun, dejando de lado lo que es tan solo accidental y peculiar a la trama literaria. Hemos visto ya cual es el criterio con que deben juzgarse los acontecimientos de que aquellos libros se ocupan, en los paises nue- vos, y por ende en la Argentina. Veamos ahora como consideran ambos novelistas a la especulacion misma, causa generadora de la crisis cuyo espectaculo ha inspirado sus libros. — 62 — (iTiene la especulacion argentina carac- teres que la diferencien del mismo fenomeno en otras partes del mundo? ^Como se ha encarado por ambos nove- listas el cortejo de llagas sociales que trae como consecuencia la crisis misma cuyas manifestaciones estudian? IV J^ntramos, pues, a la faz mas interesante de las cuestiones que provocan los libros de Ocantos y Martel: la indole de la especula- cion, sus efectos y sus resultados — las tre- mendas crisis financieras. Esa cuestion, en si misma llena de interes, lo es aun mas para la Argentina por razon de las excepcionalisimas circunstancias actuales. Los economistas que siguen paso a paso estas cuestiones han calculado que para fines de 1892 se producin'a en el mundo entero una crisis monetaria sin precedente en la historia, y al lado de la cual nada serian los — 64 — terribles cataclismos financieros de 1819, 1837, 1857 y 1873. Si esa prediccion se rea- lizara, ella tomaria a nuestro pais en el peor de los momentos. La Europa misma se convence hoy de que la crisis argentina no ha sido sino una faz de la crisis general. Sin mencionar el reciente estruendoso krach de Berlin y la quiebra su- cesiva de los bancos alemanes mas podero- sos, como el de Hirschfeld y Wolff y otros; en Londres no hay unb que no comprenda que el esfuerzo hecho por el Banco de In- glaterra y sus asociados para evitar el pa- nico de la quiebra de Baring Brothers solo ha postergado el estallido de la crisis. Hoy la situacion de los capitalistas europeos es terrible: su dinero, prestado a tipos usura- rios a los paises nuevos, como Australia, las naciones sud-americanas, etc., corre gra* ve peligro y por lo menos esta condenado a una espera larga, bien larga. El dia que los tenedores de esos titulos se vean forzados a lanzarlos al mercado, el derrumbe sera colo- — 65 — sal. Recien entonces se apercibiran los pres- tamistas que no impunemente puede abu- sarse de los solicitantes y que el interes usurario tiene tambien sus peligros series. Ademas, es un hecho indiscutible que en las grandes Bolsas europeas los titulos mas solidos estan hoy terriblemente inflados: la mas pequena causa que produzca descon- fianza, provoca el derrumbe de los valores. El credit© logicamente tiene entonces que contraerse y la masa colosal de negocios que hoy se realiza con simples documentos de credito, debera efectuarse en moneda. Esta es, fuera de duda, insuficiente para bas- tar a una decima parte de las transacciones corrientes, de manera que se producira una crisis monetaria profunda que puede facil- mente degenerar en cataclismo. Para el que sigue de cerca el movimiento financiero eu- ropeo, el krach bursatil alii no se hard es- perar muchos meses. <ta de los recibos de depo- slto, a verificar los pagos por medio de cheques contra dicho Banco." El senor Procurador de la Nacion, al informar en Ma- yo 15 ppdo. ; sobre los estatutos sometidos a su aproba- cion, decfa respecto de este punto que: "las operaciones de moneda metalica han merecldo tambien en estos estatutos una solicitud especial, al objeto de revestirlas del caracter de verdad y sinceridad necesario, mediante las mas serias responsabilidades por parte de los comi- sionistas y demas personas que en ellas interviniesen " Pero el Excmo. Gobierno al prestar su aprobacion a los Estatutos dijo en el articulo I." del decreto de Ma- yo 19: "apruebanse los presentes Estatutos reformados — 190 — de la Bolsa de Comercio de la Capital, slendo entendidcr que el alcance del articulo 89 de los mismos, es que los comisionistas 6 agentes de cambio deberan depositar en el Banco Nacional, en los vencimientos respectivos, la cantidad Integra de raoneda metalica que hayan ven- dido, y el precio integro de la moneda de curso legal que hayan comprado, segun conste de los respectivos boletos en que hayan intefvenido. " Los Estatutos entraron en vigencia el I. de Junio pasado. Pero ya el 6 del mismo mes la Camara Sindical de la Bolsa re dirigio a V. E solicitando la suspension de dicho articulo I.° en virtud de las razones siguientes: "Autorizadas por el Codigo y por el reglamento de la Bolsa, las operaciones a metaliee, tanto al contado como por medio de pases, la restriccion en los plazos, en la forma fijada por el P. E., viene a crear tales dificultades en el mecanismo general de las operaciones, que la Camara no ha vacilado en someter al elevado criterio de V. E. esta peticion; por lo demas esa resolucion pa- rece en contradiccion con lo dispuesto en el articulo 451 del Codigo de Comercio." El articulo citado dice que: "solo se considera mer- cantil la compra-venta de cosas muebles para venderlas por mayor 6 menor, bien sea en la misma forma en que se compraron 6 en otra diferente, 6 para alquilar su uso, comprendiendose la moneda metalica, titulos de fondos publicos, acciones de companias y papeles de creditos comerciales." Y agrega la Camara Sindical: " ademas, la forma de liquidacion indicada por V. E. no podra hacerse eftx- tiva por no existir la moneda necesaria para ello; serfa 191 posible, aunque dificil, si existiese el Clearing House 6 una oficina general semejante para la liquidacion ge- neral de cheques." Antes de entrar al fondo de la cuestion, es conve- niente notar que si la Bolsa eree que las dificultades con que ha tropezado en su aplicacion el articulo I.° del de- creto de Mayo 19, pueden obviarse con el funcionamlento del Clearing House, 6 camara compensadora, estando esta autorizada expresamente por los artfculos 834 y 835 del Codigo de Comercio, quiza lo mas corto habria sido iniciar las gestiones necesarlas para su creacion, ya que que el Codigo declara que "los banqueros podran com- pensar sus cheques en la forma que convengan, de acuerdo con las disposiciones precedentes ( tit. de los cheques), a cuyo efecto quedan autorizados para for- mar Camaras Compensadoras en las plazas de la Repu- blica." Examen de la cuestion Tal es la cuestion que ha sido llamada a resolver la comision y a cuyo estudio ha dedicado numerosas reu- niones y largas discusiones. La cuestion puede precisarse asf: La ley ha querido que las operaciones sobre moneda metalica (para con- cretarnos a nuestro cometido ) sean real y positivamente efectivas, y no simples juegos de Bolsa 6 de las llama- das de tisa en el lenguaje bursatil. Los estatutos de la Bolsa asi parecen entenderlo, pero su articulo 89 habla de stimas, sin especificar si son ellas las cantidades mismas compradas 6 vendidas, 6 las diferencias pro- venientes de dichas operaciones. Ciertamente no ha po- dido iDterpretarse en este ultimo sentido, porque ello — 192 — habria importado una violacion flagrante del articulo 80 del Codigo dc Comercio, pero el Gobierno, a fin de evitar equfvocos posibles, aclaro precisa y terminante- mente la interpretacion de dicho articulo, de acuerdo con el Codigo, en su decreto mencionado de Mayo 19. Pero esa aclaracion importaba reglamentar una faz de la 11- quidacion bursatil, y en ello se han encontrado los in- convenientes apuntados en la peticion de la Camara Sindical de fecha Junio 6. Desde luego, pues, la