THE LIBRARY OF THE UNIVERSITY OF NORTH CAROLINA ENDOWED BY THE DIALECTIC AND PHILANTHROPIC SOCIETIES HS593 .M5 isi asm, <■-■■ mmmmn mm\m DEDTTCXDAS Ot LOS S«, fllTDS If M1STJEBI0S DEL JL\ B.\ POR No basques quien ha dieho tal cosa, m»s reflexiona sobre lo que se a&uicho. (MITACION DE CRISTO, lib. I, cap. V. V, PUERTO-CAB ELLO. i MP RE NT A ¥ LlftR&AlA DB J. A. SEGRESTAA, CALLE DE COLOMBIA, N° 80. DOCTOR JOS£ DE BRICEftO^ COBERNADOR DEL DISTRITO FEDERAL, &, L Hago saber que el ciudadano Bartolome" Mila de la Roea y Valenzuela, se ha presentado ante mf reclamando el dere- cho esclusivo para publicar y vender una obra de su propie- dad, cuyo titulo ha depositado, y es como sigue:- "M Misti- cismo antiguo, 6 Instrucciones mazOnicas dedueidas de los stm- bolos, ritos y misterios del Arte U'eaW Y que habiendo pres- tado el juramento requerido, lo pongo por la presente en po- sesion del privilejio que concede la lei de 8 de Abril de 185:1 sobre producciones literarias, teniendo derecho esclusivo de imprimirla, pudiendo el solo publicar, vender y distribuir dicha obra por el tiempo que le permits el articulo 1? de la ci- tada lei. Dado, firmado de mi mano: sellado con el sello de la G-o - bernacion del Distrito, y refrendado por el Secretario del Despacho en Caracas a veinte y siete de Marzo de mil ocho- <*ientos setenta y tres, 10? y 15? JOSE DE BRICE$Q. Refrendado. FA Secretario— S, TERRERO ATIENZA. AL I.'. H.-. CAB.*, KAf). . JOSE SILVEf[I0 GONZALEZ, GR.-. 30, Reinslalador y Miemb. \ Honor. \ de la Resp, \ Log. V Perfecta Armortia 2, al Or. \ de Cumajui. fin Eomenaje k sua seredeiog 7 conocimientos mazdaic^s, EL ASJTOIL Cumana, Enero 2 de 1873. A.-. L.\ G.\ D.\ G.\ A.\ D.\ Uv, DOS PALABRAS. En otro tiempo no 6rais sino tinieblas ; mas ahora sois luz en el Senor. Y asf preceded co- mo hijos de la i/uz : el fruto empero de la ltjz consiste en proceder con toda bondad, y justi- cia, y verdad, inquiriendo lo que es agradable a DIOS. — San Pablo a los JE/esios, V. 8 a 10. El triunfo de la lttz ha sido siempre favou- rable al engrandecimiento y mejova de la espe- cie humana. — Madama Stael. No estrafLeis la enerjta de mis palabras, porque la con- ciencia es libre y enerjica; ni califiqueis de lisonja el justo eiojio que tributo al obrero de paz, porque solo la envidia y la mezquindad insultan al merito 6 lo niegan, probando con el insulto 6 la negativa su superioridad 6 su existencia ; ni oondeneis el aplauso que doi al trabajo honesto, util y fecun- do en benerlcios, porque el aplaudir lo bueno, como el censn- rar lo malo, es una necesidad social y un deber de todo hom- bre de bien. A menudo nos quejamos de nuestra pequenez, porque queremos, contra los designios de DIOS, ser pequefios, ora humillandonos, ora ensoberbeciendonos ; y por uno u otro estremo, hijos de la debilidad y la ignorancia, nos alejamos de nuestra grandeza, 6 no sabemos apreciarla en su plenitud: buscamosla en el mando y la opulencia, y no esta alii: reside dentro de nosotros mismos y no queremos contemplarla: vi- ve en nuestra alma, sol de la intelijencia, y no la vemos: nos hmnda con sus rayos luminosos, — el sentimiento de lo belbx, el sentimiento de lo infinite , el sentiniiento de lo moral, la ra~ zon y la conciencia; — y en vez de abrir los ojos a sus celestia- les resplandores, parece que nos ofuscan, se nos caen los par- pados y nos entregamos al suefio. Para la mayoria de los sgres racionales, el alma vive durmiendo. Esos cinco rayos luminosos, de or yen divino, simboliza- dos al oriente en nuestra estrella fiamijera, son otras tantas facultades espirituales de nuestra alma inmortal, que deben despertarse gradual y progresivamente desde el regazo ma- terno, santuario de la educacion relijiosa y moral, y desple- garse simultaneamente por la instruccion filosofica en direc- tion a la verdad absoluta que es DIOS. Quien conoce & DIOS y le a&ora en espiritti y verdad, deseubre y esplica satisfacto- riamente las verdades relativas, al alcance de nuestro limita- do entendimiento, ocultas en las leyes universales de orden, variedad y armoma, que revelan eon infinitas maravillas la uriidad, sabiduria, bondad y omriipotencia del Soberano Arqtjitecto de la majestuosa creacion quenosrodea; para otorgarnos el meVito del trabajo, solicitandolas, su paternal y munificentisima Providencta. La asoeiacion de los obreros de paz, conocida de tiempo inmemorial en ambes hemisferios con el nombre de Mazo- neria, despierta el alma de su letargo moral, la dirije con la ternura de una madre viuday amorosa que cuida de sus hi- jos huerfanos, y la eleva a DIOS, luz que ilumina a toda criatura racional que viene al mundo, padre y maestro de la gran familia; y a causa de sus principios santos, sus prae- ticas saludables y sus tendencias humanitarias, ha sido siem- pre piedra de escandalo para los fanaticos y super sticiosos, objeto de odio para los id61atras, de persecucion para los opresores y tiranos. Escandalo farisaico, odio injusto, persecucion horrenda, guerra satanica ! Asi podemos calificarla, desde luego que la asoeiacion pacifica es ya por si sola un gran bien ; puesto que responde a un instinto de la naturaleza, a un sentimiento deJ alma, a una necesidad de ,1a razon para su desarrollo ; siendo ademas un manantial de benevolencia, un centro de union fraterna, un conjunto de armonias divinas, un derecho del hombre y la mujer, que las leyes positivas deben garantir, en in teres de la concordia, la civilizacion, el bienestar, el 6r- den y la tranquilidad de los pueblos, y en salvaguardia de la solidez y estabilidad de los gobiernos. i Ojala se multiplicasen las asociaciones de los obreros de paz, no solo entre los hombres, sino entre las mujeres, nues- tras companeras naturales e" indispensables en la obra de je- neracion y rejeneraeion del linaje humano, y cuyas virtudes dan a DIOS santos, & la patria heroes, a la humanidad bien- hechores. Asociadas las mujeres virtuosas, paralelamente a los hombres virtuosos, para trabajar en comun por la paz, la moralidad y la perfeccion humaria, realzarian su dignidad, elevarian su condicion, constituirian un poder de amor infi- nito, superior a todos los poderes creados por la astucia y la fuerza; rejenerarian al hombre que, para hacerse digno del amor, tendria que entrar con entusiasmo en la senda de la virtud; representarian la augusta encarnacion de la Divini- dad, que no hallo un hombre justo y perfecto a quien confiar la salvacion del mundo, y hallo una mujer, una eompanera, una virjen purisima en cuyo seno humanarse para salvarnos; y transformarian este valle, de lagrimas por nuestra depra- vacion, en paraiso de delicias, en una mansion feliz de la cria- tura racional, en una gloria anticipada para los justos y bene- ficos, de ordinario olvidados, escarnecidos 6 atribulados en la tierra. Mngun dolor quedaria entondes sin remedio, ningu- na angustia sin consuelo, ningun merito sin premio ; porque las injusticias de los hombres las repararian las mujeres, her- manas caritativas y justicieras. La Mazoneria, con todo, ha execrado y condenado la gue- rra, como un arbitrio barbaro de los insensatos que carecien- do de razon, recurren a la fuerza bruta para imponer su vo- luntad licenciosa, 6 de los cobarcles desalmados que, sin valor civil, sin virtudes civicas, para sostener con la razon y la lei su derecho, apelan a las armas, confiando a la violencia, ene- miga siempre de la justicia, la victoria de su causa; y en uno 2 — io — y otro caso desesperado y falaz, como un asesinato en masa de los inocentes en pro de la vil ambicion de mando y la infa- me codicia de dinero que domina a los Cesares, sus palacie- gos y cortesanos, eriminales insignes a quienes, para espan- larlos y soterrarlos, basta darles la espalda como a Iscariotes, 6 abandonaiios y estigmatizarlos como a reprobos. Por eso, y por amor a la paz, por fiiantrepia, ha aceptado humildemen- te la palma del martirio, volviendo la espada a su vaina, aun cuando se la obligara a desnudarla en su propia defensa; pre- Mriendo ser sacrincada con los mansos, a partir despojos con I os soberbios; y lia renunciado y proscrito para siempre las coronas tintas en sangre, que ciiien las sienes de los grandes cratricidas, cuyas liazanas funerarias suelen ser el tema y ar- gumento de la liistoria y la epopeya, en agravio las mas veces de la verdacl y la virtud, y con mengua, no pocas, de la lite- vatura, la ciencia y el talento. El obrero de paz y el obrero de guerra; el varon jus to y caritativo, de salud y vida para la sociedad y el varon de vio- lencias y astucias, sediento de despojos, estragos y matanzas; el soberano lejitimo y el atroz usurpador, seran eternamente oDiitrarios en relijion, en moral y en politica, campos que es- te devasta y esteriliza con sus furores e iniquidades, y aquel eultiYa con su sudor, su elocuencia, sus principios benevolos y sus cloctrinas rejeneradoras. La conciencia publica, ilustra- da por la moral evanjelica, liarg, eljuicio; y la opinion de la mayoria, atendida la verdad de los liechos pecaminosos, li- brara su sentencia inapelable contra los astutos y violent os. Los obreros de paz, mediante el culto de la Luz, poseeran pacmcamente la tierra. Que una relijion de amor, una moral de amor, una polfti- ca de amor, fundad.as en la Luz de Luz, es con toda propie- dad la Mazoneria. Aunque su lei de amor fue* promulgada con estruendo desde la cumbre del Sinai, donde la misericor- dia de DIOS la escribio sobre dos tablas de piedra y la entre- go a Moises, para asegurar con su observancia la paz, la li- bertad, la igualdad y la fraternidad de los hombres y los pue- blos ; aquella sapientisima lei no tuvo su perfecto cumpli- * — ] i miento sino en la cima del Golgota, donde una vietima pro- piciatoria, una hostia pacinca, el mismo DIOS humanado, en oposicion y confusion de los hombres-dioses, partidarios de la guerra, la abominacion y el esterminio, supo morir volun* taria y libremente, aeeptando por amor su propio sacrificio, para abolir el derramamiento de sangre humana, y redimir del pecado y la eselavitud a la gran famiiia. Comprendiendo los obreros de paz las multiples e inj eli- tes necesidades de los individuos y los pueblos, el movimien- to de los corazones, organos del amor, las aspiracione- de las intelijeneias, focos de discordias euando no hai un principio comun de fe divina que las ponga en armonia; comprendien- do, en tin, los altisimos destinos de los espiritus encerrados temporalmente en estos cuerpos frajiles, caducos y perecede-^ ros, y tratando previsores de satisfacer aquellas necesidades apremiantes, de reglar aquellos movimientos apasionados, de dirijir por medios licitos a fines lejitimos aquellas aspiracio- nes ambiciosas, y de consumar con seguridad y en paz, fe- cunda en frutos saludables, aquellos altisimos destinos roser- vados a su noble estirpe y augusta scberania; marchan uni- dos, siempre serenos, tranquilos 6 impavidos, a imitacion de su MAESTRO-liumanado, en pos de la Luz : se recrean con- templandola, y con ella se iluminan: trabajan en sus talleres por su salud corporal y espiritual, su robustez y su indepen- dencia de caracter : prescriben el deber moral, sustentan el dereeho, custodian la libertad : predican la tolerancia, la in- duljencia, la correccion fraterna y el perdon : anatematizan la tirania, disipan el error y lo confunden liasta abismarlo : in- timidan el vicio, lo ahuyentan, y le fulminan rayos de opro- bio : exhortan los culpables al arrepentimiento y la enmien- da, encomian a los arrepentidos y enmendados, los acojen con jubilo, los obsequian con banquetes, y enaltecen a los sabios: amparan al desgraciado, socorren al pobre, protejen al desva- lido, respetan y compadecen el infortunio : lionran las ceni- zas de los que atravesaron el dintel del sepulcro, trazan sus biografias para conservar su memoria, y graban el panejirico de sus virtudes para alentarnos perpetuamente con su edifi- — 12 — cante ejemplo : dignifican al hombre y la mujer por el recuer- do de su divino orijen, por el estudio y conocimiento de si mismos, por el examen frecuente de su propia conciencia, por el juicio mtimo de sus actos, por la necesidad y santidad de su consorcio indisoluble, y por elevarlos sin cesar hasta BIOS, padre comun de las almas, como su inspiraeion, como su verbo, inmortales: los rejeneran y perfeccionan por el ejercicio de la piedad, la practica constante de la beneficencia y el ficl cumplimiento de la lei de amor, que es toda jtjsti- gia y cabidad, resumen del decalogo; y les prometen, en galardon de su honesta conducta, de sus trabajos corporales y espirituales, de sus esfuerzos valerosos y sus sacrificios vo- luntaries en solicitud asidua de lo verdadero, lo bueno y lo bello y en que vienen a refundirse las inefables delieias y los sublimes extasis cuya posesion contiene la felicidad supre- ma :-paz honrosa en la tierra, donde las tribulaciones abun- dan para templar a los debiles, acrisolar a los fuertes y unir- nos a todos en amistad sincera por los vmculos del dolor y la simpatfa;-y gloria eterna. en el eielo, donde los justos y perfeetos, heroes de bendicion en esta vida de pruebas y con- tradicciones, transfigurados por la muerte en espfritus puros, son recibidos anjeles esplendorosos por los que gozan ya de la vision beatifica, con unanimes y magnificos hosannas. Solo por la justiciay la caridad, esto es, por el amor de BIOS y de los hombres, pueden obrarse tales prodijios que la guerra impide : solo el que sabe amar con vehemencia lo ver- dadero, lo bueno y lo bello, resumidos en la idea de la Divi- nidad, (circulo cuyo centro se halla en todas partes y cuya circunferencia comprende la inmensidad 6 conjunto y lfmite de lo infinito), de la cual las criaturas racionales somos ima- jen y semejanza, es s&bio, independiente y libre: solo ese hombre 6 mujer, rico 6 pobre, joven 6 anciano, ennoblece sus sentimientos, depura sus placeres, vigoriza su alma, la en- grandece y la completa con otra alma simpatica ; porque solo el amor asi sentido, comunicado y puesto en accion hace al hombre y la mujer fuertes, justos, castos, y capaces de em- prenderlo todo y sufrirlo todo, miserias, ludibrios, cadenas ? — 13 — suplicios, por el triunfo definitivo del bien sobre el mal, de la luz sobre las tinieblas, del 6rden y la armonia sobre el desor- den y las contradicciones, del derecho sobre la fuerza, de la paz sobre la guerra, con la esperanza cierta de ganar la ul- tima victoria, y con ella la bienaventuranza eterna para su inmortalidad. He ahi la verdadera mision de la mazoneria. No hai pa- labra, no hai pensamiento, no hai acto del obrero de paz, que humilde y piadosamente no se dirija a la gloria de DIOS — GL\ A.*. D.\ U.\: — no hai asamblea de los obreros de paz, que no se abra y se cierre con su invocacion y bajo sus auspi- cios : no hai trabajo alguno material, moral e intelectual, pa- ra cuya iniciativa y ejecucion cumplida no impetre el obrero de paz la inspiracion y el auxilio del Espiritu Santo, el cual asiste donde quiera y en todo tiempo a cuantos se reunen en nombre del Divino Maestro para edificar templos a la vir- tud y cavar calabozos para los vicios : no hai mas insignia honorifica del obrero de paz que su mandil, smibolo del tra- bajo, insignia que ha de llevar siempre limpia y sin mancha como su conciencia : no hai historia mas luminosa, ni poema mas admirable, ni sabidurfa mas profunda, ni magnificencia mas encantadora, ni codigo mas sencillo, elocuente e* inmuta- ble que la naturaleza, libro donde el Creador mismo ha es- tampado su pensamiento, y abierto de continuo a nuestra vis- ta para nuestra instruccion y regocijo, y representado en los talleres mazonicos por la Biblia que nos ensena la unidad de DIOS, la unidad del linaje humano, la unidad de las leyes providenciales que rijen y esplican nuestro ser, en sus rela- ciones con la Divinidad y con la creacion entera; ni hai mas moral que el Evanjelio, que nos ensena a orar y pedir a BIOS diciendo noche y dia Padre nuestro ; ni mas mo- delo de perfeccion que Jesucristo. No hai una joya, un instrumento, un emblema, un smibolo, un signo en los ta- lleres mazonicos, templos a la vez del culto de la Luz, refle- jo de DIOS, que no le reeuerde al obrero de paz su deber de portarse siempre con recti tud, de avanzar constantemente haeia la perfeccion de su modelo, de progresar en virtudes y — 14 — eonocimientos, que es el destino mas noble y mas hermoso del h ombre y la mujer, de las familias y los pueblos, de las j entes y naciones que forman la sociedad universal, la gran familia humana. Ineulquemoslo millones de millones de veces hasta im- primirlo en el alma con tipos indelebles, porque esa doctrina es la autentica, la rejeneradora, la civilizadora, la salvadora del mundo. El Padre misericordioso y j'uf io de aquellagran familia es DIOS que esta en el cielo: su Providencta sema- ninesta i)or todas partes para nuestro alimento y placer ; y su lei de amor es estensiva a sus hijc , todos en la tierra, sin excepcion de persona, sin distincion de rangos ni color es, de nobles y plebeyos ; sin mas titulos a sus benencios que su eo- mun orfjen, y sin mas meritos ti su gloria que su inocencia, sus servicios alprojimo, su sumision a la justicia, sus obras de caridad y sus liolocaustos voluntarios en aras de la paz, la concordia, la salud y la fraternidad universal. No despojemos, pues, a laMazoneria dc su caracter sagra- do: no adulteremos ni pervirtamos sus principles: nolepon- gamos estorbos ai rlel cumplimiento de su mision divina. Se- mejanteproposito es degradarla, corromx^erla, herirla de muer- te, convertirla en caja de Pandora por egoismo, por espiritu de secta 6 banderia, por intereses sordidos y aspiraciones bas- tardas. Lejos entonces de ser humanitaria sera funesta: lejos de ser el baluarte y asilo de las buenas costumbres, sera la ciudadela, el aduar de los rnalignantes ; que si la union de los buenos es amistad, la union de los malos es faccion ; y las so- ciedades divididas on facciones, azotadas sin tregua por la gue- rra, de que es enemiga la Mazoneria, perecen hundidas por su propio peso en un vasto y proceloso pielago de sangre e* igno- minia. Tampoco mutilemos al hombre, ni dividamos 6 separemos las cinco facultades de su