cuestion queda planteada en esta forma: ,;Es exacto que en la practica el articulo I.o del de- creto de Mayo 19 es Inapllcable? Si lo es ique debe pro- ponerse en su lugar, a tin de evitar el equivoco sena- lado? La Comision en mayoria, senor Ministro, despues de haber estudiado detenidamente el puntc», tig vacila en afirmar que es exacto que en la practica aquel articulo es inaplicable, y se funda para ello en las razones si- guientes: La obligaclon de depositar integraraente las cantida- des de cada operacion de compra-venta, exige la inmo- vilizaclon de ingentes capitales sin provecho para nadie y causando perjuicios de consideracion al comercio ho- nesto. En efecto. Prescindimos de la turba de jugadores de bolsa para quienes la plzarra de la rueda es un tapete de ruleta y que operan sin tener necesidades reales que satisfacer sino especulando sobre el azar de combina- ciones 6 notlcias mas 6 menos falsas 6 inseguras. Pero el comercio honesto necesita proveerse de oro para sus necesidades de cambio con el exterior 6 para satisfacer 193 sus compromisos en plaza, como a veces tlene que des- hacerse del oro recibido porque necesita aumentar su capital legal circulante. Y para satitfacer esas legitlmas necesidades, ocurre al meicado de esa naturaleza, que es la Bolsa. Dada la multiplicidad de las operaciones mercantiles en la epoca presente, sucede con frecuencia que un co- merclante honesto despues de comprar 6 vender el oro que necesita, reciba nuevas ordenes 6 nuevos fondos 6 realice una transaccion cualquiera que le haga inutil y aun perjudicial para sus legftimos intereses la compra 6 la venta primera de oro, y necesite deshacer 6 modificar aquella operacion con posterioridad. En las operaciones a plazo puede muy bien suced'er que esto se repita mas de una vez, y al vencimiento de la operacion resulta comprada y vendida varias veces la misma cantidad. Ahora bien; con arreglo al decreto de Mayo I9,dicho comerciante deberia entregar integras todas las canti- dades compradas y vendidas, lo que le obligaria a tener un fucrte capital reunido durante los dias de la liquida- cion con perjuicio evidente de sus intereses, y con me- noscabo de los intereses generales, pues dichas sumas habrfan sido sustraidas de la circulacion monetaria sin provecho para nadie. Y si son varios los comerciantes que se encuentran en ese caso, es facil convencerse de que vendran a inraovilizarse inutilmente cantidades colo- sales de dinero, lo que podria producir una verdadera perturbacion bancaria. Es verdad que, como lo insimia la Camara Sindical en la nota a que antes se ha aludido, esos inconvenientes desaparecerfan en gran parte si funcionaran las Cama- ras Compensadoras, pero como estas no estan nl siquiera 13 — 194 — en vfsperas de constituirse, preciso es confesar que por el momento los inconvenientes senalados persistiran. Po- dria argiiirse que puesto que el Codigo sanciona la existencia de las Camaras Compensadoras, si bien exclu- yendo la iniciativa oficial, y asignandoles un caracter extrictaraente privado, V. E. podrfa estimularel celo de los seiiores banqueros y hacer que estos se decidan a establecer una institucion cuyos beneficos resultados son innegables. La misma Camara Sindical de la Bolsa en su Memo- ria correspondiente a 1889, dice, refiriendose a este punto : " El Clearing Hozise^ institucion importante pa- ra una plaza comercial que, corao la de Buenos Aires, fomenta operaciones tan activas y tan valiosas, es una de las iniciativas a que la Camara Sindical ha consa- grado mayor atencion a. fin de implantarla. La necesi- dad de establecer el Clearing House se hace sentir a cada momento, como una medida para economizar tiem- po y facilitar la rapida expedicion de los negocios. La Camara cuenta con el asentimiento de los banqueros y casas importantes, y en breve se organizara definitiva- mente." Si asi fuera y ese resultado estuviera proximo, la Co- mision en mayoria cree que no habrfa lugar a derogar el articulo del decreto aludido, pues en todas las partes del mundo donde funcionan las Camaras Compensadoras, li- quldando diariamente millones de millones, la estadfstica ha demostrado que solo se requiere un 5 °,'o de numera- rlo en efectivo para efectuar dichas liquidaciones. De ma- nera que, funcionando en la Capital una Camara Com- pensadora, no podrian quejarse los comerciantes ni los banqueros de que la prescripcion del citado articulo obli- — 195 — ga a inmovilizar sin objeto lngentes sumas de dinero, ya que todo se reduciria a un mero canje de cheques. Y quiza es llegada la oportunidad de poner en vigencia esa institucion creada por el Codigo, permitiendose la Comision en mayoria recordarlo muy especialmente al Excmo. Gobierno, puesto que ya hoy existe un arreglo de esa naturaleza entre los princlpales bancos de esta clase y todo se reduciria a reglamentarla debidamente dandole la requerida generalizacion. No se oculta a la Comision en mayoria que el decreto de Mayo 19 se ajusta a la letra del Codigo, cuando en su arti'culo 81 establece que "todo contrato de bolsa 6 mercado, obliga a los contratantes al cumplimiento efectivo de las prestaciones estipuladas, cuando no se tratare de los contratos prohibidos, " y que estos son justamente los juegos de 5o/sa, diciendo el arti'culo 78 que " quedan prohibidas todas las operaciones que bajo cualquier forma legitima impliquen un contrato aleatorio de los prohibidos por las leyes," agregando que "tales operaciones no produciran accion en juicio y haran in- currir a sus autores y complices en las multas estable- cidas en el arti'culo 86" (1,000 a 5,000 pesos por cada infraccion)* Es preciso, pues, ver de alcanzar el mismo resultado por otros medio. Descartada, por lo tanto, la posibilidad de mantener en vigencia el art. I. del decreto de Mayo 19, preciso es resolver que medida se sustituye en su lugar, ya que no es posible aconsejar liana y lisamente su supresion y dejar las cosas en siaiu qtio, pues la practica de estos meses de Junio y Julio ha demostrado que el art. 89 de los Estatutos de la Bolsa se interpreta corao significando — 196 — la palabra stimas^ las diferencias, pero no las canti- dades de las operaciones, lo que esta en raanifiesta opo- sicion con el art. 80 del Codigo de Comercio. Para sustituir alguna medida a la reglamentacion es- tablecida por el decreto citado, no hay sino tres tempe- ramentos posibles: I.o 6 se establece un control eficaz en el acto de la liquidacion a fin de garantir la efectivi- dad de las operaciones y que la ley no sea violada; 2 ° 6 se busca la garantfa de dicha efectividad en las personas que en ellas intervienen; 3.° 6 se sirnplifica la liquidacion de manera que quede frustado el proposito del mero juego de diferencias. I.o I Es posible establecer uncontrol eficaz para garantir la efectividad de las operaciones? La Comision en mayoria opina que no. Desde el mo- mento que no se puede hacer exigible la entrega de las cantidades mismas compradas y vendidas, no es posible evitar que corredores avezados al oficio y entendidos entre si, simulen operaciones legitimas encubriendo sim- ples juegos de bolsa que se resuelven en el pago de di- ferencias. No hay intervencion posible para evitar el fraude en esas circunstancias, y cualquier medida que te aconseje teria perfectamente inDficaz y serviria solo de rtimora para las operaciones legitimas, viniendo a ado- lecer del mismo defecto de la reglamentacion anterior. Es verdad que con arreglo al art. 342 del Codigo de Comercio, la Bolsa se encuentra comprendida entre "las sociedades anonimas que exploten concesiones hechas por autoridades 6 tuvieren constltuido en su favor cualquier privilegio;" de modo que tambien le es — 197 — aplicable la resoluclon relativa a aquellas, de que "podran ser fiscalizadas por agentes de las autorida- des respectivas, remunerados por las sociedades, aunque en el titulo constitutive no se establezca expre samente tal fiscalizacion.'' 1 La Comision en mayorfa cree que V. E. deberia no diferir el cumplimienio de esa prescripcion, tanto mas cuanto que dichos agentcs de- sempenan funciones de suma importancia, ya que el C6- digo dice " que se limitaran al cumplimiento de las leyes y estatutos y especialmente al de las condiciones de la concesion y las obligaciones estipuladas en favor del publico, 11 agregando que "informaran siempre a la au- toridad correspondiente sobre'cualquier falta de las so- ciedades y al fin de cada ano les presentaran una memoria detallada sobre lo que juzguen conveniente observar." Pero aun asfmismo no cree la Comision en mayorfa que la intervencion de aquel funcionario pudiera evitar los mil subterfugios de que hacen desgraciadamente ga- la los que en la Bolsa desnaturalizan la legitimidad de las operaciones. 2.° I Puede encontrarse la apetecida garantfa de la efec- tividad de las operaciones en la condicion de los agen- tes que en ellas intcrvienen ? La Comision en mayorfa cree que si. Si se exige de los corredores de la rueda de oro determinadas garan- tfas para el desempeno de sus funciones, es evidente que por ese solo hecho se produce una seleccion entre ellos, por la cual naturalmente quedan eliminados Ins malos elementos y subsistentes solo los que tienen sufi- 198 ciente seriedad y responsabilidad para suponer que se ocupan de negocios legitimos y no de juegos ih'citos. Ciertamente eso es la regla general, si bien es poslble que se deslieen aun algunos elementos reprochables entre ellos, pero no pudiendo obtener lo perfecto, es preciso contentarse con lo bueno. La rueda del oro es de una naturaleza especialisima. Baste observar que no encontrandose el pais bajo el imperio del curso forzoso sino del curso legal, la rueda bursatil es la que en realidad fija el valor de la moneda, lo que implica hasta cierto punto invadir una atribucion de la soberanfa nacional, ya que la Constitucion nacio- nal en el Inciso 10 del articulo 67 establece que es atri- bucion privativa del Congreso " hacer sellar moneda, fijar su valor y el de las extranjeras, " y como el Codigo de Comercio en su articulo 83 dice que "el resultado de las operaciones y transacciones reales y legitimas que se verifiquen habitualmente en las bolsas 6 mercados, de- terminara el curso del cambio, el precio corriente, etc.", resulta que las cotizaciones de la rueda bursatil hacen fe ante los tribunales respecto del valor de la moneda del pais. (Ycorao se efctua esa fijacion bursatil del valor de la moneda nacional? La Camara Sindical se encarga de decirlo en su ya citada Memoria: " no es la oferta y la demanda la que regula el tipo; un agente perturbador, la espectativa y la desconfianza, dominan el mercado entregandolo a saltos bruscos, segun la nota impresio- nista del dia." Sin embargo, es justamente esa cotizacion bursatil de la moneda nacional la que fija la proporcion de los va- lores para todas las cosas; y si las palabras anterior- — 199 — mente citadas son exactas al referirse al afio 1889, en que las oscilaciones del premio del oro alcanzaron ape- nas a 20 en todo el ano jcomo no lo seran en la actua- lidad, en que en una misma rucda, es decir, menos de una hora, fluctua el valor del oro 20 6 30 puntos? Nos encontramos en presencia de una verdadera calamidad publica, y forzoso es estudiarla con tranquilidad. La declaracion citada de la Camara Sindical consagra un hecho que es del dominio publico, a saber: que las oscilaciones del oro no dependen de las neccsidades de los cambios ni del exceso de las emisiones, sino de la especulacion desenfrenada, engendrada por un panico que no razona y que se impresiona por cualquier cosa. El pais entero, sobre todo el que se extiende de las afueras de la Capital hasta los confines de la Repu- blica, nada tiene que hacer con la Bolsa, y sin embargo, esta condenado a una especie de danza de San Vito bursatil, pues minuto por minuto se encuentra afectado por las fluctuaciones de la moneda nacional. La crisis economica porque atravesamos se encuentra en pleno paroxismo, con el credito personal agotado, el credito real anulado, sin valor la propiedad raiz, sin brujula el comercio, pues ignora los precios que debe cobrar por sus mercaderias, y por sobre ese cuadro de desolacion se yergue fantastica la cotizacion del oro, hoy en las nubes, manana en el suelo, sin obedecer ja- mas a criterio racional alguno, y el pais se halla entre- gado a un caos verdadero, por carecer de una medida fija de los valores. <:C6mo puede sostenerse en presencia de semejante estado de cosas, que el Gobierno prescin- da de la cotizacion del oro y la deje entregada al panico 6 a las pasiones siniestras que se aprovechan de momen- 200 tos semejantes para medrar con perjuicio de los inocen- tes? Maxime cuando esto sucede en epocas en que las cosechas han excedido las esperanzas mas lisongeras y que la produccion del pais ha llegado a la mayor altura. La misma Camara Sindical lo ha dicho en su Me- moria: " Esta desvalorizacion de 230 °/ (hoy supera a 300 °/o) no tiene precedentes slno en los asignados, en una epoca de bancarrota revolucionaria, de guerra lncesante, en que cada victoria , con asombro del Gran Capitan, producia un descenso en los titulos de renta publica. Y despues, en los Estados Unidos, en la lucha de secesion, en que esterilizados por la guerra civil el credito y todos I03 elementos de produccion, el dollar se deprecio hasta 220. Pero aqui habfa una causa real, profunda, organica: un agotamiento producido por la guerra que acelera el consumo y esterlliza . el credito, anulando por otra parte la produccion. Entre nosotros, no hay ninguna de estas causas de empobrecimiento efectivas, que paralizan a un pais, que secan sus fuentes de riqueza, y hacen dudoso el porvenir." Defendiendo despues a la Bolsa de ser la causante de la depreciacion de la moneda nacional, agrega la Cama- ra Sindical: "Esta situacion es transitoria; esta en los espiritus y en la prevision peslmista que juzga por la apariencia de los fenomenos financieros. El panico es ciego, pero sumiso y docil, y lo mismo produce una alza que una baja de 50 puntos. Basta una impresion domi- nante, adversa 6 favorable, para inducirlo en uno u otro sentido. Producir la confianza y arraigarla en los espiri- tus, es el remedio de esta situacion; la influencia que ne- cesita el pais para valorar su moneda fiduciaria, es una influencia moral, mas que financiera, que convenza 201 y desarme el pesimismo difundido en el interior y en el exterior." Sea de ello lo que fuere, es evidente que la deprecia- cion de la moneda nacional no estriba en ei desequi- librio de los cambios, ya que hoy producimos mas que ayer; tampoco depende del exceso de circulacion fidu- ciaria, porque si con 160 millones de emision a prin- cipios de 1889 el oro se cotizaba a 150 %, con 200 millones hoy no es logico que se fije en 300 o/ . Hay ade- mas en otros paises ejemplos elocuentes que eximen de ulterior demostracion. Asi en