trinidadinjenita. Mutilarle, dividir- le es pretender esclavizarle ; es rebajarle a la condicion de rep- til inmundo 6 fiera sal vaje; es, sobre embrutecerle, reprobar- le. La teocracia y la autocracia, ya solas, ya aliadas, han teni> do siempra ese conato ; la cicuta de Socx-ates y la crucifixion — 15 — del Nazareno lo estan probando. La lucha del Oriente y el Oe- cidente no ha terminado ; ni terminara hasta que la Luz alcan- ce su ultima victoria, refundiendo en una sola familia, por e3 amor de DIOS y del projimo, la humanidad dispersa, desgarra- da y en tenebrosa oscuridad. Las Americas no deben retroceder ni pararse en las vias de su perfeccion ; sino avanzar con ardor lllantropico, y po- nerse a la vanguardia de la verdadera eultuia con su esplendi- do estandarte cristiano y democratico. Conquistados sus de- rechos ; ejerceiios en paz, con virtudes cfvicas, es vivir y pro- gresar ; es triunfar cada dia de sus enemigos interiores y este- riores, sin sangre ni lagrimas ; es Ilevar si? * triunfos & ultra- mar, y darles a todos los pueblos iadependencia y libertad bajo instituciones republicanas. Que* gloria tan inmaculada, tan excelsa y fulgurante ! Un alma espiritual e mmortal, soplo de DIOS, suma de lo inflnito, en una intelijeneia limitada a lo visible y lo rinito, servida por organos fmitos y mortales ; 6 sea, un animal inte- lijente y racional, que tiene la conciencia de su ser, superior por la razon y la conciencia a todos los amimales intelijentes', eso es el hombre, obligado por razon y por conciencia, empe- flado por gratitud, a amar y servir a DIOS su Padre, quien le ama con un amor puro e inflnito, y le sirve con inhnita previ- sion y munificeneia, dandole aca abajo la creacion entera para su servieio, y reservandole alia arriba la gloria celestial por patrimonio, siempre que le ame y ame a sus hermanos con puro 6 infinito amor. Ese hombre, perfectible hasta lo infini* to por la virtucl y la luz que contempla en DIOS, trinidad de sabiduria, fuerza y belleza suprernas e infinitas, es el obrero de paz, el apostol, el sacerdote, el adalid, el martir de esta lei cristiana: — " Novum mandatum do vobis, ut diligatis invi- cem, sicut ego dilexi vos." — Amaos unos £i otros como yo os he amado a vosotros, yo que he amado hasta a mis enemigos, hecho bien a los que me aborrecen, rogado por mis persegui- dores y calumniadores, muerto en afrentoso suplicio por redi- &uros a todos, todos sin escepcion, y j)erdonado a mis -ver* 4i!gos, — 16 — Impotentes seran siempre los esfuerzos de los fanaticos y supersticiosos, de los idolatras y jentiles, de los ateos y escepti- cos, de los opresores y tiranos para apagar la Luz mazonica ; pero si llegasen a eciipsarla, se eclipsaria la razon humana, y durante su eclipse, la intelijeneia del hombre, anarquica por egoista, mal^fica por envidiosa, avara y ambiciosa, sirviendo a sus pasiones sensuales y disolutas, no contenta nunca con lo que lfcitamente posee, mirando el trabajo con desprecio, envileciendo al trabajador, teniendo en poco los frutos de los monies y los valles, los productos de la industria, las artes, las letras y las ciencias, el dominio de los pecos del mar, de las aves del cielo y de las bestias de la tierra, haciendo su bu- fon y su juglar al injenio, su siervo de librea al valor y al ta- lento, y sin mas criterio de verdad que el testimonio de sus sentidos, ni mas sancion moral que la saciedad de sus bruta- 1 es apetitos, haria la guerra al hombre por calculo, corrompe- ria a la mujer por deleite, los someteria a ambos a la esclavi- tud por fuerza, los mantendria en la ignorancia y la miseria por interes, los alimentaria con odios y discordias por astucia, los sacrificaria a sus venganzas por miedo ; y no habria perso- fias sino ilotas, no habria familias sino gineceos, no habria so- los antiguos misterios, mas 6 menos semejantes en el fondo, si bien diversos en los accidentes. Prometiosele al hombre, por la misericordia divina ? despues de la trajedia paradis&ica, un Reparador, de es- tirpe mas augusta que la humana, con cuyo sacrificio ex- piatorio quedase compurgada la falta de aquella desobe- diencia primitiva, orijen y tundamento de las demas, y la decaida raza de Adan rejenerada. De ahl al quelasan- gre de un Justo, de un Semi-Dios, de un Dios- Hombre* haga un gran papel en todas las mitologias y misterios de ia antiguedad pagana, que fueron una adulteracion de la religion verdadera ; y que la expiacion de ese Justo por el hombre delincuente aparezca en las leyendas como la obra del crimen, el triunfo moment&neo de la iniquidad complaci6ndose en la sangre derramada, en esa preciosa sangre, de la cual habia de venir la salud de la humana estirpe. H6 ahl el nexo de todos los misterios, asi en la India como en Egipto, en la Grecia como en la Escandi- navia, en medio del paganismo idol&trico como entre el pueblo escojido de la simiente de Abraham, que rendia culto puro al verdadero Dios. Las tradiciones religiosas han venido del Oriente, cu- na del g6nero humano, en donde las alegorfas eran tan eo- munes ; y al modo que con las tinieblas se signiflcaba y aun se significa el pecado, la ignorancia, las tribulacio- nes 6 adversidades, el sepulcro, la muerte y hasta el casti* go de los rgprobos en la otra vida ; la luz y por antonoma- sia el sol, representaba lo contrario. Y como era el sol la obra mas portentosa de la creacion, cuya hermosura, res- — 22 — plandor y calor vivificante debian proclueir en los £nimos cierta fascinacion y deslumbramiento, el soe vino £L ser el simbolo de la Divined ad, y con el tiempo la Divini- dad mibma, cuaiido eonfundido y olvidado el sentido em- blematic© por la multifold, la alegorta tom6 la forma de la realidad y se dirijieron a los slmbolos los homenajes debidos al See, que representaban. Confundido el Ckeadoe. eon sus criaturas, adorado Dios en sus obras, el Soe fue* el principal objeto del culto publico de las naciones gentilieas, aunque en el interior de los santuarios, a donde se habia refujiado el resto de la verdad vacilante, continuase el astro del dia siendo para los sacerdotes e* iniciados una figura ttpica; y al curso aparente del sol y a" sus efectos en la naturaleza visible se ajustaron las grandes ensenanzas. Pero los supuestos tra- bajos de Hercvies, las fabulas de Osi?Hs y de Isis, que guar- dian relacion con el sol, como todos los misterios antiguos, y el drama trajico de Prometeo, la muerte de Balder y la lucha entre Ormuzd y Arimfynes, tienen un fondo comun y representan las penalidades de la vida a que el hombre fue* condenado por la divina justieia, a" causa de su deso- bediencia 6 priniera falta; y por consiguiente el dogma de la expiation y el de la regeneration del mundo : pues que en medio de esos trabajos y luchas, de esas penalida- des y suplicios queda todavia la esperanza como una gota de consuelo en el caliz de tantos infortunios : si, la espeeanza ! tlnica cosa que no escapo de la funesta caja de Pandora al abrirse para esparcir los males sobre la tie- rra, en castigo de una desobediente curiosidad ! El Tifon de los Egipcios, el Arimdnes de los persas, la At& de Homero, el Loke de los escandinavos, la serpien- te Piton de los griegos, la serpiente Kaly de la India, el buitre voraz cle Prometeo, nacido de JSquidna, monstruo in it ad mujer, mitad serpiente, son la representacion de la nerpientc del Paralso, del Saian&s de los hebreos y cristia* nos, del instigador del pecado, del demonio tentador, del causante del mal, que por envidia del hombre trajo la muerte al mimdo. En esas distin tas teogonlas los personajes pueden va^ riar, y varian en efecto segun el caracter de las naciones; pero siempre hai un ser que muere, herido por elgenio del mat 6 urio de bus ministros, una esperanza de mejora, y un reparador que se espera / en otros terminos : la caicla y muerte del hombre por el pecado, y la promesa de la redencion final por la inmolacion de una Victima augus- ta, simbolizada por el saerificio exj)iatorio. Y sin embargo de que esos mitos, tan diversos en la forma, eran en la esencia la representacion de la trajedia paradisaica, mas 6 melios desfigurada$ y que sobre ellos se cernia el dogma consolador de la rehabilItacion de la especie humana ; y a-pesar de que las purincaciones y sacrirlcios que los gentiles T e alii el tltulo de Ga- BAON. Sinibolizado en la edi icacion del Temp.*, de Jerusa- len nuestro perfeccionaniiento moral, los instrumentos del trabajc fueron otros tantos sirnb,'. que Servian a la ense- fianza, y el Arq.\ de ese Tenrp.*., por la interpretacion de su nombre y el trajico fin que se le supone, fue la emble- inatica imajen de Aqtjel que vkio al mundo eorao Maestr. de la humanidad para ser el carnino, la verdad y la vida, segun tendr6mos ocasion de verlo al examinar uno a" uno los tres gr.*. de ia Mason.: simb6l.\ 6 AdMvhir&mita, su> eeremonias y misteries. [1] Joann IV. 23, 24; I Cor. III. 16, 17, VI. 19; II Cor, VL 16, OAPITULO III Jjogias modernas. — Moizoneria te6rica. Resta ahora que digamos eomo si bien los instltutores de la Mazon.*. rueron cristianos, y cristianos en su orijei) los mist.*, y ensefianzas de la Institueion mazon.-., estan hoi eomo olvidadas las grandes verdades del simbolismo. Es que relegada la parte mistica desde que por resolucion de la Log.*, de Ban Pablo en Londres, en 1703, se convir- ti6 la Maz.-. de JPractica en Tedrica, por llamarse a la partieipacion de sus piwilejios hornbres de distintas pro* fesiones y relijiones diversas, bubo de' cerrarse el eampo de las investigaeiones dogmaticas, por amor a la Concor- dia, y las ceremonias de la iniciacion y de los gr.*. sucesi- vos, basadas hasta entonces en los misterios cristianos, a que debian su orijen, no tuvieron ya aquel alto valor, ni significado alguno razonable para los neofitos ; interpre- tandose, cuando mas, bajo el vertigo friosoftco que se apo- der6 de los hornbres en el si glo ultimo, eomo reminiscen- cias del paganismo, de sombras qite ya fueron, 6 eomo pruebas impuestas al reeipiendario sin ulterior ensenan- za y la historia de los gr.-. mas sublimes quedo de he- cho convertida en mera leyenda bajo el velo de las ale- gorias! \ Escrupulosidad suma, que oscurecio el fondo de los cuadros por nimio respeto a las creeneias de los nuevos adeptos, perjudicando a la Institucion y derypojando a la Mazon.*. de cuanto tiene de grande y de sublime ! ! ! Porque si la Mazon.'. actual continua reconociendo a Jesucristo eomo uno de los bienhechores y emancipadores de la humanidad ; eomo el que mas ha trabajado en el pro- greso y perfeecionamiento de ella, hecha hoi abstraction de su naturaleza divina, por la diversidad de sectas y para evitar controversial en el seno de la fratebnidad ; si la excelsa moral de este hombre ilustre (el primaro que pro- claim la humildad e* hizo de ella una gran virtud, base del Mazonismo) es la moral que la Mazon.\ propone a fcodos los iniciados ; si es su JEJvanjelio en nuestros Tem- plos el mas hermoso emblema de la verba©, y a trespa- labras sui/as corresponded, los ires grandes golpes con que se opera nuestra entrada en Log.'.; si el Precursor que le preparaba el'camino, y el Disclpuio amado que'trazo la generation del Verbo y tuvo la vision de los ultimos dias, son los Patronos de nuestra Ord.\ ; si el misnio Je- sueristo ha si do tenido por maz.\, 6 edMcador del Temple del Dios vivo y propagador de la verdad, y reputado por lino de los grandes Maestros; si la Bihlia, sobre la cual se jura, le llama la piedra que desecharon los arquitectos y que me" puesta por cabeza de angulo, (1) la piedra tinica, labrada & eineel, (2) tan conocida de los verdaderos ma- zon.\ ; si nada de esto ha servido de alarma & las concien- cias, y si las tircunstantias de la reception de Im tres gr,\.. ast como los sign.', y pair., no tienenfuera de El cspli ca- tion plausible, £ que mucho que LE represente 6 simbolice el arquhV. del Temp.*, de Jerusalem, cuya trajica muerte ha sido supuesta, y cuyo nombre, segun las raices hebreas, significa vida Diva y elevado, como si hiciese alusion g aquel pasaje del Evanjelio en que Jesueristo, poco antes de llamarse el camino, la verdad y la vida, (3) manifesto a sus discipulos que cuando fuese elev ado en la tierra, [1] Salm. CXVII. 22; Isai. XXYIII. 16; Matt. XXI. 42; Marc. XII. 10; Luc. XX. 17; Act. IV. 11; Rom. IX. 33; I Petr. II. 7, 8. [2] Zach. III. 9. [3] Joann. XIV. & — 33 — todo lo atraeria hdeia El ; (1) 6 que era menester que el Hijo del Hombre fuese levantado en alto, para que todo el que creyese en El, no pereciese, sino que lograse la vida eterna, que es esa vida viva,, la vida que nimea muere, la que jamas terminal (2) £ Por que" temer decirlo y procla- marlo? por que* no descorrer el velo? Arquitecto por'ar- quiteeto, y Maestro por Maest.\, lo mis mo vale ; a menos que el uno esplique mejor que el otro los pasajes y slmbo- los maz6n.\ Sea Jesuerislo un Dios, como lo creen los cristianos, sea un simple mortal, la Maz.\ no hace hoi cuesUon de ello : que se le adore, 6 que solo se le imite, co- mo hombre perfects) que puede ser propuesto por modelo. es lo cierto que su vida pura y su muerte encierran gran- des cnsenanzas, las ense^anzas de la Instituciois , que Jos maz.\ de to la ; 1&3 ereencias no han dejado de apro- vectiar en su moral y su doc tbina, por mas que, olvida- do el lenguaje de los stmbr. y relegado el sentido mistico de los primeros dias, se haya hecho de la Mazon.*. una mstitueion moral para la pr&ctica de las virtudes, el ejer- cicio de la beneficencia, una proteccion mutua y decidida entre sus miembros, y el estudio de las ciencias, de las aiv tes y de cuanto conduzea a la perfeccion del hombre ; y por mas que la Institucion se haya propuesto no injerirse en asuntos politicos ni relijiosos. (Articulo 1? de la Cons- titucion mazonica). Es que esa absteneion prudente no obsta para que al- g unos maz.\, como Olavel, Cassai-d y otros, hayan procu- rado y procuren esplicar y desenvolver las alegorias, los simbolos y mist/, del A.*. R.\ ; pues tal investigacion no hiere las ereencias individuales, cualesquiera que ellas sean, ni el signiftcado de un stmb.\ implica imposieion de [1] Joaiiii. XII. 32. [2] Joann. III. 14, 15, 16. 4 en donde la tolerancia politic a y la tolerance A relijiosa forman la base de la Asociacion. Asi el maz.% mahometano, cuya Eserit.\ santa es el Coran, jura sin em- bargo sobre la Biblia, como el eristiano j el hebreo, aun- que no cr£e en la santidad de ella; y el maz.\ hebreo, & pesar de sus practieas tradieionales y legates, dobla la ro- dilla y ora deseubierto al Altisimo, 6 G.\ A.\ delos mini- dos, en la reeepcion de apr.v, eomo le esta permitido y mandado a los adoradores del Cristo ; sin que en uno ni otro easo pueda jamas entenderse que sepretenda de elios, por esas practieas mazon.-., el olvido u abandon o de sus creencias respeetivas. Asi tambien Isl moral maz6n.\, que es la moral evanje*lica, ha sido adoptada en nuestros Temp. * .- como regla universal de las aeeiones humanas, y el JEva?ig.\, que es el Codigo que la contiene, ha sido tenido eomo jo* ya de la Maz. \ y emblema unico de la yerdad, sin.em- bargo de que los mahometanos y hebreos no le miran con jgual respecto, ni que el codigo de sus deberes es tan es* tricto y sublime, Lejos, pues, de ser contraria a la constitucion actual de la Mazon.*. tal investigacion, es por demas conforme a sus fines y la i lustra ; y con tal motivo fue* que se celebra- ron en Paris, en 1785 y 1787 las grandes Asambleas ma* z6n.\ eonvoeadas al efecto por los llamados filaletas 6 ami- gos de la verdad, bien que sin el fruto deseado; porque, como dice Clavel, 11 elorfjen, la naturaleza y el objeto de la Mazon.*. continuaron siendo im problema insoluble pa- ra la mayor parte de los maz.\ del Continente," — inspi- rados en la diosa razon, que trastorno las creencias, ma- terializo los simbolos y produjo los cismas, funestos siem- pre a la Ord.\, provocando indebidamente contra ella las persecuciones polltieas y relijiosas. No obstante el dicho de Clavel, el problema no nos parece insoluble. Conocido es el orfjen de la Franc-Maz.\ — 35 — 6 Maz.\ Te6rica, que es el acuerdo de la Log.% deSan Pa- blo, al Or.*, de Londres, en 1703 (E.\ V.*.); y conocido es tambien su objeto 6 fin, porque son conocidas sus tenden- eias humanitarias, sus aspiraciones bengficas, determina- das en el art.'. 1? de nuestra Constit.'. maz6n.\ y no limi- tadas, como hasta entonces, a un gremio aislado, sino de- rramando sus beneficios por toclas las venas del cuerpo so- cial. En cuanto a su intrmseca naturaleza, los mist*, que la rodean, las alegoHas de que se vale, los tipos que pone en accion, l&ficente & querecurre para aleecionar el espiri- tu, sus mdximas y preeeptos, tornados del Evanjelio, son indicios fun dados de que en su esencia es una Instituc*. eminenteniente mtstica y modelada sobre el Cristia-sjs- mo. Desenvolver esas alegorias, esplicarlas de una mane- ra satisfaetoria, dejar que la luz penetre en el intrineado laberinto del simbolismo mazon.*. y muestre su unidad y concierto, su sabiduna y sus bellezas, en vez del cdos apa- rente, es el objeto que nos proponemos en estas Instbuo ciones. Al efecto nos serviran de liilo 6 guia las observa- cioB.es precedentes, para demostrar que la flgura ttpiea de nuestras Log.-., la Victim a de propiciacion aim resaltan- fe, el Hombre tornado por modelo es solo Jesucristo, en su preciosa vida y en su muerte. CAPITULO IV Simbollsmo* — Printer grado. — Apreciaclones generates* Habiendo la Mazon.\ tornado su moral del Eoang.'., tomo tambien de el su hombre perfecto para proponerlo a las iniciados por modelo de virtud y de resignacion. Ya hemos dicho que los smib?\ de las Log.*., (niui es- peciaTmente antes de la resolueion de la Log.*, de San Pa- blo convirtiendo la Mazon.\ de Prdctica en Tedrica) ha- i>aUidables se inspira y con cuya moral dulce y consola do- ry m alimenta y vivinca ; y en el Catecismo de instruc- '•'Oii para los apr.\ se nos ensena que los maz.*. venimo* de. la Log.-, de San Juan. Pero ^ciial es, cual puede ser esa Log.', de San Juan? No es otra sino la Jerusalem ce- lestial, la Cludad santa que el Evanj.\ Juan } nuestro pa- trono, describe tan pomposamente en el libro del Apoca- ttpsis como bajando del cielo; ciudad cuadrada, comc> dice el mismo Ap6stol, (I) y cuyo Arquitecto y fundador es el mismo Dios, segun la espresion de San Pablo ; (2) ]>arria de los peregrinos de la tierra que guardan la lei di- vina, y en donde el G.\ A.*. D.\ U.\ eleva templos d la virtud premiando el merito de sus escojidos, y cava cala- bozos para los vicios precipitando los reprobos a las tinie- blas esteriores, en donde sera el llorar y el crujir de dien- [1] Apoc. XXI. 16. [2] Hebr. XI. 10. 37 — res. (1) De esa Log.\ de San Juan, de donde el buen inaz. T . viene & este mundo, salido de las manos de Dios, es sin duda que se trae salud, prosperidad y buena acojida de todos los hh.\; porque solo en la Jerusalem celestial rei- nan permanentemente la vida, la frateristidad y la ooncordia eomo frutos de la JPaz, la Viriud y la Unio n xanta, que estan de asiento en el ielo. Tambien hemos diclio que las Log.-., en el eseenario del mundo, son el teatro en que se representa el gran dra- ma de la Bedencion humana por el sacrifice o espiatorio de una Victima augusta; ecmo en las iniciaeiones de la an- r igiiedad pagana ; y que esa Victima tornada por mode- lo en su vida y en su muerte, hombre 6 Dios como se la quiera considerar, es el mismo Jesucristo, que el reci- piendario imita en los diferentes gr.\ de la blazon.', sim- b61.\, de la cual subsisten aim las antiguas ceremonial mas 6 merios eneubiertas. Ni es de estranarse que as! fne- ±e, puesto que los fundadores de la Mazon.*. Practica fue- ron cristianos, como lo fueron tambien sus propagadore* hasta 1703, y porque ha sido comun a las diversas asocia- vi ones del Companerismo representor a Jesucristo y ha* cer sufrir al recipiendario las pruebas de supasion. Si ld« talabarteros y zapateros, los sombrereros y los sastres as! lo hacian en sus reuniones seeretas, al inieiar a" alguno en los misterios de su arte, como puede verse en Clave! , (2) por que habian de exceptuarse los albaniles, de quiene* los maz.*. aetuales hemos tornado nuestros misterios? Evi~ dentemente que no hai razon plausible para elio. Dando, pues, por sentado que el recipiendario mute a Jesucristo en el curso de la recepcion, concluida esta y to- mandole por modelo, vuelve ya neOfito & las Log.-, &ven~ [1] Matt VIII. 12. [2] Historia pintoresca de laFranc-Mazon.'., Parte segim- 4a< cap.*. II. — 38 — cer sus pasiones, 80-meter su voluntad y hacer nuevos pro* gresos en la Mazon.\ 6 edificio espiritual, que es la perfec- cion del h ombre; porque la Mazonr. es el estudio de la* ciencias. con lo eual se desarrolla el entendimiento, y a la vez, la prdctica de las virtudes, la cual hace robustecer el corazon inspirfedole acciones jenerosas y her6icas, y sublimar el espiritu conduciendole por la rectitud de la perpendicular y los mgritos de la Victim A sacrificada ha- cia el Autor y Lejislador del Universo, a euyairo£~ Jen y semejanza el hombre fue creado. En r sa carrera de perfeccionamiento moral e* intelec- tual, mieiitras mas se aproxime el hombre & Dios, en cttan- to lo finito pueda acercarse & lo inflnito y la criatura a 8?/ Creador, sera" tantomas libre; porque, puesta su concien- cia de acuerdo con la recta razon, sabr£ veneer mejor sus pasiones y someterlas al 6rden trazado por el G.* . A. \ D.\ U.\, no dejtodose arrastrar miserablemente por ellas; y como el maz.\ reg.\ debe tratar de realizar esa aspira- oion santa, por el ideal que tomapor modelo, sele concibe desde luego libre, y como tal, amante de su patria,fiet a, las leyes y amigo de los hombres virtuosos, como lo era el Cristo. Asi nos lo define el Catecismo. Elgiv. de apr.\, que consideramos, tiene, como lo? demas gr.\, junto con su parte moral, espresada simboli- eamente en los instrumentos del trabajo y las joyas, alha- jas y columnas, su parte de mera ritucdidad para en voi- der aim mas en las sombras del mist.*, la parte verdadera- mente tipica, trascendental y mtstica del mismo giv., que el recipiendario ejecuta imitando dJesucristo, el hom- bre de los dolores, & quien la Mazon.\ reconoce como el hombre mas perfecto, y de consiguiente como el tipo Ideal de la humanidad. As! es meramente ritual 6 UtUr- jico que el maz.\ se reconozca en los signos, palabrasyto- cawientos, y que los imtrumentos del trabajo sean la esc,'.. — 39 — el niv.\ y la perpend/. , aunque estos instrumentos encie- rren por otra parte un sentido emblemdtico y moral. La forma tipi?a esta toda en las circimstancias de la recep- tion, y alii es en donde principalmente se ve d Jesucristo. Pero antes de seguir paso a paso al recipiendario en la trajedia de l&pasion de Jesus, que el Cristianismo conme* mora en la Semana magna, y que, segun hemos asenta- do, aquel imita como el modelo propuesto a los mazones, bueno es hacer notar que, aunque el recipiendario lo re- presenta, no es sin embargo el mismo Jesus, el hombre perfecto, el Adon-Hikam, esto es, el Bivino Hiram de nuestros Temp.-., sino un s6r sujeto a las imperfeeciones de la naturaleza corruptible ; por lo cual el Catecismo de los aprendiees le advierte que se ha hecho maz.\ porqv.e estaba en las tinteblas y deseaba conocer la luz : si, la L.UZ, simb.\ del G.\ A.'. I).'. U.\, y que conforme al Evanjelio de Ban Juan no es sino el mismo Jesucristo. (1) Vietima del error y esclavo de sus pasiones mundanales. el hombre necesita un guia de lo alto, un Maest.'. que le esclarezea el sendero de la patria celestial, que es hacia donde el maz.\ 6 el hombre perfecto vuelve, despues de haber salido de las manos de Dios para hacer su peregri- nation sobre la tierra. Por eso busca la i/uz. La inieiacion de apr.\, 6 sea la representacion del primer gr.\ de l&pasion de Jesus, desde su prision en el huerto de Getsemam hasta que fue j>resentado en el pre- torio x de Pilato, se verifica en una Log.', perfecta, que es en donde el maz. \ se recibe. El Cateckmo la distingue de la Log.\ simple y de IsiLog.'. justa, y ser£ bien que digamo.- que estas tres Log.*, simbolizan los tres estados 6 las tre$ leyes bajo las cuales ha vivido el hombre en su carrera de perfeccionamiento, que los tres grados del simbolismo de- senvuelven. [I] Joann, I. 4 a 9; III. 19; VIII. 12? IX. 5; XII. 35, 46. — 40 — La IrfOgv. simple significa la lei natural, en que el li- naje human a, sometido a su propio albedrlo, sin mas re- gla de conducta que la simple tradition, trasmitida desde Adan y adulterada con el transcurso de los siglos, vino a eorromperse y encenagarse en las abominaciones del pa- ganismo idolatrico, a pesar de los tbes grandes Maest.\ de ese tiempo, que lo fueron : Adam, padre del genero humano totes del diluvio ; No&, padre del genero huma- no despues del diluvio, y Abraham, padre de los creyen- tes. Estos son los tres Maestr. de la Log.*, simple, que du- re hasta la tercera ed.\ del niundo, epoca de su mayor lustre, (ler. grado). La Log.*, justa marca el tiempo de la lei escrita, en que brill6 lajusticia de Digs por una serie de portentos sescatando a Israel de la opresion de losejipcios, y condu- eiendolo luego a la Tiebba pbometida para formar de £1 su pueblo, despues de haberle entregado en el desierto de Sinai, escrita en dos tablas de piedra, la smtesis de la Moral. LosMaest.*. de esta Log.*, son cinco: Adam, No& y Abraham de la Log.-, simple, Moists, lejislador del pueblo eseojido, y Salomon, edificador de su Templo en la inrinta edad del mundo, epoca de su mayor gloria. (2? grado). La Log.-, perfecta indica la lei de gracia 6 de perfec- tion, en que el Evanjelio predicado en la s^ptima edad del mundo a los diversos pueblos y naeiones, debilitC las barreras que los separaban, quitO las distinciones entre judios y jentiles, circuncisos 6 incircuncisos, barbaros y escitas ; (I) desmenuzo las cadenas del esclavo ; reliabili- ty la mujer, subyugada por el hombre y lieclia su sierva en vez de su companera, y zapando preocupaciones inmo- tivadas, formC de todos los hombres una sola familia de [1] Coloss. III. 1U — 41 — hh.\, estrechada por la caridad, por esa virtud eximia que Santiago Ham6 la lei rejia, (1) y el Ap6stol de los j entiles el vinculo de la perfection. (2) De esta Log.*, son Maest.\ el Precursor y Jesus a mas de los cinco referidos. (3er. grado) . No hai Log. \perfecta sino eon siete Maest,\\ bien que puede completarse este nvimero con un compel' aero y un apr.\ en los trabajos del primer gr.\, y dos eompaneros en los del segundo. En un Catecismo antiguo del gr.\ de apr.\ se lee que una Log.', se forma con tres, cinco, siete u once maz.\ eongregadospara obrar. La comtituyen tres, dice, por- que habia tres grandes Maest.\ en lafdbriea del universo y en aquella noble pieza de arquitectura llarnada el horn' Ore, y otros tantos en la elevation del temp.', de Salomon^ *fmb.\, como hemos dicho, del temp.*, moral que los maz.\ elevan en su corazon a Bios para el sacrificio vo- luntario de sus propias pasiones, en reeuerdo y asemejan- za del sacrificio voluntario de Jesus, en cuya inmolacion o:sion de Jesucristo, segun lo nemos venido demostrando, esas tres luces en la colocacion susodicha simbolizan, como todo lo denias, & aquel gratide Hombre, prototipo de la rectitud y la sabi- duria, de las cuales es emblema en nuestros Templos la escuadra. Jesus, que es la luz verdadera, es llamado en la Escritura el Oriente 6 Naciente, (4) y fue" enclavado en una cruz al Oeeidente de Jerusalem, & la hora de medio- dia, en que empezaron £ difundirse por el mundo grandes tinieblas; esto es, hacia el Norte, parte del mundo ent6n- ces conocida, privada en consecuencia de la luz. ^No se- ra esta la esplicacion de las tres luces puestas en escuadra, y el motivo por que* no hai ninguna de ellas al lado del Septentrion ? Los aprend.'. trabajan en desgrosar la piedra bru- ta, 6 la naturaleza humana, sojuzgando sus pasiones; pa- [1] Apoc. III. 4, 5, 18; VI. 11; VII. 9, 13: XIX. & [2] Efes. V. 8. [3] Efes. V. 22 a 23; Colos. III. 19; I. Petr. III. 1 a 7. [4] Zac. III. 8; VI. 12 ; Luc. I. 78. — 53 — ra lo cual reciben m paga en la Coir, del Norte (B.\), que representa la'FUERZA que han menester para ven- cerse £ si propios, £ fin de ediftcar con todos, como eon piedras vivas, sobre l&piedra tinica labrada & cincel, (1) el edificio espiritual que ha de levantarse £ la gloria del G.\ A.*. D.\ U.\ (2) Esa piedra bruta en que los apr.\ trabajan, es asimismo la roca del Calvario en donde el Hijo del Hombre di6 su vida para edificar el mundo eon el ejemplo de su resignacion y sus virtudes. La Log.*, de los apr.\ se abre & medio dia y se eierra a media noehe; es deeir, coniienza en el moment o de la crucifixion de Jesus, y termina cuando con la muerte de esta Victima qued6 consumado en el Calvario el drama de la Redencion, en la hora de las mayores tinieblas que cubrieron la tierra, simbolizadas por la media noehe. La edad del apr.\ son tres anos, tiempo que duro la predicacion del JBautista como Precursor de la Verdr. L.\,y aun el que emple6 elmismo Jesucristo en instruir a sus apostoles y discipulos sobre la lei de gracia. Este ntimero ternario encierra grandes ensenanzas ; veamos las principales. Como en la filosofia de la Instituc. los tres gr.\ de laMazon.-. simb.*., hacen ademas alusion, respectivamen- te, & los tres grandes tiempos en que los cristianos dividen la historia del hombre, de la Relijion y de la Sociedad, para formar asi la cadena misteriosa que une al mundo desdesucuna; la ed.\ del apr.\ marca la duracion del primer tiempo, es £ saber, el de la lei natural, simbolizada por la Log.-, simple, el cual se estendio hasta la tercera edad del mundo. Los hombres no tuvierori en el mas guia que su razon, y las pasiones los cegaron y los condu- [1] Zac. III. 9. [2] I Petr.\ II, 4, 5. — » 5 4 — jeron al mar tenipestuoso de los vicios, de los crimenes y de la idolatria; y ha querido la Institution, con este signi- ficado embleniatico, inculcar en el animo de sus acleptos, para abatir el orgullo desde este primer gr.-., lafalibiUdad de la razon humana, presentando al hombre, a su ingreso en nuestros Templos, al hombre, de ordinario tan orgullo- so con la supremaeia de su razon, ciego, como viene al mundo, sin el conocimiento de las verdades en que ha de estribar su salvation, como los hombres de aquel primer tiempo ; tropezando aqul y alia, para dar de nuevo en tie- rra, vlctima de su concupiscencia, por la debilidad de M lm natural , que en vano invoca esclusivamente ; hasta que, agobiado de penalidades, escarmentado por tantas miserias, juguete de sus propias pasiones, conoce el error en que estas le han sumido y la neoesidad de un guia, de una revelation de lo alto, y tiene, para no caer, que Cami- lla r a tientas, deseonflando de si mismo, al busear la LU2 de la verdad, que el Ven.\, es decir, otro d quien recono- eepor Maest.\, le comunica flnalmente. De ahi la mar- cha torpe de los aprendices, de euyos tres grandes pasos liacia el Or.*. 6 Jesueristo, el 1? representa la enseiianza traditional de Adam, el 2? la de Noe y el 3? la de Abraham, lostres grandes Maestros de ese primer tiempo, que la ed,\ del apr,\ tambien significa, como pasos 6 gradaciones en ese primer estado haeia la luz del Uvanj.\, que debia sur- jir del Oriente. El numero tres era en el sistema de Pitagoras el sinib.\ de la perfecta armonla: el recuerda los tres reinos de la naturaleza; las tres leyes 6 estados en que la huma- nidad ha vivido; las tres Col.*, inmobles que sostienen el edificio maz.\ ; las tres luces del Tempio; las tres pal.', del Evanjelio ; los tres lados del triangulo 6 Delta sagra- do ; en fin, Dios, la Naturaleza y el Hombre, con quie- nes el hombre mismo se encuentra en relation, — 55 — Segim la Senda de las luces maz6n.\ (1) este numero es " el pendon del primer Ser perfecto; representa la esen- da divina que formo la parte mas principal y perfecta del universo, la muestra en su orljen y la da & eonocer en sus efectos ; es el emblema de la Trinidad, el de las virtudes teologales, y de muchas epocas interesantes de la vida de C/isto." En efecto el numero 3 del ler. giv. representa la Uni- dad en la Trinidad y la Trinidad en la TJnidad: Unidad de esencia y Trinidad de sustancia en el G.\ A.\ D.\ U.\, como lo proclama la Mazon.\ y lo han reeonoeido y con- fesado hasta en los primitivos tiempos las mas grandes naciones y relijiones de la tierra ! (2) Ante ese mist.*, irn- comprensible de la naturaleza divina, el maz.\ inclina su cabeza, reeonoce la humildad de la razon humana, y pi- diendo luz & la fe, se remonta hasta las gradas del reful- jente trono de El que ha sido, es y serd. Con el numero ternario se inculca tambien en el maz/. la trinidad de la naturaleza humana, & fin de que [1] Obra impresa en Nueva York, A.\ L.\ 5821. [2] Asi los griegos representaban la Divinidad con tin tridngulo 6 delta; los ejipcios con tres lmeas perpendiculares; los chinos y hebreos con la palabra Jehovah, que encierra los tres tiempos, pasado, presente y futuro, del verbo ser ; los ha- bitantes de la India con la palabra Oum que se pronuncia en tres tiempos y esta compuesta de tres letras que son una sola en lo escrito, 6 con la palabra Trabrat, que significa tres no ha- cen mas que uno. Por eso el terno ejipcio Knef, Fta y Fre; el escandinavo Odin, Vile y Ve; el peruano Patehakamak, Virakotcha y Mamakotcha ; el griego y el romano JUpiter, Neptuno y JPluton; la trimurti de la India, Bracma, Vienou y Siva; la inscripcion del grande obelisco de Eoma puesto en el circo mayor, que decia: " El Gran Dios — El Enjendrado de Dios — El Todo Brillante (6 el EspMtu)." Tambien los perua- nos tenian su idolo Tangatanga, que decian ser tres en uno, y los tibetanos usaban para orar de una especie de rosario so- bre el cual pronunciaban las palabras misticas Horn, Ha, Hum. indicando la primerael JPoder, la segunda el Verho, la terce- ra el Amor, y significando todas tres Dios i — 56 — considertadose cada hombre s6r org&nico as! como las plantas y s£r animal como los brutos, recuerde su fin co- mun con esos se*res sobre la tierra, no se envanezca ni se engria, y purificando su alma en este valle de tribulacio- nes, merezca gozar mas alld de la tumba, por su humil- dad y sus virtudes, las bendiciones de los justos como s£r espiritual. Relacionado ese numero con el gr.\ 1? del simbolismo para marcar su edad, nos recuerda ademas la tunidad y por consiguiente la fraternidad del linaje humano en medio de la trinidad de razas que la antropolojla reco- noce provenientes de los tres hijos de No6, y que han da- do asi orrjen £ las tres grandes division es de lenguas que la linguistica distingue. Mas : no siendo el jgnero humano sino un agregado de familias, y constituyendo cada familia el terno social, compuesto de padre, madre 6 hijos, la edad del apr.\ lo simboliza tambien para traer & nuestra memoria las sa- gradas obligaciones de hijos, de esposos y de padres, fun- damento de las demas que la lei natural nos impone para con Dios, para con nuestros semejantes y para con noso- tros mismos, y que forman con aquellas el cofijunto de nuestros deberes morales, cuyo puntual cumplimiento nos recomienda la Mazon.\ bajo el simbolismo de este nti- mero. Todo, pues, se enlaza y desenvuelve de una manera admirable, por medio del Cristianismo, en el intrincado laberinto mazon.*., que en vano tratariamos de recorrer sin aquella luminoslsima antorcha, sin el hilo misterioso que une la cadena de los se*res y fija las relaciones que es« trechan el mundo visible con el invisible, en donde solo resplandece la Omnipotencia, la infinita Sabidurla y la suprema Bondad de nuestro Dios, conocido bajo el n om- bre del G.-. A.-. D.\ U.\ OAPITULO VII Simbolismo, — 2°. grado, — Recepcion. La Mazoneria forma (y no podria m6nos de haeerlo, siendo como es ellala obra mas admirable de la intelijen- cia humana en cuanto a su fin y desarrollo) del primero al tiltimo de sus grados un todo sinte"tico, en que la armo^ m*a y relaeion de las partes, aunque aparentemente inco- nexas, debe responder, y con efecto responde, en todos y cada uno de ellos, £ la belleza y unidad del conjunto, pre- sentando un solo euerpo de doetrina, sublime en el fondo por sus blblicas remembranzas, sus misterios augustos, sus ensenanzas mlsticas, encerradas en sus simbolos, tipos y ftguras. Si, pues, hai grados como el 4?, el 17, el 18, el 19 y 26, que han pareeido escaparse £ la interpretacion vul- gar, tan consent! da y propagada hoi, & la interpretacion raaterialista que, olvidado el noble orfjen de nuestraOrd.