Francia, durante el curso forzoso establecido por decreto de Agosto 12 de IS70, como consecuencia de la guerra franco-alemana, hasta el I.o de Enero de 1878 en que volvio a decretarse la conversion, la moneda nacional no sufrio depreciacion sensible, a pesar de que la emision existente al decre- tarse el curso forzoso era de 525 millones de francos; el mismo dia del decreto fue aumentada de golpe a 1,800 millones, dos dias despues a 2,400, el 29 de Diciembre de 1871 a 2,800 millones, el 15 de Julio de 1872 a 3,200 millones y hoy es de 3,500 millones. A pesar de ese empapelamiento colosal al que no respondia encaje me- talico de ningun genero, pues el Banco de Francia habfa vaclado sus areas para contribuir al pago del tributo de guerra de los 5,000 millones, la moneda nacional no sufrio depreciacion sensible. Luego, pues, es evidente que la depreciacion de nueitro papel moneda sehalada diariamente por la coti- zacion bursatil, obedece a causas de distinta indole, a la especulacion, al panico, a lo que se quiera, menos a las necesidades reales del pais. Es preciso, por lo tanto, impedir que grupos mas 6 menos audaces labren fortu- — 202 — nas colosales explotando la ignorancia, la credulidad 6 el miedo de las gentes. Que las operaeiones sean legiti- raas, pero que se corte el abuso. El pais entero lo recla- raa a grito herido, arruinandose con el estado actual de cosas en que solo impera la licencla. Propiamente, el curso del oro 6 sea el premio del me- talico deberfa estar solo regido por la cotizacion de los cambios sobre el exterior, en razon de la mayor 6 me- nor oferta de letras en plaza, como sucede en todas partes del mundo. Porque en realidad el oro solo se ne- cesita para el pago de obligaciones en el exterior y ja- mas se remite metalico sino se toman letras en plaza. Es un abuso verdadero este juego diario del oro, pues ni circula oro ni se necesita para las necesidades inter- nas, teniendo el pais una mone.da legal. Pero hoy suce- de que las letras de cambio se negocian primero a oro y en seguida se reduce el oro a papel, produciendo esto remoras y perdidas de consideracion. Las demas nacio- nes, aun aquellas que como Chile viven con un premio de oro elevado, jamas tienen las oscilaciones exajera- das en el valor de la moneda nacional que se ven a cada instante entre nosotros, porque la depreciacion del papel con relacion al metalico tiene su isocronismo co- nocido, segun las epocas del afio en que hay abundancia 6 escasez de letras sobre el exterior. Entre nosotros, la anomalfa existente proviene quiza del error cometido por el decreto de Enero 5 de 1885) estableciendo tan solo el curso legal para nuestra mo- neda fiduciaria, cuando lo correcto y lo conveniente habria sido implantar de lleno el curso forzoso. Hoy sufrimos las consecuencias de aquel error. Por mas absurdo que eso parezca, el hecho existe. — 203 — Luego, pues, nada mas natural que exigir en los que se ocupan de cotizar el valor de la moneda nacional, de- terminadas condiciones de garantia. Los mismos Estatutos de la Bolsa reconocen esto im- plfcitaraente, puesto que ademas de sus socios, tienen los "comisionistas 6 agentes decambio," quienes deben llenar los requisitos del art. 59 para poder ser recono- cidos en ese caracter y efectuar operaciones en las rue- das. Con el mismo criterio, pues, que la Bolsa ha esta- blecido condiciones especiales a los comisionistas de todas las ruedas, cree laCoraision en mayoria que deben a su turno establecerse otras condiciones mas especiales para los agentes que actuen en la rueda del oro. A si, es de opinion la Comision en mayoria que los comisionis- tas facultados para operar en la rueda del oro, ademas de las condiciones que establece el art. 59delos Esta- tutos de la Bolsa, deben depositar en el Banco Nacional la suma de 100,000 pesos en dinero 6 en tftulos nacio- nales de renta, ' ! con el tin de hacer efectivas las res- ponsabilidades en que incurriesen por falta de oumpli- miento a las operaciones bursatiles. " Esta restriccion aconsejada no es quiza absolutamente satisfactoria, porque la extricta observancia de lo que el Codigo dispone respecto de los corredores deberfa evitar cualquier peligro, pero desgraciadamente la ex- periencia ensena que esta precaucion es un freno nece- sario y todas las Bolsas del mundo han establecido flan- zas 6 garantfas mas 6 menos severas. Es cierto que habria podido aconsejarse otros arbitros, tales como el de limitar el numero de los corredores facultados para operar en el oro, 6 el de exigir que fueran previamente propuestos por la Camara Sindical al Excmo. Goblerno 204 para su aceptacion, cuyas medidas no importarian res- triccion a la libertad de comercio gararitida por la Constitucion, sino justas precauciones adoptadas por tratarse de agentes de cuyos manejos depende la fija- cion del valor de la moneda nacional. Con todo, en el estado actual de cosas, la medida aconsejada parece la mas prudente. No se escapa a la Comi.sion en mayoria que los Esta- tutos de la Bolsa han creado una entidad sui generis bajo el nombre de ''comisionista de Bolsa 6 agente de Gamblo,''' intermediario no reconocido por el Codigo de Comercio y sobre el cual nada, por lo tanto, se legisla. Es de toda evidencia que esta creacion hibrida no ha respondido sino al proposito de eludir el cumplimiento de la severa reglamentacion establecida por el Codigo respecto de los corredores. Hoy han desaparecido como por encanto los corredores del recinto de la Bolsa, to- dos son "agentes de cambio." Por eseinocente cambio de nombre creese que no les son aplicables losarticulos del Codigo relativos a los corredores. Hay en esto un fraude manifiesto que ha pasado quiza desapercibido del Excmo. Gobierno y que urge remediar, pues los tribunales de justicia en el primer caso que se presente no podran menos de atenerse a la ley y desconocer esta nueva entidad creada por la Bolsa. Porque si es cierto que la ley de Noviembre6 de 1888 equiparo los corredores de Bolsa a los corredores de comercio, el Codigo posterior solo se ocupa de legislar sobre estos ultimos, entre los que se encuentran com- prendidos aquellos. Los autores de los Estatutos de la Bolsa justifican tan extranfsima innovacion, que vendrfa a. permitir a cual- — 205 — quier sociedad anonlma el violar a su antoja la ley, diciendo: " hemos adoptado esta distincion con el pro- posito de dar a las operaciones de bolsa la legalidad necesaria, desde que, segun la opinion autorizada de respetables comerciantes, no es posible ni regular, dar el nombre de la persona por cuya cuenta se opera, en la mayor parte de las negociaciones, sin producir per- juicios irreparables, y desde que los simples corredores, auxiliares del comercio, no puedcn proceder en otra forma.'" Llama la atencion que se haya creido posible eludir leyes de orden publico como es el Codigo de Comercio, haciendo que una sociedad particular de vida a auxiliares del comercio no reconocidos por el Codigo, y en presencia de la ley terminante de Noviembre 6 de 1888, que equiparo los corredores de Bolsa a los corre- dores de comercio. Lo mas que hubiera podido hacerse era solicitar del Gobierno recabase del H. Congreso una ley especial que derogue en esa parte el Codigo de Comercio y sancione la existencia legal de los " agentes de cambio." Ademas, el inconveniente de dar el nombre del co- mitente no existe, puesto que todo lo que el Codigo dice en su art. 102 es que " dentro de las 24 horas