\, hace de los misterios mazonicos la simple representacion de los fendmenos de la naturaleza, cuando tienen un fin mas alto ; esos grados, eminentemente cristianos, que de- ben, sin embargo, tener correlacion con los demas de la Mazoneria, prueban por si mismos, sin ningun gtoero de duda, que tal interpretacion no es exacta, porque rompe- ria ent6nces la unidad de la Or den, trastornaria en ella el concierto, y no satisfaria ya todas las exijencias. Esos grados no pueden, pues, considerarse como me- ras superfetaciones en el seno de la Institucion, sino como el desenvolvimiento jenuino de su moral y sus misterios, los mismos siempre 6 id6nticos desde el principio hasta el — 58 — fin. Un solo tipo clebe comprenderlos y esplicar el siraho- lismo y los grados capitulares, filosoficos y administrati- vos; por lo que, as! como el gr.\ de Apr.*, se refiere, se- gun hemos dicho, si primer tiempo, que es el de la lei natural, representado por la Log.*, simple; el gr.\ de Comp.\, con suvenda todavla, debe continuar la figura que completara" el Maest.\, y hacer alusion alsegundo tiempo, el de la lei escrita, en que el Sancta-Sanctomm del Tabernaculo estaba velado y las sombras y flguras en- cubrian la realidad : al segundo tiempo, simbolizado por la Log.\ justa, cuyos Maestros son: Adam, Noe, Abra~ ham, Moises y Salomon, en la quinta edad del mundo, bajo la lei escrita, Por eso el Comp.\ estudia. El orfjen y estructura del universo, que eomprueba eon sus leyes la omnipotencia y sabiduria del Supre- mo Artifice y combate el implo sistenia de la eternidad de la materia ; la formacion del primer hombre, funda- mento de la excelsitud y dignidad de nuestra estirpe ; la historia y desenvolvimiento de nuestra especie, al formar los pueblos y naciones, que demuestra la unidad y fra- ternidad del linaje humano ; el cumulo de nuestros de- be res morales, que nos pauta el camino de una vida recta; y el fin para que fuimos creados, que revela la inmorta* lid ad del alma y las penas y premios de qtra vida :— cosas que el Comp.*. debe investigar en el estudio simbdli- co de los globos, los ordenes de arquitectura, las artes libe- rales, la Psicologia y la Est6tica, para instruirse £>rovecho- sa y convenientemente en la naturaleza de los seres y de las cosas, y llegar al eonoeimiento, tan dificil, de si mis- mo y de los hombres, alcanzando de este modo su perfec- cionamiento moral en los cinco anos de prueba a que es- taba sometido : — todo eso, y mucho mas, como la procla- macion de un solo Dios y la posible comprension de su eterna e" infmita esencia (Yo soi el que soi), se encuen- — 59 — tra admirablemente compilado * y descrito en la obra in- mortal del Pentateuco, 6 sean los einca libros de Moises, que ese iejislador escribiera ha mas de treinta y tres si- glos, — antes que Valmiki y Manou, — para instruceion de las naciones, cuando eonducia milagrosamente su pue- blo a traves del desierto y recibia la lei del Sinai esorU ta en dos tablas de piedra de & cinco mandamientos ca- da una. El Pentateuco de Moises es el monumento literario mas antiguo, la fuente de donde ban partido todos los his- toriadores, el foco & donde eonverjen en la oscuridad de los primitives tiempos las ensenanzas de todas las nacio- nes, mas 6 men os desfiguradas por el interes 6 la soberbia; y fuera de sus pajinas inmortales, cuya verdad hist6rica ha sido comprobada con los ultinios adelantos de las cien- cias modernas, especialmente la geologia; fuera de su re- lacion luminosa, que nos muestra el 6rden de las ereacio- nes en el universo, la cuna del munclo, la formacion de las lenguas, la dispersion de los hombres, y elorijen de los diversos pueblos y naciones, no existen sino fabulas. Por eso la Biblia, que lo contiene y & que da principio, es el libro sagrado de los mazones, constantemente abierto en nuestros Templos, para aprender en el la rectitud y la sa~ biduria, de que son emblemas preciosisimos el compels y la esouadra entrelazados, puestos sobre sus diamantinas letras en el alt', del Or.\ El Comp.\ lo medita, lo estu- dia noclie y dia, para adquirir en 61 la ciencia de la viola , la moral universal, de que depende la suerfce de los pue- blos y de los individuos, esclarecido su entendimiento por la triple luz de lo Alto que brilla en el mismo alt\ Continua el Comp.\ el drama del Calvario, que el Maest.\ concluye y perfecciona ; y entre los instrumentos simb61icos del gr.\ que durante los viajes conduce, veseie marchar con la regla y la palanca sobre los hombros, se* — 60 — mejartdo el madero de la redencion que el paciente Jesus eargaba por las calles de Jerusalem para subir al Calvario. El discipulo no ha olvidado al Maest.*. : 11 Quien quiera venir en pos de mi, tome su cruz y sigame ; " (1) y desde su ingreso en el santuario, en su traje de drden, con las piernas desnudas, el pecho descubierto, la soga al euello, la cabeza cenida, un ojo velado la imajinacion se re- monta diez y oeho siglos atras, a" aquel dia de supremalu- cha, de ingratitud horrible, de fanatismo Mrbaro, en que Pilato presentaba a* la conmiseracion de las turbas enfure- cidas el hijo de Maria cruelmente azotado, lleno de car- denales y sangre su cuerpo mal cubierto, turbia la mira- da, elpaso vacilante, al cuello la soga con que le habian atado al poste de la flajelacion, y llevando en la cabeza una corona de espinas que ensangrentaba su rostro (2) Le ve alh* representado en el traje y porte del Comp.\, y como si oyera repercutir en las paredes del Temp.', el his- torico Ecee homo del Gobernador romano, y mas luego el Crucifige, Crueiftge de los Pontifices y ministros ! En la iniciacion de Apr.*, hemos visto que el reei- piend.*. durante sus tres viajes misteriosos ha representa- do ^ Jesucristo en su tr£nsito desde el huerto de las di- vas al pretorio de Pilato ; en los cineo que hace el Comp.\, le sigue de alii al Calvario, hasta el principio de su cru- cifixion. Consta de los Evanjelios que, llevado Jesus a\ la pre- seneia de Pilato^ y no hallando este en 61 delito alguno que castigar, con el fin de salvarlo del odio de sus injustos perseguidores lo remitio ^ UerOdes, tetrarca de Galilea por entOnces en Jerusalem, y de cuya jurisdiccion era Je- ms : que devuelto por UerOdes, que le trat6 y vistio como [1] Matt. X. 38; XVI. 24; Marc. VIII. 34; Luc. IX. 23, XIV. 27. [2] Joann. XIX. 1 a 16; Matt. XXVII. 26 a 31. — 61 — loco, Pilato lo propuso luego al pueblo, segun la costuni- bre hebrea, en competencia con un famoso bandido Ua- mado Barrabas, con motivo de la fiesta de la Pascua, en que se ponia siempre en libertad a" un delincuente ; y que, por ultimo, no habiendo conseguido su intento, lo presen- to al pueblo en estado irrisorio, cambiados sus vestidos por un man to de gran a y con una corona de espinas en la ca- beza, despues de haberle hecho azotar ; diciendoles a los judios que le acusaban, como para concluir con la colera de ellos por medio de alguna satisfaccion : u Ved aqul al hombre ; " " Aqul teneis & vuestro rei ; 11 pero que siendo infructuoso todo empeno, y como el alboroto popular cre- ciese, Pilato entrego al fin, por debilidad, a" Jesus en ma- nos de sus enemigos, para que lo crucificasen conforme & su demanda, y lo crucificaron. (1) — El gr.\ de Comp.\ termina en el momento de la crucifixion ; veamos c6mo se desenvuelve. El primer viaje del Comp.\ simboliza la marcha de Jemeristo partiendo del pretorio al palacio de Herddes en Jerusalem y volviendo al palacio de Pilato, hechas ya las paces XX obtenida la reeonciliacion entre estos dos per- sonajes, que estaban enemistados. (2) Las CC.\ contes- tan durante 61 PropitiaminL — Este viaje es como la pre- paracion del sacrificio espiatorio que va a" consumarse en el G61gota, y el recipiendario lo hace con el maz.\ y el cineel para perfeccionar su corazon y su entendimiento £ fin de que el alma que lo anima sea un temp.*, vivo, digno de la Majestad del Creador, en que & semejanza de Jesus pueda ofrendarse al Altlsimo. El segundo viaje alude a" la presentacion de Jesus an- te el pueblo, cuando pospuesto ya a" Barrabas, le hizo Pi- ll] Matt. XXVII. 1 a 34; Marc. XV. 1 a 23; Luc. XXIII. 1 a 33; Joann. XVIII. 28 a 40, XIX. 1 a 18. [2] Luc. XXIII. 7 a 12. — 62 — £afo azotar de una manera cruel, j)ara aplacar con su as- peeto miserable el furor de aquellas turbas, que pedian & grito su inuerte, y poderle dejar lihre ) como inocente que era. (1) Las CC.\ contestan Liber amini ; y el comp.\ y la,reg.\ de este viaje son los slmbolos de la regularidad de las costumbres y la inocencia de la vida de aquel Jus- t@ perseguido, £ quieii debe imitar el maz.\ y en cuyas eosas no queria la mujer de Pilato que este Gobernador se mezclase. (2) El tercer viaje es el trtasito de Jems por la calle de Amargura hasta la salida de Jerusalem (en donde me" pre- ciso detenerle para prestarle la ayuda del Cirineo), car- gando hasta alii sobre sus hombros la cruz del saerifl- cio, (3) rigurada por la regla y la palanca que el Comp.\ conduce, y que son el emblema de la fuerza sobrenatural que el hombre adquiere con la pr&ctica de la virtud, y so- bre todo con su fe en el G.\ A.*. D.\ U.\, para resistir las tribulaciones de la vida y sufrir con resignacion las persecuciones mas injustas. De aM el Confortamini de las CO.*. en este tercer viaje. Ei cuarto viaje lo emprende el Comp.*. con la regla y la esc. para significar la marcha del Cristo desde la sa- lida de Jerusalem hasta llegar al Calv.\, auxiliado ya por el Cirineo, (4) quien soportaba el estremo de la cruz, mi6n- tras que sobre los hombros del Justo cargaban los brazos rectangulares, representados por la reg.\ y la ese.\, slm- bolos astmismo de la reetitud y la sabiduria de aquella Victima augusta, que la Mazon.-. ha tornado por modelo y tipo de la perfeccion humana recomendada & sus adep- tos. Fu6 durante este viaje que el paciente Jesus, oyendo [1] Joann. XIX. 1 a 15. [2] Matt. XXVII. 19. [3] Joann. XIX. 17. [4] Matt. XXVII. 32; Marc. XV. 21; Luc. XXIIL 26, & las mujeres piaclosas que le salieron ai encuentro y llo- raban a" su vista, les dijo con ternura: "Hijas de Jerusa- lem, no lloreis por ml; lloracl por vosotras mismas y por vuestros hijos (1) y el Exaudimini de las CO.* . hace reminiscencia de ello. El quintb y ultimo viaje, con las manos Uhves, figura la subida al Calvario, en que, depuesta la cruz y despoja- do el Cristo de sus vestiduras propias, como le va semejan- do el Comp.'.j ±ue* conducido al punto destinaclo al supli- cio para ser enclavado en el madero de su inmolacion y consumar el sacrificio cruento, de que habia de venir se- gun los cristianos — como en las iniciaciones antiguas — con la salud y rehabilitacion de nuestra especie, la alegria del j6nero humano. (2) Las CO.*. contestan Alle- luia. El Cristo va a" pagar en una cruz la deuda de la hu- manidad. La intolerancia de sus contemporaneos se ha rebelado contra el Maest.\, le ha condenado a muerte cre- yendo matar la idea que bullia en su cerebro ; no im por- ta : el preclicador sucunibira, es cierto ; pero la doctrina encarnada por el y regada con su sangre, — esa doctrina de amor sublime que aboliendo la esclavitud y los privi- lejios de castas, estrecha los hombres entre si y los acerca al Creador como a su orfjen y fin, — conmovera el mun- do, destruira" las preocupaciones que lo encadenan y divi- den, abatira" el orgullo y la soberbia, tan funestos al6rden social, ensalzar& la humildad y la virtud, cambiar£, en fin, la faz de la humanidad, y entre los grandes frutos de bendicion que produzca, se verfe lucir un dia, para gloria del G.\ A.-. D.\ TJ.\, la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad de los hombres y de los pueblos ! — Ya es- [1] Luc. XXIII. 28. [2] Luc, XXIIL 33. — 64 — ta estendido sobre el raadero que El ha de regar eon su sangre, eon esa preciosisima sangre que espera avida la tierra para rejenerarse y feeundarse. Los say ones le han enclavado la mano izquierda d la altura de la cabeza, pe- ro aun tiene la diestra sobre el corazon para ofrendarlo al Altisimo, y deahi tomara la Mazon.\ el sign.', de Comp.\ } como para denotar a los inieiados el jenero de muerte de Aquel que di6 la vida por la dicha y la felicidad de las Naciones, despues de haber predicado y ensenado una doetrina de paz y caridad, que traer^ la abolicion de la guerra, azote del jenero humano, y la victoria defi^ nitiva de la razon, el derecho y la justicia. Tal es la parte mistica 6 tipiea del gr.\ de Comp.\ Yeamos ah or a la simb6l.\ CAPITULO VIII Conclusion del 2°. yr.', — Stts stmbolos y misterios. ElComp.*. alaba a Dios, canta alleluia al terminal" sus viajes, porque durante ellos, que son el simbolo cle la promesa de la redencion cumplicndose, el G.\ A.*. D.*. U.\ se ha hecho propicio a los honibres y los ha libertado del yugo de los vicios y pasiones desenfrenadas, confor- tdndolos en la virtud con el auxilio sobrenaturai de la fe ? con el consuelo celestial de la esperanza, con lapractiea sublime de la cahidad, y oydndolos en sus tribulaeiones por los meritos de la Victima saciiificada, cuyo enibie- ma (1) se percibe en el Or.'., desde la quinta giv. del Temp.* A ella sube luego a contemplar esa Ustr.\ Jiamtj.'. y la letra de su centro, monbgrama del Altisimo, que indica el nombre de Dios (Gibok-Ei,ohim), su pala- \>tvlj su Veeeo, por quien fueron hechas todas las co- Bas, (2) segllii l& SMbtfWlV Qeometria. del G.*. A.*. D.\ U. v, il que t^xnhieii alude aquella letra. (>, eon la G. en el centro de la Estiv., el mist.*, veneran- do de la Excaknacion del Verbo en el inmaculado se- mo do una Vlrjen: de Maria, la Estr.-. cle los Mares! Iluminada en nuestros Temples esa preciosa Estr.-. del Comp.\, es el emblema del ienio, que eleva los gran- i ies monumentos, produce las obras literarias mas esfru- pendas y ejeeuta las aceiones civiles mas heroicas; y el mmh.\ delfuego sagrado, de cuyo foco han partido los? -:hico ruyos con que el G.\ A.*. D.\ U.\ ha iluminada imestra alma dotandola del sentimiento de lo justo, el feentimiento de lo bello, el sentimiento de lo infinito, In itAZOX y la CONCIENGIA, — que son para el espiritu del Jiombre, en el estenso campo del pensamiento, lo que los pteiGG sentidps eorporales en sus relaciones esternas. El Apr. \ se recibe de Comp. \ pasando de la Col. \ B. p la Col.\ Jr., es decir, de la enseiianza preparatoria del Bauiista a la ensenanza radical de Jesus: de la Benefteen- Ma que exhorta y atrae los corazones, a la Justicia que* prescribe el deber moral, lo imprime en la conciencia 6 imponesucumplimiento; y para ello sube einco escalo- nes del Templo, que se interpretan intelijexcia, REC- TITUD, VALOR, PRUDENCIA, AMOR DE LA HUMANIDAD. InUUjeneia para comprender ; rectitud para dirijir la in* telijeneia ; valor para obrar con la una y por la otra ; pru- «le»cia para guiar el valor; amor de la humanidad, que *e compone de la prudencia, el valor, la rectitud y la ver~ dadera intelijencia, y que es el sublime de la doctriiia da Jesus. El sign.; del Comp.-. lo hemos esplicado ya ; se 11a- — 68 — •ma pectoral. Represents el primer instante de la cruci- fixion del Cristo, y siguifica la caridad predicada por aquel Divino Maest.*., a cuyasABiD.*. alude la, pal. ' . sag. ~~ de los Compp.*., que tambien se interprets estabilidad^ Jirmeza 6 Bios afianzard, y con lo que sin duda alguna se liabra querido manifestar el estableeimiento eterno de la Iglesia de Cristo, (1) que las LL.\ simbolizaii en la Jeru- salem celestial, y la const ante asistencia del Esplritu dt verdad prometido a sus discipulos por el mismo Jesus. (2> Preciso es, ante todo, para la esj)iicacion del simbolismov 3io perder nunca de vista que nuestros institutores fueroiB cristianos. . A este TiiAXSiTO de la lei escrita & la lei de gracia, qud^ viene vislumbrandose para el gr.\ de Maest.v, y en que- la cena mistica, el sacrifieio nuevo del Sacerdote eter- segun el drden de Melquisedec, (3) sustituyo aXanUgutp sacrifieio de bueyes y earneros, desechado por el Senor, Begun la profecia de Daniel, (4) con motive de la muerte del Oristo, proxima a consumarse, hace alusion la pah\~ dcpas.'. del gr.'., que significa espiga, simbolo de aque- 11a ofrenda pur a del trigo de los escojidos, de que nos ba- Ma el Viejo Testamento. (5) El riguroso castigo de los re- 'heldes efraimitas que no comprendieron aquella palabray Impuesto en las marjenes del rio Jordan, ngura del ban- £ismo de la nueva lei, es una alegoria del castigo que es- pera en la Jerusalem celestial & los cismdticos y trastorna- jdores de la verdadera doctrina. El Comp.*. trabaja en el Temp.', de Salomon 6 de la Babid. \ , al eual se entrapor lapuerta del Occid. \ , que ml- [1] Matt, XVI. 18, 19 ; XXVIII. 20 ; Joann. XV. 16, [2] Joann. XIV. 16, 26 ; XV. 26. [3] Psal. CIX. 4; Hebr. V. 5, 10; VI. 20; VI. 17. [4] Dan. IX. 27. 15] Makieh. I. 11 ; Zacli. IX. 17. — 69 — ra al punto en que murio Jesus; y su Log.', estd sUuada ttilOr.'. del Vail.', de Josafat, que represents, como he-- siios dicho, (1) la Jerusalem celeste, 6 el reino de Jesucris- fo que describio San Juan. (2) Per eso aquella es euadra-* ■- la 6 tan larga como ancha, inmensa como el espacio que iibarca, como la eternidad en que reina, como el Gv\ A.'. 13.*. U.*. que le sirve de lumbre y de gloria : estendiendo- . «e de Or.', d Ootid.* ., de Norte a Stir, del Cielo d la Tie" rra y de la superficie de esta hast a, sic centro, como para fadicar que la doctrina del Crucificado, — cuya moral san- %n y eonsoladora llcva en si la felicidad del orbe, — no ha- <£& esdlusion de personas ni de naciones ; compren d ien do y f>or el contrario, la universalidad de los tiempos^ y de los lugares; 6 que el imporio de Cristo, ganado con sumuer- •te, se estiende scgun las Eserituras, a las almas que estaiT m el cielo, en la tierra y en los infieriios. (3) Esta Log.', vastisima e inmensa, colocada segun en- -*ena Cassard, (4) db Or.*., a Occid.*., por que de cdldpar- &i6para este punto la predication del Evanj. K . 6 doctrina !e Jesus, esta dedicada a San Juan do Jerusalem en unos ritos, a San Juan de Esooo.'. en orros ; es decir, a San . Juan Bautista y San Juan Evan].'. — al priinero, por ser *el Precursor de la Verdad.\ L.\ ; (5) al segundo. como el Discipulo amado del DM no Maestro, y su mas sublime Evanj."., como el cantor inspirado de la Jerusalem eeles- Sial, que nuestras LL.'. conmemoran. (6) — Sosti6nenla [1] Vease el capitnlo II. de estas Instriicciones. [2] Apoc. XXI. [3] Philipp. II. S i\ 10. [4] Manual de la mazon.'., Catec.*. de Apr.*., Rito escoc.\ f £>aj.\ 40. [5] Asi se lee en la Antorcha del Franc-maz.'. publicada en Burdeos, en 1822, Catecismo de Oomp.*.. paj.\ 72. [6] Libreria mazdnr. por Samnel Cole, traduc.*. por Ed.V Barry, 1822, torn.*. I, cap.*. X, al fin. dos grandes CO.'. Uamadas Fuerz.*. y Sabtd.-., quesiiB- bolizan el Viejo y el Nuevo Testa.mento, 6 las dos leyes~ escrita y de gracia, — promulgaclas por el Dios Fuertev Eerior de los Ejercitos, la una; por la Sabid.\ mcrea&<% -del Verbo de Dios, la otra: en aquella resplandeee entre los fulgores del Sinai el Poder, la Majestad, la Omnipo- iencia del Aetisimo, el brazo vengador de su Justieia \? en esta, la ciencia de la vida, los tesoros de caridad derm- mados en lecciones elocuentes al par que senciitfsimas, la Bondad, la Clemencia, la Misericordia divina imsim*- yendo & los hombres para estrechar los pueblos y nacio- lies con el vinculo de la Fraternidad ; y sobre la cru£> del Golgota el mas sublime rasgo de su Amor. — Esos do& Testamentos, esas dos leyes, son los monumentos, las ix>s : CO.'. de la Relijion cristiana, en que descansan la civill- zacion y santificacion del linaje humano. Las LL.'. las> veneran y conservan en esa area preciosa, de inestimable- valor, que se llama la Biblia, y que cual antorcha ruti- lante permanece siempre abierta d nuestros ojos para nios- trarnos el deber y ensenarnos el camino ; porque, segum el Apostol, (1) Crista es al mismo tiempo la virtue* 6* PUERZ A de Dios (B. \) , y la sabidur. *. del mismo Dios. (J**.) La ed.'., la bat.'., la march.'., los viajesyl<Jstr.'.fla* mij.\ de este segundogiv., guardan relacion con el 5, que recuerda al Comp.\ el recto uso de los sentidos cor- porales y el deber de reglar las cinco facultades de su es~ piritu conforme a las lecciones de la sabid.\ ; a mas de las preciosas enseiiaiizas consignadas en el Discurso para larecepcion del Comp.'., del cual ya hemos heclio refe- renda, (2) y la visible alusion a los Maestros de la Zcx/.% justa. [1] I. Cor. I. 24, 25. [2] Instruct.', del Ord.'. Fr.\ mazon.'., publicadaen Cara- cas por el h.\ F.*. A.'. Alvarez, en 1351. As! mismo la Antor- cha y la 8enda de las laces mazon. \ — 71 — Ij&Estr.'. ylosviajes del Comp.\ durante la recep- tion quedan esplieados. La ed.\ significa el tiempo de la predicacion dc la Buena nueva, desde que se oyo la Voz que clamaba en ef dtsierto preparando los hombres, hasta que Jesus fue apreliendido ; es decir, los tres anos del aprendizaje con el Bautista, en el ultimo de los cuales. comenzo el Crista su enseiianza, y los dos restantes de la predicacion de es- te Divino Maestro despues de la decapitacion del Precur- sor, teniendo por companeros los apostoles y discipulos. Por eso la batr. de los Cornpp.-. consta de tres y DOS, siendo el-tXltimo golpe de los £>rimeros mas fuerte, para de- notar aquella doble emenanza del tercer ano, en que lo» disclpulos ib an y vent an del Baut. \ a Jesus y de este a uquel, como se simboliza en la march,', del Comp.v ^ Esta, que no debe coufundirse con los viajes, repre- eenta ademas, en sus cineo gr ancles pasos, la march.-, do Jesus desde el huerto de Getsemani hasta que fue entre- gado en manos de sus enemigos para su crucifixion ; a sa- ber (principiando por los pasos de Apr.-.) : — del huerto a la casa de Anas, — de alii al palacio de Ca/f as, — y de estc al pretorio de Pilato, — quien, desviandolo de su camino recto, lo remite a IIerodes, — el cual lo devuelve a Pila- to. — He ahi en estos dos ultimos los ikisos laterales del giv. de Comp. -. Quedaban los palacios de Anas y de Caifas al Sur de Jerusalem, y los de Pilato y Her odes al Norte. Jesus fue conducido por la parte meridional al primero de ellos ; luego al segundo, que le demoraba al Occidente, y to- mando de aili al Norte, fue presentado en el pretorio. que estaba situado al Orients de aquellos dos palacios.— Por eso los Companeros viajan primero del Sur al Occi- dente, y despues del Occidente al Oriente tomando por la ruta del Norte. Lo demas del gr.\ tiene cl significado moral que el i lateeismo ensefia; si bleu el cnlozado mosdioo del p6rti- **o del Templo puede nun hacer alusion al L'ddsirotos 6 mosaieo dsl palaeio de Pilato, clescle donde el debil Go- berirador, coaecionado par las turbas queal efecto inebria- r m, sedujerah y fascinaran los prlncipes de los sacerdo- t \s, los doctdp&s de la lei, los fariseos y sadueeos, cntrego cl Cristo a la muerte, segun la relaeion de San Juan. (1) Palra .solo advert -r que el Gomp.\ se recib e pasando tli ^petpendmxikiT dlnivel; es decir, de la posicion de J-ems niarehancte inoeente al Calvw por sus propios par 8#8} eonio la perpendicular levaniada, a la horizontal que iomo cuando le enclavaban en la Cruz, ternilno de es- [1] Joann. XIX. 13. CAPITUTO IX Sutiholismo. — 3ev. grr. — Preliminaves. M gr.\ de Maest.*. es la eoDsumaeion del drama del Calv.*. — Representa el tercer tiempo, 6 el de la lei ds gracia en la 7? eel.', del mundo, en que el Desea- do de las Naciones, anunciado en la lei escrita, y figu- rado en ella y en los misterios antiguos como reminiscen- eias de la promesa paradisaica, vino a reelimir con six rauerte la human i dad caida. JSi Comp.*. se recibe dc Ma est.*, pmando ele la Esc.\ al Comp.'., C3 decir, de l&rrectitud y la sahiduriet prediea- ue& del glorioso triunfo del Crlsto sobre la muerte, recuerda con la esclamaclon de los Maestros, sobre la tumba figu— rada de Hir.%, el aparecimiento de Jesus al incrMulo To- mas y a los otros apo'stoles reunidos, ddndoles a t'ocar su§? manosy eostado para confirmarles su rzsukreccion; y lo idealiza, cuando alzadas ambas manos, tiae a la me- moriala ASCEXCioxa los cielos despues de haber el Maest.v feendecido a los apostoles y disclpulos, eongregaclos para recibir las ultimas instrucciones, y de haberles prometido su asistencia hasta el ultimo dia, en que bajaria ajuzgar it los vivos y d los muertos; lo quo viene perfeetamente a representarse en uno de los signos de la Maestria, cual eg el de saludo. De ahi el titulo de sublime dado & este giv. del Sim- bolismo: de ahi que la Cam.*, del med.\ tome el aspect tenebroso y lugubre de aquel dia de profundas Mnlehlap en que el sol se oscureelo y muchos muertos resucitaiv ; y se apareeieron despues de la Ciudad santa, (1) segim lo re- cuerda la Cam.*, en su misma deeoracion : de ahi, en fin r que asi como los discipulos del Crlsto no eesaban dejemi< ni de llorar, por la muerte de su Maest.v, (2) resuenen en las bovedas del Temp.*, clamor es y sollozos por la infcua muerte del Hir.\, euyo feretro y cadaver se ponen de ma- jiiflesto al principiar la recepeion. Es que Ilir. \ , el Jfaesfr^ de los mazones, el hijo de la viuda de NefiaU, es el perso- naje sagrado, el ente misterioso bajo el cual se ha encti- bierto y representado en nuestros Templos a Jesus; e~ decir, al MaesL\ de los cristianos; al hijo de Maria, wa- ll] Matt, XXVII. 45, 52, 53. [2] Marc. XVI. 10. da entonces del carpintero Jose; al que clesole los confines de Neftatt principi6 el ministerio de la predicacion, segun esMba ammciado ; (1) y tras la narracion lejendaria que- en e! gr.\ se recita, comparada con la del Evanj. *., sim- bolo de la verdad, se ve" al CHsto en el sepulero, proximo* a resueitar y devolver a sus discipulos la palabra de vida y de eonsuelo que habia estado perdida eon su muerte. El Cristo, resitcitando, sera* el Verbo de Dios en la tierra; no ya solo el IIir.\, sino el Adon-Hir.\ (6 divino Hir.\} tie nuestros Templos : sera la palabea encontrada, ei Mesias prometido, el Redentor suspirado. Este misterio sublime de la nueva lei del muuolo, que imprime el sello divino & la doctrina evanj elica y es el fundamento del gr.'., era el que, antiguamente y nlas a las claras ami, figuraba el recipiend.*. en los nueve viajes eimbolicos que hacia, representatives de las nueve apart- clones del Cristo despues de su resurrection, desde que es- ta se opero en la manana del primer dia, hasta el mom en - to de la subida d los eielos. Todas eliqi^cstaii eonsignadas en el Nuevo Testamento de la manera siguiente: la pri- mera a las Santas Mujeres, en la manana misma ; (2) la segunda a los discipulos que iban a Emmaus, despues de medio dia ; (3) la tercera a Simon Pedro, por el mis mo tiempo; (4) la cuarta, al decliriar aquel primer dia, a" casr todos los apostoles, reuniolos en Jerusalem, con escepcion de Tomas, en que les dio pooler para perdonar y retener los pecados despues de haberles mostraclo su costado y memos'; (5) la quinta, siete diets despues, a Tomas y los [1] Isai. IX. 1. [2] Matt, XXVIII. 9, 10; Mare. XYI. 10; Joann XX, 14 a 18. [3] Marc. XVI. 12 ; Luc. XXIV. 13 a 33. [4] Luc. XXIV. 34; I. Cor. XV. 5. £5J Luc. XXIV. 30 a 43 ; Joann. XX. 19 a 23. ■otros apostoles, para mejor convencerlos y reprenderles su incredulidad ; (1) la sexta, con mas posterioridad, en la. •orilla del lago de Tiberiades cuando encargo a Simon Pe- dro que apacentase sus corderos y ovejas; (2) la septima* en el monte de Galilea cuando eneomendo a sus apostoles y disefpulos la predicacion del Evanjelio a todas las na- naciones: (8) la oetava al apostol Santiago, segun refiere San Pablo; (4) y la novena a toclos sus apostoles y disei- pulos, congregados. de su ordeii en Jerusalem para presen- ciar La ascension en el monte de las Olivas. (5) Esos nueve viajes del recipieiid.*. conforme a la litur- "jia antigua, se han reducido posteriormente a los tres del Apr.*, para signincar, reasumlendo el drama, las tres con- denaciones que recibio Jesus: en casa de Ands, al Sur de Jerusalem ; en el palacio de Caifas, al Occidents, y en el pretorio de Pilato, al Qrienie del uno y de la otra; seguri la posicion que hemos descrito al terminal* el gr.\ de Comp.\ No ejercia Ands en el ano de la muerte de Jesus el mi- 3iisterio del pontificado ; pero lo habia ejercido antes y go- zaba en Jerusalem, como suegro del Pontifice, de los ho- nores de su rango. Suponiasele reclitud y sabidurta, co- mo versado en las sagradas letras ; y por eso la eondena- cion, dicterios y bofetadas que alii sufrio Jesus, estan simbolizadas con el golpc de esc.'. dadoaHiiv. por el pri- mero cle sus asesinos, al Sur : golpe fuerte, que no logra, sin embargo, derribarle, para significar asi la falta de po- testad 6 de derechoen aquel que le condenaba de una ma- [1] Marc. XVI. 14 ; Joann. XX. 24 a 29. [2] Joann. XXI. [3]. Matt. XXVIII. 16 a 20; Marc. XVI. 15 a 18; I. Cor. XV. 6. [4] I. Cor. XV. 7. [5] Marc. XVI. 19; Luc. XXIV. 50; Act. 1. 2, 9; I. Cor. XV. 7. — 77 — nera tan abusiva, pero euya influencia era grandc en los consejos de la Naeion. Calf as, Sumo Pontifice por entonces, era quien poclia interrogar y declarar juridicamente sobre la ensenanza de Jesus, aplicando las reglas 6 prescripcion.es cle la lei a la nueva doctrina que estaba conmoviendo la sociedad y que debia producir una perturbacion en el mundo, y resol- viendo dennitivaniente sobre ella. Su decision era por tanto de gran peso, de gravisimas consecueiieias : comoel golpe terrible que descargo sobre Iliiv., al Occidents, el: segundo asesino con la reg.\ Pero la Judea habia caido bajo la dominacion rorna- na, y los Pontlnces no tenian ya el dereeho de vida y inuerte que les otorgaba la lei ; al menos no podian ejer- cerlo sin el consentimiento de la autoridad estrafla, ante la cual debian alegar y comprobar los hechos que sirvie- sen de fundamento a la aplicaeion de la ultima pena; y por grave que fuese el fallo de Caifcss, como lo era, por tremendo el golpe asestado sobre la inocente Victima, esadas e" insoportables y con la interprets- — 79 — ar, como dice la leyenda, por medio de la fuerza untt prjeferencia que la just a autoridad del Maest.'. les rehasa- ba. Concibieron, piles, su plan, y lo pusieroncn ejecucion svpoderandose de Jesus en el silencio de la uoche y £ los al~ rededores de Jerusalem, (pie presencio el horrendo saeri~ fieio ; y aquel Justo que, como lo significa el nombre de I7ir.\, era la vida viva, eeevada, sucumbe alfin en el Oolgota 6 el monte de la calavera, por el odio y ven- %ranza de sus perseguidores. [1] Matt. XV. 1 a 9 ; XXIII. 3 & 4. [2] Matt. XXIII. 16, 24. [31 Matt. XVI. 6; Marc. VIII. 15; XII. 38; Luc.XX.40. [4] Matt. XXIII. [5] Matt. XXIII. 0. 7. £6J Joaim. XI. 45 a 53. [7] Joann. VIII. 37. CAPITULO X Xeycnda del tercer La leyenda de Hiiv. al referir el trajico suceso que el xecipiendario representa, estendido en el feretro, con hi cabeza sobre una calavera y una pierna doblada en escua- dra, encubre bajo el espanto, la confusion y la vergiienzcz de los asesinosde Hir.v, despues de consumado su crimen , lasencilla y breve narracion de los Evanjelistas sobre el temor y arrepentirn lento del Centurion y muchos otrosde- los es'pectadores de la muerte de Jesus, la confusion de h» ISaturaleza y los tremendos prodijios de aquel dia do ho- rror, de luto y de trlsteza, como dice el Caiccismo del ter~ eer giw (1) — El d*spojo de Hir.*. es el despojo de las ves- tiduras del Crisio por los soldados romanos, que so lm re— partieron al pie de la cruz y ecliaron suertes sobre la turn- &a incons&til del hijo de Maria: (2) la tumba de aquel Maest.*., el sepulcro del Justo: las ramas de la cspinosa^' aeacia, la corona de espinas de Jesus; y este tipo aiiiiira- ■ ble, paten te siempre a nuestros ojos desde la inictacion cle ' Apr.*., se ve aim mas complete en muclias Loggv*.. con Ik preparaeion del aspirante al tercer gr.\, comoseTiaciaan- ti^uamcnte, con las picrnas tambien descublerias y w niii^ deltr.*. de la cintura arriba, los brazos y los pies, que muestra liturjia recomienda ; quedando as! mas evidente* lasemejanza del reclpiend.'. al 6rd.\ del Comp.\ en tsfc £1] Matt. XX VII. 50 a 51 ; Marc. XV. 38 a 30 ; Luc. XXIII. 44 a 48. £2] Joann. XIX. 23, 24. — 81 — fpw subl-., con el hijo de Maria cuaado ya despojado dc sua vestiduras y con las manos enelavadas d la altura dc la cabeza, quedaba pendiente del sagrado leno. Mucrto el Crista en el Calw. como dos horas antes de su desccndimiento de la Cruz, y ahandonado alii inerte, por taiito tiempo, al peso natural de su cuerpo, [que debia cargar sobre las piernas y los pies en aquella posicion vie- lenta y dUatada, la pesantez y la tension contmua han debido dar, y dieron a las estremidades inferiores la con- traceion y rijidez que ate eta estrananiente en ell as el ca- daver de Hiiv. en la tuinba, figurado por el recipienda- rlo : contraccion y rijidez que son de liturjia y que serian por lo misnio bien dificiles dc csplicar, porque ningun signincado encerrarian, si el drama de Hiiv. solo fuese una alegorfa de la Natural eza, 6 de los eambios en ella operados por el eurso anual del Sol, como se ha pretendi- do vajiamente. Sio;amos el paralelo con Jesus. El venerable cuerpo de estc Resp.\ Maest.*. habia si- do conrlado al sepulcro, fuerd dc Jerusalem y en la posi- cion ya diclia, el mismo dia de su muerte, casi al ponerse el sol, despues de liabersele embalsamado lijeramente por la piedad de Jose de Arimatea y do Nicodemo, que lo hi- cieron bajar de la cruz; y este sepulcro nucvo, que no ha- bia servido hasta entonces para sepultura de ningun otro, estaba abierto en pena viva en un huerto do la montana del Calvario en que Jesus habia si do cruel ficado. (1) — Esta es la montana dcwlada de let ciudad de Jerusa- lem^ (2) en que habia sido entcrrado secretamente, 6 sin pompa ni ostentacion, el cadaver de Hir..\ en unasepul- ^ [1] Joami. XIX. 38 a 42. [2] Asi se leo en la Antorcha del Franc-mazon ; y a la ver- dad que los asesinos dc Hiiv. no podian lleva'r mui lejos el cadaver de este para encitbrir el crimen eometido. - . ' ■ " * . ' * ' . ' * -7 — 82 — tura reeien abierta segun la leyenda maz6n.\ — Pero ? ^,por que 1 en esa sepultura el mandil del Compr. y una es- trana calavera ? & que" signifiean esas cosas ? — Como el ti- po es cristiano, el mandil del Compr. que el Maest.\ tie- ne en la tumba, representa aqui tal vez la sdbana Umpia y nueva en que Jose de Arimatea, compa^ero seereto 6 discipulo oculto de Jesus, envolvio el sagrado cuerpo al po- nerle en el sepulcro ; (1) y la misteriosa calavera sobre que reposa Hir.\ en su lecho de muerte, es, 6 no puede ser otra, que la que suele colocarse al pie de la cruz del Crista figurando la humanidad rescatada con su sangre. El Crista esta ya en la tumba y el recipiendario lo imita. Sus restos los guarda el sepulcro cubierto con una gran losa, desde la tarde del viernes, en que rindi6 su es- piritu y principiaba entre los hebreos el sabado, a la verdad el mas solemne del aiio por ser el de la Pascua : dia de abso- lute reposo, consagrado por la Lei & la oracion y al reco- jimiento, yen que mui poco, 6 nada, era llcito hacer has- ta despues de transcurrido, a la puesta del sol siguiente, que daba principio al primer dia de la semana, llamado entre nosotros el domingo, habil ya para el trabajo, en es- pecial as! que amaneeiese. Entre tanto los disclpulos ha- bian huido y tomaban sus precauciones para ponerse a cubierto de cualquiera persecucion: nada sabian del Maest.\ : el temor embargaba sus potencias y ni aun creian llcito salir a informarse de el en el dia del sabado: el domingo debia aclarar sus dudas, resolver sus temores, dar cumplimiento a las solemnes promesas del Maest.\, y esperaban con ansiedad que la noche del domingo se ven- ciese y que el sol de ese naevo dia iluminase el horizonte t pues como se habr& advertido, los dias hebreos comenza- [1] Matt. XXVII. 57 a 60 ; Marc. XV. 42 a 46 ; Luc. &XIII. 50 a 53 ; Joann. XIX. 38 a 42. — 83 — ban por la tarde, y primero era la noche que la mailana, Oigamos ahora la leyenda, consumado ya el crimen y sepultado Hir.\ : " La oscuridad de la noche se disipa : el fuego brillan- te de las estrellas desaparece : la aurora se . ostenta en el Or.', desplegando sus velos de purpura y oro: la hoea DEL. TRABAJO SE ACERCA Y LLEGAN LOS OBREROS AL» Temp.*. ; pero Hir.