siguien- tes a la conclusion de un contrato, deben los corredores entregar a cada uno de los contratantes una minuta fir- mada del asiento hecho en su registro sobre el negocio concluido.'" El art. 69 de los Estatutos dice igualmente: " en las operaciones que no sean al contado, los comi- sionistas d~ Bolsa se entregaran mutuamente dentro de 24 horas un bo'eto firmado, expresando los terminos y condiciones de la operacion. Estos boletos haran fe en la liquidacion." Esto es lo que siempre se ha hecho — 206 — y lo que se continua haciendo hoy, no solo entre corre-. dor y corredor, sino entre cada corredor y su comitente, constituyendo asi esos boletos la constancia exacta del contrato celebrado entre las partes con intervencion de dicbos agentes. Asi el art. 62 de los Estatutos establece que "los comisionistas de Bolsa no podranrealizar ope- raclon bursatil alguna sin estar munidos previamente de una orden escrita de su comitente," agregando el artfcu- lo 64 "que los contratos hechos por los comisionistas obligan a sus comitentes, debiendo aquellos exigir de estos un boleto con conforme que acredite la acepta- cion del negocio. " El argumento, pues, es inconvenien- te, y si la Comision en mayoria ha empleado en este informe la voz " comisionista 6 agente de cambio," ha sido meramente para no introducir confusiones de nom- bres, pero es su opinion que tales entidades no existen y que los que asi se denominan son los corredores so- bre los cuales unicamente legisla el Codigo. La aprobacion del Excmo. Gobierno de dichos Esta- tutos por su decreto de Mayo 19, no puede implicar de- rogacion del Codigo, pues no esta en las facultades de un decreto el derogar una ley; se explica por la premu- ra del despacho que se considera de tramite, lo que igualmente se aplica al senor Procurador General de la Nacion, quien en su vista aprobatoria de dichos Estatu- tos ha incurrido en el mismo error involuntario. Hay en los Estatutos un capitulo titulado De los cor- redores, que induciria a creer que los agentes de los cuales alii se trata son los corredores de Bolsa a que se refiere el art. 82 del Codigo de Comercio, cuando di- ce que "los corredores de Bolsa estan sujetos a los re- quisites y disposiciones de este Codigo sobre los cor- 207 redores, y en caso de infraccion, no tienen accion para cobrar comlsion ni emolumento alguno, quedando per- sonalmente obllgados en todas las operaciones 6 tran- sacciones que verifiquen." Pero si asi se creyese, basta- ria la lectura de dicho capitulo para convencerse de que los corredores a que se refieren los Estatutos son los simples corredores ordinarios, pues sus funciones no son otras que las de estos. El hecho de que un cor- redor celebre un contrato cualquiera dentro del recinto del edificio de la Bolsa, no le da el caracter de corredor de bolsa: ni a la operacion celebrada el de operacion bursatil. El caracter de corredor de bolsa depende de la naturaleza bursatil de sus operaciones, que deben para serlo verificarse en las ruedas de la Bolsa, y esta clase de operaciones con arreglo a los Estatutos solo puede hacerlas el verdadero corredor de bolsa, disfra- zado para el caso con el nombre de " comisionista de bolsa 6 agente de cambio. " Y debe aqui hacerse presente ademas que es necesa- rio cortar un abuso que ha sido frecuente en la Bolsa, a saber: que la Camara Sindical ha autorizado como cor- redores de Bolsa 6 "comisionistas 6 agentes de cambio" a personas que no estaban matriculadas en el Tribunal de Comercio como corredores de ley, violando asi el art. 89 del Codigo de Comercio. Es, pues, indispensable que el que aspire a ser corre- dor de bolsa 6 "comisionista 6 agente de cambio, 1 ' haya previamente obtenido su matricula de corredor con arre- glo a la ley. Ademas todo el capitulo X, seccion I. a de los Estatu- tos, que trata de los "comisionistas de bolsa 6 agentes de cambio" no es mas que la copia del capitulo del — 208 — Codfgo que trata l, de los corredores," suprimiendo. tan solo las disposiciones severas y termlnantes de la ley. Se arguye igualmente que los "comisionlstas de bolsa" son responsables para con la liquidacion de las cantida- des porque operan y que en tal caracter pueden ser in- solventes. Pero si esta es la practlca errada, la ley orde- na lo contrario, y los mismos Estatutos para conciliar ambos terminos excluyentes, ban adoptado disposiciones ambiguas. Asi el inciso 5.°, art. 94, establece que si el comisionista falta al aporte de su obligacion, debera dar ante la Comision del Interior los nombres de sus comi- tentes que han causado la falta, con lo que queda a sal- vo. Eso esta de acuerdo con el art. 97 del Codigo. Pero en seguida en los articulos 96 al 99, los Estatutos regla- mentan el procedimiento relativo a la insolvencia de los "comisionistas de bolsa," lo que es abiertarhente con- trario al Codigo, pues en caso alguno puede quebrar un corredor. Efectivamente, desde que no puede operar por cuenta propia ni hacerse responsabla de la sclvencla de sus comitentes, no hay posibilidad de quiebra: si falta hay, sera del comitente, jamas del corredor. De ahi que la ley repute siempre fraudulenta la quiebra de un corre- dor, al decir del art. 1550, y de ahi que se promoviera ante nuestros tribunales por accion fiscal, la aplicacion de la justa penalidad impuesta a dichos agentes fraudu- lentos. Con frecuencia se expulsaban de la Bolsa como quebrados fraudulentos a corredores a quienes se les ha probado que operaban por su cuenta, y sin embargo, la ley queda burlada a pesar de sus disposiciones termi- nantes. Sin embargo, la Camara de Apelaciones, esquivando — 209 — resolver la cuestion de fondo y deteniendose en la cues- tion prejudicial, desecho la accion fiscal de oficio. Sin entrar a examinar la razon 6 sinrazon de esa sentencia, ella viene a impedir el castigo de los corredores de Bol- sa que son quebrados fraudulentos, y es menester poner remedio a este estado anomalo que esterlliza las dispo- siciones pertinentes del Codigo de Comercio y las corre- lativas del Codigo Penal. Por esa razon la Comi^ion en mayoria, persuadida fir- memente de que la Bolsa honrada no desea tener solida- ridad alguna con dichos quebrados fraudulentos, es de opinion que el Excmo. Gobierno debe reclamar del Ho- norable Ccngreso, con el caracter de verdadera urgen- cia, la sancion de una ley que venga a llenar este vacio. Esa ley podria ser la ya aconsejada a V. E. por la co- mision de jurisconsultos nombrada en Abril 21 ppdo. y que al elevar su informe de fecha Junio 2, indicaba la medida que hoy viene la Comision en mayoria a solici- tar, si bien la indicaba como reforma al reglamento de la Bolsa, lo que es erroneo, desde que existe sentencia judicial contrarla. El proyecto de ley cuya sancion se hace todos los dias mas indispensable obtener, es el siguiente: Art. l.o Llegado el caso de cesaclon de pagos de un corredor de Bolsa ( comisionista de Bolsa 6 agente de cambio), debera la Camara Sindical de la Bolsa de Co- mercio dar cuenta dentro de las 24 horas de comproba- do el hecho de que dicho corredor ha operado por su cuenta y que en consecuencia es fallido fraudulento, al juzgado de instruccion criminal para el examen de sus libros y papeles. Si la Camara Sindical no lo hiciere asi y sin perjuicio de las responsabilidades en que por ello 14 — 210 — incurra, el Agente Fiscal en turno queda autorizado para iniciar la causa de oficio. Art. 2. Los Jueces del Crimen procederan en estas causas sin que sea necesario que los de Comercio hayan hecho la declaraclon de la quiebra de los corredores de Bolsa y sin perjuicio de los efectos que tal acto juridico produzca en el concurso y su liquidacion. Art. 3.