\ no aparece, y lostrabajosseatrasan: le llaman, y no responde : le esperan, mas en vano. Siete dias se pasaron en inquietud, ansiedad y temores; y vien- do Salomon que Hiram no venia, nombro nueve Maestros para que hiciesen la pesquisa mas escrupulosa respecto de su paradero " He alii descrita en la tabula mazon.*., continuando la alegona de la construccion del Temp.*., que ya nemos es- plicado, la aurora de aquel primer dia de la semana en que el Cristo debia resucitar, y la inquietude ansiedad y temores de los cobardes 6 incredulos discipulos, luchando entre la angustia y la esperanza, yendo de una parte a otra> para averiguarlo todo, e inquiriendo, al parecer inutilmen- te, el paradero del Maestr. \, qaeya no estaba en la twn~ ha, que habia desaparecido, y de quien Magdalena y las demas santas mujeres que habian ido en la manana alse- pulero, decian que habia resucitado, pero cuyo testimonia ponian ellos en duda tomandolo a desvario. Es Salomon — la prudenci A humana — buscando r averiguando la, verdad. Jesus, la Victima inocente sacrificada en el G61gota t habia permanecido en su sepulcro nuevo hasta el amane~ eer del domingo, en que la losa que lo eerraba, se encon- tro removida: un an j el acabab a dequitarla. (1) Estacir.* cunstancia, que sembro la alar ma entre las mujeres y logf [1] Matt. XXVIII. 1,2. — 84 — discipulos Pedro y Juan, por haber creido priniero que el cuerpo de su Maest.*. habria sido robado, no ha pasado desapercibida para la Instit.*. niazon.*. Ella la recuerda con el monton de tierra recientemente movida en la sepul- tura de Hir.\, donde estaba plantada la rama de acacia que parecia indicar d los Maestros pesquisadores la des- dicha que temian : (el robo de aquel sagrado cuerpo). El vapor que se levantaba en el campo y los cohdujo & aquel lugar, representa las nicblas que el sol naciente levanta, la raanana de la resurreccion, el clarear de aquel clia en que se verifies el magno acontecimiento ; y la acacia, la iaocencia del Justo crueificado. (1) Bueno es recordar que el apostolado se habia disuelto eon motive de la prision de Jesus. Judas Iscariote se ha- bia ahorcado por la traicion cometida: de los once restan- tes, Pedro y Juan siguieron £i su Maest.*. al palacio del Pontirlce, aquel para negarle cobardemente y llorar des- pues con amargura su pecado, este para acompanarle al Calv.'. y encargarse de la Madre despues de la muerte de Jesus: los otros nueve habian huido. Estos son los nuevc Maestros a quienes Salomon, 6 como hemos dicho, la SA- BIDURIA, la RAZON, la PRUDENCIA y auil la CURIOSIDAD liumana, les encornendaba hacer las pesquisas mas escru- pulosas. Desert ados del Cristo, estaban por su propia con- veniencia interesados en saber 6 inquirir el resultado de los sueesos, y conocer el fill y paradero de aquel, especial- men te en el dia en que se esperaba el gran acontecimien- to. Asi lo manifestaban sencillamente los dos discipulos que iban de Jerusalem a Emmaus, h^cia la tarde de aquel primer dia, a Jesus mismo, ya resucitado, que se les aca- baba de incorporar en el camino y despues se les dio & co- [1] Acacia en griego significa inocencia, libre clc pecado.. JXibrena mazon.\, cap. YIII.] — 85 — nocer. (1) Satisfechos ent6nces de sus pesquisas volvieron inmediatamente de Emmatis a Jerusalem a llevar la gra- ta nueva a sus demas companeros, como lo habian hecha en la manana las santas mujeres, (2) y los encontraron al~ borozados diciendo : 1 1 El Sefior ha resucitado realmente y se ha aparecido a Simon Pedro; 11 (3) y mientras se refe- rian unos a otros tales sucesos, de repente se les presents Jesus en medio de ellos y les dijo: "la paz sea con yoso- tros " (pax vobis), y les mostr6 las memos y el costado. (4) Pcro el acontecimiento era tan sorprendente, que la duda aim asomaba entre aquellos corazones atonitos, es- pecial men te en Tomas, que no estaba con ellos y se resis- tia a" la evidencia ajena. Queria pruebas personales supe- riores a toda especie de alucinamiento : queria palpar y tocar, y que el sentido del tacto correspondiese con el de la vista, y fue preciso esperar que pasasen aquellos siete dias de angustias, inquietudes y temores, al fin de los cua- les los Maestros rjudieron encontrar & Hir.\ : fu6 necesa- rio esperar que el nuevo doming o llegase £ fijar su conven- cimiento. Veamos como refiere este hecho el Evanjelista Juan: (5) "Ocho dias despues estaban otra vez los diseipulos en el mismo lugar, y Tomas con ellos. Vino Jesus estando tambien cerradas las puertas, y pusoseies en medio, y di- jo: la PAz sea con vosotros. — Despues dice a Tomas: me* te aqui tu dedo y rejistra mis manos, y trae tu mano y mc- tela en mi costado ; y no seas incrSdulo, sino fieL — Bes- pondio Tomas, y le dijo: j Senok mio y Dios mio! " [1] Luc. XXIV. 13 a 33. [2] Matt, XXVIII. 9, 10; Marc. XVI. 9, 10; Joann. XX. 14 a 18. [3] Luc. XXIV. 34. [4] Luc. XXIV. 36 a 43 ; Joann. XX. 19 a 23. [5] Joann. XX. 26 a 28. — 86 — ^Necesitaran los iniciados que el velo se descorra to- davia ? Los dias transcurridos ; la reunion de todos los Maes- tros como la de todos los apostoles en el lugar y momento preciso en que aquellos reconocieron a Hir.\ y estos & su Maest.*. querido; el rejistro del pecho al separar la tierra con euidado (mete tu mano en mi costado); el signo de horror por la duda pertinaz que habian tenido y de que los habia reprendido Jesus / las palabras vertidas en la < tumba; los tocamientos de Apr.*, y Comp.*. (rejistra mis manos) ^no seran ya bastantes ? Aun aquella esclamacion de los Vijilantes: l.\ ear,'. dej. m . e.\ Ji.\, 6 l.\ ear.', sr. despr.\ d.\ loshh.'., antes del Surgite del Ilesp.*. Maest.*., (que es el reconocimiento formal de la resurreccion del divino Hiram 6 Adon- Hiram) al hacer la grip.'. ; aquella esclamacion misma, que segun Kauffmann y Cherpin (1) y el autor de "El Ver- dadero Vinculo de los pueblos/ 7 (2) solo era efecto de una gran turbaeion 1 porque el Maest.'. no estaba mcjerto euando se le eneontrd y reconoeio, puede tambien inter- pretarse como una alusion disimulada al errOneo eoncep- to que respecto a Jesus resueitado se formaron los aposto- les en medio de su turbacion, sorprendidos con el repenti- no aparecimiento de aquee entre ellos, cuando en ausen- cia de Tomas se les presento por la vez primera a los otros juntos, el dia de la resurreccion, saludandolos con su paz. Ellos se imajinaban ver en 61 un espiritu 6 fantasma, y Jesus para desvanecer el error y serenar el animo intran- quilo de sus atemorizados disclpulos, les dijo : **Mirad mis manos y misjpz^s, yo mismo soi : palpad y conside- [1] Historia filosofica de la Franc- Mazon.'., cap. VI., gr.\ de Maest.'., traduccion v edicion del II.'. h.\ J. A. Segrestaa, Pto-Cabello, 18G0, paj. 148. [2] Edicion del II.'. h.\ Juan de Sola, Valencia, 1858, paj. 42. — 87 — rad que un espiritu no tiene carne ni huesos, como vo- sotros vels que yo tengo." (1) — Todo puede suceder desde que el tipo 7naz6n.\ respolide admirablemente al pensa- miento cristiano en el gran drama de la redencion has- ta en los menores detalles, y que el simbolismo entero presenta un gran todo armonico, que se va desarrollando en los grados sucesivos, hasta el 33° y ultimo de la Mazo- neria escocesa. Por otra parte aquella esclamacion y el examen que la motiva earecerian de sentido comun hechos sobre un cadaver de oeho dias, en estado de putrefaccion, para cu- yo reeonocimiento bastaba la simple vista, 6 el sentido del olfato. Hiiw muerto, necedad habria sido pretender levantarlo por los tocamientos de Apr.', y Comp.'., y ma- yor aim forraar sobre el cadaver pestilente los cinc.\ punt.*. PERFECTOS de la Maestr. Luego bajo estos he- ehos aparentemente absurdos se Iran querido eneubrir verdades de otro linaje, cosas mas elevadas y sublimes, como las que acabamos de esplicar. [1] Luc. XXIY. 36 a 40. CAPITULO XI JParalelo del tercer gr.; con Jos dogmas y las solcmnidades cclesidsticas. Hal tambieii una similitud inui notable entre las pres- cripciones liturjieas del tercer gr.*. y las solemnidades que vienen observandose en la Iglesia, desde mas alia de la Edad Media, en los ultimos dias de la Soman a mayor, i^a- ra conmemorar la paslon de Jesucristo ; cuya similitud esclarece mas el tipo y nos hace jtenetrar en el verdadero sentido de miichas de las ritualidades. Bastante luminosa es ya en si la moral de este giv., que el Dlseurso para la reception de tin Maestr. ensena, como se l£e en la Antorcha, la Send a, de las Luces mazo- nicas, la Instruction del Ord.\ F/\\ Mazdn.'., &, y en que pautandose el camino que line la tierra cd clclo, se recono- ee y proclama : 1? La existencia de UN Dios, comprobada igualmen- te & los sabios y a los ignorant es, con las mismas imajencs que en los sagrados tcxtos, (1) por el solo espeetaculo de la Naturaleza, patente en nuestras LL.\ : 2? La ceeaciox del univcrso y del hombre (2) por es- te Ser imico y eterno } (3) inmcnso 0 infinito, (4) principlo y fin de todas las cosas: (5) [1] Ps. XVIII. 2 a 7. [2] Gen. I. [3] Hebr, I. 8, 12. [4] Ps. CXXXVIII. 7 a 10. [5] Apoc. I. 8; XXI. 6; XXII. 13. — 89 — 3? La i xmort alidad del alma huniana (1) corns? sustaneia indivisible y sin partes, que e3 por sf misma in* disoluble y nopucde ser destruidapor ninguna fuerza na~ tural,—segun las palabras de dicho Cateeismo : 4? La %-)reexistenciOj de una jijsticia primitiva, co- mo tambien dc una verdad, emanaciones del misma Dios, (2) tipo una y otra de nuestras nociones morales y fundamcnto de nucstra razon : 5? La impresion indeleble de una lei en el fondo del corazon lmmano, i^or el G.\ A.\ LV. U.\, (3) como e! anuncio de m justicia y la imajen de su santidad, pa- ra el conocirniento del bicn y del mat moral y el Orden y r&s del misnio Discurso, " el honibre justo que padece en este mundo, tiene a lo menos la es- [1] Eccies. XII. 7 ; Philip. I. 20, 21, 23. [2] Joann. XIV. 6. [3] Eccli. XV. 14, 15. [4] Gen. IV. 7 ; Eccli. XV. 18 a 22. [5] Matt. V. 44; XXII. 36 a 40. [61 Luc. XX. 35; Joann. V. 28, 29; I. Cor. XV. 12 a 22; II. €or. V. 1 ; II. Tim. II. 11. — 90 — jPeranza de hallar en el otro la kecompensa de sus virtu des." (1) Fuera de esa moral sublime, predicada en la Maestria y basada en el JZvanj.\—joya del rnismo gr.\, — en el Evanjelio 6 buena nueva que el Crista anuncio a los hom- Ibres para consuelo de los ojprimidos y desgraciados y espe- vanza de los justos: fuera de esa doctrina celestial, que iiace de la tumba una ensenanza, y en que se inculea ya, para el euarto gr.\, bajo el simbolismo de los tres pilar es triangulares, llamados Fuerza, Sabiduria y Heemo- sura, el misterio venerando, esencialmente eristiano, de una Trinidad augusta en la Unidad eseiicialisima del <3L\ A.*. D.\ TJ.v: fuera de esa instruecion mistiea, que predica con el Apostol S. Pablo (2) la rejeneracion dee HOMBRE NUEVO, SALIDO DEE SEPUECRO DEE VIEJO, en donde se ha desprendido 6 desnudado de las pasiones de su pasada vida : fuera de esa ensenanza fundamental, que ordena al hombre rejenerado abandonar sus despojos terrestres, con lo que se revela mas y mas la filiaeion relijiosa de la Ord.\ ; no puede desconocerse que aquella similitud, aquella coincidencia admirable de que venimos tratando, entre nuestro ceremonial mazon.*. y las subli- mes ceremonias cristianas, en pr£ctica ya cuando la Ma- ^on.\ se fundo, principalmente las del viernes y sabado santos, lejos de ser obra de una casualidad imprevisiva, es una nueva prueba de la certidumbre de nuestro aserto : es una demostracion palriiaria de que la Mazon.*. es obra de la piedad cristiana en tiempo de las cruzadas : de que Hir.\ es Jesus, y de que, por consiguiente, el fondo de nuestros misterios son los misterios cristianos, & pesar de la transformacion operada en la Ord.\ por la resolucion [1] Matt. Y. 10. [2] Ephes. IY. 20 a 24; Y. 14; Colos. III. 5, 9, 10. — 91 — de la Log.', de San Pablo de Londres, a principio del ul- timo siglo, que si bien aparto el dogma para admitir en la Instit.'. individuos de diversas creencias, dejo subsis- tente el tipo y utilizo los stmbolos y alegorias para propa- gar y estender entre los nuevos iniciados, con todas sus naturales consecuencias, la escelsa moral del Cristianismo. Antes de esa transformacion era requisito indispensa- ble para la iniciacion de los candidatos la profesion de fe cristiana; no bastando la creencia en tin Dios unico y en los premios y penas de otra vida para el ingreso en nues- tros Temp.*. : prueba inconcusa de que, en concepto de nuestros institutores, laOrd.*. mazon.*. estribaba solo en la moral evanjelica y de que era el Cristo la Veedadera Luz de nuestros Tempi}. \, aquella luz que brilla en medio de las UnieblaSy (1) como dice el Discurso citado, y que se- gun el mismo Discurso es dada a conocer por jmncipios. ocultos en nuestros emblemas y ceremonias ; y la resisten- cia de muchas LL.\ actuales, como las de Prusia y Dina- marca, a admitir, en nuestros mismos dias, a la participa- cion de nuestros misterios candidatos no cristianos, es to- davia efecto de aquella antigua restriccion, que revelapor si misma el fundamento de nuestro aserto. Por eso tarn- bien se espresa en la proposicion de proff.\, y sepregunta en la iniciacion la religion del candidato. El paralelo que intentamos hacer con el ceremonial de la Iglesia en la Semana santa, que era el ceremonial en uso en tiempo de las cruzadas, lo empezaremos por la de- coracion de nuestras LL.\ Color rojo. — El autor del Cuadro poetieo de las Mestas eristianas (Vizconde Walsh) dice: (2) "El color [1] Joann. I. 5. [2] Pajina 162 de la edicion de Paris, imprenta de Bru- neau, 1840, version del f ranees al castellano por Rafael de Aya- la y Lozano. — 92 — rojo es el que eeilala las fiestas de los m&rtires. \ Y que" rn&rtir el Crucificado en el Calvario ! ; Y que sangrc la que enrojeci6 la via dolorosa desde la eolumna dc la flajelaoion hasta las piedras del G6lgota\- J (1? y 2? grados). Colgaduea FUXEBRE.—Continiia el autor: (1) "En algunos paises, y son estos & nuestro ver los que eomprcn- den niejor la solernnidad del jueves santo, esta capilla ('se refiere £ la del monumento) esta tendida de terclopclo negro eon If/gubrcs guarniciones rojas : olgvnas Mrnpdras junebres cstienden una tristc luz bajo estos ropajes del se- pulero ; y los vasos sagrados de los a] tares, caliecs, picis, urnas de oro y plata, que se han arrojado como en des- orden al ine* del Cristo muerto, nianifiestan que el santo sacrificio esta suspendido, y que en el dia del deicidio no se serviran de este bendito lujo. — En otras ciudades el as- pecto del altar del jueves y viernes santos es totalmente ttiverso. En lugar de cubrirse dc Into se despliegan los mas brillantes ropajes, y sobre el fondo escarlata de las gradas resaltan y resplandeeen innunierables eandeleros y vasos de plata — Aqui no se v6 nada tristc y nada lu- gubrc; se diria que los sacerdotes que han eoncebido asf los adornos de su altar, no han querido eontristarsc en la muerte del Cristo, porque esta rnuerte ha salvado el mirn- do. Sobre esta rnuerte, que ha dado la vida, no han ten- dido PAfvOS NE&ROS SEMBRADOS DE Lj^RIMAS : 11 &, (3r. grado). Basta j>or las decor aeioncs. En euanto a las ceremo- nias, eopienios las palabras del misino autor para que los inieiados las contemplen. Habla del viernes santo, y di- ce: (2) "Nada sobreeoje mas el alma de tristeza que el [1] Pajina 165, ibidem. [2] Pajinas 177 a 183, ibidem. — 93 — aspecto de nuestras Iglesias (en la Seniana mayor). EI viernes san to por la manana ya no se cree el color violado de bastante luto, y se usa del negro, eomo para nosotros los mortales, en el altar del Dios imnortal. Sobre elpano f uneral de los eristianos se expone el Cruel fijo para la ado- ration. — Estas palabras, dichas con una voz trisle y lenta, se repiten freeuentenientc en el oncio del dia : ColloeavU me in obscuris sicut mortuos seeule. Se me puso en un lugar oscuro como a los muertos del siglo Luego un cantor dice la siguiente profecia de Oseas: (1) "En me- dio de sus tribulaciones se levantaran con presteza para convert irse a ml. Venid, diran, volvamonos al Senor : porque el nos ha eauiivado, pero el nos pondra en salvo: el nos ha herido y el mismo nos eurard. (2) El mismo nos volvera a la vida despues de dos dias : al terccro nos resueiiara, y viviremos en la pennanencia suya. Conoee- remos al Seizor, y le seguiremos para eonoeerle. Prepara- do esta su advenimiento como la aurora; y el Sexor ven- dra a nosotros como la lluvia de otono y de j>rimavera so- bre la tierra, ^, Que es lo que podre yo haeer contigo, oh Efraim ? Que hare contigo, oh Juda ? La piedad vuestra es como una nube 6 niebla do la manana, y cual rocio de la madrugada, que luego dcsapareee. Por esto por medio -de mis profetas os acepille 6 eastigue, con las palabras amenazadoras salidas de mi boea, con las cuales les he acarreado la muerte. Asi tu condenacion aparecer& clara como la luz. torque la miserieordia es la que yo quiero f y no lo esterior del saerifieio : el eonocimienio praeiieo, 6 el temqr de Dios, mas que los holocaustos." Continua as! la recitacion iriterrumpida : "Despues [1] Os. VI. 1 a 6.— La traduecion esta tomada dc la Biblia del Ilmo. seflor D. Felix Torres Amat. [2] Quien os socorrio ?