° Si del examen de los libros. y papeles de dicho corredor 6 por otras pruebas, resulta comprobado el hecho de que ha operado por su cuenta, 6 bajo el nombre de un comitente supuesto, 6 con manifiesta simu- lacion, sufrira la pena prevista por el Codigo Penal para los fallidos fraudulentos. En los demas casos la quiebra del corredor de Bolsa sera juzgada con arreglo a las disposiciones del tit. 12 del lib'ro IV del Codigo de Co- mercio. Tales son las disposiciones que a juicto de la Comi- sion en mayorfa urge hacer sancionar por el H. Con- greso. Entonces los tribunales de comercio estaran habilitados para proceder de oficio y se habra cortado ei escandalo actual de que la Bolsa declara quebrados por sf y ante si a sus corredores y sigue un procedl- miento especial, sin importarsele nada de las leyes. Pero la quiebra no produce efectos legales sino en cuanto in- terviene sentencia de tribunal competente que la declare, segun lo dispuesto por el art. 521 del Codigo de Co- mercio. Restablecida, pues, la calidad de corredores que cor- responde a los agentes que inter vienen en las operacio- nes de Bolsa, todas las dificultades se allanan, pues no hay sino apllcar las disposiciones del Codigo. Asi desapareceraesa practica abusiva del arraslre, que esta — 211 — fuera del derecho coraun y que viola disposiciones claras y terminantes de nuestras leyes. Y aquf se presenta la otra faz de la cuestion: ^es po- sible introducir simpiificaciones en el procedimiento de la liquidacion bursatil para garantir la legitimidad de las operaciones? La Comision en mayon'a cree que si. Es preciso su- primir el remaie y los arraslres en la liquidacion. Mas aun: esos procedimientos violan disposiciones terminan- tes de nuestras leyes y han sido ya condenados por sen- tencias de los tribunales. - Con el Codigo en mano, vea.se cual es la marcha de una operacion bursatil. El comitente encarga la compra 6 venta de oro a un corredor, este lo efectua en la rueda a otro corredor, guardando en ese acto "secreto riguroso de todo lo que concierne a las negociaciones que se le encargan, bajo la mas estrecha responsabilidad de los perjuicios que se siguieren por no hacerlo asi, n al decir del articulo 100. Dentro de las 24 horas entregara al comitente el conforme de la operacion efectuada, con arreglo al art. 102, y en dicho conforme se dice que "se ha comprado 6 vendido por su orden a don Fulano de Tal (el otro corredor) tal cantidad para tal fecha." Como los asientos en los registros deben ser fidedignos, el contrato queda perfecto entre ambos comitentes por intermedio de sus corredores. Llegado el momento de la entrega, los corredores, segun el articulo 101, "tienen obligacion de asistir a la entrega de los efectos vendi- dos," que en el caso del oro la efectuan ellos mismos. Si al efectuar uno de los corredores la entrega, que se 212 hace depositando previamente el metalico 6 el el btllete en el Banco Nacional y presentando el certificado de deposito a la llquidacion de la Bolsa, el otro corredor no efectua.la entrega, por haberle faltado su comltente ;que sucede? Aqui es donde la ley dice una cosa y la Bolsa otra. La Bolsa hace comprar en remaie, termlnada la liqui- dacion, por cuenta del comitente que ha cumplido, la cantldad de oro no aportada por el otro, y lo obliga a tomarla arl precio que resulte. Asi, un comerciante hc- nesto necesita oro para tal fecha, lo hace comprar por su corredor al precio de tanto, supongamos 200, segun el conforme que se le entrega; llega el dia del v p nci- rniento de la operacion, lleva la cantidad de billetes re- querida para recibir el oro comprado, y sin consultarle ni avisarle, un par de horas despues, si el corredor con q jien contrato el suyo no ha llevado el ore, el liquida- dor lo compra en remate al precio de cuanto, suponga- mos 250, y obliga a dicho comerciante honesto a de- sembolsar mas billetes para recibir su oro, pudiendo encontrarse sin dinero en ese momento y pasar por la vergiienza de una quiebra. En vano el comerciante bo- nesto protesta y dice que el ha comprado el oro a tal precio y que no lo quiere comprar a tal otro; en vano muestra la ley que lo ampara — por sobre la ley se coloca la Bolsa y lo obliga al sacrificio, dicien- dole en seguida: "vaya a perseguir al otro comitente que falto, para que le pague los dafios y perjuicios. 1 ' Por cierto que el remate dada esa practica es infali- blemente un tomiqziete^ para usar de la expresion bur- satil, por el que se eleva artificlalmente el valor de la moneda de oro durante un dia, causando perjuicios — 213 — enormes al pais entero, pero dando pingiies gananclas a los bolsistas habiles. Las gentes de bolsa pretenden, con todo que el rentate es indispensable para poder efectuar la llquidacion, porque de otra manera no se po- drfa saber el monto exacto de la diferencia 6 sea de los danos y perjuicios ca-jsados al comitente honesto por el comitente deshonesto. Notese que prescindimos de los corredores, pues el articulo 97 establece que "no responden, ni pueden constituirse responsables, de la solvencia de los contrayentes," por cuya razon y estan- doles prohibido por el articulo 105 toda operacion por su cuenta, si llegan a quebrar se reputa siempre esta como fraudulenta, conforme al articulo 1550. Pero la Comision en mayoria opina que la liquidacion debeefectuarse sin remaie, adoptandose comotipo para las diferencias de los que no entregan lo comprado 6 vendido, la ultima cotizacion efectuada. Pues bien, por la ley comun (art. 508 y 511 del C6- digo Civil y concordantes) "el deudor de la obligacion es responsable al acreedor de los danos e intereses, cuando por culpa propia ha dejado de cumplirla," y el acreedor puede elegir uno de los tres medios que le seiiala el art. 505 para hacer efectiva la obligacion 6 para exigir danos y perjuicios. Todas estas disposicio- nes son aplicables pues en los casos en que no esten especialmente regidos por este Codigo, dice el de Co- mercio en el art. I.° tftulo preliminar, "se aplicaran las disposiciones del Codigo Civil." En el caso supuesto mas arriba, el comerciante ho- nesto que lleva su oro 6 sus blllete?, tiene pues ties temperamentos posible>: 6 emplear los medios legales, a fin de que el deudor (comitente que ha faltado) le 214 procure aquello a que se ha obligado; 6 "hacerselo procurar por otro a costa del deudor," lo que seria el caso de comprar el oro 6 los billetes que el otro no llevo, en la liquidacion misma, si a ello se somete vo- luntariame-nte; u "obtener del deudor las indemnizacio- nes correspondientes.' 1 No hay otro temperamento po- sible De manera que si dicho comerciante prefiere recoger su oro 6 sus billetes y presentarse ante los tri- bunals a. demandar al otro para que le entregue lo que le compro y por el precio que se lo compro, nadie tiene derecho para impedi'rselo ni menos para obligarle a someterse a una nueva compra que no ha ordenado ni consiente. El procedimiento actual de la Bolsa, es, pues, perfec- tamente abusivo y atentatorio a la ley. Nuestros tribu- nales asi lo han reconocidu. En una notable sentencia relativa a un caso de ar- rasiye proveniente del krach del Banco Constructor, el Juez de Comercio Dr. Matienzo deci'a: " cualquiera que sea el contenido de ese reglamento, es obvio que el no puede obligar mas que a los socios de la Bolsa, porque las convencioues solo producen efecto entre los contrayentes, como lo establece el Codigo de Comercio articulo 226 y el Codigo Civil art. 1 195. Por consiguiente, el hecho de confi'ar una comision a un socio de la Bolsa no implica someter=e a las disposi- ciones internas de esta asociacion privada. Si asi no fuera, se daria el absurdo de que cada una de las aso- ciaciones organizadas por ios distintos gremios de la poblacion, impondria su voluntad a las personas que contratasen con sus socios, y la ley perderia toda efica- cia para regjamentar las relaqiones juridicas. Pero aun 215 en el supuesto de que ambos contratantes hubieran sido socios de !a Bolsa, esa circunstancia no modificaria la naturaleza y efectos de los contratos de comision y corapra-venta, que permanecerian siendo lo que la ley ha querido que sean. Las leyes no pueden ser deroga- das slno por otras leyes: Codigo Civil art. 144 (In re Leslie verszts Creagh, Conf. Nation Abril 8 pdo.) Mas aun. El mismo juez aclarando el punto anadfa: "no hay sociedad particular que pueda licitamente dic- tar reglamentos destinados a impedir la aplicacion de las leyes vigentes. "Por otra parte, eso importan'a una renuncia general de las leyes, que esta. prohibida por el art. 19 del Co- digo Civil "Lo unico h'cito es renunciar en cada caso particular los derechos que miren solo al interes individual: por- que nadie puede dejar sin efecto las leyes en cuya observancia estan interesados el orden publico y las buenas costumbres: Codigo Civil, art. 21; Codigo de Comercio, regla XVIII. No se diga que el reglamento de la Bolsa podria aplicarse supletoriamente, a tftulo de uso practico 6 costumbre. Razonablemente no es posi- ble calificar de costumbre el estatuto de una asociacion particular. Costumbre es la regla constante y uniforme- mente seguida por el pueblo 6 una clase del pueblo en una materia dada. Es cierto que podria suceder que el reglamento de la Bolsa concordara con las costumbres, pero aun entonces, seria la costumbre y no el reglamento lo que habrfa que tomar en consideracion. '' Entrando en seguida al fondo del caso sub judice, dice el juez: " Hay que tener presente que el comisio- nista esta obligado a cumplir el mandato conforme a — 216 — las ordenes dadas 6 Instrucciones del comitente: Codigo de Comer clo, art. 342. Segun el art. 514 del Codigo de Cornercio, el contrato de compra-venta queda perfecto desde que el comprador y el vendedor convienen en la cosa y en el precio, aunque este no se haya pagado ni aquella entregado todavfa. Pero vencido el plazo el comprador no cumplio el contrato. iQue debia hacer el comisionlsta ? Dar aviso inmediato a su comitente para que este pudiera mooificar sus ordenes, segun terminan- temente lo establece el art. 340 del Codigo de Co- rnercio." Es de notar que en el caso sub judice el corredor, sometiendose a las practicas y al reglamento de la Bolsa, acepto el reiuaie y abono la diferencia por el arraslre^ todo lo cual queria cobrar de su comitente. El juez continiia asi: u es m^nester examir.ar, enton- ces, si la solucion adoptada por el comisionista estaba autorizada por la ley. Tres caminos legales puede se- guir el vendedor, cuando el comprador no puede 6 no qulere pagar el precio: I.o revocar el contrato por mii- tuo consentimiento (Codigo de Cornercio, art. 209); 2.° demandar judicialmente la resolucion con danos y perjuicios (arts. 245 y 5Z5)\ ^.° reclamar el precio con el interes corriente por la demora, poniendose los efec- tos a. disposicion de la autoridad judicial para que re- suelva su deposito y venta publica por cuenta y riesgo del comprador (art. 535)." En la practica bursatil nada de esto se observa, y por el contrario la liquidaclon de la Bolsa asume funciones judiciales vendiendo en re male y condenando al pago de los arras Ires Pero es manifiesto que si para nada intervlene la autoridad judicial, el contrato se considera — 217 — ante la ley como revocado y extinguidas las obligacio- nes resultantes de el. Pero la sentencia aludida es mas terminante todavia, pues dice: "Concluldo el negocio, acaba el mandato, segun el arliculo 326 del Codigo de Comercio. Ademas, habiendo espirado el termino por el cual se dio el mandato, este ceso con arreglo al art. T960 del Codigo Civil, aplica- ble supletoriamente al caso, con sujecion al art. 191 del Codigo de Comercio. La nueva venta (en el remale) fue, pues, una verdadera gestion de negocios, desde que se hizo sin mandato del dueno de la cosa vendida: Co- digo de Comercio, art. 332 y Codigo Civil art. 2238. Y bien, la gestion de negocios no obliga al dueno sino cuando la hubiere aprobado 6 le resultare una utllldad evidente: art. 332. Ninguno de estos extremos se ha justificado en el caso presente, antes bien se ha compro- bado, por el contrarlo, que ha resultado perdlda y que no ha mediado ratificacion del dueno del negocio. Lue- go el comitente no esta obligado a pagar al gestor los perjuiclos provenlentes de la gestion, ni aceptar la venta hecha sin su consentimiento.' 1 Es preclso observar ademas que las practicas de la liquidacion bursatil perjudican de una manera mas di- recta aun al comitente bona fide. En los casos de re- mate proceden los corredores sin autorizacion de sus comitentes, revocando el contrato celebrado y acep- tando otro sin aviso previo. Por ello dice la sentencia cltada: "destuvo facultado el comlslonlsta para dlcha revocacion? La revocacion del contrato por mutuo consentimiento entre el comlsio= nista y el tercero, importa la renuncia del derecho de — 218 — optar entre pedir danos y perjuiclos por la falta de cumplimiento del contrato y perder la ejecucion del mismo con los intereses de la demora. El comisionista renuncia estas acciones en vez de cederlas a favor de su comitente, que no tiene accion directa contra los terceros contratantes sino mediante esta cesion: Codigo de Comercio, ait. 337. En consecuencia debe aplicarse, el art. 347 del Codigo de Comercio, segun el cual las consecuencias de un contrato hecho por un comisionista contra las instrucciones de su comitente 6 con abuso de sus facultades, seran de cuenta del mismo ccmisionista sin perjuicio de la validez del contrato." La Comision en mayoria ha creido deber citar esos notables parrafos de dicha sentencia, porque fijan clara e inequivocamente la jurisprudencia de nuestros tribuna- les al respecto, y demuestran que se trata de practicas viciosas que es urgente extlrpar y que no pueden servir sino como semillero de pleitos. Suprimido, pues, el remaie, y siendo asi que los cor- redores jamas pueden quebrar, desde que no responden de la solvencia de sus comitentes, y que la insolvencia de estos no puede dar origen sino a. las acciones que la ley acuerda al acreedor directo, 6 sea al comitente del otro corredor con quien se efectud la operacion, des- aparecen de por si los llamados arrastres. Por el procedimiento de arraslre resultaba que un comitente que habia efectuado una operacion en condi- ciones ventajosas, que por ejemplo habia comprado oro a un tipo inferior al del dia de la liquidacion, se vei'a obligado no solo a perder el beneficio realizado, sino a pagarlo mas caro, y a estar pagando sucesivamente por otros comitentes que habian faltado a sus compromisos, 219 Eso es absurdo, pero aun existe, y ya que se trata de " facilitar las transacciones y asegurar el cumplimiento de las