— pregunta el Catecismo de los Maes- troSj y respcndc : La ma no misma que me habia herido. — 94 — de estas profeclas can tan tres sacerdotes la pasion de Nues- tro Senor — Concluida la pasion, arrodillandose y es- tendiendo los brazos a cada oracion, ruega el sacerdote en el altar (en nueve oraciones) por toda la tierra : por la sail- ta Iglesia ; por el Papa ; por los obispos, presbiteros, dia- conos y subdiacorios ; por los reyes ; por los catecumenos; por todas las necesidades ; por los herSticos y cisrnaticos; por los j udios ; por los paganos 6 idolatras. Entre cada oracion de estas dice el oticiante : Flectamus genua, y el coro responde: Lcvatc. Pero en la oracion por los judios que dieron muerte al Ifijo de Dios, no dobla el sacerdote la rodilla, y sc demuestra alli un horror scnalado con- tra el pueblo deicida. — Entre tanto grandes y pequenos, poderosos y delbiles, felices y desgraeiados, ricos.y pobres, todos van & adorar la cruz. El sacerdote en el altar, des- cubriendo dl pueblo uno do los brazos del drbol de salad, esclama : Ecce ligmim crucis, y el coro responde : In quo salus mundt ' pepeadM. — Adelantandose luego el sacerdote del lado derecho del altar, y desnudando el otro brazo de la cruz, dice aim : Ecce lignum crucis, y de nuevo los co- ristas responden : In quo salus mundi pependit. — En fin, una tercera vez dice el sacerdote en medio del altar, ele- vando la voz : Eccc lignum crucis, y la cruz entera se cles- cubrey maestro: d la multitud cristlana el Crucifijo que veia, largo iicmpo habia, envueeto en un velo, y que ahora contempla con la frente coronada de espinas, con las manos y los pies heridos de los clavos, con el costado abierto por la lanza —Los himnos y los versiculos do- lorosos de la pasion se salmodean alternativamente, mien- tras que el Crucrfijo descubierto estft espuesto sobre un pa^o de teroiopelo negro, como un ret mucrto sobre una camafuneraL — Para venir a besar los pies y las ma- nos traspasados de clavos y el costado entreabierto del Salvador, los mas altos en poder y dignidad, reyes, ar- — 95 — zoTb^pos, obispos y principes, se quitan el calzado y ado- ran eon los pies desnudos. La multitud les sigue y viene con ellos, porque muriopor todos; y el mendigo quetien- de la mano a la puerta del Templo, tiene tanta parte en la sangre del Redentor como el monarca y el pontifice." He ahi la solemnidad del Viernes santo, cuyos oficiosv consagrados a la menioria de los padecimientos del Cristo, inspiran compasion y tristeza, y se eelebran sin mas luz que las antorehas del monumento, funebres en muchas iglesias. El monumento sir/boliza el sepulcro. Esta solemnidad es el modelo sobre el eual se ha for- mado, desde el orijen de la Mazoneria en tiempo de las Cruzadas, inspirados sus fundadores en las ideas relijio- sas mas sublimes y pateticas, la primera parte de la re- cepeion del Maestro ; y a la verdad que asi debia esperar- se del fervor y entusiasmo de unos Caballeros que aban- donando Patria, familia e intereses, iban a lejanas tierras, a los lugares consagrados con la presencia del Cristo, su predicacion, sus milagros y su muerte, a dar su vida ert rescate del sepulcro de aquel Justo, su Maestro y su Doc- tor, (1) su Pontffiee, (2) su Juez, (3) su Redentor (4) y Modelo. (5) La Eplstola primera de las dos de este dia, que esta tomada de la profecia de Oseas, capitulo VI, vv. 1 a 6, y que nemos trasladado segun la acreditada traduccion del Ilmo. TOrres Amat, habla del socorro dado al Maest: por la mano misma que le hubo herido, (6) — El horror se- ftalado, las voces tristes, los pigs descalzos, la Cam.*, sin* [1] Matt. XXIII. 10. [2] Hebr. III. 1, VII. 28. [3] Act. X. 42. [4] Colos. I. 14, 20. [5] Rom. VIII. 29; Philip. II. 5; I. Petr. II. 21. [6] Os. VI. 2. — 9G — luz, alumbrada d&bilmente por lafiinebre Idmpcira d-g la tumba son coincidencias remarcables. Es la pieaad, la piedad cristiana, encerrandose en el fondo de nuestros santuarios, huyendo del fanatismo musulman cuaiido ca- yo la Palestina en rjoder de los iniieles, la que ha conser- vado todo eso caleando al pareeer sobre misterios anti- guos, sobre doetrinas olyldadas, los niievos misterios de la Jerusalem celestial, los misterios del rtino delos cielos, (1) para practicar la virtud, ejercer la c arid ad, alentar al debit ', socorrer al desvalido, esforzarse mutuameute en la 3IORAL del Evanjelio, trayendo a la memoria l&pasion del Salvador por medio de stmbolos y alegortas que mantuviesen la fe y velasen la enscfianza de un heroismo desgraciado. La conquista de la Tierra Santa sujirio la Idea de la construction del Temp.'.: la arquitcctura ma- terial encubrio la arquitcctura espirituali de la, fdbri- ea del Evanjelio, [2) que edtflca un Temp.', a Bios en ca- det uno de los crislianos, poniendo por fundamento 6 pie- elra angular (3) a Jesus: surjio la leyenda de Hir.v, que tan bien le representaba, y el Crist o espuesto d la venera- tion de losfieles, en el centra de lets iglesias, sobre elpano funeral, vino & quedar figurado en la Cam.*, del medio, vestida tambien de negro, por el ultimo Maes*.'., que ocu- pa el iugar de Hiiv. y simboliza su muerte. Acaso aludiendo a esto es que el Vlzeonde Walsh, lia- blando de la ciudacl de David eonquistada per Godofredo de Bouillon en su obra citada, (4) y recordando sus pasadas glorias, nos dice en su portico lenguaje : "Alli deben ha- ber voces que no se oyen en otra parte : adli ban queda- [1] Matt. XIII. 11 ; Marc. IV. 11. [2] 1. Cor. III. 10 a 17 ; I. Petr. II. 4, 5. [3J Act. IV. 11 ; Eph. II. 20 ; I. Petr. II. G a 8. [4] Cuadro poetico de las Fiestas Crisiianas, paj. 193, edicv de Paris ya citada. — 97 — do miiiorialos memorias, memorias do Relig-xon y de CabaLiLEEIA, dos nobles hermanas, nacidas una en el cielo y la otra en la Herra, mas ambas santamente uni- das. JJ — De esa Caba:l:lekxa rue que iiacio el Mazo- kismo. ;* ■ OAPITTJLO XII El.Catecis-mo de los Maestros. Aeabamos de describir el onjen caballeresco, el fondo robjioso y primitivo de nuestra Subl.\ y Resp 1 Ti^tit - que eon sus misteriosas ensenanzas, y tras sus simbolos y belles paramentos, vino difundtendose y perpetuandoso paulatina y silenciosamente, a traves de los siglos, hasta 1703, — epoca de su traasformacion, que el tliosofisnio es~ ploto en muehas partes, y principle de su grandiose acre- centamiento como Institue. \ moral j jilosofica. Se afeando- entOnoes la parte eminentemente mtstiea Cv la invest!- pgacion prlvada del Maz.\ estuclioso; pero la Institue. \ aunque modificado y restrinjido elfin, no varid de esen- cia: el fondo qued6 el mismo, el tipo subsistif), U moral *4el Evanjelio fue su moral, si Men las verdades fimda- meniales del Cristianismo aparecieron solo como en ger- men, y las eererilOnias y simbolos mazonr. se conservaron sin explication alguna, 6 vinieron a" esplicarse soincrainen- te bajo su faz social, reservandose para los grados sueesi- vos, especialmente el 18, 6 para la aplicacion individual, una ulterior ensenanza. (1) Era un velo que se echaba al Simbolismo, sin aiterar- lo, para encubrir su esplendor primitivo y no herir las creencias mas 6 menos contradietorias de los nuevos pro- [1] Por eso el Discurso para la reception de un Maest.\, dice: " Aunque la instraccion relativa a la glorificacion del alma esta especialmente unida a loe grados superiores, tiene, no obstante, su principio en el subl.% gr.\ de Maest.v' — 99 — -selitos, hebreos unoSjj entiles otros, cristiaixos, ya protes- tantes, ya eat61icos, la mayor parte, y muchos de ellos fundadores de aquella falsa, estcril y negativa filosotia que asolo al mundo en el siglo XVIII, y que ereyendo honrar a Bios, le negaba, porque negaba su Providen- ciA al combatir la Revelacion, fundameiito de todas las Relijiones que ban subsistido y subsisten sobre la faz de la tierra. Este velo } que hemes tratado de descorrer en benefieio de nuestros hh.\ y para gloria de la Institucion mazon.*., es sin embargo bastante clictfano para percibir cletras de el el misticismo de la Ord.\ entrc las luminosas sombras del simbolismo : como lo prueban el Discurso para la re- eepeion del Maest.\ que hemos venido analizando, las eompara clones que llevamos bechas, los x>ormenores de la reeepeion de los tres gr.*. y la interpretacion de los sim- foolos y misterios relativos 11 cada uno de ellos, que vamos desde luego a* comiDletar. Asi como la primer a parte de la reeepeion del Maest. ■ . reeuerda, como hemos dicho, la solemnidad del vi&rnes santo; as! la iluminacion de la Cam.\ con grupos de tres luces en triangtxlo, uno de ellos al Or.-., junto al Resp.\ Maest.*., en el momento de anunciarse en la leyenda ma- zon.*. la aurora del nuevo clia, trae a la memoria del eristiano la solemnidad del sdbado santo, que en la primi- tiva Iglesia se verificaba de noehe, en la vijilia que prece- de a la manana de la Resurreccion. — Los oficios princi- piaban sin luz, porque el Cristo, Luz del mundo, estaba muerto y descansaba en el sepulero ; pero al acercarse la hora de la Resurreccion del Salvador, proxima el cdba f se encendia, desj)ues de sacado y bendecido el nuevo fue- go, un cirio de tres brazos formando triangulo, que se llevaba h&cia el altar situado hacia el Oriente, y se eoloca- ba al lado del Evanjelio para encender el cirio pascual re- — 100 — presentativo del Gristo, y las lamparas y luces de la Iglesia- Y despues de esta iluminacion general de la Cdm.\ del med.\, que devuelve la alegria a los espiritus atribu- lados y termina los clamor es yjemidos, viene el Surg-.*. del Resp.*. Maest.*., al comunicar la pair, al reeipienda-. rio tomandolo por la grips. : — el Surg-.'., que simboliza la Resurreccion y sirve como de historia abreviada a esos ocho dices de apariciones sucesivas desde que la pie- dra del sepulcro se movio para dar paso al Vencedor de la muerte, hasta que Tomas, conveiicido del prodijio opera- do por la Fuerza [sobrenatural y la Sabiduria de su Maest.'., confesd y creyd esclamando: \ Oh Se^or mio y Dios mio ! Espliquemos aliora el Cateclsmo. Maestro quiere decir hombre perfecto, capaz de eiise- iiar con su doctrina y buen ejemplo a otros que le tomen por modelo. A esto se compromete para con la Grd.\ ma- z6n.*. el que alcanza el tercer gr.*., ultimo del Simbolis- mo, que sirve de fundamento a los grados superiores ; y por eso el Catecismo de los 3faest.'., procurandola perfee- cion humana, hace venir el aspirante, del Occidente, que suele representar las tinieblas 6 las pas tones munda- nales, al Orients, que simboliza la luz, a buscar con aquel fin una Logs, de Maestr.*., 6 la doctrina del Evanj.*., cu- ya luz aparecid alliprimero y como advierte el mismo Ca- tecismo. — Observacion oportuna, que corrobora cuanto llevamos diclio sobre el orijen y fundamento de la Ma- zon.*. ; porque si ella hubiera sido anterior cd Cristianis- mo, 6 se hubiese establecido sobre misterios paganos } ni daria aqui tal razon, que^hasta demuestra un fin mistico, ni tendria entre sus joy as el Evanjeuio del Cristo como simbolo de la verdad. Era del Oriente, delJudea, de donde habia de surjir el Reparador 6 Salvador segun las tradiciones de to- — 101 — dos los pueblos. Alii estaban fijas las miradas de la hu- manidad esperando al que habia de venib : al Justo de Platon, al Santo de Confucio, al Mesias de los hebreos.... al que era la espectacion de eas naciones ; y liasta los misterios antiguos le figuraban hacia aquella parte : Pro- meteo estaba encadenado en el Cducaso esperando su Li- bertadoPv. — Pero la Maz.\ no le espera; la Mazon.*. ee contempla, oye su voz y sigue su doctrina de abnega.- cion y capidad, y va al Oriente, como los Caball.'. Cru- zados que la fundaron, a admirar aquellos lugares que el consagr6 eon su planta y fueron testigos de sas virtudes y de supodtr (B.\), de su sabiduria y de su gloria (J.\), €01110 tambien de supasion y muerte. (M.\) Ya se ha espiicado desde el gr.\ de Apr.*, cuales son los siete que compoiien una Log.', de Maest. \ 6 una Log.', perfecia, y se ha hecho observar que asi en este como en los anteriores grados del Simbolismo el aspirante repre- ss enta & Jesus, a qaien se toma por niodelo para la prepa- ration y admision en el significativo traje de 6rden y por los ires grandes golpes. — El horror, el luio y la tristeza que ve aquel a su ingreso en la Cam.', del medio, puede aim sig- nificar, ademas de las tinieblas y sorprenclentes i^rodijios del dia de la crucifixion, la angustiacla sifcuacion de los apostoles, encerrados durante dicho dia y el salbado si- guiente, vispera de la Resurrection, por ternor a los ju- dios, en las grutas que quedaban hacia el camino de Be- len, entre el monte del Mai Consejo y las alturas de Sion, al Sur de la Ciudad Santa, con motivo de la prision y de lamuerte de Jesus, cuya tumba se figura, iluminada por ana lampara funebre, en la recepcion de Maest.*., como indica el Catetismo. Aeusase al aspirante de un crimen horrible, como al Oristo ; pero le conforta su inocenda, representada por la rama de acacia. Se le inferroga y examinee por los Viji- — 102 — lailtes. como fue interrogado y examinado Jesus por los - poiitifices Anas y Cccifas; y como a esta Inocente Vigti- ma, se le conduce atado, y bajo la bov.\ de aeero que re- presenta su guarclia, al Resp.-. Maest.-., que figuraen este caso al Gobernador romano ; recibiendo al pasar de la User, al Comp.: en solicitud de la pal. \ perdida, que es el Verbo en el sepulcro, los tres grandes golpes, que sim- bolizan las tres condenaciones bajo las cuales se ha visto ya sucumbir al I)iv.\ Hir.*., y en que lesocorrio, volvi6n- dole de la muerte a la vida, su propia virtud y poder con que se habia entregado antes a los que fueron aprenderle, y de que es una alegorla la memo misma que le liable, herido. Conocemos ya y hemos esi)licado con la detencion de-- bida las circunstancias de la muerte y clescubrimiento de este Resp.*. Maestro de la Mazon.\ simbol.'. ; por lo cual solo notaremos que la llamada general de que habla el Catecismo y por la que se clescubrieron con su ausencia los tres malos Companeros que dieron la muerte a Hir.*., abi- de a la Voeacion general de los judius y los j 'entiles (1) pa- ra formar la nueva Iglesia, en cuya congregacion no qui- sieron entrar los del Consejo de Ancianos, los Escribas y los Sacerdotes que conspiraron contra el Cristo y le oca- sionaron su violenta muerte. Se ve alii el Fanatismo de los Sacerdotes esplotado habilmente por la Mentira de los Escribas 6 Doctores y la Hipocresia de los Fariseos. Los tres grandes pilar es triangulares que sostienen la !Log.\ de Maest.*. son por su numero y figura un emble- ma preeiosisimo de la Trinidad divina que el perfecto maz/. reconoce. El pilar llama do Fuerza simboliza la Omiiipotencia del Padre ; el de la Sabiduria se refiere al ffljo, que es el Vereo de Dios hecho hombre, y el de la [1] Cor. XII. 13: Epli. II. 11 g : J±, — 103 — Beli-eza, al Amor de u.uo y otro, de que precede el Es- piritu Pardelito. Puede haber algo mas hello que ese Amor incomparable con que se contemplan eternamente, segun la ensenanza cristiana, el Padre y su Tlijo Uni- jeniio ? El liombre, criatura predilecta del Ai/eIsimo, liecho a iinajei! y semejanza de este Supremo Ser, debe reunir en si tan raras cualidades, y por eso se recomienda a los Maestros la Betteza en su caracter, la Sabidurtci en sua costumbres, y la Fuerza en la union J con sus hh.\ ; dan- doles por joyas : el Evanjelio, que demuestra la Verdad y es la smtesis del Amor, el Compos, que denota la Justi- cia, y el Mali.'., simbolo de la Autoridad para mantener el Or den. Trabajan los Maestros solve laplr: de trazar, prepa- rando asi su corazon para formar en el un Temp.*, agra- dablc al G.\ A.*. D.\ U.\ ; y reciben su vecompensa en la Cdm.\ del medio, es decir, dentro de su propio corazon, con el testimonio de su conciencia, por la satisfaccion in- terior que siempre deja en el alma el ejercicio de las bue- nas acciones. Iluminan aquella sublime Cam.*, nueve estr.\, que sign ifican segun el Cateeismo y conforme & la esplicacion que tenemos hecha, los nueve Maestros envia- dos en solicit it d de Hiram; pero como la Cam.', del me- dio simboliza tambien el santuario del alma en el corazon del Maest.\, las nueve estrr. que la esclarecen son Irs nue- ve luces que la doctrina evanjelica da al hombre para con- ducive con acierto en el camino de la vida y alcanzar la salvacion eterna. Estas nueve luces simbolicas se deri- van de las oixco del gr.\ de Comp.\ que fulgura al Orien- te la Estrr. flamtg.*. y la lei de gracia desenvuelve. He- las aqui : del sentrmiento de lo Bello, — la Prudencia y la T EMPii anz A : del sentimiento de lo Justo, — la Forta- jvtcza y la Jubttcia : del sentimiento do lo InflnUo\ — \m — 104 — tres virtu des teoiojicas Fe t Esperanza y C arid ad, pel- dafios de nuestra Escala mtstica; y, coronando este belli- simo conjunto, la Razon y la Conciencia, esas dos lum- breras del alma que son el distintivo del liombre. Son los Maestros los guardianes de la verdadera doc- trina, y para distribuir la luz viajan por toda la superft- cie de la tierra, imitando & los apostoles del Cristo cuando predieaban el Evanjelio. El derecho de cubrirse en el Temp. \ mazon. •. denota su pontificado moral para la pro- pagaeion de las buenas costumbres y las viftudes sociales: la banda y la espada, su investidura de CabaUeros, como lo eran los fundadores de la Iiistitucion ; y el color de aquella, la pureza y elevaeion de ideas que deben adornar su alma, y la p atria porque deben suspirar. El Compos abierto a 45 gfados sobre una Escuadra y pendiente de la banda, significa que el buen Maz.*. debe siempre hallarse entre la Esdr, y el Compr., slmbolos de la Sabiduria y la Jiisticia, de las cuales no debe separarse en ningun tiempo. Los secretos del gr.\ son sus signos, sus tooamientos y suspalabras, su edad, su bat.', y su mar alia. — Veamos sus interpretaciones. Hai varies signos en la Maestria. — El de 6rd.\ sim- boliza la resignacion del buen Maest.'., su entera sumi- sion a los decretos del G.\ A.\ D.'. TJ.\, y denota la hu- mildad y obediencia del Cristo al entregarse voiuntaria- mente, rjor amor a la humanidad y conforme a los decre- tos de su Eterno Padre, en manos de sus mismos eneroi- gos: el de horr.\, eon las manos alzadas, su muerte de cruz ; y el de saludo, alzando y bajando las manos, su re- surreccion y asceneion gloriosa, y su bajacia a la tierra e] ultimo dia a juzgar a los vivos y a los niuertos. — El^igno de socorro espresa eon much a claridad una situacion apre- miante. Los cirico puntos per/ectos de la Mizestrta guard an re- — 105 — laeion con las cinco U'agas del Crueificado. Ellos consti- tuyen el tocamiento cle este gr.\ sublime, y signincan la abnegaeion y la earidad del Maest.*., que debe darse todo a" sus hh.\, eomo el Crista se dio a los hombres. El abrr. fraternal y el 0sc.\ cZe paz, que eompleinentan aquellos cincbpuntos, son recuerdos piadosos de las salutaciones de Jesus y sus apostoles, (1) que la Iglesia conmemora en sus festividades solemnes. La Maestria, como el grado de Companero, tiene tam- bjen dos palabras: la depasr.j que se interpreta segun la Vulgata latina Mundana possessio; y la sagrr. que el / acreditado Manual mazdnico en trances (del cual es tra- dueeion el Manual de la Mazoneria 6 Retejador de los riios Escoc.'., Franc, y de Adope.\, publicado en Caracas por el II.*. II.-. Pedro Tomas Siso, gr.-. 