prescrlpciones del Codigo de Comercio vlgente'', segun el tenor del decreto que instituye la presente Co- mision, cree esta que deben reformarse de una vez esas practicas viciosas que no solo estan fuera de la ley, sino que van contra la ley. Antes de terminar, conviene observar que las medidas propuestas por la mayorfa de la Comision han sido ata- cadas por la minoria de la misma, basandose entre otras cosas, en que seran contraproducentes, porque coartaran las operaciones bursatiles con caracter oficial, es decir, hechas en la rueda por los corredores y sometidas a la liquidacion, para favorecer las operaciones clandestinas, es declr, practlcadas sin esos requisitos. La garantia es- pecial exigida de los corredores de la rueda del oro, segun esa opinion, no serviria sino para restringir las operaciones de rueda, pero en cambio aumentaria las operaciones hechas fuera de ella, sin control posible y p:>r lo tanto mas expuestas al fraude. La restriccion puesta a la liquidacion igualmente favoreceria las ope- raciones privadas, hechas "de casa a casa," segun la ex- presion bursatil, y de esa manera vendrfan a existir dos cotizaciones: una reducida, en la rueda oficial; otra ge- neral, en las operaciones clandestinas. Pero ese argumento cae por su propio peso. Cual- qulera que sea la reglamentacion que se proponga, jamas podra. impedirse que se hagan operaciones fuera de rueda, si se encuentran comitentes que las autori- cen y corredores que las practiquen. Ningun poder hu- mano puede impedir el juego en el recinto de un edificio, en la calle, en el dia 6 en la noche. Si hay gentes que a — 220 — todo trance quieren apostar, que quieren jugar, podran bacerlo en cualquier lugar y en cualquier tiempo, siem- pre que haya ilusos que a ellos se presten y personas poco escropulosas que lo faciliten. Lo unicb que es dable hacer es que en la rueda oficial del oro, donde se fija el valor de la moneda nacional y cuyo curso hace fe ante los tribunales y obliga al pais entero. dicha cotizacion este rodeada de las garantfas posibles. El comerciante honesto tendra buen cuidado de hacer sus operaciones legitimas en dicha rueda, y el que quiera arriesgarse a operar clandestinamente y sin ga- rantfas, lo hard a sabiendas y suya sera la responsabi- lidad. Por mas que la autoridad persiga el juego y cierre los garitos, jamas pcdra impedirse que juege el que quiera hacerlo a todo trance. Pero por lo menos sabra lo que hace. La mayoria de la Comision es partldaria de la libertad en las transacciones comerciales, pero jamas de la licen- cia, y esta convencida de que una libertad que no este reglamentada, pronto degenera en licencia. Y cree que las medidas que propone contribuyen a reglamentar pru- dentemente la libertad de la Bolsa, y que han de merecer el aplauso de los buenos y de los honestos, y quizas tambien la gratitud de la mayoria del pais, envuelta nolens volens en el torbellino bursatll. Conclusiones Resumiendo este Informe y en merito de las razones en el expuestas, la Comision en mayoria cree deber pro- poner al Excmo. Gobierno la adopcion de las medidas siguientes: — 221 — I.a Derogar el art. I.° del decreto de Mayo 19 pro- ximo pasado, aprobando los Estatutos de la Bolsa de Comercio en la forma alii estableclda. 2. a Mantener dicha aprobacion con las siguientes aclaraclones. a) Queda entendido que los "comisionistas de Bolsa, 6 agentes de cambio" de que hablan los Estatutos, son los corredores de Bolsa a que se refiere el art. 82 del Codigo de Comercio, subordinandose el capitulo res- pective de los Estatutos a lo que dispone el Codigo. b) El Inc. 6.° del art. 59 debe leerse asf. "Dar fianza por valor de 10,000 pesos nacionales 6 su equivalente en los tftulos que designe la Camara Sindlcal. con el objeto de estar habilitado para operar en las ruedas de tftulos, debiendo los que se inscriban para operar en la del oro sustituir dicha fianza por el deposito en el Banco Nacional de cien mil pesos curso legal 6 su equivalente en tftulos nacionales de renta, a fin de hacerse efectivas las responsabilidades en que incurriesen por falta de cumplimiento a las operaciones bursatiles " c) El inciso 3.o del art. 94 sera obligatorio para los ccmitentes de los corredores solo en el caso que presta- ran su conformidad anterior 6 posterior. En caso con- trario, la liquidacion de las diferencias causadas por la falta de entrega por parte de un comitente, sera fijada con arreglo al tipo de la cotizacion ultima, dejando en libertad al comitente que ha cumplido para usar de su derecho con arreglo a la ley. NIngun comitente podra ser sometido a una obligacion mayor 6 diferente de la expresada en el boleto de su corredor. Ademas la comision en mayoria opina que: I.° Debe tratarse de poner en practica la institucion — 222 — de las CamarasCompensadoras con arregloa lo estable- cldo por los arti'culos 384 y 385 del Codigo. 2.° Debe solicitarse del H. Congreso la sancion de una ley que establezca lo siguiente: a) Llegado el caso de cesacion de pagos de un cor- redor de Bolsa (comisionlsta de Bolsa 6 agente de cam- bio) debera la Camara Slndical de la Bolsa dar cuenta dentro de las 24 horas de comprobado el hecho de que dicho corredor ha operado por su cuenta y que en con- secuencia es fallido fraudulento al juzgado de instruc- cion criminal para el examen de sus libros y papeles. Si la Camara Sindical no lo hiciera asi y sin perjuicio de las responsabilidades en que por ello incurra, el agente ilscal en turno queda autorizado para iniciar la causa de oficio. b) Losjueces del crimen procederan en estas causas sin que sea necesario que los de comercio hayan hecho la declaracion de la quiebra de los corredores de Bolsa, y sin perjuicio de los efectos que tal acto jun'dico pro- duzca en el concurso y su liquidacion. c) Si del examen de los libros y papeles de dicho corredor, 6 por otras pruebas, resulta comprobado el hecho de que ha operado por su cuenta 6 bajo el nom- bre de comitentes supuestos 6 con manifiesta simula- cion, sufrira la pena prevista por el Codigo Penal para los fallidos fraudulentos. En los demas casos la quiebra del corredor sera juzgada con arreglo a las disposicio- nes del tit. 12 del libro 4.o del Codigo de Comercio. Y por ultimo: 3.° Debe establecerse la fiscalizacion de la Bolsa autorizada por el art. 342 del Codigo. Al dar por terminado su cometido, debe la Comision 223 en mayoria declarar queen el estudio que ha hecho de la cuestion sometlda a su examen, se ha inspirado del mas profundo respeto por la ley, primero; del vivo anhelo de no coartar en lo minimo posible la libertad de las transacciones comerciales, despues; y por ultimo, de coadyuvar a facilitar las operaciones y depurar de alguna pequena imperfeccion de detalle a una institu- tion tan digna de respeto y conslderacion como es la Bolsa de Comercio de la Capital de la Republica. Dlos guarde a V. E. Angel Sasire Ernesto Quesada — Filemon Po?se ) (en desacuer- do con la conclusion 6, me- dida 2.a) (1) (1) La clisidencia respecto de la conclusion b se refiere al monto de la garantia aconsejada para los corredores del oro, y que los otros miembros de la comision fijan en ICO. 000 pesos. El doc- tor Posse, de perfecto acuerdo en todo lo denias, opinaque restable- cido el verdadero caracter de corrtdor de Bolsa a los actuales « comisionistas 6 agentes de cambio,» bastard con aplicar extric- tamente las severas disposiciones del Codigo para hacer inne- cesaria una garantia supletoria.