33) identifica con el nombre de uno de los hijos de Lot que trae el Genesis en su cap. XIX, vers. 3G a 38, y cuyo signifieado es Be Pa- tre segun la misma Vulgata. Ellas recuerdan la moral del gr.*., que manda a todo Maestro (2) abandonar sus despojos lerrestres, sus pasiones, sus deseos, la posesion de este munbo, en la tumba veneranda de A quel que vino del Padre, representado por Hir.\ ; de cuya tuin- ba sale el Maestro, ya purifteado, para pasab a nueva vida. (3) La edad significa la epoca 6 edad del mundo. en que el Evanjelio fue" anunciado a los hombres, y representa las siete vir tudes (cuatro cardinales y tres teologales) dadas al Fl] Luc. VII. 45; XV. 20; Act. XX. 37 ; Rom. XVI. 10; I. Cor. XVI. 20 ; II. Cor. XIII. 12. [2] Discurso para la reception de un Maestro, esplicado ya [3] Colos. III. 1 a 11. — De este capitulo esta tomada la Kplstola que lee la Iglesia a los fieles el Sabado santo ; cuya docfcrma reproduce el Discurso al principio de los parrafos JSalidq del sepulcro y En estepnnto central — 106 — liombre para esclareeer su razon y su coneiencia en el es- cabroso sendero de la vida had a la etehnidad, que es su fin. Representa igualmente la semana de la creacion con su descanso al septimo dia ; los siete candeleros, las siete estrellas, los siete anjeles del Apocalipsis, figurados en LL.\ ; los siete hijos de la V.*. ; los siete sellos, los siete sacramentos, los siete dones del Espiritu Santo, (1) los sie- te peeados capitales y las siete virtudes que los contrares- tan, y de las cuales es la primera la humildad y la ulti- ma la dilijencta, — dos virtudes preclosisimas & los ojos- de la Mazon.\ La bateria de los Maestros no es mas que un modo de aplaudir, diverso de los otros y dispuesto arbitrariamen- te en este y en los denias gr.\, para diferenciarlos entre m ¥ por los fundadores de la Institucion. Es meramente li~ turjica, y no encierra las mas veces esplicaclon simbolica. Y la marches en fin, del grado, co?no saltandopor en- cima de wiferetfo, son las dilijencias y pasos de las San- tas Mujeres y los apostoles Pedro y Juan, en la manana de la liesurreccion, al rededor y dentro del sepulero va~ cio del CristOy buscando el cadaver de su Divino Maestro, que ya habia resucitaclo. Como este sepulero estaba labra- do en piedra y levantado sobre la superficie, formaba obs- tdculo parapasar de un lado a otro, como lo supone aquel'a marcha ; en que los tres pasos indicari sucesivamente la& tres pesquisas hechas por las Mujeres y aquellos dos apos- toles, sobre la misma tumba, antes de mostrarseles Jesus. Asi, referido todo al Cristo, como clave y esplicacion del simbolismo y vinculo de unidad de este con los gra- dos de la Perfeccion, y aun los Uamados filosoficos, es que puede tener razonable sentido aquella Invocation sublime [1] VSase en la Send a de tas L\nc* mazonieas el articula Nairn eros m azCnieas. — 107 — que se lee en la IAbreria mazonica, tomo I, pajina 256, y que trasladamos aqui : "Invocation. — \Ol\ Mediador bondadoso, que fuis- teis echado en la sepultura por mi, que soi un peeador mi- serable! no me clejeis morir eternamente, sino salvadme por vuestra misericordia. — Huo ds Digs y del. H om- bre, que vinisteis en misericordia a salvarnos, traed la niisma misericordia cuando vengais a juzgarnos ! — En- tre tanto ayudadnos con vuestra gratia celestial para que continuemos vuestros xoara siempre, y tengamos en todo tiempo nuestras cuentas preparadas. — Que muramos en vuestra paz, y que despues de la muerte pasemos por la pnerta de nuestra sepultura a una resurrection alegre, por medio de Aquel que es la Resurreccion y la Vida ? nuestro tmico Mediator y Redentoe ! — Asi sea. ?? C APITU L O XIII Epilogo* — Conclus io a , Hemos recorrido uno tras otro y paso a paso, liasta en bus menores incidentes, los diversos grades de la Mazon.\ simbOL*. 6 adonhir&mita, asi llamada por los simbolos que encubren y esplieali el misticismo de la Ord.\ y la figura ttpiea que lo desenvuelve ; y hemes encontrado en todo una correspondeneia admirable. Bajo la alegoria de la edificacion del Templo de Jeru- salem, en el reinado de Salomon, rei de Israel, para glo- ria del Dios-unico, Autor y Conservador del Universe; bajo aquel emblema sensible y cristiano, al alcance de las mas limitadas intelijeneias, hemos visto trazada en n nos- tras Logias, siguiendo el simil de San Pedro, (1) con las piedras vivas de los erey elites, la continuacion del edineio moral y relijioso que levantara en los tiempos de Tiberio y en medio de una soeiedad materialista y desereida, pa- ra la depuracion de las costumbres y la santificaeion del linaje humano, la Voz que clamaba en el desierto predi- eando penitencia (2) y la Palabra persuasiva del Hi/jo de Maria. En ese Temp.', inmaterial, deque aquel es rigura y. que eada Maz.\ erije en la coneiencia propia con sufe en el G.\ A.\ D.\ U.\, su esperanza en los benericios y ce- lestial ayuda de la Providencia divina, y su caribad que [1] I. Petr. II. 4, 5. [2] Tsai. Xli. 3; Matt. III. la 3: Marc. I. 3; Ja\o. III. 4; Joann. I. ^3. — 109 — lia de unirle eon los demas hombres, sus hermanos, y eon el misroo Dios : eneseTemp.*. inmaterial, en que el Maz,\ es a la vez ara, hostia y pontifice para ofrecer en ho- locausto, corrijiendose, con el perfume de sus obras meri- torias, el sacrificio de sus deseos y pasiones inmoderadas, Salomon personinca la sabiduria humana, que por grande y avanzada que se la suponga, ha menester siempre para la perfeccion de aquella obra, — como aquel gran rei para la edirlcacion de su Teniplo, — de la eficaz ayucla de un Director espiritual, de los consejos y esperiencia de un Maestro consumado en que no pueda haber engailo : prue- / ba inconcusa de que la Mazoneria, lejos de ser racionalis- ta 6 delsta, reconocio desde su orijen lof alible de nuestra razon para la direccion de la eoncieneia, y la necesidad de una revelacion que iluminase el camino de la vida \ior los tortuosos senderos de las pasiones terrenas, tan pro- pensas a estraviar la humanidad si en cada gr.\ 6 periodo de nuestra miserable existeneia no prestase clocil oido a la palabra sagrada del Arquitecto de los mundos representado por Hiram, 6 mejor dicho j)or Adonhiram (el Hiram divino, que es el Verbo 6 Dios hum an ado) en las maximas y doctrinas tan eelestiales y puras que pro- clama el Evanjelio. Y la Mazoneria, que se inspiro en es- yte Libro sagrado, abierto siempre & nuestros ojos para nuestra edirlcacion y ensenanza en los Templos de la Ver- dadr. Luz, y que al inspirarse eji 61 le declaro su joy A y le hizo el emblema de la verdad y la slntesis de la mo- ral y la justicia, file" sin duda cristianct y posterior & Jesueristo, aunque en lo antiguo hubiese instituciones que se la asemejasen. No es, pues, estrano que el tipo de nuestra Ord.\ co- rresponda exactamente con aquel modelo de perfeccion y de sabiduria que evanjelizo a los pobres, enaltecio ia mo- ral, predico la caridad y la justicia, y rompio las cadenas — 110 — del esolavo.y anatematizo la Urania haciendo hermanos ii toclos los hombres. El tipo lo representa, asi cuando le- vantaba el Templo moral del Cristianismo en la concien- cia de los adoradores del G.\ A.\ D.\ U.\, con su palabra sobrehuinana, como cuando reprendia & los malos eompa- neros que aspirs&an por vanagloria a 3fer saludados y re- putados Maestros y recibia de ellos trajica muerte. — Las circunstaneias de la recepcion de los tres gr.\ simbolicos, que hemos ido analizando y se coinplementan armonica- mente los unos a los otros en la trabazon de sus misterios, para iluminar los grandes cuadros y darles unidad y be- Jleza ; la conformidad de los simbolos con esta intei^reta- cion cristiana, y la coincidencia de las ceremonias de la Iglesia en los dias de la Semaiia mayor con las ceremo- nias mazonieas para conferir aquellos grados, son la prue- ba mas esplenclida de la realidad de este paralelo inequi- voco, en que nada estd de mas ni nadafalta, y cuyos va- riados y estensos pormenores en vano pretenderian reu- nir en un cuerpo de doctrina satisfactoria los que apega- dos a las esterioridades y fundados en vanas apariencias, esplican por el curso anual del Sol el fondo de la Mazone- ria, 6 van a las rejiones del Egipto y de la India a buscar en los Templos de la antigiiedad pagana, hoi mas imp e- netrables, recuerdos vagos con que interpretar y autenti- ear tal 6 cual incidente, sin llegar jamas al conjunto, que se les escapa en esas interpretaciones arbitrarias, y que solo el Cristo lo abarca y lo lien a con su inmensidad y lo -esclarece con su luz. El Viejo y en especial el Xuevo Testamento son en realidad la fuente de la Mazoneria y el verdadero funda- mento de sus grados, aunque el aspecto relijioso y mlstico haya desaparecido hoi de la ensenanza mazonica desde ia transformacion de 1703, que abrio las puertas del Temp.\ ^ todas las reHjiones, Pero como la transformacion no to- — Ill — c6 a la esenciii, ni altero los simbolos, ni modifLeo los mis- terios, ni vari6 los cimientos.de la Mazoneria, continuo siempre si en do el Evanjelio la base de su moral, como nuestra Ord.\ lo proclama todavia : las Epistolas de San Pablo y los demas apostoles el fondo de su doctrina, se- gtm hemos ido demostrando : las sublimes visiones del ApocaUpsis la esplicacion de muchos de sus gr.\ ; y Je- sucristo el tipo de todos ellos, la piedra angular de tan vasto y magmfico cdificio. Quien medite sobre el Nuevo Testamento y haga de el un estudio comparado con la Mazoneria, encontranX que todo esta" en el, hasta los emblemas de que nosservi- mos. Asi las Logias figuran, como hemos diclio, la Jeru- salem celeste del Apocalipsis, (1) 6 el Reino de Bios en 're los hombres, simbolizado en nuestros Templos, como en la lei nueva, por el monte Slon (2) 6 la montana grand® y alta a donde fue conducido en espiritu el Evanjelista Juan : (3) por la zarza que ardia sin consumirse : (4) por el area de Noe en que salvaron del diluvio las reliquias d( 1 genero humano : (5) por la esecda mister los a que vi6 Jacob alzada en las cercanias de Luza (6) unienclo la tie- rra al cielo, y cuyos peldanos son las tres virtudes teoloji- cas de la Religion cristiana — fe, esperanza y c arid ad; y por la piedra eubiea que suda sangre y agua, como el Cristo en el iiuerto de Getsemani ; (7) por esa piedra eu- biea, la piedra angular y viva de la Escritura, (8) en que la piedra bruta de Betel sobre que Jacob dormia, (9) vie- [1] Apoc. XXI. [2] Hebr. XII. 22. [3] Apoc. XXI. 10. [4] Exod. III. 2 a 4 ; Act. VII. 30 ; Hebr. XII. 18. [5] I. Petr. III. 20, 21. [6] Gen, XXVIII. 12. [7] Luc. XXII. 44. [8] Isai. XXVIII. 16 ; Pa. CXVII. 22 ; I. Petr. II. 4, 0. [9] Gen. XXVIII, 11. — 112 — ne a quedar trasformada por la aceion del mazo y del tin- eel, 6 por Moises y los prof etas, para igualak en la lei de gracia, segun la revelacion de San Juan, (1) su al~ tura, lonjitud y aneho. El Ojo de Dios es la lumbre de es- ta Jerusalem celeste, que no ha men ester mas sol porque aquel penetra todos los corazones y escudrina los mas in- timos pensamientos. (2) — Dios es la luz de nuestros Templos. En virtud de esta correspondenela niutua, de esta fi- liacion religiosa de la Mazoneria con el Cristianismo, han venido a ser emblemas iireciosisimos de la Ord.\, consa- grados en nuestros libros, diplomas y mandiles, Ivimonta- na del Sinai, la zarza que el fuego no consume, el area de IVoe, la eseala de tres peldanos, la piedra cCibiea, la pie- dra bruta y el Ojo que todo lo ve. Por este misticismo primitive todo en las Logias no& habia de Dios. Nuestros trabajos los dirijimos siempre & la gl.\ del C4.\ A.*. D.\ U.\ ; pues como dice el Apostol nuestro Patrono : (3) "Digno es el Senor Dios nuestro de recibir gloria, y honra, y virtud, porque ha creado toclas las cosas y digno es el Cordero que fue inuer- to, de recibir virtud, y divinidad, y sabiduria, y fortaleza y y honra, y gloria, y bendicion...... Aleluya: loor, glo- ria y poder a nuestro Dios, porque sus juicios son verda- deros y justos, y ha eondenado a la granramera que per- virtiO la tierra con m prostitution, y vengado la sangre de sus siervos de las memos de ellaJ J (4) — Y asi como al G.\ A.\ D.\ U.\ le dedicamos en todo tiempo nuestros traba- [1] Apoc. XXI. 16. [2] Apoc. XXI. 23, 24; XXII. 5. [3] Apoc. IV. 11; Y. 12; XIX. 1, 2. [4] He aqui el mndamento y esplicacion de los gr,\ eapi- tulares y filosoiicos que respiran venganza, y que estan en apa/rente contradiction con el espiritu y la moral de la Ma- zoneria. — 113 — jos, y como le ofrendamos nuestras obras ineritorias en la Cam.', del med.\, en el altar cle nuestro corazon, asitam- bien le referimos nuestros slmbolos, y por medio de ellos hablamos a nuestros ojos, para que confesando la Eter- ^sriDAD y Grandeza de ese Supremo Ser, Autor y Le- jislador del Universo, que lo lien a todo eon su Inmensi- dad, lo dirije con su Providencia y lo conserva con su Poder e infmita Sabiduria, le veamos en donde quiera, testigo de nuestros actos, le pidamos su celestial y mise- ricordiosa ayuda, confiemos en El, y esforzandonos en el cumpiimiento de su divina lei, sopor temos como pruebas las tribulaciones y miserias que nos agobien en la vida y resist am os a los embates y seducciones de un mundo eo- rrompido, en que no debemos mirarnos sino como pere- grinantes para la eternidad : para esa Patria de la Jeru- salem celeste en que los ^njeles sonrien, y de donde baja- ban sobre la piedra de Betel, por la escala misteriosa, pa- ra hermosear las visiones de Jacob. (1) En este lenguaje delos simbolos la serpiente enrosca- da mordiendose la cola representa la Dxvinidad en su esencia eternal, 6 como dice la Escritura, elalfay la ome- ga, el principio y el 'fin de todas las cosas, que no tiene principio ni fin, (2) como el circulo que aquella forma : el Ojo de Dios significa su misericordia y aflrma nuestra confianza y nuestra fe en su Providencia y Bondad : la naveta de incienso es el emblema de un corazon puro, 6 al menos puriflcado por el arrepentimiento y la enmienda, digno de elevarse al Creador ; como la colmena lo es de la industria y el honesto trabajo, siempre honrosos y mora- lizadores, de la actividad humana en accion, y por consi- guiente del esfuerzo iiicesante del alma a depurarse de los [1] Gen. XXVIII. 10 a 17. [2] Apoc. I. 8 ; XXI. 6 ; XXII. 13. 9 — 114 — vicios y pasiones que la detienen en el cam i no de la per- feccion moral, y avanzar por 61 ; que es la aspiracion y el fin de la Mazoneria : el area y el ancla son los sinibolos de la esperanza, poderosa virtud que alienta al hombre aim en los mayores infortunios, y le haee volver los ojos al cielo en las mas profundas eaidas, confiando en el per- don de 1111 Dios clemente ; y la ampolleta con alas reeuer- da al Mazon la brevedad 6 instabilidad de la vida huma- na, para emj)learla utilmente, no tan solo en beneficio de aquellos eon quienes estil umdo por la cadena mazon.-., simbolo de aquella union fraternal sino tambien en be- nefleio de los demas hombres, sus sernejantes, ft quienes les debe amor y scrrieios: — caridad activa que el Pa- ))ee de las luces reconipensara" en el eielo, cuando des- prendido el espiritu de la terrenal materia que lo envuel- ve y aprisiona, se hay a entrado por la puerta del sepul- cro al paraiso de la inmortalidad. La mueete con su te- rrible guadana, quele sirve de emblema en nuestros Teni- plos, opera esa transformacion misteriosa, negada por los materialistas y ateos, que no es mas que unaevolucion en nuestromodo de ser; y la Mazoneria, como el Cristia- nismo, nos la pone de mil modos de manifiesto, desroteccion papal habia atraido contra la Ins- titucion, en el restablecimiento de la Iglesia anglicana, los recelos de Isabel de Inglaterra, que consideraba a los mazones como aliados y defensores de los Papas ! Los favores y persecueiones de que ha sido objeto ; el computo de sus anos, que es el de la Vulgata; el Calen- dario de que usa, que es el Calendario sagrado de la Igle- sia, en que el 14 de Nisan, 6 la luna llena del primer mes, — 123 — coincide eon uno de los dias de la Semana saata, anaden, si. cabe, mas luz a las demqstraciones que llevamos he- olias para comprobar de una manera esplendida el misti~ dsmo primitivo. — Hoi que la Ord. \ se ha difimdido pres- eindiehdo dc cuestiones dogmaticas, para estrechar a to- dos los hombres y derramar sobre ellos los beneficiosdela moderna civilizacion, que el Evanjelio consagra en sus pajinas diamantinas: hox que todos somos llamados al foanquete de la Fraternidad, sin distincion de creen- eias con tal que se adore a DIGS, eselarezeamos nuestro glorioso orijen para desvaneeer con el y nuestra conducta y buen ejemplo aquellas injustas prevenciones ; y eviden- <3iemos con nuestra piedad y veneracion al G.\ A.\ D.\ U.\, con nuestro respeto al culto publico que se le tribu- te, y con la deferencia de eada Obr.\ depaz a la Belijion que profese, que la Toiler anci a de la Ord.*., por amor a Itxfrcdernidad y como conquista preciosa del siglo en que •vivimos, no es el indiferentismo relijioso del deista 6 del ateo. Asi y prestanclo atento oido a aquellas palabras de nuestro amado Evaiigelista : " Hijitos mios, no amemos de palabra ni de lengua, sino de obra y de verdad, 7 ' (1) nuestra Ord. \ subsistira robusta y gallarda condueiendo la humanidad a los horizontes de lo inrlnito. Ahora solo me resta, al concluir, manifestar mi deseo de que esta modesta ofrenda de mi amor a la Ord.'. sea grata a mis hh.\ y contribuya al esplendor de la Ma- ZONER1A. i Gloria al G.\ A.-. D.\ IT.-. ! [1] Joann. III. 18. O D I 0 E BE LOS CAPITULOS QUE C0OTIEIE ESTA OBRA. 2DOS PALABRAS 7 C5AP. I —Introduction. — Misterios antiguos. . . . 19 " II — Logicis de la Edad Media.— Mazoneria practica 25 III — Logias modernas.— Mazoneria teorica. 31 IV —Simbolismo.— Primer grado. Aprecia- ciones generales 36 V — Continuacion del primer grado. Ee- cepcion 43 VI —Conclusion del primer grado. Sus smi- bolos 50 VII. .. — Simbolismo.— Segundo grado. Recep- cion 57 VIII. . — Conclusion del segundo grado. Sus slmbolos y misterios G5 IX — Simbolismo. — Tercer grado. Prelimi- nares . 73 X — Leyenda del tercer grado SO XI — Paralelo del tercer grado con los dog- mas y las solemnidades eclesiasticas.... 88 XII. .. — El Catecismo de los Maestros 98 X III.— Epilogo.— Conclusion 108 /